Ya era lunes, y aún sabiebdo que no pasaría nada malo, Wooyoung estaba nervioso.

     Luego de un rato caminando hacia la cafetería, llegó al lugar. San todavía no llegaba, pero lo hizo pocos minutos después de Wooyoung.
     Cuando el menor lo vio, inconscientemente se le salió una pequeña sonrisa, pero intentó esconderla por el momento.

     No hubo nada muy distinto a los días anteriores en la cafetería. El ambiente todavía era algo incómodo, pero Wooyoung, al menos, sabía que eso ya no iba a pasar.

     Tal como lo había hecho San algunos días antes, Wooyoung esperó a su descanso para preguntarle a San que si podían juntarse en el mismo parque de esa vez unos minutos. Luego de la respuesta afirmativa de San, Wooyoung notó el nerviosismo que se intentaba ocultar.

     La espera se le hizo algo larga a Wooyoung. Y para qué hablar de San. Pero luego de un rato, finalmente, llegó el momento.

     Luego de salir de la cafetería, comenzaron a caminar hacia el parque. Esta vez, no hubo mucha conversación. Tanto San como Wooyoung estaban algo nerviosos, y ninguno podía pensar bien en algo que decir.
     Hasta que llegaron.
     Fueron a sentarse en la misma banca de la vez pasada. Hubo unos segundos de silencio antes de que San dijera algo.

     —... Bueno... ¿Pasa algo?

     —Uh... Sí, sí...Yo... Ya pensé sobre... Lo que dijiste el otro día...

     —... Ah, ¿sí?

     —... Sí, yo... Uh...—soltó un rápido suspiro—. No sé por qué me cuesta tanto decirte, además te hago esperar más... Pero bueno... Resulta que sí... También me gustas...

     San sólo se quedó mirando al menor, sin otra cosa en su rostro que sorpresa. Estuvo callado por unos segundos, con su mirada fija en Wooyoung.

     —... Alto...—dijo—. ¿De verdad?

     —Claro.

     —... ¿En serio?

     A Wooyoung se le salió una pequeña sonrisa—. Sí, en serio.

     —... No puede ser, ¿en serio?

     —¿Cuántas veces necesitas que te diga que sí? —su sonrisa se hizo mayor.

     San desvío su mirada hacia el suelo, intentanto procesar todo. Poco después se paró de la banca, dio unos pocos pasos y puso ambas de sus manos sobre su cabeza, todavía sin creer lo que escuchó.
     Wooyoung se paró también, antes de caminar hacia San, todavía con una sonrisa. Estando detras de él, sin decir nada ni hacer ninguna señal, se acercó un poco más y le dio un pequeño beso en la mejilla a San.
     El mayor comenzó a bajar sus manos lentamente, luego de darse la vuelta y ver a Wooyoung.

     —Sí —le dijo—. También me gustas.

     En ese momento, San finalmente se dio cuenta de todo. Poco después, una sonrisa comenzó a aparecer en su rostro, antes de que fuera hacia Wooyoung para darle un fuerte abrazo, al cual el menor no dudó en aceptar.
     San estaba que gritaba de la emoción. Todo lo que sentía en ese momento era tanto que sentía como si realmente fuese a explotar. Todo era simplemente increíble para él.
     Ambos estuvieron bastantes segundos junto al otro, en ese fuerte abrazo, sin decir nada.
     En un momento, dejaron el abrazo, pero seguían estando juntos; Las manos de Wooyoung sobre la cadera de San, y este con las suyas sobre los hombros del menor. Ambos mirándose.

     —Lo siento por haberte hecho esperar tanto...—dijo Wooyoung con algo de culpa.

     —No te preocupes, está bien. Valió la pena —su sonrisa aumentó, provocando lo mismo en la del contrario.

     Siguieron hablando, en la misma posición, por unos minutos. Poco después de eso, decidieron ir al departamento de Wooyoung para pasar el rato.

     En el camino, San hizo una corta llamada a su madre para avisarle a dónde iría, sin darle muchos detalles.

     Una vez dentro del departamento, ambos fueron hacia el sillón de la sala de estar. Wooyoung poco después puso sus brazos alrededor de la cintura de San, y reposó su cabeza sobre el torso del mayor. Poco después, San no pudo aguantarse a darle un pequeño beso sobre la cabeza de Wooyoung.
     Luego, como siempre, comenzaron a hablar de varias cosas.

     Luego de unas pocas horas de no hacer nada más, a San se le vino algo a la mente. Algo que de cierta forma le asustaba un poco.

     —Um...Oye, Wooyoung...—dijo.

     —¿Sí?

     —Uh... Supongo que... En algún momento tendríamos que hablarles sobe esto a mis padres, ¿no?

     —Oh, sí.

     Wooyoung, al notar en la voz de San un poco de temor, se reincorporó y vio el rostro del mayor, confirmando que el tema le preocupaba un poco a juzgar por su expresión.

     —Te asusta, ¿no?

     —... Un poco, sí...

     —¿Por qué? ¿Alguno ha dicho algo homofóbico o cosas por el estilo?

     —No, no, nunca... Pero nunca he escuchado su opinión de todas esas cosas... No tengo ni idea de cómo se lo puedan tomar, y la posibilidad de que se lo tomen mal es lo que me asusta...

     —Entiendo... Pero, tú que los conoces mucho más que yo, ¿cómo crees que reaccionarían? O ¿qué te sorprendería más, que se lo tomen bien o que se lo tomen mal?

     —... No estoy seguro... Pero de todas formas se los debo contar...

     —Sí... Pero bueno, mira; Por cualquier cosa, cuando les digas, yo estaré contigo, ¿sí? Les diremos los dos.

     —No es necesario...

     —No fue una pregunta... Mira, yo tampoco sé lo que puede pasar, pero en el caso de que no sea algo bueno, no quiero que estés solo en ese momento.

     San sonrió ligeramente, pero aún con preocupación en su rostro.

     —... Está bien...

     Wooyoung también mostró una pequeña sonrisa, antes de acercarse para abrazar a San.

     —No te preocupes —dijo el menor mientras se abrazaban—. Cualquier cosa que pase, estaré contigo.

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