Wooyoung estaba a punto de gritar de la emoción.
     En su camino a la cafetería para ir a su primer día de trabajo, no podía dejar de pensar en todos los buenos recuerdos que tenía con San en esa cafetería, y no podía esperar a formar más.
     Estaba tan emocionado que no se dio cuenta de lo rápido que fue, y cuando ya le quedaba poco para llegar al lugar, revisó la hora y notó que todavía quedaban unos treinta minutos para que su turno comenzara. Al ver esto, decidió, primero, calmarse un poco. Luego se dio unas vueltas cerca de la cafetería hasta que ya quedaba menos para comenzar a trabajar. Entonces, fue al lugar.

     A penas entró, miró casi automáticamente hacia la barra. Inmediatamente una gran sonrisa comenzó a adornar su expresión al ver a San ya ahí, quien no demoró en ver al menor.
     Wooyoung fue a paso rápido hacia él, y el mayor hizo lo mismo, saliendo por la pequeña puerta de la barra. Al encontrarse, se dieron un fuerte abrazo.
     Luego de unos segundos, se separaron, ambos con sus sonrisas intactas.

     —... Extrañaba mucho verte aquí —dijo San.

     —También extrañaba estar aquí, no sabes cuánto...

     San aumentó su sonrisa unos segundos antes de que Wooyoung volviera a hablar.

     —Bueno, iré a cambiarme ahora. Ya vuelvo.

     —Está bien.

     Como dijo, Wooyoung fue a ponerse lo necesario antes de volver a la barra.
     Luego de eso, comenzó a trabajar junto con San, nuevamente, después de tanto tiempo.
     Tal como antes, mientras trbajaban, se ponían a hablar de cualquier cosa.

     —... Oye —dijo San con una sonrisa en un momento, poco después de que el descanso de ambos comenzó.

     —¿Sí?

     —¿Recuerdas la primera vez que viniste aquí?

     Wooyoung soltó una pequeña risa—. Claro. Tú me enseñaste todo.

     —Sí... Recuerdo que te noté algo tímido al principio.

     —Sí...

     —Luego no pasaron ni veinte minutos y ya me estabas hablando como si me conocieras desde hace años.

     El menor volvió a reír un poco—. Sí, también recuerdo eso...

     —... Oye...—lo miró, todavía sonriendo.

     —¿Sí?

     San estuvo mirando a Wooyoung unos segundos, intentando pensar en las palabras adecuadas para lo que quería decir. No era la gran cosa, pero hace un tiempo ya que quería decirle esas cosas.
     Aunque el ver a Mingi y a Jongho entrar a la cafetería lo desconcentró de todo eso, haciendo que frunciera ligeramente el ceño en confusión.
     Wooyoug se dio cuenta de eso, y se dio la vuelta. Vio a ambos chicos acercándose a la barra, saludando con sus manos a quien supuso era San.

     —Uh, un segundo —dijo San antes de dar unos pocos pasos hacia donde se encontraban sus amigos.

     —¿Los conoces? —preguntó Wooyoung. San se detuvo para responder.

     —Sí, son amigos míos. No me dijeron que vendrían hoy... Si quieres me acompañas.

     —No, no, está bien, ve tú.

     —De acuerdo, ya vuelvo.

     San retomó su camino y fue hacia ambos amigos suyos.

     —¡Hola! —exclamó alegremente Mingi.

     —Hola —San sonrió—. No sabía que vendrían.

     —Bueno, no te dijimos, no era como que lo pudieses saber —el menor habló con tono irónico.

     San sólo miró al menor con una sonrisa notoriamente falsa.

     —Está bien, lo siento, lo siento —el menor dijo sonriendo.

     —Oye, pregunta, pregunta —dijo Mingi.

     —¿Sí?

     —Es sólo curiosidad; ¿Con quién estabas hablando? No lo he visto nunca aquí, ¿es nuevo?

     —¿No les dije? Es Wooyoung, volvía hoy.

     —Oh, ¿era hoy?

     —Sí... Estoy casi seguro de que les dije como diez veces.

     —Dijiste que vendría esta semana —dijo Jongho—, no especificaste día.

     —Oh, está bien... ¿Les gustaría conocerlo?

     —Bueno, nos has hablado tanto de él que pareciera que sólo nos faltaba verlo, pero está bien —Jongho mostró una sonrisa burlona.

     —Tampoco hablo tanto de él...

     —San, soy capaz de buscar su nombre en nuestro chat y contar todas las veces que lo mencionas para probar que eso es mentira.

     —... No hagas eso... Como sea, le diré que venga.

     San intentó ignorar la última parte de su conversación con sus amigos y fue hacia Wooyoung, quien estaba viendo su celular.

     —Hey —le dijo el mayor. Wooyoung apagó y guardó su celular antes de mirarlo y responder.

     —¿Sí?

     —Dijeron que les gustaría conocerte. ¿Te importaría venir?

     —Oh, um...

     —Si no quieres está bien —se apresuró en hablar.

     —No, no, no importa.

     —¿Vienes entonces?

     —Sí.

     Luego de eso San fue nuevamente hacia sus amigos, y Wooyoung lo siguió.

     Al ambos ya estar ahí, Mingi y Jongho saludaron a Wooyoung con una sonrisa. Él hizo lo mismo después.

     —Así que tú eres Wooyoung...—dijo Mingi—. ¡Hasta que al fin te conocemos en persona!

     —... ¿En persona? —dijo el susodicho algo confundido.

     —Sip.

     —Resulta que nuestro amigo aquí presente nos ha hablado demasiado sobre ti desde hace mucho tiempo y se siente como si ya te conociéramos —dijo Jongho.

     San inmediatamente miró al menor con una sonrisa, pero no una amistosa. En absoluto. Aunque eso no hizo más que darle gracia a Jongho.

     —Oh, ¿en serio? —Wooyoung dijo con ternura.

     —¡Claro! No deja de hablar de ti.

     —Uh, oigan, tampoco exageren...—dijo San con un notorio nerviosismo.

     Mingi sonrió un poco más—. Ambos sabemos que no estoy exagerando.

     —Sí, estás exagerando...

     —Yo diría que no —Jongho dijo también con una sonrisa.

     —Sí lo está haciendo...—San continuaba intentando que dejaran de hablar así del tema, sin darse cuenta de que Wooyoung lo miraba en silencio con ternura y una pequeña sonrisa—. Uh... Wooyoung, ¿nos das un segundo? —preguntó al susodicho.

     —Claro —dijo sin quitar su sonrisa antes de irse hacia otro lado.

     —¿Podrían no decir todas esas cosas? Al menos no en frente de él...

     —¿Qué tiene? —dijo Mingi todavía sonriendo—. Además le alegró saberlo, ¿no lo viste?

     —Sí lo vi, pero...

     —¿Pero? —siguió Jongho también con una sonrisa—. ¿Crees que pueda pensar algo en especial?

     —Yo... No sé, pero... No digan esas cosas, ¿sí? Me... Sólo no lo hagan...

     —... San...

     —¿Qué?

     —¿Hay algo que nos quieras contar?

     —... No... No, nada...—suspiró—. Como sea, volveré a llamarlo... Pero ni se les ocurra seguir el tema.

     —Está bien, está bien.

     Luego de eso San llamó a Wooyoung y ambos volvieron con Mingi y Jongho. Ellos cuatro continuaron hablando todos juntos, de otros temas, durante lo que les quedaba a San y a Wooyoung de descanso. Después San y Wooyoung siguieron trabajando, y Mingi y Jongho se fueron de la cafetería.

     Cuando el turno de ambos acabó, ordenaron juntos todo lo que debían ordenar, fueron juntos hacia la salida y se despidieron afuera antes de irse cada uno a su casa.

     San no dejó de pensar en lo que sus amigos dijeron en frente de Wooyoung en ningún momento. Estaba pensando en eso luego de que pasó, en el camino a su casa, durante la cena, y luego de esta, cuando ya estaba en su habitación.
     Al estar ahí, se recostó en su cama, y no intentó pensar en otra cosa. Siguió pensando en eso. Eso y algo más.
     Todo lo que había pasado le hizo recordar una duda que había tenido hace un tiempo. Una duda que no sabía bien cómo resolver, y que tampoco quería resolver, por miedo a la posible conclusión a la que podría llegar. Por eso lo intentó ignorar, pero en ese momento ya no quería. Ahora quería tener las cosas claras, sean de su agrado o no.

     Estuvo mucho rato pensando y analizando muchas cosas. O en realidad las estaba volviendo a pensar y volviendo a analizar, ahora sin ignorar algunas cosas que antes había ignorado.
     Con cada cosa que pensaba se asustaba más.
     Con cada cosa que pensaba, notaba que estaba cada vez más cerca de llegar a una conclusión. Una conclusión a la que realmente no quería llegar. Pero comenzaba a darse cuenta de que no podía hacer nada contra eso.

     Eran las cuatro de la mañana. San todavía no se había puesto pijama, o siquiera salirse de encima de su cama.
     Se sentó en el borde de esta. Dio un suspiro.

     “Me gusta.”

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