16 - Verdades
*• please don't ever become
a stranger whose laugh i could
recognize anywhere •*
—¡Oh! Y está Dizzy, es increíble con los diseños. —comentaba Emma mientras charlaba con Miranda e Evie.
Mientras Allison comía arándanos teniendo sus pies metidos en el lago, se mantenía alejada de la conversación, no sabía mucho de diseños y eso, ella iba más por la literatura y esas cosas.
—Nadaré un rato chicas. —avisó ella bajándose de la plataforma.
Recibiendo un "No te vayas muy lejos" "Con cuidado" y un raro "No te ahogues" dicho por su prima peli blanca.
Empezó a nadar alejándose solo un poco, solo lo suficiente como para que las tres presentes se vieran diminutas a lo lejos.
Mientras nadaba tranquilamente, en el agua se empezó a hacer un remolino frente a ella, asombrada, se acercó un poco logrando ver las imágenes que ahora se le presentaban.
Ben le confesaba a Maddy qué la hija de Maléfica lo había hechizado, justo cuando él iba a declararse con la rubia.
Ahora lo entendía y sabía que su mejor amiga había tenido razón, Mal hechizó a Ben, y Ben estaba enamorado de ella.
Pero ya no había vuelta atrás, ¿o si? No, claro que no la había, a ella le empezaba a gustar Liam, o bueno, ya le gustaba, pero nunca lo aceptó porque creía estar enamorada de Ben. Ahora se daba cuenta que lo que sentía por su mejor amigo, era cariño, y claro que lo amaba, como a nadie, pero era diferente a lo que sentía por el hijo de Madre Gothel. Y, sobre todo, tal vez ese no era el momento y tampoco la vida.
{...}
—¡Me dijo que le gustaban mis ojos! —exclamó la peli blanca emocionada mientras ella y su prima caminaban por las jardineras.
—Me da mucho gusto que hayas conectado más con Evie, es una increíble persona. —le sonrió mostrando sus hoyuelos.
—Me gusta. —confesó ella segura. —Cuando la abracé, sentí como si nuestros corazones se sincronizaran en uno solo.
—Wow, wow, wow, tranquila. La conociste apenas hace unas horas, literalmente. —la detuvo la rubia. —Pero por otra parte entiendo eso de las conexiones y todo. Yo sentí corrientes eléctricas cuando tomé la mano de Liam, —recordó ella. —Que buen recuerdo para contarles a mis nietos.
—¿¡Ya te escuchaste!? Y dices que yo soy la que va rápido. —rodó los ojos negando mientras la dejaba atrás.
—¡Oye! ¡Yo no dije que iba a tener hijos con él! —le gritó parada donde mismo.
—¡Lo insinuaste! —le gritó de regreso la peli blanca mientras seguía caminando.
—Hola... —escuchó detrás de ella, por lo que se giró rápidamente, un poco asustada.
—Ben... hola, no esperaba verte... —declaró ella siendo sincera.
—Yo... ¿Podemos hablar? —preguntó él rascando su nuca nervioso.
—Por supuesto. ¿De qué quieres hablar? —puso una mano en el hombro de su amigo.
Aquél acto provocó qué los ojos del príncipe se iluminaran y su sonrisa apareciera, pasara lo que pasara, Allison siempre estaría para él, no importaba algún error o alguna cosa mal echa, ella jamás lo abandonaría.
—Lamento lo qué pasó el jueves.—empezó a hablar mientras los dos caminaban por los jardines. —Después de... declarar mi amor ridículo a Mal... no volvimos a hablar, no tenía el valor para hacerlo. Maddy me contó sobre... —se señaló a sí mismo para luego señalar a su amiga. —Ya sabes, lo que sientes.
—¿Lo qué siento? —preguntó ella algo extrañada.
—Maddy dijo que te gustaba. —respondió el nervioso, provocando también los nervios de Allison.
—Ben, lo siento mucho pero... lo que creí sentir por ti, solo era cariño.
—Sé qué estás confundida, realmente lo entiendo, ahora sales con Liam, y yo con Mal, pero si aún podemos hacer algo... —tomó las manos de la ojiazul acercándose a ella.
—Pero ya no siento lo mismo. —negó ella mirándolo suplicante.
—¿Ya no... tú ya no me amas? —la cara de su amigo hizo qué el corazón le diera un gran vuelco.
—Ben, claro que te amo. —sonrió ella contagiando al heredero. —Pero cómo un amigo. Mis sentimientos cambiaron, o tal vez solo los remplacé por los verdaderos, me gusta Liam... —confesó ella soltándose del agarre de manos con el pelimiel. —Tal vez si te hubieras dado cuenta de tus sentimientos tiempo atrás, hubiéramos estado juntos, pero él hubiera no existe, y menos la posibilidad de que yo vuelva a enamorarme de ti.
Con esas palabras, se alejó del ojiverde, le dolía el corazón, y demasiado. Ben le había dicho a su hermana sobre el amor a ella cuando llegaron los villanos, y al día siguiente había sido hechizado. Claro que entendía a su amigo, pero después de pasar tiempo con Liam, supo a quién le pertenecía su corazón verdaderamente.
Llegó a su habitación cerrando la puerta, dejando su toalla y teléfono sobre la cama. No sabía qué hacer, tal vez ¿Confesarle sus sentimientos a Liam? No, definitivamente ella no daría el primer paso, era demasiado penosa.
Pero tampoco negaría que junto al castaño, se sentía querida, se sentía viva, se sentía feliz sobre todo. Amaba aquel aroma que le embriagaba hasta el alma, amaba sus grandes ojos verdes, su cabello sedoso, su cara, sus cejas, y ni hablar de sus carnosos labios algo rosados, ella estaba enamorada de un villano, y esa era la única verdad.
—Meow... —murmuró ella viendo un punto fijo con cara de angustia.
—Niña, ¿Cuántas veces te he dicho que no me digas "meow"? Yo jamás maúllo, no soy un gato común. —se quejó el gato apareciendo frente suyo, odiando aquella tonta palabra dicha por la princesa, "meu" era lo que escuchaba, y odiaba ese apodo.
—Estoy enamorada del hijo de una villana. —no le importaron las palabras del gato anteriormente, ella solo confesó lo que sentía.
—Ya lo sé, todo el reino lo sabe. —le sonrió antes de rodar los ojos. —Liam esto, Liam lo otro, si, si, si, si, si. Casi veo la imagen del chico pegada en tu frente.
{...}
Allison corría de un lugar a otro por su habitación, no encontraba su collar favorito, el que había sido obsequiado por su padre de manera especial, aquél amuleto era demasiado importante para ella, y temía haberlo perdido en el lago.
Tocaron su puerta pero no tenía tiempo para abrir por lo qué solo dijo un "pase"
—Vaya, que bonito. —se levantó del piso sacando su cabeza de abajo de su cama, acomodando los mechones que caían por su rostro.
—Liam... —balbuceó ahora acomodando su vestido pegado verde pastel. —¿Qué haces aquí? —le preguntó acercándose un poco a él.
—Quería saber si te gustaría venir a ver la puesta de sol, conmigo. —pidió con sus dos manos por detrás de su espalda
—¡Si! —respondió instantáneamente, arrepintiéndose al instante. —Perdón, me emocioné. Vamos. —caminó hacia él descendiente, por lo que este la tomó de la mano saliendo de la habitación, emparejando la puerta.
El collar podía esperar... pensó.
Ambos caminaban por los pasillos del reino, tomados de las manos, sin quitar su sus sonrisas, sabían el riesgo que corrían, pues los estudiantes tenían prohibido salir del reino después de las ocho en punto.
Pero ni el Hada Madrina lograría impedir aquella aventura que ambos estaban por descubrir. Eso antes de que vieran al Hada pasar por enfrente suyo cuando terminaba el pasillo.
La rubia fue jalada del brazo por el castaño, ambos ocultándose juntos atrás de un muro, sus cuerpos estaban pegados y la mano del ojiverde, se encontraba en la boca de la princesa, para no hacer ningún ruido.
—¿Quién anda ahí? —escucharon qué preguntó la madre de Jane, provocando ansias y nervios en la pareja. Cada vez escuchaban los pasos más cerca, ambos estaban preparados para el reporte y citatorio qué tendrían al ser descubiertos.
—¡Hada Madrina! —Allison giró su cabeza para ver al villano, ambos habían sido salvados literalmente.
—Tiara, querida, ¿Qué sucede? —se acercó a ella tomándola de las manos, típico de ella.
—¿Podemos hablar? Necesito un consejo. —pidió la morena.
—Oh, cariño, claro que si. —le regaló una sonrisa empezando a caminar con la hija de Tiana a su lado. —Mi instinto de Hada me dice que alguien debe andar por aquí.—alcanzaron a escuchar los dos.
—¡Corre! —medio gritó/susurró el descendiente mientras los dos empezaban a correr por los pasillos, buscando la puerta de salida mientras reían tras lo sucedido.
No entendían por qué, pero parecía que los pasillos no tenían fin, aunque si, el reino era demasiado grande.
Ambos salieron por la puerta principal aún corriendo, pues no querían perderse el anochecer.
—¿Dónde lo veremos? —preguntó Allison sin saber a dónde iban.
—En un árbol. —informó este caminando un poco cerca del bosque.
—¿Un árbol?
—Ya lo verás.
Caminaron un poco más hasta llegar a unos altos árboles que había. Uno entre todos era el más alto, y seguro y se alcanzaba a ver todo el reino.
—¿Cómo vamos a subir? —dudó al ver que estaba demasiado alto.
—Escalando. —dijo este tomando una de las ramas.
—Si, fácil para ti decirlo porque mides 1.80. —negó ella cruzándose de brazos.
—En realidad es 1.92, dulzura. —le sonrió para luego acercarse a ella. —Ven, te ayudaré a subir. —él se agachó juntando sus manos para que la chica pudiera subir su pie.
Sin esperar más, subió su pie derecho a las manos del ojiverde, tomándolo por los hombros para evitar caerse. De a poco, el descendiente fue subiendo mientras ella ponía su pie izquierdo arriba de una rama, facilitando aquello. Al ya estar arriba ella, el castaño no tardó en subir de manera rápida.
El árbol al que ambos habían subido, tenía ramas por detrás, pero por enfrente, no tenía ni una sola, parecía una plataforma de madera redonda.
Ahí se podía ver todo, desde el reino de Auradon, hasta la Isla de los perdidos, incluso, muy a lo lejos, se podía ver el castillo de Cenicienta. Pero lo más bonito de todo, era la puesta de Sol, los colores anaranjados con amarillo y morado en el cielo, daban la mejor vista.
—Este lugar es increíble... —susurró la rubia después de un suspiro.
—Yo diría algo más cómo... especial. —le sonrió tomando asiento detrás de ella, mientras sus manos, lentamente, se ponían en la cintura de Allison, como si fuera un abrazo por la espalda.
Aquél acto solo hizo que los corazones de ambos se aceleraran, amaban tenerse así de cerca, amaban esos momentos que pasaban juntos, pero sobre todo, se amaban los dos, aunque no confesaran esos sentimientos. Liam, desde el momento que tocó la mano de Allison, y sintió aquél tacto, su piel suave y delicada, supo que tenía un destino con ella, como un deber, que además te protegerla, era amarla, sin importar lo que pasara.
Jamás creyó enamorarse, y menos de una princesa, pero ahora que estaba ahí con ella, mientras veían la puesta de Sol, supo que no podía traicionarla, no podía dañarla, no soportaría dejarla tampoco, no quería verla sufrir una vez el y el resto de sus amigos abandonaran Auradon, la princesa era tan dulce y amable, que ver lágrimas en su rostro, solo le romperían en corazón. Se arrepentía de estar en Auradon solo por la varita del Hada Madrina y no por elección propia, al principio no quería quedarse, pero ahora, le sobraban los motivos para hacerlo, estaba enamorado, y esa era la verdad.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top