⠀𝟭𝟵. ❛ CARAMEL COFFEE ❜
019. ╱ ᝰ⠀⠀ ❝ café con caramelo. ❞
ANGELINE RESPIRÓ HONDO Y NO LE GUSTÓ DEMASIADO EL OLOR HÚMEDO DEL BOSQUE. La mañana se había convertido en mediodía y el sol estaba en lo alto, aunque los altos árboles que los rodeaban los protegían. Hacía una hora que se habían detenido para que Mitch pudiera evaluar correctamente los pies de Angeline, que ahora caminaba sola junto al hombre algo mayor.
⠀⠀—Angeline, ¿crees que podríamos acelerar un poco el paso?
⠀⠀Miró fijamente a Mitch.
⠀⠀—No.
⠀⠀Suspiró pesadamente, pero no hizo más comentarios. Avanzaron en silencio, y cada paso ensuciaba aún más las blancas Converse de Angeline. Pensaba que estar encerrada en una habitación de motel con Mitch había sido malo, pero esto era mucho peor. No estaban discutiendo, de hecho, no habían hablado en absoluto, pero lo único que Angeline quería era sentarse y procesar todo lo que acababa de ocurrir.
⠀⠀—¿Adónde vamos exactamente? —Se preguntó Angeline en voz alta.
⠀⠀—Algún sitio donde pueda enchufar mi portátil —respondió Mitch—. Necesito contactar con mi superior. Lo antes posible.
⠀⠀—¿Para un coche nuevo?
⠀⠀—Sí.
⠀⠀Mitch marchaba, aminorando la marcha cada vez que se movía demasiado deprisa y recordaba que Angeline estaba luchando. Le pareció que había pasado una eternidad antes de llegar a una verja que daba a lo que parecía un parque infantil. Empujó la verja y se puso unas gafas de sol, advirtiendo a Angeline que hiciera lo mismo.
⠀⠀—No quería que saliéramos tanto en público, pero supongo que no podemos hacer nada al respecto —murmuró Mitch.
⠀⠀Era un jueves, a alrededor del mediodía, por lo que en el parque sólo había niños pequeños y algunos paseantes de perros, que ni siquiera dedicaron una segunda mirada a Mitch y Angeline. Sacó una sudadera del bolso y se la tendió.
⠀⠀Angeline se la puso por encima del vestido que llevaba y se tapó la cabeza con la capucha. Olía igual que él y, en cierto modo, resultaba extrañamente tranquilizador.
⠀⠀Pasaron por delante del parque y llegaron a la carretera principal, donde los coches pasaban a toda velocidad. A Mitch parecía no gustarle lo adelantados que iban, y le rodeó los hombros con el brazo y la acercó a su pecho al llegar a unos semáforos.
⠀⠀—Tenemos que actuar como si estuviéramos juntos —murmuró Mitch por lo bajo—. Menos gente se quedará mirando.
⠀⠀Tras un par de segundos contemplando las palabras de Mitch, Angeline le rodeó el torso con el brazo para sujetarle por el otro lado mientras esperaban a que el semáforo se pusiera en rojo. En cuanto lo hizo, Mitch la agarró de la mano, entrelazando sus largos dedos con los de ella.
⠀⠀—No mires a nadie más.
⠀⠀Al otro lado de la carretera había lo que parecía un pequeño pueblo. Había algunas droguerías, una farmacia y algunas tiendas de ropa. Angeline apenas prestaba atención cuando Mitch les condujo a una cafetería.
⠀⠀—Ve a sentarte allí. En esa esquina —le ordenó Mitch al oído mientras se dirigían a la cola—. Saca tu libro.
⠀⠀Angeline no protestó, pero hizo lo que le decían. Minutos después, Mitch llegó con un café solo y, para su sorpresa, uno de caramelo para ella, como siempre le había gustado. Ella le dio las gracias y empezó a dar sorbos a su bebida mientras Mitch abría su portátil y lo enchufaba a la pared.
⠀⠀Empezó a teclear, sus ojos sólo levantaban la vista de vez en cuando cuando alguien caminaba cerca. Angeline trató de leer su libro, pero no podía concentrarse sabiendo que su padre realmente la estaba buscando. Aún sentía las manos de aquel hombre sobre sus hombros, intentando retenerla en el coche.
⠀⠀Llegado el caso, Angeline no sabía si prefería morir a manos de su propio padre o ser torturada hasta la muerte por la oposición de su padre. En cualquier caso, estaba bastante segura de que él sería su perdición, y lo culpaba por completo. Angeline odiaba a su padre con todo su ser.
⠀⠀Tal vez Mitch pudiera llevarla a tiempo a ese piso franco, y entonces tal vez él y su equipo pudieran deshacerse tanto del señor Lewis como del señor Williams. Esperaba que fuera capaz. No le apetecía demasiado que la torturaran.
⠀⠀—¿Mitch? —Murmuró Angeline en voz baja, llamando la atención del hombre.
⠀⠀—¿Hm?
⠀⠀—¿Ha denunciado mi padre mi desaparición? ¿O nadie lo sabe? —Le preguntó Angeline.
⠀⠀—No sé qué le estará contando el señor Lewis a todo el mundo, pero tu desaparición aún no ha sido noticia —respondió Mitch, volviendo los ojos a su pantalla antes de que se iluminaran—. Vamos.
⠀⠀Recogió su portátil y lo metió en su bolso, colgándoselo del hombro. Angeline también se levantó, guardando su silla debajo de la mesa, cuando Mitch la agarró y empezó a caminar rápidamente por la cafetería. Se dirigían a los baños.
⠀⠀—Mitch...
⠀⠀—Cállate —siseó.
⠀⠀Angeline inclinó la cabeza sobre su cuello mientras él la conducía al pequeño pasillo del fondo, y vio que algunos hombres trajeados se dirigían al mostrador, con carteras en la mano que enseñaban a los camareros. Sólo podía suponer que había una foto dentro, probablemente de ella.
⠀⠀No esperó a ver si los camareros señalaban la mesa en la que Mitch y ella habían estado sentados. Dejó que Mitch la arrastrara hasta los baños, y un suspiro de alivio se le escapó cuando vio una ventana abierta cerca del techo.
⠀⠀—Probablemente este pueblo esté plagado de hombres de tu padre —murmuró Mitch con amargura, trabajando rápidamente para arrojar las maletas de ambos por la ventana—. Saben que no hemos podido ir muy lejos. Ven aquí.
⠀⠀Le hizo señas para que se acercara y Angeline obedeció rápidamente, rodeándola por la cintura con los brazos. Se quedó sin aliento cuando él la levantó y la empujó hacia la ventana. Un aullido salió de sus labios cuando se deslizó hacia abajo y afuera, encontrándose en otro callejón rodeado por los contenedores del café. Le ardían más los tobillos.
⠀⠀Se apartó en cuanto oyó a Mitch asomarse por la ventana, su cuerpo salía por el otro extremo con mucha más conservación que el de ella. Recogió sus maletas y le pasó la de Mitch antes de que él la cogiera del brazo y se pusieran en marcha.
⠀⠀Corriendo de nuevo.
⠀⠀—Vamos, vamos, vamos —seguía murmurando Mitch, girando el cuello a izquierda y derecha, con la mandíbula mucho más prominente mientras Angeline contemplaba su alta figura.
⠀⠀—¿Qué estás buscando? —Pensó que tal vez podría ayudarle y acelerar el proceso. Cuanto antes salieran de esa maldita ciudad, mejor.
⠀⠀—Eso.
⠀⠀Era un gran arco de piedra que tenía escrito encima «Kingsley's Parking Lot». Angeline frunció el ceño, confundida, pero trotó con él hasta que entraron, observando cómo Mitch volvía a girar el cuello. Sus ojos se posaron en un elegante Audi negro con cristales tintados y tiró de su mano.
⠀⠀—¿Es eso lo que estás buscando?
⠀⠀Mitch exhaló aliviado y apretó el hombro de Angeline antes de ponerse en marcha hacia ella. Se acercó a una de las ruedas traseras y se agachó, sacando una llave de debajo de ella. Angeline enarcó las cejas, preguntándose cómo el jefe de Mitch había podido organizar algo tan rápido, hasta que recordó que trabajaba para la CIA.
⠀⠀—Entra —ordenó—, rápido.
⠀⠀Tan pronto como Angeline estuvo en el asiento del copiloto, arrojó su bolso al asiento trasero y se abrochó el cinturón, sin tener siquiera la oportunidad de sentarse bien antes de que Mitch arrancara y saliera del aparcamiento. Se agarró el cinturón de seguridad con una mano mientras conducía por las largas carreteras que acababan de recorrer, poniéndoselo lentamente sin dejar de mirar la carretera.
⠀⠀—No vamos a parar esta noche, Angeline —le dijo Mitch en tono de advertencia—. Tenemos que alejarnos de aquí todo lo posible. Incluso despistarlos. Sólo podemos suponer que si tu padre viene a remolque con nosotros, eso significa que la oposición de tu padre está sólo un paso más atrás.
⠀⠀Angeline se estremeció ante la idea, sintiendo el asiento de cuero frío contra su piel. Acercó la sudadera de Mitch a su cuerpo y se subió las gafas de sol a la cabeza, descubriendo que el mundo era mucho más claro sin ellas puestas. Y mucho más triste.
⠀⠀—Hoy hemos estado a punto demasiadas veces —murmuró Mitch—. Si esto te dice algo, Angeline, es que deberías confiar en mí cuando te digo que tienes que empezar a tomarte esto más en serio.
⠀⠀Angeline asintió tímidamente, volviendo a mirar por la ventana. Se sentía un poco enferma, pensando en lo que significaba todo aquello. Su padre estaba tan desesperado por callarla que la quería muerta. Probablemente también quería hacerlo él mismo. Tal vez le diera largas, tal vez le metiera una bala en la cabeza.
⠀⠀Parecía capaz de enfadarle con bastante facilidad, como todo el mundo. Los recuerdos de unas semanas atrás, cuando la había golpeado contra el suelo del comedor por contestarle, llenaron su cerebro y sintió asco del hombre que la había criado.
⠀⠀—Estás callada —tarareó Mitch al cabo de un rato—. Es inquietante.
⠀⠀—Tengo miedo —admitió Angeline en voz baja—. Y siento haber sido tan pesada. Supongo que... No quería creer la intensidad de la situación antes de hoy. Quería creer que mi padre aún... no lo sé.
⠀⠀—¿Te quería? —Terminó Mitch por ella.
⠀⠀—No —Angeline negó con la cabeza—. Nunca me ha querido. Ni siquiera quiere a Elliot. Sólo está obsesionado con el dinero. Pero Elliot cumplió. Yo nunca lo haría. Por eso soy la único de los dos que se ha dado cuenta de lo puto cabrón que es ese hombre.
⠀⠀—Me impresionaba cada vez que te enfrentabas a él —admitió Mitch—. Por supuesto, no creo que supieras a quién te estabas enfrentando realmente, pero aun así, me impresionaba.
⠀⠀Angeline levantó las cejas.
⠀⠀—Te contaré un secreto, ¿vale? Le tenía miedo. Nunca dije la mitad de las cosas que en realidad quería decir.
⠀⠀—Bueno, esperemos que los dos salgamos vivos. Entonces podrás decirle a tu padre lo puto cabrón que es.
⠀⠀Angeline sonrió. Parecía un buen plan.
ERA TEMPRANO. Tan temprano que el cielo aún estaba completamente negro y apenas había otros coches en la carretera. Mitch parecía más cansado a medida que pasaban las horas, y Angeline ya se había despertado de su tercera siesta desde que habían conseguido el coche nuevo.
⠀⠀—¿Mitch? —Llamó en voz baja por encima del motor en la silenciosa noche—. ¿Quieres que conduzca?
⠀⠀Mitch se burló.
⠀⠀—Eso es muy inapropiado. Además, no tienes permiso para saber dónde estamos, adónde vas, nada. Y no confío en que detectes algo sospechoso.
⠀⠀—Vale —resopló Angeline—, intenta no dormirte al volante, entonces.
⠀⠀—Ya he estado despierto más de setenta y dos horas. Creo que puedo aguantar conduciendo toda la noche —replicó Mitch con frialdad, dejando a Angeline callada en su asiento.
⠀⠀Levantó las piernas, las rodeó con los brazos y se quitó los zapatos para dar un respiro a sus pies heridos. Angeline cerró los ojos e intentó conciliar el sueño de nuevo, con la esperanza de que esta vez durase más de una hora. Su cuerpo estaba agotado y los párpados le pesaban en protesta por su mente activa.
⠀⠀Sus últimos pensamientos fueron para Ciara y Paige antes de quedarse dormida.
⠀⠀Cuando Angeline volvió a abrir los ojos, el cielo estaba mucho más despejado que antes. Al darse cuenta de que había podido dormir más de una hora, Angeline sonrió un poco y levantó ligeramente la cabeza de la ventanilla. Tardó una fracción de segundo en darse cuenta de que el coche no se movía, y luego otra para darse cuenta de que Mitch no estaba en el coche.
⠀⠀La puerta estaba abierta de par en par y estaban parados en el arcén de una carretera. Lo más probable es que fuera el aire frío lo que la había despertado. Durante unos segundos, Angeline permaneció sentada en silencio, conmocionada al ver que Mitch no aparecía por ninguna parte. Entonces, el pánico se apoderó de ella.
⠀⠀—¿Mitch? —Llamó ansiosa, sus dedos pulsaron rápidamente el botón de su cinturón de seguridad y la liberó.
⠀⠀Angeline se apresuró a abrir la puerta, con los ojos muy abiertos mientras miraba a su alrededor, la carretera vacía rodeada de árboles. El hombre de pelo desgreñado no respondió. El corazón le latía con fuerza, y no sólo porque se hubiera quedado sola, sino porque temía que le hubiera ocurrido algo.
⠀⠀—¿M-Mitch? —Angeline gritó—. ¡Mitch!
⠀⠀De repente, alguien salió corriendo de entre los árboles y Angeline sintió un gran alivio al ver a Mitch allí. Parecía agotado, pero sin embargo, estaba allí... y estaba bien. Sin pensárselo mucho, Angeline rodeó al hombre con los brazos y lo abrazó con fuerza, apartándose con la misma rapidez para darle un puñetazo en el brazo.
⠀⠀—¿Qué? ¿Qué ha pasado? —Mitch frunció el ceño.
⠀⠀—¡Me dejaste! —Angeline estalló—. ¡Pensé que te había pasado algo o algo así!
⠀⠀—Bueno, relájate. Sólo estaba meando —Mitch se encogió de hombros, viéndola hacer una mueca—. Oh, ¿estabas preocupado por mí, Angel?
⠀⠀Su tono burlón y el uso de su propio apodo contra ella la hicieron poner los ojos en blanco, frustrada. Angeline le propinó un último puñetazo en el brazo, sabiendo que no le afectaría. Mitch la agarró de la muñeca y la giró hacia el coche. Su espalda se apoyó en su pecho durante un segundo antes de que él la empujara suavemente hacia el vehículo.
⠀⠀—En el coche, Angeline —dijo Mitch con ligereza—. Y cuidado con lo que pisas. Todavía no llevas zapatos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top