⠀𝟭𝟴. ❛ THE GAS STATION ❜
018. ╱ ᝰ⠀⠀ ❝ la gasolinera. ❞
—TOMA LA LLAVE.
⠀⠀Angeline evitó el contacto visual con Evan mientras el chico rubio cogía la llave de la habitación del mostrador de recepción por el que se había deslizado Mitch. No tan sutilmente, le lanzó un guiño a Angeline mientras la guardaba.
⠀⠀Mitch enarcó las cejas, pero no esperó a que Angeline reaccionara. En lugar de eso, lanzó a Evan una mirada fulminante y agarró a Angeline del brazo, sacándola a ella y a sus pertenencias del repugnante motel.
⠀⠀Mitch no dijo nada hasta que subieron al coche.
⠀⠀—¿Por qué te guiñó el ojo? —Preguntó Mitch.
⠀⠀Por un momento, Angeline pensó en mentirle a Mitch. Hasta que se dio cuenta de lo mucho que le cabrearía y de lo poco que le caía bien en ese momento.
⠀⠀—Probablemente porque anoche le hice correrse —Angeline se encogió de hombros con indiferencia, mirando el salpicadero—. Y luego él me hizo correrme a mí también. Fue algo mutuo.
⠀⠀Los nudillos de Mitch se blanquearon alrededor del volante. Aún no había salido del aparcamiento.
⠀⠀—No me jodas —gruñó Mitch—. Dime la puta verdad.
⠀⠀—Esa es la verdad —dijo Angeline despreocupadamente—. Me acosté con él para aliviar algunas... frustraciones reprimidas, digamos.
⠀⠀—¿Crees que es una broma? —Le espetó Mitch, agarrándola de la muñeca antes de que pudiera recogerse el pelo detrás de la oreja. Se vio obligada a mirarle a los ojos—. ¿Crees que estamos en un lindo viajecito por carretera, Angeline? Llegar al final de esto es la diferencia entre la vida y la muerte.
⠀⠀—Así que tú consigues que te chupen la polla pero yo no puedo tener mi coño...
⠀⠀—¡Cállate! —Mitch prácticamente rugió, tirando de su muñeca con dureza de nuevo—. Cállate. Podría fácilmente darte por muerta, Angeline. Fácilmente.
⠀⠀Angeline tragó grueso y tiró de su brazo para zafarse de él.
⠀⠀—Entonces hazlo. Prefiero estar muerta que pasar más tiempo contigo.
⠀⠀No era verdad. Angeline no preferiría estar muerta, y la forma en que el rostro de Mitch se quedó en blanco después la hizo querer retractarse. No parecía triste ni enfadado, simplemente se apartó de ella y exhaló ruidosamente por la nariz. Sus manos volvieron a encontrar el volante.
⠀⠀—Tienes que empezar a mostrarme algo de respeto —dijo Mitch en voz baja—. Entonces quizás yo también te lo muestre.
⠀⠀—Te has portado fatal conmigo, Mitch —siseó Angeline en un susurro—. Mi vida entera acaba de dar un vuelco y no has sido más que hostil y grosero conmigo.
⠀⠀—No debo ser amigable y adorable...
⠀⠀—No, pero podrías intentar ser un poco comprensivo —le espetó Angeline—. No hice nada malo durante las primeras horas. Puedo admitir que a veces he llevado las cosas demasiado lejos, pero estoy dolida, Mitch.
⠀⠀Mitch no dijo nada mientras el coche salía del aparcamiento. Ni siquiera miró a Angeline durante las siguientes horas. No hasta que tuvo que parar en otra gasolinera.
⠀⠀—¿Qué quieres desayunar? —Refunfuñó.
⠀⠀—Sorpréndeme —resopló Angeline mientras seguía mordiéndose las uñas.
⠀⠀Mitch puso los ojos en blanco y se aseguró de cerrar la puerta del coche con un portazo, mientras su figura se adentraba en la gasolinera, a menos de diez metros de distancia. Angeline suspiró, sintiendo que por fin podía relajarse y estirar las piernas.
⠀⠀Se desabrochó el cinturón de seguridad, subió las piernas al salpicadero y se recostó en el asiento, con la esperanza de quedarse dormida para no tener que enfrentarse a Mitch cuando volviera de pagar la gasolina y comprarles algo de comida para el día. Como de costumbre, probablemente desayunaría un tarro de fruta y un yogur, y una manzana también si las tenían gratis.
⠀⠀No habían pasado ni diez segundos cuando la ventanilla del conductor se hizo añicos. Angeline apenas tuvo tiempo de gritar, pues el susto la hizo levantarse como un rayo mientras los cristales salpicaban por todas partes.
⠀⠀Un hombre que Angeline no reconoció estaba metiendo la mano frenéticamente y desbloqueando la puerta desde dentro. Angeline gimió y se lanzó rápidamente a desbloquear la puerta, gritando cuando se dio cuenta de que Mitch lo había cerrado todo. Se suponía que debía impedir que la gente entrara, pero no funcionó y ahora ni siquiera podía salir.
⠀⠀Angeline giró en su asiento de espaldas al hombre y golpeó con todas sus fuerzas la ventanilla del coche con ambos pies. Se había quitado los zapatos por comodidad al principio del trayecto, y sus pies descalzos apenas hicieron daño, pero hicieron que el marco de la ventanilla se tambaleara ligeramente.
⠀⠀Cuando sintió que el hombre subía al asiento de Mitch, sus brazos la rodearon para detenerla. Angeline sintió una descarga de adrenalina y pateó con el doble de fuerza, empleando toda la fuerza que tenía en los muslos.
⠀⠀—¡Joder! —Angeline gritó al oír disparos fuera del coche.
⠀⠀El hombre que estaba dentro del coche la agarró por el pelo, tratando de impedir que se moviera para poder arrancar el coche, pero Angeline echó el brazo hacia atrás y sintió que su codo chocaba con el estómago de él.
⠀⠀—¡Pequeña zorra! —El hombre gruñó.
⠀⠀Angeline sintió que no podía respirar y se lanzó hacia delante para intentar salir por la ventana. Era incómodo en un espacio tan pequeño, pero en cuanto sacó los brazos, sintió que el hombre intentaba meterla de nuevo.
⠀⠀Sus manos se aferraron desesperadamente al marco de la ventana, sin apenas darse cuenta de los gritos y disparos que se oían en el exterior. Sus propios gritos salían de sus labios mientras él seguía tirando de ella como si fuera una muñeca de trapo.
⠀⠀Sin otro plan a la vista, Angeline pensó rápido y agarró un fragmento de cristal especialmente grande de su asiento. Lo empujó hacia atrás, sintiéndose enferma al sentir cómo atravesaba al desconocido. Él gritó de agonía y la soltó.
⠀⠀Esos segundos fueron todo lo que Angeline necesitó para escapar por la ventanilla. Jadeando, Angeline se dejó caer y se agachó junto al vehículo, entrecerrando los ojos mientras oía cómo los disparos se iban apagando lenta pero inexorablemente. Pronto, sólo una persona disparaba.
⠀⠀Por favor, que sea Mitch. Por favor, que sea Mitch. Por favor, que sea Mitch.
⠀⠀Unos pasos se acercaron corriendo y una mano la levantó del suelo. Mitch miraba a su alrededor, con los ojos muy abiertos. Angeline sólo pudo exhalar un suspiro de alivio cuando él la puso en pie, pero se interrumpió cuando vio la masacre que la rodeaba. Unos seis hombres de traje negro yacían en charcos de su propia sangre.
⠀⠀Se oyó el chasquido de un arma en el interior del coche y Mitch se dio la vuelta, disparando al hombre que había intentado huir con Angeline sin dudarlo un instante. La morena se sintió enferma al ver cómo su cuerpo se desplomaba aún más en los asientos.
⠀⠀—Joder —Mitch jadeó—. Vamos.
⠀⠀Tiró de ella hacia el maletero del coche, lo abrió y cogió las maletas de ambos. Se echó la suya al hombro y empezó a arrastrar a Angeline.
⠀⠀—M-Mitch —gimoteó Angeline.
⠀⠀—Calla —ordenó Mitch—. Sólo sígueme ahora mismo. Estarás bien.
⠀⠀Angeline realmente esperaba que Mitch estuviera diciendo la verdad. Echó a correr detrás de la gasolinera, sin apartar la mano de la muñeca de Angeline. Le dolían los tobillos y le ardían por la cantidad de presión que había ejercido sobre la ventanilla para romperla, pero la adrenalina le permitió seguir adelante.
⠀⠀Detrás de la gasolinera había un callejón con garajes y un pequeño aparcamiento vacío. Mitch corrió por él y se encontraron en un laberinto de callejuelas que había detrás de las casas de un barrio decadente. La respiración de Angeline era agitada mientras corrían durante lo que debieron de ser unos diez minutos, hasta que se encontraron bajando por un callejón que desembocaba en un campo lo bastante pequeño como para saber que estaba vacío.
⠀⠀Mitch soltó por fin la muñeca de Angeline. La morena se dejó caer al suelo y echó la cabeza hacia atrás gimoteando mientras sus manos bajaban para sujetarse los doloridos pies y tobillos.
⠀⠀—¿Dónde están tus zapatos? —Preguntó Mitch, agachándose y agarrándole el tobillo, haciéndola gritar de agonía—. ¿Qué? ¿Qué te duele?
⠀⠀—Tuve que darle una patada a la ventanilla —Angeline aspiró una bocanada de aire mientras sus dedos le pinchaban los tobillos, intentando ver dónde le dolían y dónde no—. Y no los llevaba en el coche.
⠀⠀—Genial —murmuró Mitch y se inclinó para inspeccionarle los pies—. Están sangrando.
⠀⠀—Acabamos de pasar por los callejones más sórdidos que he visto en mi vida —dijo Angeline con una mueca de dolor al sentir cómo se quitaba la suciedad con sus finos dedos.
⠀⠀—¿Tienes zapatos de repuesto? —Preguntó.
⠀⠀Angeline asintió, cogiendo su bolsa de viaje y sacando un par de Converse blancas.
⠀⠀—Pero no tengo calcetines —murmuró Angeline—. Y-Y estas pueden rozar.
⠀⠀Mitch puso los ojos en blanco.
⠀⠀—Bueno, ¿entonces por qué elegiste esos? Estás huyendo, no tratando de impresionar a tus amigas.
⠀⠀—Vale, uno, no me visto para impresionar a nadie más que a mí misma, y dos, soy consciente de eso Mitch, pero cuando me dijiste que fuera a hacer la maleta, tuve literalmente dos minutos para meter todo lo que pude en una bolsa —le espetó Angeline.
⠀⠀—¿Y aún así te las arreglaste para meter tu maquillaje?
⠀⠀—En realidad es sólo crema hidratante, y sí. Tengo eczema. Prioridades —murmuró Angeline.
⠀⠀Vio cómo Mitch revolvía entre sus pertenencias y sacaba un par de calcetines blancos. Se los tiró a Angeline y ella le lanzó una mirada de agradecimiento mientras se los ponía en los pies, con una mueca de dolor.
⠀⠀—Joder —siseó, moviendo los dedos de los pies y agarrando los zapatos—. ¿Qué fue eso, por cierto?
⠀⠀—Algunos de los hombres de tu padre —dijo Mitch—. Nos alcanzaron. Y ahora no tenemos un puto coche y sin duda me han grabado disparando a esos tipos. Irene me va a matar cuando se dé cuenta de que tiene que mantener esto fuera de los medios.
⠀⠀Angeline tragó saliva nerviosa, sin molestarse en preguntar quién era Irene.
⠀⠀—¿Puedes hacer eso? ¿Borrar información para que no se filtre?
⠀⠀—La CIA lo hace todo el tiempo —replicó Mitch, observándola de reojo mientras volvía a cerrar la cremallera de su bolsa de viaje—. Tu padre tampoco querrá que lo denuncien.
⠀⠀—Oh —susurró Angeline, haciendo otra mueca de dolor al intentar ponerse el zapato en el pie herido.
⠀⠀—Trae.
⠀⠀Mitch le apartó las manos con suavidad y se arrodilló junto a sus pies, subiéndolos a su regazo. Angeline se sorprendió cuando sintió que su mano le cogía el talón y lo deslizaba con cuidado dentro del zapato Converse. Se los ató rápidamente, a un ritmo que Angeline nunca había visto antes. Hizo lo mismo con el otro y quitó los pies de su regazo.
⠀⠀—Gracias —murmuró, mirando alrededor del campo desolado—. ¿Dónde estamos?
⠀⠀—No puedo decírtelo.
⠀⠀—¿Sabes dónde estamos? —Preguntó en su lugar.
⠀⠀—Por supuesto. Sólo estamos a unos tres kilómetros de esa gasolinera, lo que significa que tenemos que movernos antes de que alguien nos alcance —dijo Mitch.
⠀⠀—¿Cómo lo hacemos sin coche? —Preguntó Angeline.
⠀⠀Mitch suspiró pesadamente.
⠀⠀—No facilmente. Nos retrasa. Aunque Stan probablemente esté trabajando en algo ahora mismo.
⠀⠀Angeline tampoco sabía quién era Stan. Pero estaba demasiado cansada para preguntar. Agarrando su bolsa de lona, Angeline empezó a ponerse en pie tambaleándose, estremeciéndose en cuanto apoyó todo su peso en ellos. Si Mitch se había dado cuenta, no dijo nada.
⠀⠀—Vamos —dijo—. Hay bosques ahí detrás. Podemos atravesarlos, con suerte nos llevará al resto de la ciudad. Y nos esconderán por un tiempo.
⠀⠀Mitch se dirigió hacia ellos. Angeline se mordió el labio inferior y trató de convencerse a sí misma de que el dolor no era más que imaginario, mientras caminaba tras él, deteniéndose de vez en cuando porque los cortes en los pies le dolían demasiado.
⠀⠀Al cabo de unos cinco minutos, Mitch se giró para ver a Angeline a unos quince metros de él, detenida en medio del campo mientras hacía girar su tobillo izquierdo para intentar desentumecerlo.
⠀⠀Suspiró pesadamente.
⠀⠀—¿De verdad duele tanto?
⠀⠀—Estoy bien —respondió Angeline con terquedad, acercándose a paso lento.
⠀⠀En cuanto alcanzó su figura pausada, Mitch le arrebató el bolso y se lo echó al hombro antes de agarrarla a ella también. Angeline chilló al ser empujada a sus brazos.
⠀⠀—¡Mitch! —Jadeó.
⠀⠀—No voy a esperar todo el día a que crucemos este maldito campo —gruñó en respuesta, caminando con ella como si no le importara lo más mínimo—. Cuando encontremos un sitio donde quedarnos un rato, te pondré unas vendas en los pies o algo.
⠀⠀Angeline no sabía qué decir, si debía darle las gracias o no. Ahora que no estaba concentrada en caminar o en el dolor, se vio obligada a concentrarse en lo que acababa de ocurrir en la gasolinera.
⠀⠀Qué bruscamente todo había pasado de cero a cien. En un momento había estado bien, y al siguiente, siete hombres estaban muertos y todo por culpa de Mitch Rapp.
⠀⠀—¿Por qué no me dispararon allí mismo? —Le preguntó Angeline.
⠀⠀Mitch frunció las cejas.
⠀⠀—Lo más probable es que tengan órdenes de llevarte ante tu padre. Probablemente quiera interrogarte, ver qué leíste en esas cartas en su despacho.
⠀⠀—¿Puedo decirte a ti lo que leí?
⠀⠀—Si te refieres al código, entonces no, Angeline. No deberías decírselo a nadie —respondió Mitch—. A nadie excepto a la CIA cuando te llevemos a un piso franco.
⠀⠀—¿Qué pasaría si... si la oposición de mi padre llegara a mí primero? —Preguntó Angeline con cierto temor.
⠀⠀—¿Te refieres a si te pidieran los códigos? —Mitch enarcó las cejas, sin dejar de mirarla mientras sus pies pasaban de la hierba a las pistas de tierra, y sus cuerpos se dirigían finalmente a través del bosque.
⠀⠀Angeline asintió.
⠀⠀—Sí. Yo no los entregaría, obviamente. Sé lo que eso podría significar para la gente. Pero me torturarían por ellos, ¿no?
⠀⠀Mitch asintió en señal de confirmación.
⠀⠀—Lo harías.
⠀⠀—No los entregaría, Mitch, de verdad —le prometió Angeline en voz baja, como si pensara que él no la creía—. Sé que primero tendría que dejar que me mataran.
⠀⠀El rostro de Mitch pareció vacilar.
⠀⠀—Sí... —Su voz apenas superaba un murmullo—. Es lo correcto.
⠀⠀Ella suspiró y todo quedó en silencio durante unos instantes.
⠀⠀—Gracias. Por salvarme la vida. Otra vez.
⠀⠀Mitch frunció los labios.
⠀⠀—Sólo hago mi trabajo, Angeline. Sólo... hago mi trabajo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top