⠀𝟭𝟮. ❛ THE TRUTH ❜
012. ╱ ᝰ⠀⠀ ❝ la verdad. ❞
—¡SACA TU CULO DE ESA HABITACIÓN AHORA MISMO, ANGELINE!
⠀⠀A la morena le costó quitarse el vestidito negro. Se tambaleó un poco y estuvo a punto de tirar algunos libros de una estantería; el estómago se le revolvió de una forma dolorosa que le hizo desear no haber bebido nunca tanto. Los insultos que le lanzaba su propia sangre no eran nada comparados con algunas de las cosas que había oído antes, así que Angeline siguió ignorándolo.
⠀⠀—Déjame en paz —gritó Angeline una vez que por fin se hubo quitado el apretado material.
⠀⠀Sentía que por fin podía respirar, su suave piel recubierta de una fina capa de sudor mientras respiraba agitadamente. La cabeza le daba vueltas a la habitación, pero trató de ignorarlo y se dirigió a una camisa negra que había en el suelo y se la puso.
⠀⠀—¡Eres una alcohólica! —Le gritó el inglés, haciéndola poner los ojos en blanco—. Siempre apareces en esta casa borracha, y me estoy hartando. Quiero... ¡Quiero que te hagas un test de drogas!
⠀⠀Angeline se dirigió al cuarto de baño y se echó agua fría en la cara, intentando detener la sensación de asco que le recorría todo el cuerpo. Sus ojos marrones se fijaron en las marcas oscuras del cuello y frunció el ceño, acercándose al espejo. Subió los dedos para tocarse los chupetones, que le dolían un poco.
⠀⠀De repente le vinieron recuerdos de Darcy debajo de ella. Casi se ruborizó al recordar que se había subido encima de la rubia adolescente, recordándolo todo hasta el momento en que una oleada de vértigo se había abatido sobre ella.
⠀⠀A Angeline se le paró el corazón y se apartó del espejo, corriendo hacia la cama. Cogió su bolso y lo vació todo sobre el edredón, todo lo que había estado allí al principio de la noche. El móvil, el brillo de labios, el perfume de tamaño de bolsillo, los chicles... Todo estaba allí.
⠀⠀Pero Angeline juró que recordaba a Darcy rebuscando en su bolso cuando le dijo que se fuera a dormir.
⠀⠀Los latidos de su corazón se aceleraron, su mano se estiró para sujetarlo mientras el pánico se apoderaba de su estómago. Darcy le había estado dando de beber durante toda la noche y ella no recordaba nada de lo que había pasado después. Ciara tambien había dicho que había estado arriba con Darcy durante mucho tiempo... pero Angeline no recordaba nada una vez que Darcy le dijo que se relajara.
⠀⠀Rápidamente se hizo presente en la mente de Angeline lo que había sucedido... la habían drogado. Se sintió enferma.
⠀⠀Preguntas rápidas como quién demonios era realmente Darcy Williams y por qué drogaba a Angeline llenaron su mente. Las vueltas que le daba la cabeza se intensificaron y estuvo a punto de gritar cuando se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo. Dejó caer el bolso y corrió al cuarto de baño, se dejó caer frente al retrete y tuvo una sonora arcada.
⠀⠀Entonces, sin quererlo, liberó el contenido de su estómago, todo lo que había bebido esa noche volvió a subir. Le quemaba la garganta y sentía que se iba a desmayar en cualquier momento. Probablemente no ayudó que estuviera al borde de un ataque de pánico, teniendo en cuenta que acababa de descubrir que una de sus "amigas" la había drogado y uno de sus mayores miedos era estar enferma.
⠀⠀—Papá —llamó Angeline mientras sollozaba—. Papá, ayúdame.
⠀⠀Oyó débilmente cómo empezaban a aporrear su puerta, cómo un cuerpo se golpeaba contra ella. Los gruñidos no pertenecían a su padre, sino a Mitch, y Angeline se habría levantado y simplemente la habría desbloqueado si no estuviera tan asustada que estaba pegada a su sitio en el suelo de baldosas. Oyó un fuerte crujido y la respiración agitada de Mitch antes de que el señor Lewis irrumpiera en el interior, colocándose en el umbral de la puerta del cuarto de baño.
⠀⠀—Por favor, papá —lloriqueó—. Voy a vomitar otra vez.
⠀⠀Tal vez fuera una estupidez, pero en su estado de embriaguez y vulnerabilidad, quería la ayuda de su padre. Siempre había sido su madre quien la ayudaba cuando era niña, sujetándole el pelo y diciéndole palabras tranquilizadoras mientras vomitaba. El señor Lewis se quedó allí de pie, meneando la cabeza mientras los sollozos de su hija se hacían más fuertes y temblaba con tanta fuerza que cualquiera pensaría que se estaba muriendo.
⠀⠀—Angeline, ¿por qué lloras?
⠀⠀—T-Tengo miedo —admitió Angeline—. P-Por favor, papá. No... No quiero ponerme enferma otra vez. No quiero... No quiero... No...
⠀⠀—Contrólate, ¿vale? —El señor Lewis cogió una cinta para el pelo del mostrador y se la pasó—. Átate el pelo antes de que lo metas en el retrete. Mira, estas son las consecuencias de tus actos. Si vas a emborracharte, debes esperar que ocurran cosas como ésta. Y la próxima vez, no pidas ayuda... lo hiciste sonar como si te estuvieras muriendo, por el amor de Dios. Rapp tuvo que derribar la puerta para nada.
⠀⠀Los sollozos de Angeline se calmaron mientras él la ridiculizaba y la hacía sentir pequeña. El señor Lewis la miró decepcionado y dijo algo sobre hablar por la mañana antes de salir de la habitación. El vómito volvió a subir por su garganta y Angeline jadeó antes de volver a vomitar en el retrete.
⠀⠀Una vez hubo terminado, se desplomó contra la bañera, con la cabeza entre las manos y la respiración agitada y entrecortada mientras las lágrimas se deslizaban silenciosamente por sus mejillas enrojecidas. Unos pasos la hicieron levantar la vista y vio a Mitch de pie, con el ceño fruncido.
⠀⠀Se arrodilló junto a ella y le quitó suavemente la cinta del pelo de las manos. Su gran palma le dirigió los hombros para que se pusiera de espaldas a él y Mitch le deslizó los dedos por el pelo, echando los gruesos mechones hacia atrás y haciendo lo posible por atárselo en una coleta suelta. Funcionó, aunque parecía que se le iba a caer en cualquier momento.
⠀⠀—¿Sientes que vas a vomitar otra vez? —Mitch preguntó con calma.
⠀⠀—N-No lo sé —admitió temblorosa.
⠀⠀—Vale —Mitch se inclinó hacia delante y tiró de la cadena—. ¿Qué haces normalmente cuando vomitas?
⠀⠀—Mi madre solía ayudarme —lloriqueó Angeline, hundiendo la cara entre las rodillas—. No lo sé. La mayoría de las veces lo bloqueo después de que ocurra. Sólo... Sólo recuerdo esos intensos ataques de pánico y-y pensar que me estaba muriendo.
⠀⠀Mitch no dejó de fruncir el ceño, pero asintió con la cabeza a todo lo que ella decía. Sus palabras eran involuntariamente arrastradas y lentas. Estaba claro que no se le había pasado la borrachera y que tampoco hablaba tanto como de costumbre.
⠀⠀—¿Puedes coger mi botella de agua de mi mesita de noche? —Susurró.
⠀⠀Mitch volvió a asentir y se levantó, entrando en su dormitorio y regresando un segundo después con una cantimplora. Desenroscó la tapa y se la pasó, observando cómo ella bebía los sorbos más pequeños posibles. Angeline tenía miedo de que si bebía demasiada agua le volviera a subir... era una de las peores sensaciones que podía tener.
⠀⠀—¿Crees que ya estás preparada para levantarte? —Mitch preguntó después de unos minutos—. Creo que ya has terminado de vomitar.
⠀⠀Angeline asintió y levantó las manos. El hombre de pelo desgreñado pareció un poco sorprendido, pero la cogió por las pequeñas manos y la ayudó a levantarse del suelo. Sus piernas temblaban bajo ella y los músculos de su estómago se contraían dolorosamente, tratando de vomitar más líquido que ya no estaba allí. Mitch la rodeó con un brazo cuando se dio cuenta de lo mucho que temblaba y la ayudó a llegar hasta el lavabo, entregándole el único cepillo de dientes que había al lado.
⠀⠀Le aplicó la pasta de dientes y se lo devolvió, observando cómo ella agarraba el lavabo con una mano y se cepillaba con la otra. Tenía las mejillas rojas y no paraba de moquear, pero cuanto más se miraba en el espejo, más parecía volver a la tierra.
⠀⠀Una vez que escupió la pasta y se enjuagó la boca, Mitch la guió hasta la cama y le tapó el cuerpo con las mantas. Estaba a punto de irse cuando ella alargó la mano y le agarró la muñeca.
⠀⠀—Mitch —susurró preocupada.
⠀⠀—¿Sí?
⠀⠀—¿C-Conoces a Darcy?
⠀⠀—¿La chica emo?
⠀⠀—C-Creo que intentó revisar mis cosas esta noche —dijo—. Y-Y creo que me drogó.
⠀⠀Los ojos color avellana de Mitch se abrieron de par en par. Por primera vez desde que Angeline lo había conocido, parecía realmente preocupado. La emoción cruzó su rostro y pasó tan rápido como llegó. Se sentó en el borde de la cama, con cuidado de no aplastarle la pierna mientras la miraba.
⠀⠀—¿Te drogó? —Repitió.
⠀⠀Angeline tragó con dificultad y asintió.
⠀⠀—S-Sí —susurró—. En mi bebida, creo.
⠀⠀—¿Es eso lo que son? —El dedo de Mitch señaló hacia su cuello.
⠀⠀—Yo... —empezó a sonrojarse, poniéndose nerviosa bajo la mirada del hombre algo mayor—. Quiero decir, supongo... pero de esa parte fui consciente. Lo consentí.
⠀⠀—No puedes consentir cuando estás así de borracha, Angeline —frunció el ceño Mitch—. ¿Estaba ella borracha?
⠀⠀—No lo sé —admitió la morena—. Pero me llevó arriba y nos estábamos besando y empecé a sentirme muy mareada, así que me dijo que me durmiera. Pero antes de dormirme, juro que la vi rebuscando en mi bolso, y cuando me desperté estaba tumbada a mi lado.
⠀⠀—¿Qué dijo ella? —Mitch exigió—. Cuando te despertaste.
⠀⠀Se mojó los labios secos con la lengua.
⠀⠀—Eh, sólo me preguntó si lo disfruté... Que ambas nos quedamos dormidas después, pero no recuerdo haber hecho nada más que besarnos.
⠀⠀Mitch no dijo nada más, pero se quedó de pie, con la mandíbula apretada. Miró al otro lado de la cama y vio un montón de objetos desparramados junto a un bolso Chanel. Alargó la mano y cogió su teléfono, intentando no tocarlo demasiado.
⠀⠀—Puedo buscar huellas dactilares... Ver si revisó tu teléfono —dijo Mitch—. ¿Cómo dijiste que es su nombre completo?
⠀⠀—Darcy Williams.
ANGELINE SE DESPERTÓ SOBRE LA UNA DE LA TARDE DE AQUEL SÁBADO, sintiéndose una completa mierda. Todo le vino de golpe cuando se dio cuenta de que su teléfono no estaba cargando en la mesilla de noche y de que la puerta de su habitación ni siquiera tenía bisagras. Estaba apoyada contra la pared, lo que permitía a cualquiera que pasara por delante ver el interior. Se encogió de miedo y se obligó a levantarse de la cama.
⠀⠀Su rutina mañanera habitual se alargó un poco más de lo normal, tomándose su tiempo en la ducha para procesar todo lo que había sucedido en su fiesta de la noche anterior. Le parecía una locura, como si nunca le hubiera pasado algo así. Quería llamar a Darcy y enfrentarse a ella allí mismo, pero Mitch aún tenía su teléfono.
⠀⠀El hecho de que se hubieran besado de nuevo durante su juego de chupar y soplar solo hizo que se sintiera aun mas enferma. Darcy probablemente se estaba riendo por dentro al pensar que había conseguido taparle los ojos a Angeline.
⠀⠀Angeline se puso unos pantalones cortos de motorista y una camiseta grande y se dirigió a la puerta... o más bien al portal, teniendo en cuenta que allí no había nada. Buscó a Mitch por toda la casa, pero no lo encontró ni siquiera cuando llamó a la puerta de su habitación. El jardinero no tenía ni idea, ni Peggy, ni la limpiadora.
⠀⠀Se dirigió a la única habitación que aún no había revisado: la sala de reuniones. Estaba estrictamente prohibida para ella y para cualquiera que no estuviera involucrado en los negocios de su padre. Angeline no pensaba saltarse las normas hasta que, al llamar, la puerta se abrió sola. Se quedó atónita durante un segundo, preguntándose por qué demonios no estaba cerrada, sino abierta.
⠀⠀Vacilante, la morena empujó la puerta y se asomó al interior, descubriendo que la habitación estaba vacía. Angeline no estaba segura de lo que encontraría dentro, pero la enorme sala no distaba mucho de lo que se había imaginado. Las ventanas estaban tintadas y había una larga mesa para reuniones de negocios.
⠀⠀En la esquina había una puerta que Angeline no sabía que existía y en la que se leía "OFICINA DEL SEÑOR LEWIS". Se puso nerviosa, pero su curiosidad pudo más y entró en la impoluta habitación, dirigiéndose al despacho de su padre. Cuando la puerta se abrió sin llave, Angeline se quedó aún más atónita.
⠀⠀La habitación era bastante grande, con un escritorio en el centro y archivadores alrededor. En las paredes blancas estaban pintados todos sus logros y había un par de plantas caras en macetas, así como una etiqueta dorada con su nombre en el escritorio. Angeline se acercó y recogió algunos papeles que había por allí.
ALTAMENTE CONFIDENCIAL: SÓLO PARA EL SEÑOR LEWIS.
⠀⠀La adolescente no vio nada malo en echar un vistazo, sin saber que lo que leería en su interior cambiaría el resto de su vida para siempre. Una vez leída la primera página, Angeline quedó enganchada; el corazón se le salía del pecho a medida que se desesperaba por obtener más y más respuestas.
⠀⠀Miles y miles de palabras detallando tres bombas que estaban siendo construidas por Lewis Enterprise, listas para ser detonadas en Londres, Nueva York y París, tres de las ciudades más influyentes del mundo. Matarían potencialmente a miles de personas y, por supuesto, NewsFlash sería el primero en informar al mundo, al disponer de información que ninguna otra empresa tenía.
⠀⠀Por lo que Angeline estaba leyendo con manos temblorosas y ojos llorosos, Lewis Enterprise planeaba construir un software que sería lanzado una semana después de los ataques, uno que podría detectar amenazas potenciales y que podría ser comprado por el gobierno por posiblemente miles de millones. Había tantas cosas que Angeline no entendía... empezando por el hecho de que su padre y su hermano estaban a punto de asesinar a propósito a personas inocentes para su propio beneficio.
⠀⠀—Dios mío —se llevó la mano a la boca mientras pasaba más páginas.
⠀⠀Aterrizó en una que tenía un montón de números y letras. Angeline no tardó en darse cuenta de que eran los códigos de las bombas. Empezó a repetir los códigos en su cabeza, murmurándolos en voz alta para intentar memorizar lo que le diría al FBI cuando los llamara por el nombre de su padre.
⠀⠀—Vamos, vamos, Angeline —murmuró Renolds por lo bajo—. ¿Por qué no te portas bien y levantas las manos? Nadie tiene por qué salir herido aquí.
⠀⠀El pecho de Angeline se agitaba de miedo.
⠀⠀—¡Q-Que te jodan! —Tartamudeó, retrocediendo a medida que él se acercaba—. Si das un paso más le diré a todos los que conozco lo que acabo de ver.
⠀⠀Renolds se detuvo en seco. Antes de que pudiera hacer nada, Angeline agarró la silla que tenía al lado y la lanzó tan fuerte como pudo, soltando un pequeño grito cuando él la agarró. Estaba a medio camino del escritorio cuando él la agarró por los brazos, intentando sujetarla.
⠀⠀—¡Deja de intentarlo! —Siguió gritando.
⠀⠀Angeline gruñó y le clavó el pie en la rodilla con toda la fuerza que pudo. Se oyó un chasquido nauseabundo y Renolds se soltó durante una fracción de segundo. Consiguió inclinarse hacia delante y coger una grapadora del escritorio. Cuando los brazos de Renolds volvieron a rodearla, Angeline apretó la grapadora contra su piel y empezó a clavársela con todas sus fuerzas. Cada vez que una lo atravesaba gritaba un poco.
⠀⠀Finalmente, el dolor fue demasiado intenso y el guardia de seguridad la soltó. Angeline se escabulló lo más rápido que pudo, casi tropezando con sus propios pies al salir corriendo de la sala de reuniones. Corrió hacia su dormitorio, a punto de cerrar la puerta de un portazo cuando recordó que la habían echado abajo.
⠀⠀—Joder, joder, joder —maldijo y corrió al cuarto de baño, oyendo los pasos de Renolds cada vez más fuertes.
⠀⠀Cerró la puerta tras de sí y se apresuró a rebuscar en los armarios, tratando de encontrar algo que pudiera salvarla. Lo único que encontró fueron unas tijeras de manicura, pero supuso que le servirían. Corrió hacia la bañera, corrió la cortina de la ducha y esperó a que llegara su destino.
⠀⠀Le castañeteaban los dientes de miedo mientras esperaba ansiosa a que Renolds echara la puerta abajo. Era sólo cuestión de tiempo, ya que su corpulento cuerpo golpeaba la puerta cada cinco segundos. Al final, oyó el crujido y el estallido y la puerta se vino abajo.
⠀⠀Su ritmo cardíaco aumentó drásticamente y tragó saliva, con una mano sobre la boca para controlar su pesada respiración. Cuando se acercó a la bañera, Angeline esperó a que su sombra creciera antes de golpear, clavando las tijeras justo a través del material y en el estómago de Renolds. Lo había visto una vez en la segunda película de IT, pero no creía que funcionara.
⠀⠀—¡Pequeña zorra! —Le oyó aullar.
⠀⠀Angeline aprovechó el momento para salir corriendo por el otro extremo, dando vueltas a su alrededor y volviendo a salir de su cuarto de baño y dormitorio. Desgraciadamente, sólo le dio unos diez segundos de ventaja antes de que él volviera a bajar las escaleras. Oyó un disparo y Angeline gritó, tropezando al bajar los dos últimos escalones. Se preguntó si le habían disparado y no lo había sentido debido a la adrenalina, pero no notaba nada.
⠀⠀Intentó ponerse en pie, pero el miedo repentino la había ralentizado y le costaba mover un solo músculo. Toda su adrenalina desapareció y fue sustituida por ansiedad cuando unas manos la levantaron del suelo y sintió el cañón de una pistola presionándole la sien.
⠀⠀—Intenta cualquier cosa y te atravesará el cerebro —siseó antes de golpearla en la cabeza con ella, haciendo que la adolescente se apagara como una luz.
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