⠀𝟬𝟳. ❛ ANGEL ❜
007. ╱ ᝰ⠀⠀ ❝ angel. ❞
ESTAR EXPULSADA DEL INSTITUTO YA ERA ABURRIDO.
⠀⠀Con toda la razón, a Angeline no se le permitía salir de casa mientras estuviera expulsada temporalmente de la escuela, así que lo único que podía hacer era su trabajo escolar. Ya había nadado lo suficiente ayer, y ya no había nada nuevo en Netflix para ella.
⠀⠀Angeline se sentía como Coraline al principio de esa película; casa enorme, nada que hacer dentro de ella. Excepto que no tenía exactamente ganas de ir a contar todas las ventanas de la casa.
⠀⠀—Me aburro.
⠀⠀Mitch levantó la vista cuando oyó la suave voz procedente de la puerta de la sala de seguridad. Sus cejas se fruncieron y dejó de juguetear con el bolígrafo entre los dedos mientras leía, lanzando una mirada a Angeline.
⠀⠀—Estoy trabajando —respondió en el mismo tono.
⠀⠀Angeline soltó un suspiro exasperado.
⠀⠀—Mira, he estado pensando mucho últimamente. No creo que seas tan malo. Me gustas más que nadie en esta casa, así que tal vez deje de ser una idiota contigo.
⠀⠀Mitch levantó las cejas y volvió a mirar su trabajo.
⠀⠀—Bien por ti.
⠀⠀Su franqueza y su personalidad severa frustraban a Angeline como ninguna otra cosa. Prefería a las personas que realmente decían lo que pensaban, a las que les gustaba pasar el rato con ella y hacerla reír. Ahora que lo pensaba, a Angeline le gustaba la gente como ella misma.
⠀⠀Mitch parecía todo lo contrario a ella. Ella no podía dejar de hablar, él nunca hablaba. Angeline tenía opiniones sobre todo, a Mitch no se le permitía pensar subjetivamente con su trabajo. Estaba segura de que tenía una personalidad en algún lugar debajo de la ajustada camiseta negra y el pelo desgreñado, y Angeline quería conocerla.
⠀⠀Sin decir nada, la morena sacó una de las sillas de repuesto de la oficina junto a Mitch y se sentó en ella. La desplazó a lo largo del despacho hasta encontrar la otra y apoyó los pies en ella.
⠀⠀—Como una cama hecha de sillas —tarareó Angeline, levantando la vista para ver si le prestaba atención.
⠀⠀No lo hacía.
⠀⠀Reto aceptado.
⠀⠀—Me gusta tu pelo —dijo ella, acercando la silla giratoria a él—. Mi hermano solía tener el pelo así cuando era gordo. Luego se volvió musculoso y tiene ese peinado de idiota ahora.
⠀⠀Mitch la miró al oír esto, con los ojos avellana severos y las cejas levantadas.
⠀⠀—¿Me estás llamando gordo?
⠀⠀Los ojos de Angeline se abrieron de par en par.
⠀⠀—¿Q-Qué? No —balbuceó—. Sólo intentaba iniciar una conversación contigo ya que no quieres hablar mucho conmigo.
⠀⠀El moreno no dijo nada más, sino que volvió a mirar el papeleo extendido sobre el escritorio. Parecía demasiado trabajo para Angeline, que había estado resolviendo ecuaciones matemáticas en su habitación desde las ocho de la mañana.
⠀⠀—No creo que intentes ser aburrido, Mitch, pero en cierto modo lo eres —dijo Angeline con indiferencia, cogiendo un bolígrafo del escritorio y jugueteando con él—. Sin embargo, tengo una idea. Deberíamos conocernos.
⠀⠀Una idea que podría revelar cosas sobre Mitch que Angeline se moría por saber. Como, ¿tenía él alguna familia? ¿Qué le hacía trabajar para su padre? ¿Qué tipo de música escuchaba... o toda su vida era tan silenciosa como él?
⠀⠀—Yo también tengo una idea —respondió Mitch—. Mantenemos nuestra relación estrictamente profesional sin saber nada el uno del otro.
⠀⠀Angeline frunció el ceño ante eso.
⠀⠀—¿No es tu trabajo saber cosas sobre mí?
⠀⠀—Ya sé todo lo que necesito saber.
⠀⠀Esto hizo que Angeline se burlara.
⠀⠀—Oh, claro. Todo lo que mi padre ha dicho de mí, ¿no? Que voy al instituto de Fair Hill, que soy amiga de tres chicas tan cabeza hueca como yo y que soy una desagradecida por todo lo que hace por mí.
⠀⠀Mitch dejó de escribir en la página que tenía delante. Soltó el bolígrafo de su mano y enderezó la espalda, mirando a la adolescente que tenía delante. Angeline casi esperaba que estallara y empezara a gritar, pero él la estudió durante unos instantes y luego abrió la boca.
⠀⠀—No. Sé que sólo estás aquí porque quieres a tus amigas y te gusta estar cerca de la playa. Sé que no eres desagradecida por lo que hace tu padre, pero preferirías estar en una familia que realmente te preste atención en lugar de ingresar dinero en tu cuenta bancaria. También sé que en cuanto te vayas de aquí no vas a volver nunca porque tu padre te da un poco de miedo en secreto.
⠀⠀Angeline lo miró con asombro, sintiendo que su corazón empezaba a latir con más fuerza en su pecho. Tragó saliva con nerviosismo y se frotó con las manos el pantalón de chándal gris que llevaba puesto. La morena estaba bastante segura de que nadie la había leído así antes, o al menos no lo habían intentado.
⠀⠀—Tú... ¿Has conseguido todo eso por conocerme durante una semana y media? —Angeline tarareó, jugando con un trozo de hilo que colgaba de la camiseta de banda de gran tamaño que llevaba atada a la cintura.
⠀⠀—Soy observador —respondió Mitch.
⠀⠀—Muy observador —Angeline lo corrigió suavemente.
⠀⠀No estaba segura de por qué, pero cuando Mitch volvió a su trabajo unos segundos después, la mirada de Angeline se posó en él unos instantes de más. Mitch era fácil de mirar; ella ya había reconocido que era extremadamente atractivo la primera vez que lo vio, pero algo había cambiado.
⠀⠀—¿Cuántos años tienes, Mitch? —Angeline se aclaró la garganta y la mente mientras subía las piernas al escritorio.
⠀⠀Mich resopló.
⠀⠀—¿Por qué debería decírtelo?
⠀⠀—Quizá quiera saber quién vive en mi casa —dijo Angeline—. Sé que Renolds y Winston tienen más de cincuenta años, pero tú pareces muy joven.
⠀⠀El hombre se burló.
⠀⠀—Tengo veintidós años —respondió—. Veintitrés a finales de año.
⠀⠀Angeline levantó un poco las cejas. Creía que tenía unos veinticuatro años, pero resultó que era incluso más joven de lo que ella esperaba. Sólo por un par de años, pero aun así. Mitch era demasiado joven para estar metido en un negocio tan corrupto como el de su padre, sólo quería saber cómo había pasado el control de seguridad de su padre.
⠀⠀Mitch parecía saber exactamente lo que estaba pensando.
⠀⠀—Tenía un currículum increíble —la comisura de sus labios se levantó en una pequeña sonrisa mientras se movía para mirarla—. Y... contactos.
⠀⠀—Ajá —asintió la chica de ojos marrones—. Eres un año más joven que mi hermano y puedes darle órdenes.
⠀⠀—Elliot no me deja "darle órdenes" —resopló Mitch—. Sólo escucha a Winston o a Renolds. Tú eres la única que me escucha a mí. Más o menos.
⠀⠀Angeline hizo un pequeño mohín mientras se hundía más en la silla del despacho. Se sentía mal por Mitch; no se había dado cuenta de que probablemente le resultaba muy difícil ganarse el respeto cuando era tan nuevo y tan joven, sobre todo teniendo en cuenta el hecho de que los dos Lewis estaban tan metidos en sus propios culos que no habían visto la luz en años.
⠀⠀—Sí, bueno, soy agradable —ella le envió una sonrisa de dientes—. La mayor parte del tiempo. Elliot sólo quiere ser como nuestro padre, yo no me lo tomaría como algo personal.
⠀⠀—Nada es personal en un trabajo como éste —respondió Mitch.
⠀⠀—Pero soy tu favorita, ¿verdad? —Angeline se burló—. Aunque nada sea personal.
⠀⠀Esta vez Mitch soltó una pequeña carcajada y sacudió la cabeza divertido.
⠀⠀—Sí... eres mi favorita, Angeline.
⠀⠀La morena sonrió al oír sus palabras y bromeó con su pelo por encima del hombro.
⠀⠀—Gracias. Sabes, mis amigos me llaman "Angel". Odio mi verdadero nombre.
⠀⠀—No te voy a llamar "Angel" —Mitch negó con la cabeza—. Se supone que ni siquiera puedo llamarte "Angeline".
⠀⠀—Oh, ya veremos...
DE ALGUNA MANERA, Angeline consiguió convencer a Mitch para que la llevara a comer fuera. Se le ocurrió la excusa de que podían decirle a su padre que necesitaba tampones nuevos o algo así, y a Mitch le pareció bien.
⠀⠀La cola en el drive-thru de Starbucks era larguísima, pero Angeline insistió en que no importaba y obligó a Mitch a esperar en ella. Se sentó mirando por la ventana, tamborileando con los dedos en el marco.
⠀⠀Todavía no habían llegado al altavoz y llevaban más de quince minutos de cola. Angeline estiró las piernas para apoyarse en lo alto del salpicadero, dando la bienvenida al sol a través del cristal.
⠀⠀—Si tuviéramos un accidente, tus piernas se romperían en esa posición —mencionó Mitch sin siquiera mover la cabeza para mirarla.
⠀⠀Angeline no estaba segura de cómo sabía tanto cuando la mitad de las veces juraba que no estaba prestando atención, pero estaba claro que el hombre era mucho más observador que ella. Ella era de las que se irritan... nunca podía quedarse quieta, siempre tenía que hablar o estar trasteando con algo, pero Mitch irradiaba calma y compostura.
⠀⠀—¿Cómo...? —Angeline sacudió la cabeza—. Lo que sea. Nos estamos moviendo, como, un metro por hora en este momento.
⠀⠀—Un coche podría atropellarnos por delante, por detrás o por la izquierda, Angeline —dijo Mitch, moviendo el dedo en cada dirección—. Deberías tener más cuidado con los demás.
⠀⠀—Lo tengo —afirmó, pero sabía que probablemente no era cierto.
⠀⠀Jugueteó con el calcetín blanco que rodeaba sus zapatillas, tirando accidentalmente de él un poco más abajo y revelando la pequeña silueta de una tortuga cerca de su tobillo. Mitch se movió en su asiento, levantando las cejas al ver la imagen.
⠀⠀—¿Es eso un tatuaje?
⠀⠀—Sí —sonrió Angeline, bajándolo aún más para mostrárselo—. Me lo hice hace unos meses como un reto. Pero no se lo digas a mi padre. Tuve que falsificar su firma en los formularios de consentimiento de los padres. ¿Te gusta?
⠀⠀—Es una tortuga —dijo Mitch con tono inexpresivo, aunque se veía bastante bien y minimalista en su piel bronceada.
⠀⠀—Bien hecho —se burló Angeline—. Tienes razón. Eres realmente observador, Mitch.
⠀⠀Mitch ignoró sus comentarios sarcásticos cuando finalmente se acercaron al altavoz un par de minutos después. Angeline se inclinó para hablar en él.
⠀⠀—Hola, Dan —reconoció su voz.
⠀⠀—¡Angel! —el barista del Starbucks llamó desde el otro lado—. ¿Lo de siempre?
⠀⠀—Por supuesto —respondió Angeline—. ¿Puedo pedir dos?
⠀⠀—Enseguida, Angel.
⠀⠀—¿Por qué necesitas dos? —preguntó Mitch mientras se alejaban del altavoz, sólo unos metros antes de volver a estar atrapados en la fila.
⠀⠀—Uno para mí y otro para ti —dijo Angeline como si fuera obvio.
⠀⠀Mitch se burló.
⠀⠀—A menos que tomes café negro, no creo que pueda aceptar.
⠀⠀—Oh, vamos —Angeline puso los ojos en blanco—. No es negro, pero te encantará. Te lo prometo.
⠀⠀—Lo dudo.
⠀⠀—Creo que las palabras que buscas son "Muchas gracias, Angel".
⠀⠀—Gracias, Angeline.
⠀⠀Unos diez minutos más tarde, Angeline pagó las bebidas y Mitch condujo hasta el aparcamiento, apagando el motor para que ella pudiera entregarle la bebida. El moreno puso una cara divertida mientras quitaba la tapa y olía la bebida.
⠀⠀—Huele a calorías y azúcar —insistió Mitch sin rodeos.
⠀⠀Angeline puso los ojos marrones en blanco mientras daba un largo sorbo a su pajita.
⠀⠀—Lleva un par de cucharadas de caramelo y algo de leche. Que no te dé un ataque al corazón.
⠀⠀—¿Por qué hay hielo...?
⠀⠀—Porque sabe mejor así —resopló Angeline, arrebatándole la pajita de las manos.
⠀⠀Sus delicados dedos rasgaron el papel que lo envolvía y lo metió en la tapa, obligando a que volviera a las manos de Mitch. Él suspiró y se lo llevó a los labios, dando un pequeño trago. Angeline observó cómo sus cejas se fruncían un poco, contemplando si le gustaba o no.
⠀⠀—No está mal —admitió, dando otro trago.
⠀⠀—Me tomaré eso como una victoria para mí —sonrió la morena, acomodándose en su asiento y bebiendo más de su bebida favorita.
⠀⠀Mitch le dio un manotazo en las piernas.
⠀⠀—Piernas abajo ahora, voy a conducir para ir a casa.
⠀⠀—Bien —puso los ojos en blanco, haciendo lo que le decían.
⠀⠀Estuvieron cabalgando en silencio durante un rato, aunque esta vez a Angeline no le molestó. Su boca se mantenía ocupada por la bebida que tenía en las manos, así que no parloteaba lo que se le ocurría. De todos modos, Mitch siempre estaba en silencio, sus manos nunca dejaban el volante frente a él mientras sus ojos miraban a todas partes.
⠀⠀—Oh, maldita sea —maldijo Angeline, haciendo una mueca de dolor cuando su mirada se posó en un grupo de adolescentes que estaban de pie a unos metros de su coche—. ¿Puedes moverte, por favor? —Suplicó mientras se hundía más en el asiento.
⠀⠀Mitch le lanzó una mirada.
⠀⠀—Estamos literalmente en el tráfico ahora mismo. ¿Dónde quieres que vaya?
El hombre Rapp no vio ningún problema hasta que siguió la línea de visión de Angeline, divisando a unas cuantas personas de su edad paradas alrededor. Mitch reconoció a dos de ellos: Levi Edwards y Grace Lakesfield, pero se hizo el desentendido.
⠀⠀—¿Esos son tus amigos? —preguntó.
⠀⠀—Obviamente no —dijo Angeline, cubriendo su cara con la mano mientras se alejaba de ellos—. ¿Los dos que se están besando? Ese es el cabrón de mi ex-novio y una de mis antiguas mejores amigas. Así que, sí, si pudieras hacer que este coche se moviera más rápido, te lo agradecería mucho.
⠀⠀Mitch los miró fijamente durante unos instantes.
⠀⠀—Creo que deberíamos saludar.
Antes de que pudiera bajar la ventanilla, la mano de Angeline se abrió de golpe y le agarró la muñeca tan fuerte como pudo, retorciéndola un poco. Mitch se sorprendió un poco de su agarre, pero rápidamente bajó la mano para escapar de su agarre.
⠀⠀—Estaba bromeando —puso los ojos en blanco con una sonrisa divertida, avanzando mientras el tráfico se ponía en marcha—. ¿Alguna vez has oído hablar de las bromas, Angel?
⠀⠀La morena estuvo a punto de atragantarse al oír su apodo salir de su lengua. Estaba claro que lo había dicho en tono sarcástico, pero de alguna manera, su nombre en su voz baja y áspera la había hecho querer derretirse en su asiento. Su respiración se entrecortó durante un segundo mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas.
⠀⠀—S-Sí —habló Angeline con dificultad—. He oído hablar de las bromas.
⠀⠀Mitch la miró divertido, dándose cuenta de que había dejado perpleja a la chica inteligente bocazas.
⠀⠀—Bien hecho, Angeline.
ANGEL
por qué me excita tanto
que mitch me llame angel?
⠀⠀Angeline se mordía los labios sonriente mientras se dejaba caer en su cama de matrimonio, con los pies jugueteando en el aire detrás de ella. Después de un viaje a casa un poco incómodo, por fin se había librado de la intensa mirada de Mitch y era libre de enviarle a su mejor amiga todos los mensajes de texto que quisiera sobre lo innegablemente atractivo que era.
CIARA
girl-
ANGEL
literalmente quiero que me
atropelle, por favor
CIARA
no puedo contigo
reúnete conmigo en la puerta
de tu casa en 10 minutos
⠀⠀Angeline soltó una risita para sí misma, poniendo los ojos en blanco, divertida. Se dio la vuelta para quedar tumbada de espaldas, probablemente aplanando los rizos que se había hecho esta mañana por puro aburrimiento. La habitación olía a la vela perfumada que había en su calentador de velas, lo que la hacía sentir acogedora.
⠀⠀Después de unos minutos de mirar el techo liso, la adolescente se levantó de la cama y se dirigió al exterior, a la verja que había al final del camino de entrada. Mientras estaba expulsada, no se le permitía salir de ella y a sus amigos no se les permitía entrar, así que se limitaría a hablar con Ciara desde el otro lado.
⠀⠀Pasó otro minuto y Angeline vio llegar un coche negro desconocido. Era elegante, no tenía ni una sola marca de suciedad ni una mancha, y los cristales estaban tintados de forma tan oscura que Angeline no podía saber si conocía a las personas que iban dentro o no.
⠀⠀El lado del conductor se abrió y un hombre que Angeline no había visto en su vida le dedicó una amplia sonrisa, ajustando uno de los botones de su americana. Angeline se levantó de donde estaba sentada con las piernas cruzadas en la hierba, enviándole una mirada confusa.
⠀⠀—Debes ser la hija de Daniel —la saludó el hombre, con los dientes demasiado blancos y rectos para ser verdad—. ¿Cómo te llamas?
⠀⠀Tenía un marcado acento neoyorquino... o al menos eso supuso Angeline. El hombre se quitó las gafas de sol de la cara, revelando los ojos azules más fríos que Angeline había visto nunca. Probablemente tenía la edad de su padre, el pelo canoso y las arrugas alrededor de los ojos.
⠀⠀—¿Quién es usted? —Cruzó los brazos sobre el pecho.
⠀⠀—¿Por qué no me dejas? Puedo presentarme como es debido —la sonrisa no abandonó su rostro, sus dientes casi cegaron a Angeline.
⠀⠀Despreciaba la forma en que le hablaba... todo condescendiente, como si fuera una especie de niña. Angeline no era estúpida, no iba a hacer que Mitch le zumbara a un extraño que ni siquiera le diría su nombre.
⠀⠀—Eso suena como algo que diría un pedófilo —Angeline se encogió de hombros, aunque en su interior estaba ligeramente preocupada por quién era ese hombre... no parecía un amigo de su padre.
⠀⠀—¡Angeline! —La voz de Mitch retumbó desde la puerta principal.
⠀⠀Angeline ladeó la cabeza por encima del hombro para verle correr hacia ella, con su pelo desgreñado volando ligeramente alrededor de su cabeza. En cuanto llegó, le puso una gran mano en el hombro y la empujó suavemente detrás de él, con la otra mano apoyada en la cintura, donde llevaba una pistola.
⠀⠀—Escucha, no quiero ningún problema —dijo el desconocido.
⠀⠀—Entonces te sugiero que vuelvas a tu coche y regreses al lugar de donde viniste —gruñó Mitch, con los dientes apretados mientras apretaba la pistola—. Y no vuelvas.
⠀⠀El desconocido pasaba los ojos entre la mano de Mitch y las dos personas del otro lado de la puerta, preguntándose claramente si valía la pena o no. La sonrisa falsa de antes volvió a aparecer en su rostro y miró a Angeline, ignorando por completo la presencia de Mitch.
⠀⠀—Angeline, dile a tu padre que pasé por aquí, ¿vale? —La forma en que enfatizó su nombre le erizó la piel, y el agarre de Mitch se hizo más fuerte en su hombro.
⠀⠀Sus grandes manos no se apartaron de la pistola junto a su cadera ni del hombro de la chica hasta que el coche se alejó, dejando a Angeline aturdida en silencio. Cuando Mitch empezó a tirar de ella hacia la casa, Angeline se apartó.
⠀⠀—¿Quién demonios era ese? —Preguntó Angeline, tratando de seguir su rápido paso hacia la casa.
⠀⠀Mitch dudó.
⠀⠀—La nueva competencia comercial de tu padre.
⠀⠀¿Qué clase de negocio dirigía su padre para ganarse tantos enemigos como para tener que contratar seguridad adicional que se sintiera lo suficientemente amenazada por ellos como para sacar una pistola?
⠀⠀Tenía el presentimiento de que no iba a conseguir mucho de Mitch, así que en cuanto entró en la casa, subió directamente a su dormitorio y envió un mensaje de texto a Ciara para que quedaran otro día después de clase.
⠀⠀Todo se estaba volviendo... raro.
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