❥ 20. brett talbot


capítulo veinte: brett talbot
how to save a lifethe fray

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𝕬𝖕𝖗𝖎𝖑 𝕲𝖆𝖑𝖑𝖆𝖗𝖉𝖎 𝖊𝖘𝖙𝖆𝖇𝖆 𝖉𝖊𝖘𝖈𝖆𝖓𝖘𝖆𝖓𝖉𝖔 𝖘𝖔𝖇𝖗𝖊 𝖚𝖓𝖆 𝖈𝖆𝖒𝖎𝖑𝖑𝖆 vacía que estaba en los pasillos del hospital donde estaba haciendo su primer año de residencia, a su lado estaba su mejor amiga de la infancia, Hanna Rink.

De repente, los beepers de ambas comenzaron a sonar, indicando que las necesitaban en otro lugar. April soltó un suspiro pesado y se levantó de la camilla para correr hacia la sala de urgencias, dónde se encontró a su residente encargada mirándolas con los brazos cruzados.

―¿Dónde están Hewitt y Reyes? ―Preguntó la mujer morena, de alta estatura y mirada atemorizante, enarcando una ceja.

―Aquí estoy doctora Ortíz ―Dijo el muchacho moreno, acomodando las mangas de su bata blanca ―Y antes de que me lo pregunte, no sé dónde está Erica.

―De acuerdo, acaban de llegar tres hombres accidentados por un juego de lacrosse. Uno tiene una fractura en tercer grado, el hueso le abrió el brazo, y los otros dos tienen heridas muy profundas, necesitan suturas.

―Quiero el tipo del hueso ―Dijo Mason emocionado.

―Ni hablar, tu te robaste mi paciente anterior. El del hueso es mío ―Dijo April, llevándole la contraria a su amigo.

―Yo quiero las suturas ―Hanna se encogió de hombros, sabiendo que no podría ver al tipo con el hueso afuera.

―Muy bien, Gallardi con el caso del hueso, Rink con las suturas y Hewitt con los expedientes ―Ordenó la residente, antes de irse a atender un caso de riesgo.

―Olivia ―April llamó la atención de la enfermera más cercana, y le hizo señas para que se acercara a ella ―Necesito que me ayudes con este paciente, voy a necesitar que le administres un miligramo de morfina y... ¿Brett? ―Preguntó la castaña, mostrándose muy sorprendida al ver en la camilla a su ex novio de la secundaria.

―Sorpresa ―Murmuró el hombre lobo, moviendo sus dedos estilo "manos de jazz".

―Sabes algo, Olivia ―April volvió la mirada hacia la enfermera pelirroja que estaba a su lado derecho ―Creo que te llamaré luego, gracias por tu ayuda.

―¿Qué diablos haces aquí? ―Preguntó la chica, acercándose a Brett sin poder creer que lo tenía ahí, sonriendo levemente justo frente a ella ―No no, en realidad ¿Cómo diablos es posible que estés aquí? ―Volvió a preguntar, esta vez queriendo acariciar el rostro del muchacho, sin embargo no lo hizo, eso no era muy profesional de su parte.

―Pues, no morí― Respondió Brett, guiñándole un ojo a la doctora.

April rodó los ojos y reprimió las ganas de golpearlo que la inundaron de repente. 

―No me digas, pensé que me había vuelto loca hablando con gente muerta ―Dijo sarcásticamente ―Cuéntame, ¿Qué te trae a Seattle? ―Inquirió April, intentando distraer a Brett para poder poner el hueso en su lugar.

―Me firmaron para un equipo de lacrosse de Chicago, hoy era el campeonato contra Seattle. Créeme, no tenía idea de que er... ―Brett no pudo terminar de hablar, ya que un quejido salió de sus labios cuando April dobló acomodó su brazo sin previo aviso.

―Es mejor cuando no lo esperas ―April rió, sin quitar las manos del brazo de Brett.

―Sabía que aún sientes cosas por mí ―Comentó el rubio, guiñando un ojo, causando que April apartara sus manos de su brazo, dejando que la herida comenzara a sanar por si sola ―¿Todavía te gusta el sushi de camarones?

―Ya quisieras que sintiera cosas por ti, engreído ―Murmuró la castaña, dándose la vuelta para buscar algunas vendas, y rápidamente volvió con Brett para vendarle el brazo ―Las doctoras no pueden salir con sus pacientes, son las reglas.

―Técnicamente no soy tu paciente, y yo no dije nada sobre salir ―Brett levantó las cejas con picardía.

―Te conozco, Talbot. Ya usaste esa estrategia dos veces cuando estábamos en último año, déjame recordarte que no funcionó ―Habló la chica en tono burlesco.

―La tercera es la vencida, Gallardi. Tú y yo dejamos muchos asuntos pendientes.

April soltó un suspiro pesado y negó levemente con la cabeza, no iba a tener una conversación de jóvenes inmaduros en el hospital, ni en su casa o en el parque. Ella simplemente no quería tocar el tema, ya que el simple recuerdo de haberlo visto morir frente a sus ojos, las noches en vela que pasó lamentando su muerte, y todo el proceso de luto que al final... Resultó ser una mierda porque el desgraciado seguía con vida, y ella había pasado años creyendo que estaba más enterrado que sus secretos.

―Tienes que irte ya, si los demás se dan cuenta de que tu brazo está como nuevo van a sospechar, y no podrías explicarlo, podrías meterte en muchos problemas ―Dijo April en voz baja, mirando al muchacho con expresión seria.

―¿Qué tienes en mente? ―Preguntó Brett, mirando a April directo a los ojos. Aún no iba a resignarse.

―Nada.

―¿Qué?

―Ese es el plan, no tengo nada en mente, solo actúa natural y no llames la atención.

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April y Brett caminaban tranquilamente por las calles de Seattle, mientras disfrutaban de un delicioso banana split con chocolate extra.

―Te lo dije Gallardi, la tercera es la vencida ―Dijo Brett saboreando el chocolate.

―Creo que te estás haciendo muchas ilusiones niño, solo es un helado ―Respondió April riendo, aunque muy en el fondo de su ser, quería soltar ese tonto helado y abrazar a ese hermoso muchacho que le doblaba la altura.

―Recuerdas cuando dijiste "solo veremos el señor de los anillos" ―Brett miró a la castaña con las cejas levantadas, y ella en cambio negó rápidamente.

―Era Harry Potter, y eso no va a volver a pasar.

―Pero, es un buen plan... ―Dijo él, ganándose una mirada sorprendida por parte de April ―Es decir, sé que ahora estamos viviendo en lugares distintos, pero podemos hacer que funcione, no es imposible ―Aclaró, esta vez deteniendo el paso completamente.

April volvió la mirada hacia Brett, y agitó la cabeza en señal de negación ―No creo que sea buena idea, no tendría tiempo de ir a verte, y sabes que mi carrera me exige demasiado.

―Podría venir a visitarte con más frecuencia, y cuando puedas saldríamos a pasear o a comer algo. Puedo mudarme cerca si es necesario ―Propuso el rubio, intentando convencer a la chica.

―No deberías comprometerte a hacer cosas que probablemente no puedas cumplir después.

―¿Acaso no quieres que volvamos a estar como antes? ―Preguntó Brett, haciendo una mueca con los labios.

―No, no quiero estar como antes ―Respondió rotundamente, pero antes de que el hombre pudiera responderle, siguió hablando: ―Hemos crecido Brett, ya no somos los mismos adolescentes que se saltaban 5 minutos de la clase solo para besarse en los rincones del instituto. Desde que tomamos caminos separados cambiamos en todo. No quiero un sueño adolescente, quiero algo realista ―April soltó un suspiro y agachó la cabeza.

»―Pero sea como sea, sabes que las cosas nunca terminan bien para nosotros ―Finalizó, recordando la horrible guerra entre lobos y cazadores que se desató cuando estaban en último año, guerra que hizo que Brett perdiera a Lori, y que April perdiera a su mamá, aunque la castaña pensaba que era un final honorable para una cazadora desquiciada.

―¿Y no estás dispuesta a cambiar eso? Esto no es Beacon Hills, April. Aquí nadie conoce nuestro secreto ―Inquirió Brett, acariciando el cabello de la contraria con gentileza.

―No puedo creer que aún me quieras, después de todo este tiempo.

―Tal vez no me creas, pero yo también la pasé mal sin ti. Nunca dejé de quererte ―Respondió, ganándose un abrazo por parte de la castaña.

―Eres un amor de persona ―Comentó April, sonriendo enternecida ―Pero aún me caes mal por haberme hecho creer que estabas muerto, desgraciado ―Lentamente levantó el rostro, se puso de puntillas y comenzó a acercarse a Brett, pero antes de que la chica pudiera efectuar otro movimiento, Brett sonrió con burla.

―Las doctoras no deben salir con sus pacientes, son las reglas ―Murmuró el rubio en voz baja, antes de besar la mejilla de April.

La castaña rodó los ojos y sonrió. Quizá esta vez las cosas sí podrían terminar bien para ellos.

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