❥ 10. theo raeken
➷ capítulo diez: theo raeken
beth ― kiss
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𝕳𝖊𝖑𝖊𝖓𝖆 𝖘𝖊 𝖆𝖕𝖗𝖔𝖝𝖎𝖒𝖔́ 𝖆 𝖘𝖚 𝖈𝖆𝖘𝖎𝖑𝖑𝖊𝖗𝖔 𝖕𝖆𝖗𝖆 sacar los libros que iba a necesitar para su clase de historia moderna y posmoderna, cuando comenzó a escuchar cuchicheos a sus espaldas, dos chicas estaban hablando mal de ella sin disimulo alguno.
Habían pasado varios meses desde que algunas estudiantes de la preparatoria comenzaron a molestarla y a secretear en grupo sobre su "deprimente situación", y de cierta manera ella lo entendía, claro ella no era la primera chica en Beacon Hills que se haya embarazado a los 17, pero de todas formas estaba muy mal visto, y obviamente no podía evitar sentirse mal por aquellos comentarios tan hirientes.
Hace 2 días, incluso llegaron a decirle que debía suicidarse y hacerle el favor a su estorbo para que no naciera. La pasaba muy mal cada día de cada semana gracias a eso.
Cuando la noticia del embarazo de Helena llegó a los oídos de la manada, todos se sorprendieron al no esperar una bomba tan grande como esa, y mucho menos en tan terrible situación. Los jinetes parecían no darse abasto con todo el caos que estaban causando y la llegada de un bebé, hacía que todos se distrajeran de lo que realmente importa, que a pensamiento de la rubia, es el asunto de Stiles.
―Es una descarada, si yo fuera ella ni siquiera asomaría la cara por aquí ―Comentó una chica morena, mirando a Helena con el ceño fruncido y una mueca de asco.
―Qué pena me da, seguramente lo que quiere es llamar la atención ―Le siguió su amiga, una castaña que se limitaba a mirar con burla.
―Ahora entiendo porque su madre la dejó sola, es una zorra.
Helena cerró los ojos con fuerza para evitar romper en llanto frente a todos. Aquel recuerdo se repetía un millón de veces en su cabeza, jamás olvidaría el momento en el que toda su familia y su propia madre le dieron la espalda. Pero para su buena suerte, Melissa la recibió con los brazos abiertos y aceptó ayudarla en todo lo que le fuera posible.
Inmediatamente, cerró su casillero de un portazoo y ni siquiera terminó de agarrar sus pertenencias, solo se fue rápido de ahí y se metió en un salón vacío.
Lloró, lloró y siguió llorando en silencio. Antes de quedar embarazada ella era la más popular que había en la preparatoria Beacon Hills, ahora no es más que la zorra que quedó embarazada.
Las puertas del lugar se abrieron estrepitosamente, dejando ver a Theo, bastante preocupado por su novia. Helena rápidamente se secó las lágrimas y dejó que la quimera se acercara a ella.
―¿Escuchaste todo? ―Murmuró, a lo que la quimera asintió en respuesta ―Ya no lo soporto.
―Escúchame, nosotros somos muy felices juntos, y Beth es querida por todas las personas especiales para ti. Estoy seguro de que seremos una gran familia, y al que no le gusta, que se joda ―Theo tomó a Helena por las mejillas para llamar su atención y luego se acercó a ella, para depositar un tierno beso en sus labios.
―¿Beth?
―Sí, me gusta ese nombre para nuestra hija ¿Y a ti?
―Me encanta, es hermoso. Te amo ―Dijo la rubia, dándole otro beso a Theo, esta vez con más pasión.
―Yo te amo más.
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Un mes ya había pasado y Helena estaba en pleno examen de física, cuando de repente comenzó a sentir humedad en su parte íntima, un chorro más que obvio de líquido pálido y acuoso comenzó a correr por sus piernas. Seguido de un dolor indescriptible, que no pasó desapercibido con los demás estudiantes.
Se le estaba saliendo el líquido amniótico.
Helena se inclinó hacia adelante, para poder hablar con su mejor amiga ―Kira, creo que ya viene.
La asiática rápidamente se levantó de su silla y se acercó a Helena para socorrerla.
―Recuerda lo que practicamos, respira hondo ―Dijo Kira haciendo respiración torácica y Helena imitó su acción.
―Llama a Theo ―Pidió la rubia, antes de soltar un fuerte grito al sentir un dolor punzante en el cuello uterino.
―¡Ambulancia, que alguien llame a una maldita ambulancia! ―Exclamó Malia desesperada de ver como los demás se quedaban viendo como si fuera una serie de televisión, y luego le arrebató el celular a una chica que estaba sentada a su lado.
En poco tiempo apareció Theo siendo acompañado por el entrenador Finstock, quien traía una silla de ruedas donde sentaron a Helena y la sacaron del salón. Sus quejidos y gritos llamaron la atención de muchas personas, causando que los estudiantes de otros salones salieran para ver que estaba pasando.
―Aún no llega la ambulancia ¿Los esperamos? ―Avisó Mason, caminando junto a Corey y Scott.
―¡Como se te ocurre! ―Exclamó la rubia, mirándolo mal.
Scott y Corey abrieron las puertas del lugar y al salir se quedaron pasmados sin saber qué hacer.
―No tenemos tiempo, vamos en mi auto ―Dijo Lydia, empujando a Theo bruscamente para tomar el control de la silla de ruedas.
Liam se acercó a su prima mayor e intentó consolarla ―No te alteres, piensa cosas bonitas. Arcoíris, unicornios...
―¡Cállate! ―Gritó Helena, adolorida.
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Ya en el hospital, la rubia estaba vestida con la bata celeste para pacientes, a su lado izquierdo estaba Melissa y a su lado derecho estaba Theo, frente a ella estaba la doctora que la ayudaría a dar a luz, acompañada de Lydia y Kira.
Helena empezó a desconectar de sí misma, el olor del aromatizante que estaba en la sala le parecía cada vez más insoportable, su respiración se descontrolaba y la impotencia de no estar cómoda con tanta luz, olores y ruido, la hacían gritar como signo de expresión de rabia.
―¡Mamáaa! ―Gritó la chica al sentir otra punzada.
Melissa le quitó a Helena el cabello que tenía pegado a la frente, debido al sudor y tomó su mano. En ese momento, la muchacha sintió en la piel de la mayor la protección de una madre y el calor de una abuela: ―Respira cariño, respira profundo.
―Helena, puja ―Ordenó Kira, y la rubia comenzó a hacer lo que su mejor amiga le había pedido sin dudar.
―¡Aaaaah! ―Volvió a gritar.
Helena comenzó a empujar en el momento en que venían las contracciones, pero estaba cansada y muy adolorida.
―Suéltenme por favor, ¡Ya no aguanto más! ―Exclamó, mientras intentaba zafarse del agarre de Lydia y Kira.
―Tú puedes amor, mírame ―Theo llamó la atención de Helena y le dedico una sonrisa, antes de tomar su mano derecha para quitarle el dolor ―Tu puedes.
―Está asomando ―Dijo la doctora con felicidad.
Estas palabras emocionaron a la muchacha y le hicieron saber que faltaba poco. Helena agradeció en silencio a la vida y pujó fuerte. Salió la cabeza de una hermosa bebé mientras Theo estaba preparado para recibirla, las lágrimas salían de los ojos de Helena, acompañadas de quejidos y llanto. Un par de pujos más y lo dio todo, en un grito salió expulsada su pequeña hija, siendo recibida por las manos de su papá.
La doctora anudó el cordón umbilical a unos centímetros del vientre de la bebé y Theo cortó el cordón con unas tijeras especiales. Posaron a la niña junto al vientre de Helena, todos rieron de felicidad, nadie les sacaba las sonrisas.
―¿Cuál es el nombre de la niña? ―Preguntó Melissa, mirando a Helena con ternura.
―Beth.
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