➷ capítulo nueve: derek hale
you're beautiful ― james blunt

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𝕰𝖑𝖞𝖔𝖓 𝖑𝖑𝖊𝖛𝖆𝖇𝖆 𝖕𝖚𝖊𝖘𝖙𝖔 𝖚𝖓 𝖕𝖗𝖊𝖈𝖎𝖔𝖘𝖔 vestido blanco de tul, adornado con pedrería de cristal y corte de sirena. No solo tenía ese aire romántico que ella siempre había deseado, sino que además, el peinado recogido y su hermosa tiara de pedrería la hacían lucir muy elegante.

Los complementos resultaron ser muy discretos, pero ideales al no ser exagerados. Llevaba unos delicados aretes de perla blanca y un brazalete de zafiro, junto con un ramo de tulipanes de tonalidades violetas y blancas.

A su lado estaba su padre adoptivo, Alan Deadon, quien a pesar de mostrarse muy serio y tranquilo, estaba completa y totalmente nervioso por el hecho de que la única hija que tenía, estaba a punto de casarse con un hombre lobo para comenzar una nueva vida sin él.

Los violinistas comenzaron a tocar, Elyon soltó un suspiro y enredó su brazo con el de su padre para así iniciar la caminata hacia el altar, donde Derek esperaba a la rubia con una radiante sonrisa plasmada en el rostro.

Delante de ellos iba la pequeña Jessica, tirando pétalos de rosas en el suelo, y a sus espaldas iban Kira y Lydia con los brazos entrelazados mientras cada una llevaba un anillo.

El sacerdote (al cual Elyon le tenía rabia porque una vez lo vió patear a un gato) se alejó del podio para acercarse a la pareja y comenzar con los votos matrimoniales: 

―Hermanos y hermanas, sean bienvenidos a esta hermosa celebración, por la unión de este hombre y esta mujer. Derek Hale ¿Aceptas a Elyon Deaton, ahora Hale, para amarla y respetarla hasta que la muerte los separe?

―Hasta que la muerte nos separe ―Respondieron ambos al unísono.

En ese momento, Kira y Lydia tomaron rumbos separados, la pelirroja fue con Derek para entregarle el anillo de Elyon y la asiática fue con Elyon para entregarle el anillo de Derek.

Derek tomó el anillo y se acercó a la rubia para ponerle el anillo: ―Con esta mano sostendré tus anhelos, tu copa nunca estará vacía porque yo seré tu vino; con esta vela alumbrare tu camino en la oscuridad, y con este anillo te pido que seas mi esposa.

―Estoy tan feliz de que ya no seas un adolescente ―Murmuró Elyon, antes de tomar el anillo del hombre y ponérselo a él.

―Te amo.

—Yo te amo más.

―Entonces sin más preámbulos, los declaro marido y mujer. Ya pue... ―El sacerdote se interrumpió a sí mismo al ver que la pareja no esperó su aprobación, debido a que ya se estaban besando. Toda la iglesia estalló en aplausos, silbidos y gritos de felicidad.

―¡Tienes que tirar el ramo! ―Exclamó Melissa emocionada.

Todas las chicas presentes se arrinconaron frente a Elyon, quien se volteó y rápidamente lanzó el ramo de flores. Al darse la vuelta, vio que quien lo tenía en las manos era Malia.

―No me miren así, esta mierda no me emociona en lo más mínimo ―Comentó la coyote, pasándole el ramo a Mason, quien se ganó una sonrisa pícara por parte de Elyon mientras señalaba a Corey disimuladamente.

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―Despacio vaquero ―Murmuró la rubia, sintiendo como Derek trataba de bajar el dobladillo de sus bragas de winnie pooh.

Hace dos días, la pareja había llegado a su lugar de luna de miel en Montego Bay. Lo cual tenía a Derek muy inquieto, debido a que Elyon estaba empeñada en no querer tener relaciones sexuales todavía, y no es que la rubia sea virgen, simplemente le gustaba hacer sufrir al hombre.

―No me hagas esto de nuevo, cariño ―Derek se sentó en el borde de la cama.

―Pero se me hace tan entretenido ―Comentó en tono seductor, mientras se sentaba en el regazo de Derek, a lo que este le respondió poniéndole sus manos en la cintura, comenzando un tortuoso vaivén de caderas.

Derek se inclinó para besar a Elyon y ella le correspondió sin dudar. Las manos del moreno dejaron la cintura de la rubia y se ponen en su trasero, un gruñido se escapa de los labios de Elyon, dándole paso a Derek para meter su lengua y comenzar a recorrer su boca.

El hombre lobo besaba el cuello de Elyon, dejando pequeñas marcas en el. La rubia le quitó la camiseta a Derek, dejando ver su torso marcado. El moreno se quitó su pantalón, tomó a la muchacha por los muslos, y ella por instinto los enredó en su cadera, sintiendo el miembro erecto de Derek rozar contra su intimidad.

―¿Estas lista, primor? ―Preguntó Derek, con la voz ronca.

―Ajá... ―Respondió ella, perdida en sus pensamientos eróticos.

Derek recostó a Elyon en la cama para después quitarse el bóxer, luego se acercó a la rubia otra vez, movió sus bragas a un lado y se hundió en ella, gimiendo por la estrechura de sus paredes. La velocidad de las embestidas del moreno se hacía cada vez más rápida, por lo que Elyon gime y arquea su espalda debido al placer.

El nudo en el vientre de Elyon se aprieta aún más, dando a entender que estaba a punto de llegar a su orgasmo.

―Derek... No te detengas.

―Oh no cariño, voy a vengarme por tu treta de hace dos días.

Iba a ser una semana bastante larga.