┈─ 𝐜𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐭𝐡𝐢𝐫𝐭𝐞𝐞𝐧

⊹ ‧₊˚ 𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐓𝐡𝐢𝐫𝐭𝐞𝐞𝐧  ⊹ ‧₊˚

𝐭𝐡𝐞 𝐥𝐢𝐦𝐢𝐭 𝐨𝐟 𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫

Maya intentó ignorar la sensación de nervios en su estómago.

—No quería molestarte —dijo Axel, rompiendo el silencio con un tono bajo, pero sincero.— En serio, no quería interrumpir…

Maya lo miró, confundida por sus palabras.

—¿Qué quieres decir? — preguntó ella, aunque no estaba segura de lo que él quería decir con “molestar”.

Axel respiró hondo antes de continuar.

—Vi que estabas con ese chico… —

Maya, al principio sorprendida por su preocupación, lo miró fijamente.

— Miguel,  es mi amigo —respondió rápidamente, intentando dejar claro que no había nada raro entre ellos.

Axel, sin embargo, la observó por un momento antes de asentar con la cabeza.

—Entiendo —dijo, aunque su tono aún parecía algo distante.

Maya se sintió un poco incómoda por la situación, pero decidió aclarar las cosas.

—Miguel y yo… somos amigos, Axel. Nada más. Es como un hermano para mí.

Axel no respondió de inmediato, pero su mirada parecía suavizarse un poco. Maya pudo ver que, aunque trataba de esconderlo, algo en su interior estaba cambiando.

Finalmente, Axel dio un paso hacia ella, su expresión más relajada.

—No es que me moleste, es solo que… —

—Nada — Axel cambio drasticamente de tema intentando salir de algo que se estaba volviendo incómodo — Lamento que hayas perdido así. Sé que eres buena —dijo, y su voz sonaba genuina.

Maya sintió que su pecho se apretaba. No esperaba escuchar eso de él.

—Gracias —susurró.

Axel bajó un poco la mirada antes de hablar nuevamente.

—¿De verdad pensabas irte de Barcelona sin más? ¿Sin despedirte de mí? —Su voz era grave, pero no sonaba enojado, sino decepcionado.

Maya sintió una punzada de culpa al escuchar esas palabras. Sabía que había estado evitándolo, pero escucharlo decirlo en voz alta lo hacía más real.

—No era mi intención… —murmuró ella, pero Axel dejó escapar una risa sin humor.

—¿No era tu intención? Entonces, ¿qué era? Porque parecía que me estabas evitando—.

Maya apretó los labios. Tenía razón. Había intentado alejarse de él porque no sabía qué hacer con todo lo que sentía. Pero ahora que estaban allí, enfrentándose cara a cara, no podía seguir huyendo.

—No sabía cómo enfrentar esto —admitió al fin—. Lo que pasó entre nosotros… lo que pasó en la pelea… todo ha sido demasiado confuso —.

Axel la observó por un momento antes de suspirar.

—Para mí también —.

Esa confesión la tomó por sorpresa. Axel siempre parecía tener todo bajo control, pero en ese instante, Maya podía ver en sus ojos que él también había estado lidiando con muchas emociones.

—El torneo lo es todo para mí, Maya —continuó él, su voz más suave esta vez. — Entrené toda mi vida para esto. Mi sensei, mi dojo… me enseñaron que no puedo permitirme distracciones. Que lo único que importa es ganar—.

Maya bajó la mirada. Entendía ese sentimiento demasiado bien. Cobra Kai había sido lo mismo para ella. La había moldeado para ser fuerte, para ser despiadada, para no dudar.

—Por eso no supe cómo reaccionar después de nuestra pelea —prosiguió Axel. — Tenía demasiado que perder —.

Ella alzó la vista, encontrando sus ojos.

—¿Y ahora? —preguntó en voz baja.

Axel se quedó en silencio por unos segundos antes de negar con la cabeza.

—No lo sé. Pero sí sé que no quería que esto terminara así —.

Maya sintió que su pecho se apretaba.

—Yo tampoco—.

Ambos se quedaron así por un momento, mirándose sin saber qué más decir. Hasta que Axel, con un poco de esfuerzo, suspiró y murmuró:

—Lo siento, Maya—.

Ella parpadeó, sorprendida.

—¿Por qué?—

—Por cómo reaccioné. No debí alejarme de ti de esa manera. No debí dejar que lo que siento se viera opacado por mi miedo a perder —.

Maya sintió que su corazón latía más rápido.

—Yo también lo siento —susurró.

Axel la observó, y por primera vez en días, una pequeña sonrisa apareció en su rostro.

Antes de que pudieran decir algo más, el sonido de las bocinas retumbó en el aire, interrumpiendo el momento.

"A todos los concursantes del Sekai Taikai, por favor diríjanse al salón principal."

Maya y Axel intercambiaron una última mirada antes de que ella diera un paso atrás.

—Será mejor que vayamos —dijo, tratando de sonar tranquila.

Axel asintió, y sin decir nada más, caminaron juntos de regreso al vestíbulo, donde los demás competidores ya comenzaban a moverse hacia el salón.

Cuando llegaron, Maya vio a Tory de pie con los demás de Cobra Kai. Su amiga le lanzó una mirada cómplice cuando la vio llegar con Axel.

Maya rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír un poco.

Axel se separó de ella y se dirigió hacia su propio dojo, mientras Maya se unía a su equipo.

El anfitrión del torneo tomó el micrófono y comenzó a hablar.

—Antes de anunciar la alineación de la final, tenemos un aviso importante.

Los murmullos en la sala cesaron de inmediato.

—Después de una revisión exhaustiva, se ha determinado que un equipo ha sido descalificado debido a que cuatro de sus integrantes dieron positivo en una prueba de dopaje.

Un silencio tenso se apoderó del lugar.

—Esto significa que un dojo tendrá la oportunidad de regresar al torneo. El equipo con el puntaje más alto después de las eliminaciones tomará el lugar vacante.

Los competidores se miraron entre sí, expectantes.

El anfitrión hizo una pausa antes de anunciarlo.

—El dojo que regresa al torneo es… ¡Cobra Kai!

Maya sintió que su corazón se detenía por un segundo antes de que la emoción la golpeara de golpe.

Se giró hacia Tory, quien también parecía incrédula.

—¡Volvimos! —dijo Maya, sin poder contener la emoción.

Tory, aún sorprendida, dejó escapar una risa y Maya la abrazó con fuerza.

—Tienes otra oportunidad, Tory —susurró Maya—. Podemos ganar esto.

Tory asintió con determinación.

Los demás de Cobra Kai comenzaron a reaccionar también, algunos aún sorprendidos, otros ya listos para la siguiente fase.

Desde la distancia, Maya sintió la mirada de Axel sobre ella. Giró levemente la cabeza y lo vio observándola con una expresión difícil de descifrar.

No estaba segura de lo que venía después. Pero una cosa sí sabía: aún no era el final.

May se dirigio al gimnasio, Tory y Kwon se preparaban para lo que sería una nueva oportunidad para Cobra Kai. El sonido de los golpes, los gritos de concentración resonaban en ese espacio. La derrota de la semifinal había dejado marcas en todos, pero sabían que este era su momento para redimir todo.

Antes de comenzar con el entrenamiento, Kreese se adelantó, levantando su mano para que guardaran silencio. Su mirada era fija, intensa, como siempre.

—Las segundas oportunidades no son muy comunes, pero que me parta un rayo si no aprovechamos esta —dijo Kreese, su voz grave resonando en el aire. Sus palabras estaban cargadas de un propósito que, aunque duro, se sentía necesario.

La sensei Kim se unió a él, con su mirada igualmente feroz, mientras observaba a todos los miembros del dojo con una intensidad propia de una líder que no iba a tolerar la debilidad.

—Volveremos a casa con honor —dijo Kim con firmeza, su voz llena de determinación. Todos en el dojo la escucharon atentamente. No había lugar para excusas.

Kwon y Tory, quienes eran los capitanes, se acercaron al centro del gimnasio, listos para recibir las instrucciones. Yoon y Maya estaban listos para apoyarlos, para ser la mano fuerte cuando las cosas se complicaran.

—Ustedes dos —dijo Kreese, dirigiéndose a Kwon y Tory, — fueron elegidos como mis campeones, porque ambos tienen esa lucha interior. Es hora de dejar que todo salga. Aprovechen su dolor. Enfoquen esa rabia. Y apunten a su enemigo. Y entonces, y solo entonces, desaten el infierno —.

El ambiente se volvió más denso con sus palabras. Todos sabían lo que eso significaba. No solo era una cuestión de habilidad, sino de controlar el dolor y canalizarlo en algo más grande.

Kwon asintió con seriedad, su rostro mostraba una determinación que solo había mostrado en los momentos más difíciles. Tory, por su parte, parecía un poco menos confiada, pero había algo en su mirada que decía que no se dejaría vencer tan fácilmente.

Comenzaron con los entrenamientos. Maya y Yoon se encargaron de ayudar a los capitanes a perfeccionar sus técnicas.

Todo parecía ir según lo planeado hasta que Tory se acercó a la tabla que Maya sostenía, lista para romperla con su técnica. Los senseis observaba en silencio, todos sabían que esa era una prueba de su fuerza interior, de su capacidad para superar los obstáculos.

Tory se preparó, pero cuando intentó romper la tabla con un golpe certero, no lo logró. La tabla se mantuvo intacta, y la confusión se reflejó en los rostros de todos los presentes. Kreese, que estaba observando desde el lado, se acercó rápidamente, su mirada fría y severa.

—No lo conseguiste —dijo con tono bajo, casi como un susurro. Nadie sabía qué pasaría a continuación, pero las palabras de Kreese caían con peso sobre el ambiente.

Tory estaba confundida, frustrada, pero aún no había tiempo para detenerse. Kreese la apartó del grupo para hablar con ella en privado. Todos sabían que algo pasaba dentro de ella, y no solo en su cuerpo, sino también en su mente.

El entrenamiento continuó sin pausas, como si nada hubiera ocurrido. Pero los murmullos sobre la falla de Tory no se disiparon. Maya, sin embargo, no dejó que la incertidumbre invadiera el ambiente. Ella sabía que los errores eran parte del proceso, pero también entendía que no había tiempo para dudas ahora.

El sol se estaba comenzando a poner cuando finalmente se dio la hora del torneo de campeones. El dojo estaba preparado, pero las dudas seguían rondando en el aire. ¿Serían capaces de superar sus propias limitaciones? ¿Podrían hacer frente al reto de la final y aprovechar la segunda oportunidad que se les había dado?

Maya miró a su alrededor. Kwon, Tory y todos los miembros de Cobra Kai estaban listos. Aunque había incertidumbre, también había algo más profundo, un deseo de redención, de demostrar que las derrotas no los definían.

Con un último vistazo, se dirigieron hacia el lugar donde sus destinos, y el de Cobra Kai, se decidirían.

Maya estaba de pie al borde del tatami alineada junto a su dojo, atenta a cada combate.

El primer combate comenzó con Kwon enfrentándose a Diego de Furia de Pantera. Desde el principio, Kwon mostró su velocidad y precisión. Diego intentó usar su fuerza para dominar el combate, pero Kwon se movía con una agilidad impresionante, esquivando cada golpe con fluidez. Con una serie de ataques rápidos, logró conectar una patada giratoria al costado de Diego, haciéndolo tambalearse. Diego intentó contraatacar, pero Kwon lo anticipó y terminó el combate con un nocaut. Haciéndolo asegurar su ligar en la fina masculina.

Cobra Kai celebró discretamente, sabiendo que cada victoria los acercaba más al objetivo.

El siguiente combate trajo a Zara contra María de Furia de Pantera. Maya observó cómo Zara esquivaba con facilidad los golpes de María, esperando el momento perfecto para atacar. En un parpadeo, Zara conectó una serie de golpes certeros, desestabilizando a su oponente antes de derribarla con un golpe contundente.

—Ganadora—resonó la voz del árbitro, levantando la mano de Zara.

Maya vio a Zara sonreír con arrogancia antes de retirarse del tatami.

Y entonces llegó el combate que más la inquietaba.

Axel contra Robby.

Maya sintió cómo su cuerpo se tensaba. Axel tenía la ventaja física: era más grande y más fuerte, pero Robby era rápido e inteligente. El combate comenzó con Robby lanzándose al ataque, moviéndose con precisión, intentando encontrar una apertura. Pero Axel no se inmutó.

Solo usaba su defensa.

Maya observó con asombro cómo Axel desviaba cada golpe de Robby con una facilidad impresionante, como si hubiera anticipado cada uno de sus movimientos. Su postura era impecable, su técnica perfecta.

Pero entonces, la voz de su sensei resonó desde el otro lado del tatami.

—进攻! (Ataca).

Fue solo una palabra.

Pero Axel cambió al instante.

Maya sintió un escalofrío recorrerle la espalda cuando vio lo que pasó después.

Axel pasó de ser una muralla inquebrantable a convertirse en una fuerza imparable.

Su ofensiva era simplemente increíble. Su velocidad, su fuerza, su precisión… todo era brutal. Sus golpes tenían un peso diferente, como si cada uno estuviera diseñado para destruir.

Maya nunca había visto algo así, sintió algo extraño en su pecho.

Preocupación.

Pero no solo por Robby.

Axel estaba peleando de una manera que nunca antes había visto. Su mirada era fría, su expresión impasible. No parecía estar disfrutando del combate, pero tampoco mostraba compasión.

Era como si estuviera hecho para esto.

Axel atrapó a Robby con un agarre firme, mientras lo obligaba a sostenerle la mirada.

—¿Te seguirás defendiendo o vas a pelear? —

Robby forcejeó, pero Axel lo soltó solo para empujarlo con fuerza. Robby perdió el equilibrio y tropezó hacia atrás, chocando contra los miembros de Cobra Kai que estaban a tu lado.

Kwon aprovechó el momento.

Con un movimiento rápido, clavó su codo en el costado de Robby.

Esto ya no era solo una pelea.

Maya vio a Miguel, con el ceño fruncido acercándose rápidamente a Robby, pero antes de que llegara, Axel lo tomó y lo empujó con fuerza.

—¿Cuál es tu maldito problema? —espetó Miguel, sujetando a Axel por el gi.

Axel, que ya parecía cegado por la adrenalina y el enojo, reaccionó instintivamente y empujó a Miguel con fuerza, haciendo que este retrocediera un par de pasos.

La multitud estalló en murmullos y gritos de asombro. Maya observó la escena con el corazón acelerado, su mirada se encontró con la de Tory, quien estaba igual de confundida.

—Vamos, Romeo —provocó Miguel, dándole un leve empujón a Axel, como si lo estuviera desafiando.

Axel respiraba con dificultad, sus ojos reflejaban una ira contenida que parecía a punto de desbordarse.

Robby también se posiciono frente a Kwon, su expresión llena de rabia y orgullo herido.

Los miembros de los distintos dojos empezaron a moverse con cautela, formando un círculo cada vez más cerrado alrededor de los cuatro peleadores.

El anfitrión tomó el micrófono con urgencia.

—¡Basta! ¡Paren esto, contrólense! —

El árbitro se interpuso rápidamente entre Miguel y Axel, empujándolos hacia atrás para evitar que la situación se descontrolara.

—¡Todo el mundo fuera de la lona! —ordenó el anfitrión, con una voz firme que resonó en el recinto.

Pero en ese momento, la situación se salió completamente de control.

El sensei del dojo que había sido descalificado, aún lleno de ira por la decisión, se acercó al anfitrión con pasos rápidos y lo golpeó brutalmente en el rostro, haciendo que el micrófono cayera con un sonido estridente al suelo.

Por un segundo, todo quedó en silencio.

Y luego, el caos se desató.

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