┈─ 𝐜𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐬𝐞𝐯𝐞𝐧
⊹ ‧₊˚ 𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐒𝐞𝐯𝐞𝐧 ⊹ ‧₊˚
𝐭𝐡𝐞 𝐬𝐡𝐞𝐥𝐭𝐞𝐫 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐧𝐢𝐠𝐡𝐭
Maya, junto con Tory, Kwon y otros miembros del equipo de Cobra Kai, caminaban hacia un bar cercano al hotel. El día había sido agotador, pero la idea de relajarse un poco antes de la siguiente ronda del torneo parecía irresistible.
- Necesitamos esto - dijo Tory mientras empujaba la puerta del bar, dejando entrar el sonido de risas y la música.
El lugar estaba lleno de energía. Las luces cálidas y las decoraciones le daban al bar un ambiente acogedor pero vibrante. Una mezcla de competidores y turistas ocupaban las mesas y la pista de baile improvisada, mientras el bar central era el punto de reunión para aquellos que buscaban un trago rápido.
Maya, entrando detrás de Tory, miró alrededor y no tardó mucho en notar varias caras familiares.
- Parece que no fuimos los únicos en tener esta idea - comentó Maya en voz baja, con una ligera sonrisa irónica mientras cruzaba los brazos.
Tory no perdió tiempo en llevar a Maya hacia la barra, esquivando a un par de turistas que se tambaleaban con copas en las manos.
- Vamos, esto lo necesitamos. Nada mejor que un trago para calmar los nervios - dijo Tory, apoyándose contra el mostrador mientras el camarero se acercaba.
- ¿Qué van a tomar? - preguntó el hombre con una sonrisa cortés.
Tory pidió una cerveza artesanal, y Maya optó por algo más suave, un mojito sin alcohol. Una vez que les sirvieron las bebidas, el camarero levantó una ceja.
- ¿Tienen cuenta o...? -
Antes de que alguna pudiera responder, una voz familiar interrumpió la conversación.
- Yo me encargo de esta - dijo Zara con un tono altivo, acercándose con pasos seguros y mirada de superioridad. - Mis patrocinadores pagan por todo este viaje, así que, técnicamente, yo invito -.
Maya, aunque sorprendida por la aparición repentina de Zara, mantuvo la compostura. - Oh, gracias. Es muy amable de tu parte - dijo con una sonrisa educada.
Zara la miró de arriba abajo, claramente desinteresada en la amabilidad de Maya. - No hay de qué. Dicen que es bueno ser generosa con los que no pueden darse estos lujos. - Luego se giró hacia Tory con una expresión burlona. - Deberías tomar algunas fotos, ¿sabes? Para que recuerdes tu único viaje a un lugar así -.
Tory no dudó ni un segundo en responder. Su sonrisa se convirtió en una mueca de desafío. - Claro, te tomaré una foto... en la final, cuando estés en el piso recogiendo tus dientes -.
La tensión en el aire era palpable. Zara alzó una ceja, pero antes de que pudiera replicar, Tory tomó a Maya del brazo y la arrastró hacia el otro lado del bar, lejos de la escena.
- ¿Qué fue eso? - preguntó Maya mientras se acomodaban en una esquina más tranquila.
Tory dejó su cerveza sobre la mesa con un golpe seco y la miró con incredulidad. - ¿Qué fue eso? ¡Esa chica intentó humillarte y tú le agradeciste como si fuera tu mejor amiga! -
- Solo estaba siendo educada. No veo por qué... - Maya comenzó, pero Tory la interrumpió.
- Porque no puedes ser amable con alguien como Zara. Gente como ella ve la amabilidad como una debilidad. ¿O es que le hablas solo para acercarte a él? -
Maya se quedó helada ante la acusación de Tory.
- ¿Qué? ¿De qué hablas? - preguntó, claramente desconcertada.
Tory se cruzó de brazos y levantó una ceja, como si la respuesta fuera obvia.
- Axel. Vamos, Maya, no soy tonta. ¿Crees que eso te va a acercar a él? -
Maya abrió la boca para responder, pero las palabras no salieron de inmediato.
- ¡Eso no tiene nada que ver! - respondió finalmente, en un tono más defensivo de lo que habría querido.
- ¿En serio? Porque, desde aquí, parece que estás tratando de ganarte puntos extra siendo la chica buena -.
Maya frunció el ceño, sintiendo una mezcla de molestia y vergüenza. - Yo no estoy interesada en Axel, y mucho menos en ganar ganarme a Zara. Solo... no veo el punto de empeorar las cosas provocándola -.
Tory soltó una risa incrédula, negando con la cabeza.
- Eso es lo que no entiendes. En este mundo, ser amable no te lleva a ninguna parte. Zara no va a respetarte por eso; va a aprovecharse de ti. Y si estás aquí pensando en él o en cualquier cosa que no sea ganar, estás perdiendo el tiempo -.
Maya apretó los labios, conteniendo la respuesta que realmente quería darle a Tory. Su corazón latía rápido, y el enojo comenzaba a subirle por la garganta, pero sabía que una pelea con su compañera no llevaría a nada bueno.
Respiró hondo, dejando el vaso en la mesa con un movimiento firme.
- ¿Sabes qué? Mejor me voy al hotel. Necesito descansar para mañana - dijo, su voz calma pero cargada de una tensión que Tory no pudo ignorar.
Tory levantó una ceja, sorprendida por la repentina decisión de Maya.
- ¿En serio? ¿Así de fácil? - preguntó, con un tono que rozaba el sarcasmo.
Maya se cruzó de brazos y mantuvo su postura. - Sí, Tory. No tengo ganas de pelear contigo. Si crees que estoy perdiendo el tiempo aquí, prefiero usarlo en algo más productivo -.
Sin esperar respuesta, Maya se giró y comenzó a caminar hacia la salida del bar.
El aire fresco de la noche la recibió, dándole un respiro necesario. Maya caminó por la playa, sus pasos lentos mientras intentaba calmar la mezcla de enojo y frustración que sentía. No podía entender por qué Tory asumía lo peor de ella, especialmente cuando solo estaba intentando mantenerse tranquila en medio de todo el caos del torneo.
A lo lejos, notó una figura moviéndose con fluidez en la arena. Al acercarse un poco más, pudo distinguir a Axel. Estaba concentrado, ejecutando una kata con precisión impecable.
El corazón de Maya se aceleró al verlo. Sin pensarlo demasiado, giró sobre sus talones, intentando alejarse antes de que él la notara.
- ¿Maya? - La voz de Axel la detuvo.
Ella cerró los ojos por un momento, soltando un suspiro antes de darse la vuelta lentamente.
- Lo siento, no quería interrumpir -.
Axel sonrió, acercándose un par de pasos hacia ella. - No interrumpiste. Solo estaba... -
Maya asintió, evitando su mirada. - Bueno, sigue. Yo... mejor me voy -.
- No, está bien - respondió Axel, deteniéndola con un tono tranquilo.
Maya lo observó de reojo, todavía incómoda. - Muy buena kata, por cierto. ¿Cómo se llama? -
Axel alzó una ceja, esbozando una sonrisa. - ¿Estás tratando de distraerme, o es curiosidad genuina? -
- Genuina, supongo - contestó Maya, nerviosa, desviando la mirada hacia el mar, sobre todo porque Axel no llevaba camiseta y su presencia parecía llenar todo el espacio entre ellos.
- Se llama Seienchin - explicó Axel. - Es para controlar la respiración y mantener la calma bajo presión. Pero se supone que no debemos hablar con el oponente -
Maya rió suavemente. - Eso dicen. Pero ya lo hicimos y técnicamente ya hemos hablado antes, ¿no? -
- Supongo que tienes razón - admitió, sintiendo que el ambiente se relajaba un poco.
- ¿No es muy tarde para estar entrenando? -.
- Siempre hay tiempo para entrenar - dijo Axel, con un tono tan firme que Maya no supo si estaba bromeando o completamente serio.
Axel se agachó para recoger su camiseta, y mientras la levantaba, Maya notó algo que hizo que su corazón se detuviera: marcas en su espalda.
- Axel... - Maya tragó saliva, intentando sonar calmada. - ¿Qué son esas marcas? -
Él se detuvo un momento antes de girarse hacia ella, ya con la camiseta puesta. - De la competencia - respondió con indiferencia, como si no fuera gran cosa.
- ¿La competencia? - preguntó Maya, con incredulidad. - Nadie ha logrado marcarte un punto -.
Axel no respondió de inmediato, su mirada se endureció, y por un momento parecía medir si debía hablar.
- Axel... sé lo que dije sobre no haber visto nada. Pero no puedo fingir que no pasó -.
Axel la miró fijamente, su expresión mezclando sorpresa y algo más que Maya no pudo descifrar. Después de un momento, suspiró y miró hacia el océano, evitando su mirada.
- No es lo que piensas - dijo finalmente. - Pero si te importa tanto, no deberías preocuparte por mí -.
Maya frunció el ceño, cruzando los brazos. - ¿Y por qué no? -
Axel soltó una risa breve y amarga. - Porque soy tu oponente, ¿recuerdas? -
Las palabras de Axel golpearon a Maya con una extraña mezcla de dolor y resignación. Claro, sabía que tenía razón, pero escucharlo decirlo de esa manera hizo que algo dentro de ella se contrajera. Era la verdad, y aun así, no podía evitar sentir que había más en él que simplemente un rival.
Tratando de apartar ese sentimiento, Maya tomó aire profundamente y miró hacia el mar. El sonido de las olas parecía calmar sus pensamientos, pero no lo suficiente como para ignorar lo que acababa de escuchar.
- Ya sabes mi nombre - comentó Axel con una sonrisa ligera, intentando cambiar de tema.
Ella levantó una ceja, sin dejarse distraer. - No fue nada fácil. Pero sé lo que estás haciendo - señaló, cruzándose de brazos. - Estás tratando de cambiar de tema -.
Axel suspiró y se pasó una mano por el cabello, como si supiera que no podría escapar de la conversación. - Mi sensei quiere que sea el mejor - confesó, su voz tranquila pero cargada de peso. - Es por eso que nunca pierdo -.
Maya lo miró, estudiando su expresión. Había algo en sus palabras que sonaba casi... triste.
- Hay otras formas de enseñar, Axel - dijo ella, con suavidad. - Pero, tengo que admitirlo... tu dojo es increíble -.
Axel giró la cabeza para mirarla, con una pequeña sonrisa que parecía sincera por primera vez en la noche. - También eres... - hizo una pausa, corrigiéndose rápidamente. - Digo, también Cobra Kai es genial.
- Lo intentamos, supongo, aunque hay algunos imbéciles entre nosotros -.
Axel rió junto con ella, relajando un poco la tensión que había entre ambos. El sonido de las olas llenó el breve silencio que siguió, mientras los dos se quedaban parados en la playa, compartiendo un momento inesperado que ninguno de los dos había anticipado.
- ¿Puedo unirme a tu paseo? -
Maya levantó una ceja, sorprendida por la pregunta, pero al ver la expresión relajada de Axel, asintió.
- Claro, no tengo problema -.
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