3🏹
Una vez que el tiempo pasó y su castigo había terminado, el príncipe Seok Jin por fin pudo regresar al bello palacio de Zelendia. Había sido la alegría para Tae Hyung que se sentía muy solo ahora que su mejor amigo había dejado de ir al reino por su causa.
—¡Príncipe Seok Jin! —había exclamado emocionado cuando lo vio llegar—. ¡Por fin le han dejado venir!
—¿Qué ha hecho para que no pudiese regresar? Estaba muy triste por no venir.
—Prometa que no le contará a nadie —lo vio sentarse en la banca para escuchar, ya que Tae Hyung estaba sentado en el césped y en calcetas con su traje real puesto—. Debe júralo por nuestra amistad —Seok Jin había jurado su silencio—. ¡Casi mato al señor Min!
—¡¿Qué?! —gritó con sorpresa, aunque Min que se hallaba detrás de ellos contó la versión exacta de lo que había ocurrido. Traía con él un tazón con frutos secos y jugo de cereza que dejó sobre la mesa junto a ellos.
—Ha trepado a un árbol ¡Es increíble, príncipe Tae Hyung! —Min sonrió ante la dulzura de los príncipes.
—¡Príncipe Seok Jin, yo era una ardilla voladora! —exclamó orgulloso—. Hasta que me caí...
—¿Fue como volver de la muerte, señor Min? —preguntó Seok Jin mientras tomaba unos frutos secos.
—Podría decirse que sí, Príncipe Seok Jin.
—Dame, dame, dame, dame —Tae Hyung abrió su boca esperando que Seok Jin le diera frutos secos, el mayor le tiró un fruto seco cayendo directamente en la boca del príncipe. Ambos festejaron por la excelente puntería.
—Santo Dios, príncipe Tae Hyung, los príncipes no comen así, se puede ahogar, el rey Kim se va a infartar si se ahoga.
—Pero no se ahogó.
—Sí, no me ahogue.
—Aún así, siéntese derecho y coma con tranquilidad, mastique antes de tragar.
—Sí señor Min —el lacayo negó con cabeza y se fue dejando a los príncipes disfrutar del día soleado—. El señor Min es como un segundo papá ¿Tiene más de un papá, príncipe Seok Jin?
—No, tengo a mi papá y a mi mamá.
—Yo no tengo mamá, pero tengo dos papás y soy feliz.
—Un papá debe cuidarnos, eso dijo mi mamá, entonces me parece correcto que tenga dos papás, porque ellos le cuidan.
—¡Sí! —aquel lo vio tomar más frutos—. ¡Dame, dame, dame, dame! —con su excelente puntería lo alimentó. Seok Jin había tomado los refrescos y los dejó en la banca para sentarse en el césped junto al príncipe.
—¿Quieres jugo?
—Se ha sentado en el césped... y... me ha tuteado.
—Quiero aprender a ser más como tú, puedes tutearme también.
—¡Wooow! —exclamó emocionado había muchas posibilidades en su mente—. ¡Puedo enseñarte todo lo que sé!
—¿Qué debo hacer?
—Afuera los zapatos, debe estar en calcetas.
—Mi padre se infartaría si me ve en calcetas —tuvo que reírse mientras se quitaban los zapatos.
—Suenas como el señor Min. Hay que quitarse las calcetas —dijo quedando descalzo, Seok Jin estaba perdido sin creer que debía hacer eso—. ¿Nunca has sentido el césped en los pies?
—Por supuesto que no, los príncipes no hacen eso.
—Me siento como un árbol cuando mis dedos tocan el césped.
—Quiero sentirme como un árbol.
—Quítate las calcetas —no muy convencido lo obedeció. Tae Hyung movía sus deditos entre las hojas del césped—. Has como yo —dejó caer sus pies y la sensación fue extraña—. Es muy pacífico.
—Lo es, es... ¿suave?
—Me gusta. Príncipe Seok Jin, ¿has tocado el lodo?
—¿Lodo? —titubeó. Nunca había tocado algo así. En su reino no estaba permitido que se acercara a los jardines. Tae Hyung había comentado que era excelente creando lodo y lo creía—. Puedo intentarlo...
—¡Bien! —exclamó—. Te divertirás —Seok Jin tomó un poco de refresco—. ¡Dame! —dijo al sonreír. Amablemente le dio de beber con el otro vaso—. ¡Está rico! El señor Min lo hace personalmente para nosotros.
—¿No lo hacen los cocineros?
—No, el señor Min prepara mi comida, dice que nadie sabe cómo alimentarme bien, entonces cocina para mí ¡Pero vamos hoy es fiesta de lodo!
—Ahh, príncipe Tae Hyung, no puedo ensuciar mi traje.
—¡Quítatelo! Yo haré lo mismo —bajo los trajes de los príncipes se acostumbraba a utilizar un pantaloncillo corto color crema y una camiseta de tirantes del mismo color—. Ya ves, ya ves —lo tomó de la mano y se fueron corriendo—. ¡Fiesta de lodito, fiesta de lodito, fiesta de lodito! —canturreaba. Lo llevó al cuarto de herramientas, le había pasado una pala y un trinche, Seok Jin tomó otras dos herramientas—. ¡Haremos una trinchera!
—¿Una trinchera?
—¡Sí! Una trinchera es como una zanja en la tierra, ahí se quedaban los soldados para protegerse del fuego enemigo en las guerras.
—Sé lo que es una trinchera, pero ¿por qué haremos una?
—Para que el señor Min no vea el lodo.
—Podemos hacerlo detrás del granero, es más efectivo que una trinchera.
—¡Buena idea!
Ambos corrieron hasta el granero y una vez ahí, Seok Jin comenzó hacer un hueco en la tierra con ayuda del menor que también pasaba por la tierra el trinche para darle una forma singular. Una vez el pequeño agujero se hizo en el suelo, fueron al pozo cerca del granero y con ayuda de las cubetas rellenaron el agujero con agua.
—¡Hicimos lodo! —Seok Jin lo miró entusiasmado, Tae Hyung había metido los pies dentro—. ¡Hazlo tú también! —el príncipe lo obedeció y la sensación fue todavía más extraña que el césped entre sus dedos—. Amo el lodo, pero el señor Min no me deja jugar —metió los dedos de la mano en el lodo—. ¿Sabes que es más divertido?, ¡lodo en tu rostro! —pasó apenas sus deditos en la mejilla del príncipe y comenzó a reír al igual que Seok Jin.
—¡Es una revancha! —exclamó al tirarle un poco de lodo en la ropa.
—¡Ya dijiste!
Yoon Gi caminaba con una bandeja llena de frutas para los príncipes, pero ya no estaban en el jardín cuando llegó. Se acercó a la banca y vio calcetas tiradas, el traje del príncipe Seok Jin bien doblado sobre la banca y el traje de Tae Hyung mal doblado sobre el césped—Cielos —jadeó. Estuvo buscándolos, hasta que escuchó gritos venir del granero, por supuesto lo que vio le horrorizó—. ¡Príncipes! —les regañó.
—¡Míreme señor Min, soy Vante, el hombre lodo! —Seok Jin se había reído al sentir como chorreaba lodo detrás de sus orejas.
—¡¿Qué han hecho?! Deben asearse, ninguno de los reyes puede verlos así ¡Se pueden infartar!
Y era verdad, estaban demasiado sucios, las ropas color crema ahora eran más como el color del cacao.
.
.
.
.
.
.
.
.
Carta de 𝒐̶𝒃̶𝒍̶𝒊̶𝒈̶𝒂̶𝒄̶𝒊̶ó̶𝒏̶ perdón.
Prometemos no volver a crear fiestas de lodo sin permiso previo del señor Min.
Nos disculpamos por el desastre ocasionado detrás del granero y las prendas que echamos a perder.
Firman el Príncipe Kim Tae Hyung de Zelendia y Príncipe Kim Seok Jin de Hostelzen.
Muchas gracias por leer🥰🍒
-: ✧ :-゜・.FairyWinB
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top