II

Chapter 2:-

Rosé se levantó esa mañana con su cuerpo entumecido, era tanto el cansancio que ni siquiera podía controlar sus pasos. Miró su reflejó gracias al espejo y se observó bien, tenía su rostro pálido, estaba delgada y bajo sus marrones ojos se podían apreciar unas horribles ojeras.
Estaba enferma, muy enferma y era consiente de ello, pero no tenía tiempo como para ir al doctor para saber de qué. Está semana estaba colapsada de exámenes y exposiciones, por lo que no podía darse él lujo de perder clases.

Eran las siete con treinta cuando su abuela Sandara la vio bajar las escaleras ya vestida y peinada para irse. La mujer de dio cuenta de su rostro demacrado y también de la falta de sueño de su menor.

-¿Rosie, te sientes bien? Si quieres puedes faltar él día de hoy. Llamaré al instituto para que te quedes en casa.-dijo preocupada.

-Estoy bien abuela.-le restó importancia.-Hoy no puedo faltar, tengo un examen importante de matemáticas.

-Bien, pero si llegáis a sentirte mal me llamáis, e iré por ti, ¿sí?

La rubia asintió agradecida. Realmente no tenía ánimos ni de salir de la residencia, pero tenía que asistir por ese estúpido examen.

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Al llegar al instituto, divisó a su mejor amiga a lo lejos. Lisa llevaba cerca de dos meses saliendo con Oh Sehun, y ella había pasado a segundo plano. No iba a negarlo, Sehun era guapo, no su gusto, pero tenía algo que volvía loca a todas las féminas.
Ellas se conocían desde él jardín de infantes, por eso le dolía su actitud y que ni siquiera le dirigiera él saludó.

-¿Rosé-ah, te encontráis bien? .-preguntó Jungkook deteniéndola por los brazos. Estaba tan sumergida en sus pensamientos, que ni cuenta se daba por donde caminaba.

-Gracias, Jungkook.-le agradeció decaída.-Estoy un poco distraída, es todo.

-¿Segura? Estás pálida, ¿realmente te sientes bien? ¿no quieres ir a la enfermería? .-le preguntaba preocupado.

-Sí, estoy bien. No te preocupes.-le sonrió y continuó con su camino.
Una vez llegó al salón, tomó asiento, colocó sus brazos en forma de almohada y apoyó su cabeza en ellos. Necesitaba recuperar fuerzas, después de todo serian solo cinco minutos.

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Habían pasado dos meses desdé que de habia enfrentado a Chaeyoung y aún después de aquello, no podía dejar de soñar con ella. Su cuerpo reaccionaba cuando estaba cerca de ella y tenía muchas ganas de tomarla entre sus brazos y no dejarla ir nunca más.
Obviamente su orgullo no le permitía hacer aquello, por eso era que se encontraba a diario con Seulgi.
Pero eso no quitaba que se la pasará observando, de echó se había dado cuenta de su malestar, y que parecía más cansada y en enferma.

-Park, vas a entrar a mí clase o no.-preguntó él profesor de literatura a su espalda.
Se volvió para darle una gélida mirada y luego tomó asiento en su pupitre al fondo del salón. Miró alrededor y se dio cuenta que la rubia dormía plácidamente en su puesto.

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Después de dos horas de escuchar la latera clase de literatura, él timbre sonó espantando a la joven que se incorporó abruptamente de su pupitre.

-¡¿Ya es hora del almuerzo?! .-sintió las miradas de sus compañeros y profesor encima suyo, para después ser la burla de ellos. Él salón se llenó de risas, como si se tratará de un acto de circo.

-Silenció clase.-demandó el hombre al centro del aula.-Park, dejaré pasar está situación porque parecés enferma. Esperó que no se repita, ¿bien?

-S-sí, profesor.-asintió con su rostro completamente rojo de la vergüenza.
Le pidió los apuntes de la clase a Jennie que se encontraba a su lado, la morena amablemente se los entregó siendo respondida por una linda sonrisa por la contraria.

Jimin la observaba en silenció, mientras ella sonreía y hablaba con sumo respetó. Roseanne era tan diferente a todas las féminas que conocía y era cercano. Era dulce y delicada, tan inocente y pura.
Sonrió arrogantemente sin que nadie lo notará, sólo él sabía que la pureza de Park Chaeyoung no era tan verdadera como parecía.

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Después de responder a duras penas él examen de matemáticas, llegó la última clase del día, la cual se trataba de deportes.
Mientras sus compañeras se cambiaban, ella se decía mentalmente que llegaría a casa y dormiria hasta él día siguiente.

-¿Chaeng, olvidasteis tu ropa de cambió? .-preguntó Joy al verla sorprendida.

-N-no, aquí la tengo.-le enseñó el buzo oscuro.-Perdón, estoy algo distraída.-río nerviosa y la joven asintió para después salir con él restó de muchachas.

Suspiró al quedarse sola en él camarín. Comenzó a cambiarse y tocó su estómago intuitivamente, éste se encontraba rígido, quizás se trataba de una intoxicación.
Cinco minutos después, se encontraba frente a sus compañeros escuchando las indicaciones del profesor.
Primero comenzaron a trotar por la cancha, y los que iban terminando las vueltas estiraban.
Normalmente ella siempre era una de las terceras o cuartas a la par con Lisa. Pero se sentía tan adolorida que iba de las últimas, hasta su compañera más rellenida la había pasado de largo.

-¡Vamos, Park! ¡Tú puedes por más! .-le gritó él hombre del silbato, incitándola a acelerar.

Jimin ya había terminado de dar las veinte vueltas. Ahora se encontraba elongando con SungWoon a su costado.
Su vista se colocó sobre ella en cuanto él profesor le gritó, chasqueo la lengua y decidió seguir con lo suyo.

-Al parecer Rosé-ah, está enferma. No debió de asistir a clases. Es estos momento debería estar en la enfermería, ¿no creés?

-No es asunto nuestro. Si se sentía mal no debió de venir aquí, es todo.

-Amigo, eres cruel.

-Soy realista, que es diferente.-él castaño a su lado no dijo más y siguió con su actividad. Aún así Jimin no pudo evitar mirarla de reojo y ver, que sí se encontraba pésimo.

Rosé continuó pesé a que sus piernas no podían más, pero una punzada en su estómago la hizo detener. Se dobló sobre sí misma e intentó recuperar él aliento, pero él dolor era insoportable.
Cayó de rodillas abrazando su vientre.

¡Rosé! ¡Chaeng! ¡Rosie!

-¿Park, te encuentras bien? .-escuchó la voz de su profesor lejana. Lo último que sintió antes de desvanecerse fueron unos fuertes brazos y caer sobre el cuerpo de alguien.

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Despertó con un horrible dolor de cabeza, aún se sentía débil y con náuseas.
Cuando sus ojos se aclararon, se encontró con la mirada preocupada se Lisa.

-Pensé que te habías olvidado de mí.-bromeó sonriendo, mientras se acomodaba con la ayuda de la Tailandesa.

-¡Boba, no digáis eso! Casi muero del susto.

-¿Park, te sientes mejor? .-preguntó su maestro preocupado.

-Me duele la cabeza y tengo náuseas.

-¿Has comido algo en mal estado? .-preguntó está vez la enfermera del instituto.

-No lo sé.

-Creó que deberías ir con un doctor, podría ser una intoxicación.-volvió a decir la mujer de blanco. Rosé asintió ante sus palabras.

-Sí te sentías mal, por qué demonios viniste a clases.-preguntó molestó desde la pared contraria. Ella conocía esa voz, mas, no le dirigió la palabra e ignoró por completo.

-Rosé, Jimin-ssi se encargó de traerte en brazos hasta aquí. Se miraba muy preocupado.-le susurró lo último sólo para que ella le escuchará.

-Gracias.-mascullo agriamente. Él rubio movió su cabeza aceptándola.
-Ya es tardé, debo irme.-hizo un movimiento brusco, lo que le causo un fuerte mareó. Jimin nuevamente le ayudó tomándola por la cintura.

-¡Ten más cuidado! .-le regañó quejándose.-Te acompañaré hasta tu casa, quizás ni puedas llegar a la parada de autobuses sola.

-¡Sí puedo! No me perderé, ni que fuese una niña de Kindergarden. No te necesitó, Park.

-Roseanne, te lo ordenó. Jimin, te acompañará y punto.-dictaminó su maestro dejándola con la palabra en la boca.

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-Deberías de comer más, estás demasiado delgada.-la molestó haciendo que ella lo mirara mal.

-¿Me estás diciendo “flacucha”? ¡Jimin-ah, idiota! .-gruñó empujándolo. Mas no le sirvió de mucho, ya que él chico la tomó del brazo y la acercó a ella.

-Logré que dijeras mi nombre.-río haciendo que ella se ruborizara. Le acarició la mejilla acercando su rostro al femenino, la rubia no se negó y lo besó.
Jimin lo siguió apoyándola en la pared contigua, allí se dedicó a meter sus manos bajo la pollera y acariciarle las piernas.
-Vámonos, te necesitó.-dijo con voz ronca.
Cuando Rosé iba a aceptar, su móvil sonó rompiendo su burbuja romántica.
Volvieron a la realidad, dándose cuenta que había un público que los observaba con inquietud y otro murmuraban cosas de ellos.

-Debo irme. Las chicas están esperándome en casa.

-La próxima vez, la campana no te salvará, Rosie.-le dio un beso profundo dejándola atontada y sin aliento.

-¡Alejarte de mí, pervertido! .-lo empujó nuevamente, y está vez corrió alejándose de él hasta perderse en la vuelta de la esquina.

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-Lisa-yah, nos dijo que te habías desmayado. ¿Ya estáis mejor?

-Sí, no fue nada.

-¿Nada? Rosé, es tu salud, no deberías tomarla a la ligera. Al menos no te has venido sola, eso es bueno.

-Ahg, ni me lo recuerdes. Ese tonto, quién se creé para decirme flacucha.

-¿Te dijo flacucha? .-Jisoo se largo a reír contagiando a Jennie, quien se encontraba a su lado.-No me lo puedo creer.

-No es gracioso, unnie. ¡Yah, no se rían!

-Púes yo no te veo en los huesos, es al contrario, hasta tienes panza.-señaló la morena. Rosé dirigió la mirada hasta su estómago, el cual había crecido en él último tiempo.

-Él me dice flacucha y tú gorda, ¿con cuál de los dos debería de quedarme? .-la rubia se desplomó sobre la cama, mientras las dos Kim la observaban desde él escritorio.

-Ay Rosie, deberías de relajarte un poco, era una broma.

-¡Es que es tan molestó! ¿Por qué no puede ser un poco más dulce? .-dijo frustrada, mas luego, suavizó su rostro al recordarle.-Como esa noche...

-¿Eh? .-ambas mayores se miraron sin comprender y tomaron lugar frente a la rubia.

-¿A cuál noche te refieres, Chae? ¿Fue en él campamento? .-preguntó Jennie intrigada.

Rosé se sonrojó fuertemente y bajó la mirada asintiendo.

-¡¿Qué sucedió exactamente “esa” noche, Roseanne?!

-Bueno... .-murmuró nerviosamente.

Rosé se encontraba sentada en él sofá de la casa de campó, que su abuela había rentado para el campamento.
Miraba una película romántica, mientras se preguntaba del « por qué nadie había regresado aún».

Llevó su vista hasta las escaleras y suspiró con cansancio. Sólo habían dos personas en esa cabaña, ella y Park Jimin. Él joven se había tenido que quedar a pedido por su abuela, ya que estaba sobre esforzando su cuerpo y la mujer lo mandó a descansar.

Él Park término siendo todo lo contrario a lo que sus compañeras de salón y las féminas del instituto suspiraban.
Éste la trataba mal y era pedante. Pero, terriblemente guapo y él lo sabía, y era consciente de ello.
Cada vez que pasaba por su lado, no podía evitar que sus piernas temblarán y su corazón le latiera hasta el punto de querer salirse de su cuerpo.

Volvió a colocar sus ojos en la pantalla, se acercó a la mesa de centro e intentó tomar las palomitas, pero al hacerlo un trueno la asustó causando que gritará alto y éstas cayeran al suelo.

-¿Qué sucede? .-preguntó al verla abrazada a sí misma y con los ojos cristalinos.-¿Qué te sucede, Park?

-¡Tengo miedo! .-gritó nuevamente cuando otro relámpago se hizo presenté.
Rosé lo abrazó fuertemente escondiéndose en él pecho del chico, y él la recibió con sorpresa. Aún así le correspondió al gestó, mientras le acariciaba la larga y dorada cabellera.

Estuvieron abrazados por unos largos minutos. El sonido del teléfono los obligó a separarse y volver a la realidad.
Jimin fue quien atendió la llamada y después de un minuto volvió junto a ella con el rostro serió.

-Era tu abuela. Dijo que se quedarán en una casa no muy lejos de aquí, regresarán cuando la tormenta cese.

-Está bien.-afirmó temblando. Jimin la observó durante unos segundos y la obligó a incorporarse y que lo abrazará.

-No tengáis miedo, yo te protegeré.-le susurró al oído.
La menor levantó su mirada y se perdió en los avellanas del rubio. Ambos se acercaron lentamente, hasta juntar sus bocas y crear un besó dulce, placentero como a la vez pasional.
Jimin la tomó en brazos, haciendo que ella rodeará su cadera con las piernas y a medida que se besaban iban perdiéndose en una de las tantas habitaciones del segundo piso.

Para cuando la chica despertó, estaba completamente desnuda, con marcas que tardarían en desvanecerse y con unos fuertes brazos rodeándole la cintura.

-¿Dormiste con Park Jimin? .-cuestionó Jennie sorprendida.

Sus amigas sabían que ella llevaba dos años enamorada del de Busan, pero nunca se habían pasado por la cabeza que algo así sucedería tan pronto.

-Fue sólo esa noche.-corroboró.

-¿Y ahora están saliendo? .-preguntó está vez Jisoo.

-No, luego de aquélla noche juntos, me trató peor de lo que ya venía haciendo.-apretó él adredon con fuerza mientras sus ojos se cristalizaban.-Cuando despertó, me dijo que no había significado nada para él y que olvidará por completo lo que sucedió.

-Maldito bastardo.

-Rosie... .-murmuró Jennie tomándole la mano libre.

-F-fui una estúpida. Él solo quería mi cuerpo y divertirse conmigo, saciar sus necesidades.-pronunció con un nudo en la garganta.

Ambas mayores se acercaron a ella y la abrazaron dándole consuelo.

-Tranquila, ahora nos tienes a nosotras.

-No éstas sola Rosie, no te dejáremos por nada del mundo.

🌹

Río Han
Canchas de Baloncesto...

-¿Qué es lo que te sucede? .-preguntó agitado Taehyung sentado frente al rubio que recuperaba su aliento.

-N-nada... .-tragó saliva y se incorporó quedando sentando igual que al contrario.

-Jimin-ah, te conozco desde primaria, no puedes engañarme, ¿quién es? .-él anteriormente nombrado miró hacia otro lugar de la cancha y decidió callar.-Soy tu mejor amigo, ¿no confías en mí?

-No puedo dejar de pensar en una persona.-admitió sorprendido al menor.

-¿Persona? ¿Podría tratarse de una chica? .-Jimin se movió inquieto, y eso fue una afirmación para él.-Es, Park Chaeyoung, ¿verdad?

-... Sí...

-¡Lo sabía! Te conozco tan bien, Jimin-ah.

-¡No es cierto!

-Sé todos tus secretos, Park, no puedes engañarme.

-Sabía que no debía hablar de esto contigo. Mejor ve y se el vigilante de Jennie Kim, ese papel te queda mejor.

-¡Yah, no me cambies el tema! Estamos hablando de ti y Rosita.-hubo un minuto de silenció, él cual Kim rompió.-¿Por qué no puedes dejar de pensar en ella?

-¡No lo sé! ¡Todas las noches sueño con ella y eso me molesta! Pero me gusta mirarla cuando está distraída, constantemente deseó abrazarla, besarla, sentir su exquisito aroma y que me nombre con su dulce voz.

-Estás loco por ella.

-¿Qué, perdisteis la cabeza? No es verdad.

-Mientes, y lo sabés. Estás enamorado, Park idiota Jimin.

¿Realmente estaba enamorado de Rosé?
o
¿Era sólo lujuria?

🍃🌺🍃

Momo 🍑💞

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