Capítulo 1
Estaba tan abrumado con sus pensamientos y a la vez tan cansado, sofocado sobre todo lo demás, teniendo en su mente el hecho de que debía prepararse para algo muy importante, algo demasiado grande que se avecinaba y no podría evitarlo.
Caminaba sin rumbo en aquellos pasillos desolados que dirigían a las mazmorras, tan sumido en su cansancio y sofocación que solo podría pensar en que debía aliviarlo de algún modo.
Rápidamente se detuvo mirando hacia la nada tratando de ordenar sus pensamientos, hasta que sintió como una mano se posaba en su hombro haciendo que se sobresaltará, sus nervios salieron a flote con un brusco movimiento se volteó para encontrarse con su profesor de pociones.
-Draco es hora...- soltó Snape con su mirada de indiferencia, asintió levemente soltando un suspiro, lo observo con una expresión de cansancio, el pelinegro se apartó, haciendo un ademán de que lo siguiera y así lo hizo, sin protestar, estaba tan cansando de pensar, tan cansado de ser Malfoy, tan cansado de soportar tanta presión, tan cansado de ser el...
(...)
-Vamos de nuevo...bombarda máxima- le apuntó el pelinegro a lo que el esquivó.
- Sectum - respondió haciendole un corte en el brazo derecho aprovecho esa distracción y le apuntó - Expelliarmus - obteniendo su varita dando por finalizando el entrenamiento.
-Para ser tu tercera vez vas mejorando Draco pero la próxima será sin varita- dijo el pelinegro con un tono firme.
Ceño el entre cejo en forma de confusión y le devolvió su varita - ¿Cómo que sin varita?¿esta demente? - preguntó con incredibilidad con su acostumbrado tono de arrogancia.
- Joven Malfoy para ser el mejor de mi clase no es muy inteligente, cada mago posee magia sin necesidad de varita- respondió con indiferencia y tranquilidad.
- Eso lo sé, profesor Snape, pero en un combate sin varita sería suicidio -dijo enarcando una ceja.
- Joven Malfoy también podemos usar nuestra magia sin varita en un combate y sería adecuado si en algún momento pierde su varita en batalla - dijo ya molesto - Joven Malfoy sé acabo el tiempo, nos vemos la próxima semana, le sugiero que sea puntual- soltó el pelinegro ya desapareciendo entre los árboles
Observo su varita por un momento, luego se encaminó a Hogwarts de nuevo entrando por atajos para no ser visto, estaba tan cansado física y psicológicamente que rápidamente se adentró en esos desolados pasillos cuando se chocó con alguien, sintió un fuerte golpe en su tabique.
-¡Maldita sea!, ten más cuidado... -dijo mientras se sobaba la zona afectada sintiendo un líquido caliente resbalarse de su nariz.
- Lo... Siento... -
Esa voz la reconocería donde fuera la sangre sucia de la Granger, fijó su mirada indiferente y fría en ella a lo que ella desvío la mirada cabizbaja, pero como no tenía ganas de nada, por estar sumido en su cansancio decidió alejarse de ahí.
Ya estando lo suficientemente lejos tomó un pañuelo de uno de sus bolsillos y lo introdujo en su nariz tratando de que absorbiera la sangre tirando su cabeza hacia atrás cerrando instintivamente los ojos.
Notó que ya no sentía ese líquido escurrir de su nariz y decidió dirigirse a las mazmorras.
Pero para su sorpresa no estaba solo, cuando ladeo un poco la cabeza observó de reojo sobre su hombro y pudo divisar un enmarañado cabello castaño siguiéndolo detrás de el, paro en seco.
-¿Que haces siguiendome, Granger?-preguntó aún de espaldas.
- Es solo que no podía dejarte, ya sabes sangrando por lo que sucedió, por favor dejame arreglarlo- respondió rodeandolo para acercarse a su rostro.
Rozó con sus dedos el tabique que al parecer estaba un poco desviado, clavando su mirada fijamente en los castaños de ella, quitó casi por completo el rastro de sangre que alguna vez estuvo ahí, pero solo al hacer eso intensificó más es dolor por toda su nariz
-¡Joder, Granger!- dijo apartandola de el, colocando sus manos alrededor de su nariz-No te me acerques, ni mucho menos me toques, Sangre sucia.-clavándole una mirada fría con la rabia a flor de piel.
-Solo trataba de arreglarla, pero ¿sabés qué? lo haré rápido y doloroso, para no tener que tocarte- saco su varita y apuntó en su nariz-Episkey-rápidamente salió a flote un sonoro crujido de su hueso colocándose en su lugar.
-¡Maldición!-fue lo único que logró pronunciar después de un doloroso quejido.
Con su nariz arreglada sin rastros de que algo le hubiera sucedido, observó como la castaña se perdía entre los pasillos de Hogwarts.
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