𝐎𝐍𝐄
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✿*.《𝐃𝐈𝐅𝐄𝐑𝐄𝐍𝐓𝐄𝐒》.*✿
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La luna iluminaba el bosque, reflejando su luz en las hojas de los árboles, pero incluso con su brillo la noche no dejaba de ser oscura. Y eso era precisamente de lo que los demonios se aprovechaban, de la debilidad de los humanos en la noche.
Hikari tenía los pies plantados firmemente sobre la tierra a pesar de tenerlas fracturadas. Seguir aunque tu cuerpo te diga que pares. Eso era lo que hacía. Probablemente tenía más de una costilla rota y varias heridas internas, pero eso no era relevante en aquel momento. Si dejaba de pelear el demonio escaparía y mataría a más gente, y ella también sería la culpable de las víctimas.
Normalmente hubiera cortado la cabeza del demonio en unos minutos, pero este era diferente, no era como ninguno de los demonios que había conocido hasta ahora. Tenía la cara y el cuerpo cubiertos de un patrón de lineas azules, su pelo era de un pelirrojo apagado y sus ojos eran amarillos. Fue en esa característica donde Hikari pudo reconocerlo, pues tenía un símbolo marcado en ambos ojos, eso indicaba que era una luna superior.
—No voy a mentir, este encuentro ha sido muy agradable —dijo después de lamer la sangre de su mano—. Pero falta poco tiempo para el amanecer, así que tendré que abandonarte aquí.
Hikari frunció le ceño con rabia.
"Este maldito demonio solo ha estado jugando conmigo, ni si quiera he podido herirle gravemente. ¿Es este el nivel de las lunas crecientes?"
—¿Qué pasa? Te noto enfadada.
—¿Qué luna eres? ¿La primera? ¿O la sexta?
El demonio se relamió los labios antes de mirar al cielo.
—Mi nombre es Akaza, y soy la tercera luna creciente —respondió con arrogancia ante la atenta mirada de la azabache—. Entenderás ahora porque tus patéticas técnicas no pueden conmigo. Un humano no puede vencer a un demonio.
—Eso es mentira, he vencido a cientos de demonios a lo largo de mi vida, y tú serás el siguiente en morir sin matarme —lo señaló con la katana.
Akaza se echó a reír al instante sujetando su tripa con sus manos.
"¿Qué le hace tanta gracia? ¿Acaso no me cree?"
—Todos los demonios a los que te has enfrentado eran débiles, no eran dignos de tener la sangre del maestro. Pero tienes razón en una cosa, no voy a matarte.
Eso desestabilizó a Tsukihara, se supone que los demonios viven a costa de matar y devorar humanos. Usando la cuarta postura del aliento del agua la azabache atacó a Akaza, pero este lo esquivo hábilmente, demostrando su punto.
—¿Y por qué has estado horas peleando conmigo?
—Eres linda cuando te enfadas —retrocedió un par de pasos—. Es divertido pelear con chicas tan agradables como tú, aunque claramente no dominas del todo tu respiración. Pero no te comeré, yo no devoro a señoritas.
Después de esa declaración se abalanzó sobre Hikari de una patada, dejándola inconsciente en el suelo. Akaza levantó la mirada y vio a un cuervo en una de las ramas del árbol en el que estaba apoyada la chica.
—Si no quieres que muera deberías ir a buscar ayuda —aconsejó con desinterés, antes de desaparecer del lugar de un salto.
Kaoshi, el cuervo de Hikari, no dudó en volar sobre el bosque, buscando una casa o alguna persona que pudiera ayudar a la chica. Escuchó algunos ruidos provenientes de una montaña cercana, había alguien entrenando. Al posarse sobre una rama empezó a graznar por ayuda, llamando la atención del joven que estaba en aquella montaña.
[...]
"Akaza... tengo que matarlo, tengo que ser fuerte y seguir... tengo que..."
Hikari se dio cuenta en ese momento de que ya no estaba en el bosque. Estaba tumbada sobre algo blando y suave, era cómodo. Sin dudarlo abrió los ojos e intentó levantarse, pero sus manos no respondieron. Una cegadora luz la hizo cerrarlos otra vez, haciéndola parpadear antes de poder ver algo.
Era borroso, pero pudo distinguir una cabellera pelirroja. Era un hombre, un chico mejor dicho. Le estaba hablando pero no lograba escuchar nada.
"¿Tsuyoshi?"
El nombre de su hermano fue lo primero que se le vino a la mente, pero sabía que eso no era posible. Su hermano llevaba ocho años muerto.
Poco a poco sus ojos pudieron acostumbrarse a la luz, que en realidad no era tan intensa como parecía en un principio. También logró distinguir la voz que le hablaba. Era dulce y tranquila, casi acogedora, un sentimiento que era casi desconocido en su vocabulario.
—Señorita, ¿Está bien? —preguntó el chico con una cara de preocupación.
—¿Dónde... Donde estoy?
—Está a salvo, su cuervo buscó ayuda y la encontré inconsciente en el bosque —comenzó a explicar—. Le hemos vendado las heridas, pero tiene huesos y costillas rotas.
"¿Hemos? No hay nadie más en la habitación."
—No hace falta que me trates de usted —dijo algo molesta—. ¿Tú y quién?
En ese momento la puerta corrediza se abrió y un hombre con una máscara de tengu entró en la habitación. Llevaba un haori azul con dibujos de nubes que Hikari reconoció perfectamente.
—Urokodaki —saludó sentándose sobre sus rodillas.
—Ha pasado mucho tiempo —no pudo ver la expresión en su rostro, pero supo que estaba feliz de verla.
—Tres años siendo más precisa.
—Perdón por interrumpir —habló el pelirrojo—, ¿vosotros ya os conocéis?
—Así es, ella fue mi discípula antes que tú.
El chico se giró hacia la azabache, entendiendo entonces como había sobrevivido al ataque de un demonio. Ella era una asesina de demonios.
—Disculpa, no me he presentado, que maleducado por mi parte —se regañó a si mismo—. Mi nombre es Tanjiro Kamado. Es un gusto conocerte.
—Mi nombre es Hikari Tsukihara.
Tanjiro sonrió antes de salir de la habitación para preparar la cena, como le había pedido Urokodaki.
—¿Qué ha pasado para que estés en este estado? —preguntó el mayor.
—Me he enfrentado a la tercera luna superior —la ira volvió a su cuerpo al recordad cómo solo había estado jugando con ella, demostrando lo débil que era.
—Imposible —dijo con la voz entrecortada—. ¿Has vencido a una luna superior?
—No, se fue después de dejarme inconsciente.
Hikari hubiera querido mentir y decir que en realidad no le había dado tiempo a matarlo antes del amanecer, pero sabía muy bien que el hombre podía oler las mentiras.
—Me dijo que no mataba mujeres, es la única razón por la que aún sigo viva.
—Fuiste valiente al enfrentarte a él.
—No, fui débil, apenas pude hacerle daño. Para él solo era un juego.
—Eso no es cierto, ni si quiera yo he sido capaz de matar a un demonio con ese nivel. Hace décadas que una luna creciente no ha muerto.
Hikari bajó la mirada.
"Y yo he dejado escapar a una."
—¡La cena está lista! —la voz de Tanjiro sacó a la azabache de sus pensamientos.
Los tres se sentaron alrededor del fuego, con un cuenco caliente de ramen en sus manos. Ninguno decía nada, la casa estaba en un silencio sepulcral, al menos hasta que Tanjiro intentó romper el hielo.
—¿Cómo te convertiste en una asesina de demonios?
Hikari lo miró sorprendida. No le gustaba hablar de su pasado o de su familia, eran recuerdos dolorosos y prefería simplemente esconderlos en el fondo de su mente. Pero tuvo una sensación extraña en su corazón. El pelirrojo la miraba con un interés inocente, realmente solo quería poder saber algo más de ella, sin ninguna mala intención.
"No tengo que decirle toda la verdad, vale con un pequeño resumen para saciar su curiosidad."
—Mi familia viene de un linaje de espadachines, sé usar una katana desde que tengo seis años.
Tanjiro abrió los ojos con sorpresa. No podía imaginarse a su hermano pequeño sosteniendo una katana, no le parecía algo que un niño debería hacer.
—Mi familia hacía carbón y lo vendíamos en los pueblos de los alrededores, la primera vez que cogí una katana fue hace un par de meses.
—¿Qué edad tienes? —preguntó por mera educación.
—Catorce —dos años menos que ella.
—¿Y qué haces aquí en vez de estar con tu familia?
La azabache pudo notar como el chico se tensaba ante la pregunta. Dirigió su mirada al suelo y suspiró antes de contestar.
—Mi familia fue devorada por un demonio —Hikari lo miró atentamente, empatizando con su situación—. La única que sobrevivió fue mi hermana, que ahora es un demonio.
—Lo siento muchísimo —dijo desde el fondo de su corazón—. Sé lo que es estar solo.
—No estoy solo, puede que mi hermana sea un demonio, pero sigue siendo mi hermana. Es por eso que quiero ser un asesino de demonios, encontraré una cura y la volveré a convertir en humana —Hikari sintió lástima al ver la determinación en sus ojos.
"Su motivación está basada en una falsa esperanza. Los demonios no pueden ser humanos, los matan y los devoran. Un demonio debe ser eliminado, no hay que entenderlos."
—¿A cuantas personas habrá devorado tu hermana para este momento?
—A ninguna. Nezuko no ha atacado a ningún humano desde que es demonio.
—Mentira, los demonios necesitan alimentarse.
Tanjiro dejó su cuenco de ramen a un lado y se levantó. Se acercó a Hikari y le ofreció una mano para ayudarle a levantarse. Dudó antes de tomarla, posando sus dedos sobre la palma de su mano.
Una descarga recorrió el cuerpo de la azabache, no supo si él también lo había sentido, pero estaba segura de que no había sido su imaginación.
Se levantó y lo siguió hasta una habitación. Al entrar pudo ver a una chica de pelo azabache igual que el suyo, estaba dormida en un futón y llevaba un trozo de bambú en la boca.
—Ella es Nezuko —explicó con tranquilidad—. Me ha acompañado desde que se convirtió, y ha pasado los últimos seis meses dormida. Puedo asegurar que nunca ha devorado a un humano, y nunca lo hará.
Hikari la observaba con la boca abierta.
—No ha hablado desde que es una demonio, pero me protegió. Eso significa que me reconoce.
"No puede ser, los demonios no se preocupan por si la persona a su lado es su hermano, su padre o su madre. Solo piensan en saciar su hambre. ¿Cómo es posible que esta chica mantenga la cordura?"
Giró la cabeza y miró a Tanjiro, quien miraba a su hermana con amor y lástima. Él no veía a un demonio, solo veía a su hermana pequeña.
"Estos hermanos son diferentes."
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