XXXIV. Forgiving, Relentless, Unconditional
CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO
COMPASIVO, INCANSABLE, INCONDICIONAL
—Barry...—murmura Tessa con lágrimas en sus ojos y en sus mejilla—Ha muerto.
Jay mueve su mano hacia la suya, pero Tessa le aparta de golpe posando su mirada en Harry.
—Tú le has matado—le acusa—
—Yo no... Esto no tenía que... Lo siento mucho—se disculpa él mirándola a los ojos—
—Tus disculpas no sirven de nada, Wells—se queja cabreada—
—Barry tomo una decisión—recuerda Jay intentando calmar la situación—
—Le hemos perdido—murmura Henry—
—No, no, no, no—niega Cisco—Ha... ha podido salir despedido a alguna parte o irse corriendo.
Se acerca a uno de los ordenadores y teclea un par de cosas.
—No hay nada en el GPS.
—Hay descargas por todas partes—comenta Harry activando el comunicador con la sala del tiempo—Jesse baja, por favor.
La falta de respuestas por parte de la chica y de Wally preocupa inmediatamente a Harry, Joe y Iris, quienes salen corriendo de la sala para ir a buscarles.
—No debi dejarle meterse en esa cosa—se queja Tessa—Sabía que algo iba a pasar.
—No podías saberlo...—murmura Emma cogiéndola de la mano—
—No, no. Si que lo sabía—le asegura—Lo sabía porque todas aquellas personas a las que quiero acaban muertas.
Suelta su mano y apoya su espalda en la pared del pasillo mientras Joe pasa por su lado.
—Henry—llama el detective entrando de nuevo en la sala—La hija de Wells está arriba. La energía la a alcanzado. Su corazón a dejado de latir. ¡Henry!
—Está bien—suspira apartando la mirada del único trozo del traje de Barry que quedaba—
Tessa solloza con dolor. No le había dicho que le amaba. Él se lo había dicho y ella no había podido contestarle. Se había asustado y ahora era demasiado tarde para cambiarlo.
—Lo he visto—las palabras de Cisco despiertan algo en su interior, un atisbo de esperanza—He visto a Barry. Está vivo.
—Cisco dice que Barry sigue vivo—habla Tessa entrando en la sala donde se encuentra Harry—¿Donde está?
—No lo sé—murmura él—
—Harry, lo he vibrado—le explica Cisco—Estaba en el centro de una tormenta. Dentro de un vórtice o algo así.
—Está... Está en la fuerza veloz—anuncia dándose la vuelta para mirarles—
—Pues sácalo de ahí—le pide Henry—Tú puedes sacarlo ¿Verdad?
—No, no sé si puedo—le dice con nerviosismo—
—Eh, vale—les interrumpe Joe antes de que comiencen a discutir—Henry, ven.
El aludido suspira y le sigue lejos de Harry.
—Escucha, tú eres el único que puede ayudar a Jesse—señala a la chica—Déjame que me ocupe de Wells hasta que descubra que diablos le ha hecho a Barry y como podemos recuperarlo.
—Joe, sé que quieres a Barry—habla él—Pero tienes a Iris y tienes a Wally. Barry es lo único que me queda.
—Lo encontraremos. Te lo prometo—le asegura y se dispone a alejarse de él, pero Tessa le frena el paso—Os lo prometo.
—No me hagas promesas—le pide ella—Solo hazlo.
—Bien—suspira pasando por su lado—
—Me han dicho que estudias medicina—habla Henry mirando a la chica—¿Puedes ayudarme con Jesse?
—De hecho, no—niega ella—Tengo una pequeña idea para salvar a Barry. Una idea alejada de la ciencia. Solo... necesito ir a ver a alguien.
—Lo que sea por mi hijo.
—Créame, yo haría lo imposible por él—le asegura con firmeza—
—Gracias, Tessa—dice con una pequeña sonrisa—
—Espero que sigas funcionado—suspira Tessa al colocarse el anillo mágico en su mano—Bien, haya vamos.
Cierra los ojos concentrándose y extiende su mano hacia la puerta situada frente a ella, su polvo de estrellas se activa y su otra mano viaja hacia el picaporte para abrir la puerta.
Al otro lado, la luz deslumbrante la aturde mientras intenta ubicarse. Se encontraba en algún lugar del Olimpo pero debía llegar a la sala de reuniones de los dioses, así que comenzó a caminar evitando que la vieran.
La sala de los dioses olímpicos se encontraba llena, ellos discutían sobre distintas cosas y Tessa pudo percibir la presencia de su madre y su tío, pero faltaba la persona con la que verdaderamente quería hablar.
—Exijo hablar con Zeus—habla haciendo que la sala se quede en completo silencio—
Las miradas de los presentes viajan hacia ella y una risa divertida retumba por el lugar.
—¿La habéis oido?—sonríe Hades—Exige.
—Tessa—murmura Artemisa mirando a su hija con confusión—
—Hola—le sonríe ella mirándola a los ojos—
—Hermano—saluda Poseidón al ver a Zeus entrar a la sala—Tessa está...
—Debes irte—ordena ignorando a su hermano y mirando a la joven—Ahora.
—No pienso irme hasta que me ayudéis—niega con firmeza—Me debéis al menos eso.
—No te debemos nada—niega él—Precisamente por eso se te a despojado de tales dones como la curación a través del agua y se ha cancelado el trato que tú y Hades hicisteis.
—Espera, ¿Qué?—pregunta confusa—¿Qué quieres decir?
—Emma Decker morirá en los próximos meses—declara con firmeza—
—No puedes hacer eso—niega nerviosa—
—Puedo y lo he hecho. ¿Qué quieres?
—Nada, no quiero nada de vosotros—niega dándose la vuelta para irse—
—Tessa, espera—le pide su madre levantándose de su asiento—Zeus, deberías castigarme a mi, no a ella. No es culpa suya.
—Os castigó a las dos—apunta él—Tenis prohibido veros. Así que mejor que se vaya.
—Al menos escúchala—le suplica—
Zeus suspira y asiente. Tessa limpia sus lágrimas y pasa su mirada por todos los presentes.
—La fuerza veloz—les dice—¿La conocéis?
—Es uno de los elementos cósmicos, como la gravedad o la luz. Estuvo antes del Big Bang y seguirá ahí cuando el universo desaparezca—habla Atenea con seguridad—¿Por qué quieres saberlo?
Su pregunta suena amable y preocupada, lo que hace que Tessa se relaje y fije su vista en ella.
—Por Barry, Barry Allen—le responde ella—Está atrapado en la fuerza veloz y no sabemos sacarle, pensé que podríais ayudarnos.
—Esta fuera de nuestro alcance—habla Zeus con más tranquilidad—Existen líneas, barreras... Y no podemos cruzarlas. Eso es ciencia, nosotros... nosotros somos divinidades.
—De acuerdo, gracias—le dice con frustración—
—Espera—le pide su madre—Zeus, déjame un minuto con ella. Déjame despedirme.
—Tienes 5 minutos—le responde él accediendo a su petición—
Artemisa sonríe aliviada y sale de la sala junto a su hija.
—Mamá... ¿No puedes hacer nada por Emma?—le suplica Tessa una vez se encuentran a solas—
—Lo siento, cariño—niega con pena—Ojalá pudiese.
—¿Morirá así sin más?—le pregunta mientras intenta retener sus lagrimas—
—No. Pero su tiempo se agota. Algo la matará y nadie podrá impedirlo—le explica—Y no puedes culparte ¿vale? Esto no es tu culpa.
—No lo veo así—admite con tristeza—Creo que todo es culpa mía. Que... cada persona que se acerca a mi tiene el destino de acabar muerto antes de lo debido. Tommy, Sara, Laurel... Barry.
—Barry no está muerto—le recuerda—Podéis salvarle.
—Ya, pero... ahora estoy muy cabreada como para salvarle, verle de una pieza y decirle que le amo. Simplemente estoy furiosa como para ser capaz de decirle lo que siento. Aunque lo desee con todo mi corazón. Porque si estuviera muerto no habría podido decírselo y...
—Tessa—la interrumpe su madre con rapidez—Si le amas, cuando le veas se lo dirás sin importar qué. Y toda esa furia y molestia que tienes por la decisión que él tomó desaparecerá. Porque el amor es así. El amor el compasivo, incansable, incondicional.
—Tal vez tengas razón—admite mirándola a los ojos—Porque después de todo... he podido perdonarte a ti por lo que paso.
Artemisa sonríe con debilidad y sujeta sus mejillas para depositar un suave beso en su frente.
—Te quiero, mamá.
—Y yo a ti, estrellita.
—¡Tessa!—exclama Emma con alivio al verla entrar en la sala—¿Donde estabas?
Tessa la observa acerarse a ella y sin dudarlo la envuelve en un abrazo.
—Pidiendo ayuda para salvar a Barry—le responde al separarse—
—¿Y has conseguido algo?—pregunta Harry con interés—
—No, nada—le responde en un suspiro—
Henry baja la mirada con decepción y entonces Cisco, Joe, Jay y Iris entran corriendo a la sala y cierran la puerta de golpe.
—Hey, ¿Qué pasa?—les pregunta confusa y entonces se da cuanta de la presencia de la inconsciente Jessie, quien se encuentra tumbada en una cama a pocos metros de ella—¿Por qué está Jessie aquí?
—¡Tessa, que alegría verte!—sonríe Cisco—Respecto a tus preguntas... es una larga historia. Harry, los planes de la A a la G no funcionan.
—¿Tenemos algo aquí que pueda pararlo?—pregunta Joe—
—¿Parar a quien?—inquiere Tessa aún más confusa—
—Barry lo haría si conseguimos que vuelva—comenta Henry—
—Lo hemos intentando una vez—recuerda Harry—
—Pues habrá que hacerlo otra.
—Pensemos en algo, la puerta no aguantará—comenta Cisco y en ese instante algo comienza a golpear la puerta de metal con fuerza—
—¿Hay otra salida?—pregunta Jay—
—No—niega Harry—La sala se diseñó para poder sellarla.
—A ver, si es a mi a quien quiere... entonces haré que me siga—habla Iris—
—De eso nada—la frena su padre sujetándola de los hombros—No pasarías de esa puerta. Ha vuelto de entre los muertos y te sigue buscando ¿Por qué va a dejarte en paz?
—Esperad—habla Cisco llamando la atención de todos—Vi a Barry y tenía esa mirada. ¿Y si no podemos sacarle de allí porque no quiere volver?
—No, no—niega Tessa—Barry no se quedaría allí.
—Vale, entonces... Harry, conecta la máquina, tenemos que volver a intentarlo—ordena Cisco mientras se coloca una especie de casco—¿Alguien tiene una idea mejor?
—Cuando ves la fuerza veloz... ¿Puede verla alguien más?—le pregunta Henry—
—Mientras este en contacto físico con Ramon cuando éste vibrando... Si—responde Harry—
—Entonces dejadme. Puedo hacer que Barry vuelva.
—No—niega Tessa dando un paso al frente—Yo lo haré. Por favor.
Henry la mira a los ojos y asiente con confianza.
—Tessa...—murmura Jay—
—Todo irá bien—le asegura ella—
—¿Lista?—pregunta Cisco al cogerla de la mano—
—Lista—afirma con seguridad—
Cisco suspira y lleva su otra mano a lo que queda del traje de Flash, lo cual provoca su vibración haciendo que una especie de tormenta les rodee a él y a Tessa.
—Barry—le llama ella al verle entre las raras nubes y rayos—
Su voz llama su atención de inmediato y los ojos de Barry se encuentran con los de ella, quien estira su otra mano hacia él.
—Barry, vuelve conmigo—le suplica—Vuelve conmigo. Barry, necesito que vuelvas a mi lado. Por favor.
Él la observa con atención y sin dudarlo estira su mano para intentar alcanzarla.
Eran apenas unos centímetros los que los separaban, pero ellos no iban a rendirse. Con su mirada fija en el otro ambos usaron todas sus fueras para, por fin, unir sus manos en un fuerte agarre.
Todo daba vueltas a su alrededor y en ese instante eran sólo ellos, aunque Tessa continuaba con su otra mano unida a Cisco. Y entonces todo desapareció. La tormenta se disipó y sus pies volvieron a tocar el suelo, lo que provocó que Barry saliera disparado hacia su padre debido a su velocidad.
—¡Barry!—exclama Henry con alegría—
—¡Barry!—sonríe Tessa lanzándose a sus brazos—
El chico la recibe con entusiasmo y rodea su cintura para elevarla en el aire y sentirla más cerca de él.
Henry y Joe se miran y sonríen antes de abrazarse con alegría y alivio.
—Que bien que has vuelto—sonríe Cisco hacia su amigo una vez éste se separa de Tessa—Porque vamos a morir.
—Espera ¿Qué?
Un golpe en la puerta es su respuesta antes de que Cisco comienza a explicárselo.
—Esto... Tony, el matón de tu instituto, ha vuelto a la vida por la materia oscura y es como el jovencito Frankenstein y solo reconoce a Iris, que le ha llevado hasta mi taller para poder desmagnetizarlo, ya sabes por sus poderes de trasformar su piel en metal, pero la máquina se a fundido y esta apunto de entrar por esa puerta y espachúrranos como a una salsa y comerse nuestros cerebros o algo así...
—Vale, lo entiendo—le interrumpe—Le llevaré a tu taller y buscaremos la forma de encender la máquina.
—Plan H—murmuran Cisco y Harry a la vez—
En ese instante el tal Tony, al cual Tessa no conocía, consigue arrancar la puerta, así que Barry usa su velocidad y se lleva a Iris por los pasillos para un él les siga mientras que Cisco y Harry corren hacia el taller por un camino distinto.
—Oye, ¿Estas bien?—pregunta Emma colocando su mano sobre el hombro de Tessa—
—Si, eso creo—le responde con una leve sonrisa—
—Gracias, Tessa—habla Henry acercándose a ella—Gracias por devolverme a mi hijo.
—Haría lo que fuera por él, señor Allen—le responde con sinceridad—En verdad lo haría.
—Llámame Henry, por favor. Para mi ya eres parte de mi familia.
Tessa le mira nerviosa y asiente mientras el calor sube a sus mejillas. Que Henry la considerará parte de su familia era demostrarle que él creía en el amor que su hijo sentía por ella, y si él creía significaba que tenía que ser real. Que Barry no iba a cambiar de opinión, no iba a abandonarla. Pero también significaba que por primera vez en mucho tiempo, Tessa podía sentirse normal. Si, Barry tenía poderes, pero su familia, Henry, Joe, Iris, Wally... todo ellos eran normales, humanos. No miembros de ligas de asesinos o dioses antiguos. Eran lo que ella siempre había deseado, lo que Tommy había sido para ella.
Una hora más tarde, Tessa y Harry se encontraban sentados junto a Jesse, con la esperanza de que la chica pudiese despertar. Si bien era la hija del científico y era lógico que él se encontrara a su lado, Tessa no podía evitar sentirse unida a la joven y a su vez preocupada por ella.
—Barry, descansa—habla Harry al verle entrar en la sala—No hace falta que estés aquí.
—Al contrario, yo creo que si—le dice con seguridad caminando hacia el otro lado de la camilla, lugar donde Tessa se encontraba sentada—
El resto del equipo se asoma mientras Barry lleva su mano hasta la de Jesse. Una pequeña descarga brilla cuando sus pieles entran en contacto y entonces Jesse comienza abrir los ojos con lentitud, como si de un milagro se tratase.
—Hola—sonríe Jesse hacia él con debilidad—¿Qué hago aquí?
Todos la observan asombrados a la vez que le dan rápidas miradas de confusión a Barry, quien simplemente se aleja de ella para dejar que Harry la envuelva en un abrazo lleno de alivio.
—¿Como has hecho eso?—inquiere Henry mirando a su hijo—
—¿Eres mágico ahora?—pregunta Cisco—
Tessa se acerca a ellos y le mira confusa.
—¿Sabias que eso iba a pasar?—se atreve a preguntar—
—Puede—admite—Es difícil de explicar. Es...
—Es la fuerza veloz—completa Harry por él—
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