XXIII. I Don't Play The Devil's Game
CAPÍTULO VEINTITRÉS
YO NO JUEGO AL JUEGO DEL DIABLO
—Así que ahora Malcolm Merlyn nos da órdenes—suspira Felicity incrédula—No me gusta nada la idea de que nos quiera ver.
—¿Sabes que quiere de nosotros?—pregunta Laurel cruzándose de brazos—
—No, pero me ha asegurado que vendrá con bandera blanca—responde John—
—Lo siento. Olvide la bandera—habla Malcolm entrando al lugar donde les había citado—
—Lastima—comenta Tessa con sarcasmo—Te habría dicho dónde metértela.
Malcolm la mira y sonríe sin gracia.
—¿Qué quieres, Malcolm?—exige saber John—
—Bueno, os va a resultar difícil creerme.
—¿Por qué eres un psicópata y un mentiroso?—inquiere Felicity—
—Aunque eso fuera verdad, esto sería más rápido para todos si pudierais dejar a un lado vuestro cinismo y llegar a la conclusión de que os digo la verdad.
—¿Sobre qué?—pregunta Diggle—
—Sobre Oliver. Su fidelidad a la Liga es una farsa.
—¿Por qué quieres jugar con nuestros sentimientos?—se queja la informática—
—Este plan nació cuando Oliver vio que tenía que capitular ante Ra's al Ghul para salvar a Thea—les explica—
—¿Y en lugar de contárnoslo a nosotros, confío en ti?—cuestiona Diggle incrédulo—
—En el hombre que asesinó a mi hermana—comenta Laurel apoyándole—
—Y al mío—recuerda Tessa con seriedad—
—Bueno, yo tengo más práctica en el arte del engaño. Y no os ofendáis, pero ninguno de vosotros es buen actor—les responde Malcolm—
—Me largo—se queja John—
Sus tres amigas asienten y le siguen dispuestas a salir del lugar.
—Ya habéis comprobado lo peligrosos que son Ra's al Ghul y su Liga. Era vital que esto lo supieran muy pocas personas—continúa hablando Malcolm mientras ellos se disponen a irse—
—Hasta ahora—habla Felicity frustrada—¿Qué ha cambiado?
—Déjalo, Felicity—le pide su amigo—No puede decir nada que nos creamos.
—Tienes razón—admite dando varios pasos hacia ellos—Y por eso he traído a una amiga de Oliver.
Los cuatro fruncen el ceño y se dan la vuelta mirando hacia la puerta que acababa de ser abierta por una mujer, que en ese momento se acercaba a ellos.
—Me llamó Tatsu Yamashiro—se presenta mostrando su acento japonés—Y esta ciudad corre un gran peligro.
—¿Esperas que la creamos?—pregunta Tessa mirando a su padre—No la conocemos.
—No—admite Tatsu haciendo que vuelva a mirarla—Aparte del tiempo en que ayude a Oliver a curarse las heridas de la espada de Ra's al Ghul, mi vida ha sido de aislamiento.
—Merlyn, ¿este es tu gran plan?—inquiere Diggle—¿Una mujer de la que ni siquiera hemos oído hablar?
—A Oliver no le gusta hablar del pasado—continúa Tatsu—
—Y al parecer tampoco le gusta hablar del presente—comenta Felicity observándola—
—A mi hijo lo mató un virus que Ra's al Ghul quiere soltar en vuestra ciudad.
—Tú eres la madre de Akio—asume Diggle—
—Oliver estaba conmigo cuando pasó. Sabe que el peligro al que os enfrentáis es muy real.
—Pero, ¿Como vamos a creerle después de todo lo que ha hecho?—inquiere Laurel frustrada—
—Yo no conozco vuestra historia con Malcolm—admite Tatsu—Pero esto os lo pide Oliver.
—No se si eso es mejor, ahora mismo—admite Tessa cruzándose de brazos. Tatsu posa su mirada en ella—
—Escuchad—les pide Malcolm colocándose al lado de la mujer—No estoy jugando con vosotros. Mis hijas viven aquí. Esto es lo que se sobre esa arma biológica—le entrega una tablet a John—He arreglado las cosas para que vayamos todos a Nanda Parbat. Si venís, estad al alba en el aeródromo.
Tessa caminaba de forma nerviosa en el salón de su loft a la espera de que Emma, Jay y su tío James llegaran para poder explicarles la situación. Porque, si, ella creía las palabras de su padre. Su cabeza le decía una y otra vez que Oliver no podía haberse ido del todo. Y aunque su padre no era la persona más sincera del mundo, en el fondo, Tessa sabía que lo que decía era completamente cierto.
—He tenido que esquivar a Lance—suspira Jay sentándose en el sofá—No pensé que me fuera a constar tanto, pero esta cabreado por lo del tema de Arrow.
—Bueno, no es como si se equivocara al pensar que Oliver es Arrow y Roy solo estaba mintiendo—comenta Emma a su lado—
Jay la mira y suspira encogiéndose de hombros.
—Tessa.
La voz de su tío la devuelve a la realidad. Sus ojos nerviosos se posan en él y sus pies dejan de moverse.
—¿Está todo bien?
—Eh... no—admite nerviosa—Necesito que os vayáis de la ciudad.
—¿Qué?—pregunta Emma sorprendida—¿Por qué?
—Ra's al Ghul—le responde posando su mirada en ella—Mi padre dice que obligará a Oliver a destruir la ciudad. No se cuando será o si seremos capaces de pararlo, pero... tenéis que iros ya.
—¿Y ha donde pretendes que vayamos?—inquiere Jay—Tess, no te ofendas, pero soy policía, si la ciudad está en peligro debo quedarme y ayudar.
—Lo entiendo. Pero no quiero perderte, Jay—le explica mirándole con tristeza—
—Tessa tiene razón—habla James llamando la atención de todos—Nos iremos.
—Espera, espera, espera—pide Emma levantándose—¿Por qué vamos a creer ahora a Malcolm Merlyn?
—No tienes que creerle a él—habla Tessa acercándose a ella—Créeme a mi. Confía en mi.
—Sabes que confió en ti. Pero...
—Nos iremos—interrumpe James—
—¿A donde?
—No se, ¿Central City?—propone—
—¿Donde dos locos con supervelocidad viven?—cuestiona Jay incrédulo—¿Y lo siguiente que será una ciudad con alienigenas?
James le dedica una mala mirada y en ese momento un mensaje llega al teléfono de Tessa.
—¡Wow!—la exclamación de Jay le impide leer el mensaje de Felicity y la obliga a levantar la mirada hacia él—¿Esa vela se ha apagado sola?
Tessa frunce el ceño y se acerca a la vela que él señala. Una vela situada sobre la mesa del comedor, la cual estaba encendida hasta ese mismo instante. A su lado sus ojos encuentran una pequeña nota, que con delicadeza coge para poder leer.
—Aura—murmura—
—¿Qué?—pregunta Emma—
—Es... es la localización de una de las dagas—explica dándose la vuelta para mirarla—La que mata a Tisífone.
—¿Perdón? ¿Qué?
—Es la Furia de la Venganza—le explica Emma al confuso Jay—Persigue a Tessa. La daga de la que habla puede matarla.
—¿Y donde está?
—En el infierno—responde Tessa sin dejar de mirar la nota—
—No intentes convencerme de que no vaya—suspira Thea al ver a su padre entrar en su loft—
—Roy tuvo que esforzarse mucho por fingir su muerte. Y sabes que no puede volver aquí.
—Ya, bueno, puede que yo me vaya a vivir allí—le responde guardando sus cosas en una mochila—
—¿Para siempre?—inquiere sorprendido—
—Oye, no lo se—admite—La verdad es que ya no sé nada de nada. Ni siquiera sé quien soy.
—Thea, eso es comprensible—le asegura siguiéndola con la mirada a medida que camina por el loft recogiendo sus cosas—Has sufrido algo que muy pocas personas han experimentado. Es lógico que...
—¿Es eso lo que crees que me hace actuar así?—le interrumpe elevando la voz—¿Casi morir? Porque ojalá hubiera muerto para que Oliver no hubiera sacrificado su vida por la mía. Y no creas ni por un segundo que he olvidado que la razón de que Ra's al Ghul entrará en nuestras vidas fuiste tú.
—La Liga ya no supone una amenaza—habla él ignorando sus ataques—Puede que salir de Starling City una temporada sea lo mejor para ti.
—¿Lo apruebas? ¿Eso tiene que alegrarme? Porque en realidad me preocupa. Oye. Ahora mismo, lo único que sé es que tengo que estar con Roy.
—Ese viaje a sido peor de lo que recordaba—se queja Tessa al sentir como todo a su alrededor daba vueltas—
—Lo siento, bajar al inframundo es más complicado que ir a Olimpo—admite Hermes sujetándola del brazo al ver como pierde el equilibrio—¿De verdad no quieres que te acompañe? Perséfone no es...
—¿Tan amable como tú?—le interrumpe—Tampoco será tan mala ¿no? Es la hija de Deméter.
—Y la mujer de Hades.
—No voy a juzgarla por su gusto en los hombres—le asegura ella observando el castillo al que habían llegado—Además, Hades la rapto.
Hermes suspira y se dispone a decir algo pero la llegada de un perro de gran tamaño hace que Tessa se asuste y se agarre a su brazo.
—Tranquila—sonríe con diversión—Es un Hellhound. Protegen este sitio.
—Claro, si...—murmura nerviosa—¿Sabes? Prefiero la versión televisiva donde tienen forma humana.
—¿A la gran Wonder Star le da miedo un perro?—sonríe divertido—
—No me da miedo—le asegura ella con una mueca—
—Cerbero.
La voz autoritaria de una mujer hace que ambos dirigían su mirada hacia el pasillo, por donde sus tacones sonaban a medida que se acercaba.
Tessa la reconoció con rapidez, se trataba de Perséfone, y era tan hermosa como la retrataban en las historias. Su pelo negro como el carbón, a juego con su ropa, y sus labios rojos llamaban la atención de cualquiera.
El perro hizo caso a sus órdenes y se alejó de ellos con rapidez. Tessa suspiro aliviada y se separó de Hermes.
—Tienen forma humana—habla la mujer mirando a Tessa—Solo que no la muestran aquí abajo. ¿Que os trae por aquí, Hermes?
—Tessa necesita algo—le responde—Aura le ha mandado un mensaje. Una de las dagas se encuentra aquí.
—Déjame adivinar, la de venganza ¿no?
—Así es. ¿Sabes donde está?—inquiere Tessa con esperanza—
—Tengo una pequeña idea—admite—Hermes, tú espéranos aquí. Te la traeré sana y salva.
El aludido asiente y observa a la joven Tessa alejarse de él junto a la reina del Inframundo.
—¿A donde vamos?—cuestiona la salir del castillo siendo guiada por Perséfone—
—A los Prados Asfódelos. Es el lugar donde residen las almas muertas cuya vida tuvo un equilibrio entre el bien y el mal.
—¿Ahi es donde se encuentra la daga?
—Eso creo, si—la mira—Es complicado estar seguro. Esas dagas fueron creadas por Atenea y esparcidas por los tres mundos por Hermes. Pero son dagas inteligentes, por eso Aura tuvo que ayudarte a localizarlas. Las dagas están en sitios relacionados contigo.
—Por eso la nota ponía Sara—asume Tessa sacando el pequeño papel de su chaqueta—Odie a Hades por decirme que Sara estaba en el infierno, prefería vivir en la ignorancia y pensar que estaba junto a mi hermano.
—Inframundo—la corrige—Nosotros lo llamamos así. O El Hades, lo cual es muy egocéntrico por su parte si quieres mi opinión.
—No eres precisamente su mayor fan. ¿No?
—Bueno, me obligó a casarme con él—recuerda—Pero le quiero, de alguna forma. Y... no te alejabas de la realidad al desear que tu hermano y Sara estuviesen juntos. Ambos están aquí, pero en sitios distintos. Sara reside entre el bien y el mal, pero Tommy descansa en los Campos Elíseos, el lugar del bien.
Tessa la escucha con atención hasta que se fija en el lugar al que acababan de llegar.
—No parece tan malo—observa el campo lleno de flores blancas con pequeños tonos grisáceos que las hacían parecer secas y sin vida—
—Yo te esperare aquí—habla Perséfone—Para encontrar a Sara solo debes caminar entre las flores. Ella llegará a ti.
Tessa suspira y asiente algo nerviosa.
—¿Y la daga?
—Cuando la encuentres sabras donde se encuentra—le asegura—Lo peor no es eso, Tessa. Lo difícil de esto es despedirse.
Y tenía razón. Tessa se había despedido definitivamente de Sara dos veces, y ese hecho no se volvía menos doloroso. ¿Como iba a irse de aquel lugar dejando a su mejor amiga completamente sola en el Inframundo?
—Llegas muy pronto.
Su voz familiar provoca que sus pies frenen en seco y que sus ojos se llenen de lágrimas.
—Te esperaba dentro de unos 70 años. Porque seamos sinceras, tú no ibas a acabar en los Campos Elíseos.
—Sara—murmura observándola—¿Eres tú de verdad?
—No estás aquí para quedarte ¿cierto?—le pregunta sin responder a su pregunta. Da un paso hacia ella y Tessa niega—Me alegro. Pero no mentiré, por un segundo me he alegrado al saber que ya no estaría sola.
—Sara, lo siento mucho—solloza Tessa—Siento lo que pasó. Ojalá hubiese sido yo. Ojalá pudiese hacer algo por ti... El trato que hice con Hades sobre Emma, debi hacerlo sobre ti. Me equivoqué, lo siento.
—No, no—niega acercándose a ella—Esto no es culpa tuya. Y Emma se merece vivir. No lo sientas. Yo estoy bien...
—Acabas de decir...
—Se lo que he dicho—la interrumpe—Y me disculpo. Ha sido muy egoísta por mi parte.
Tessa la mira dudosa, pero al notar su sinceridad, asiente con rapidez y se limpia las lágrimas de sus mejillas.
—¿Has venido por Thea?
—No—niega rápidamente—¿Por qué iba a venir por ella?
—Hace unos días sentí su presencia aquí. ¿Está bien?
—Fue... Ra's al Ghul—le explica recordando el estado en el que dejó a su hermana—Pero Thea se ha recuperado.
—Me alegro.
Tessa siente y baja su mirada, pero algo en el cinturón de Sara llama su atención.
—Vengo a por eso—señala con seguridad—
Sara frunce el ceño confusa y saca el objeto de su cinturón. Se trataba de la daga.
—Juraría que no estaba aquí—la observa sorprendida—¿Que es?
—Un arma divina. Tiene la capacidad de matar a la Furia de la Venganza, Tisífone. Ella me esta buscando, quiere matarme para alimentarse de mi sed de venganza—le explica—Desearía haber tardado más en encontrarla. No quiero irme. No quiero dejarte. Perséfone tenía razón, despedirse es la peor parte.
—Tessa, yo siempre estaré a tu lado—le asegura Sara sujetándola de las manos—Siempre. Pase lo que pase.
—Tu padre está enfadado conmigo, con Laurel y Oliver por ocultarle tu muerte—la informa entre lágrimas—Nos odia. Y te echa mucho de menos.
—Laurel tomó una decisión errónea—admite Sara—Ocultárselo nunca debió de ser una opción. Mi padre es muy temperamental, acabará perdonándoos. Créeme. Y por esas dos razones, por el dolor de mi padre y la oscuridad en Laurel, son por lo que necesito que vuelvas con ellos. Mata a esa Furia, acaba con los peligros que te acechan y vive, se feliz, enamórate. Haz todo lo que yo no he podido hacer.
Tessa asiente entre lágrimas y guarda la daga en su chaqueta antes de abrazarla con fuerza. Si era una despedida quería que fuera mejor que la última que habían tenido. Y es que desde que vio su cadaver atravesado por tres flechas, Tessa había querido abrazarla como nunca antes. Si era una despedida, debía de se una despedida digna de su amistad.
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