XV. Family
CAPÍTULO QUINCE
FAMILIA
Tessa odiaba las despedidas tanto como conocer a gente nueva. Le provocaban ansiedad e incomodidad. Y aunque se despidiera muchas veces de la gente, la acción no se volvía más fácil. Sobretodo cuando su cabeza no paraba de darle vueltas al hecho de que Barry la trataba de forma fría y distante.
Si tenía que lidiar con eso no quería separarse de su hermana.
Kendra también se iba, así que debía despedirse de un decaído Cisco. El latino había experimentado sentimientos hacia ella, y despedirse le dolía porque no sabía si en un futuro encontraría a una chica tan genial como ella. Pero Kendra estaba unida a Carter y eso nunca iba a cambiar.
—Lo has logrado, Barry—sonríe Oliver mientras caminan por las calles de Central City—Todos estamos vivos. Eres nuestro ángel de la guarda.
—Eso me dijiste que podía ser cuando te hable de mis poderes—recuerda—
—Hablaba enserio y ahora estoy seguro.
—Oliver, mmm... tenemos pendiente una conversación complicada.
—¿Hablas de tu extraño comportamiento con Tessa?—cuestiona haciendo que Barry le mire algo asustado—Déjalo, no quiero saberlo. Solo voy a decirte que ni se te ocurra hacerle daño.
—No es mi intención—le asegura—Pero la conversación de la que hablaba era sobre...
—¿Mi hijo?—le interrumpe—Vaya, qué raro resulta decir eso.
—No es tanto sobre tu hijo como de si vas a hablarle a Felicity de él o no—le aclara Barry—
—No creo que eso sea asunto tuyo.
—Vale, si, es verdad, no es asunto mío—admite bajando la mirada—Pero es que... ya te dije que si juego con el tiempo nunca acaba bien. Y ya hemos cambiando el final del asunto de Savage. Me preocupan las posibles consecuencias.
—¿Me dirás que tú no has cambiado nada está segunda oportunidad?—le pregunta frenando sus pasos—
—No. Si que lo he echo—admite bajando la mirada—Pero eso no quita que...
—¿Crees que al tiempo le importa lo que yo le cuente a mi novia?—le pregunta incrédulo—Mira, Barry, tenias razón al decir que las reglas cambian y que está vida a veces nos hace sentirnos... impotentes. Y me pregunto si... William no estará mejor si me mantengo apartando de él.
—Oye, Oliver, te lo dice alguien que no pudo crecer con su padre. Creo que lo mejor para Willam es que tú formes parte de su vida.
—Gracias, Barry.
—Si. Ven aquí—le pide haciendo un amago para abrazarle—
Oliver niega y se aleja un paso de él.
—No me van nada los abrazos.
—Ya, dime algo que no sepa—sonreí Barry—Pero el caso es que con mi rapidez puedo abrazarte sin que te enteres, así que... ¿Que mas te da?
Se abrazan y Oliver sonríe.
—Gracias—murmura al separarse—
—No ha sido tan malo ¿no?—sonríe Barry viendo como se aleja de él—
—Hey—sonríe Emma al ver a Jay y Tessa entrar a su apartamento—¿Que tal a ido?
—Lo más duro a sido despedirse, ¿no es cierto, Tess?—sonríe Jay cerrando la puerta—
—Si tú lo dices—suspira dejándose caer en el sofá junto a Emma—
—¿Que ha pasado?—inquiere su amiga con confusión—
—Nada—le contesta mirando hacia la falsa chimenea de la sala—
—No es cierto—niega Jay apoyándose en el reposabrazos del sofá—Barry está raro con ella.
Emma le mira curiosa y frunce el ceño.
—Ah, eso lo explica todo.
—Barry me da igual—asegura Tessa, aunque era imposible creerla—Es lo de Apolo lo que me tiene así. Y lo de la daga.
—¿Sabes donde está la siguiente daga?—inquiere Emma con interés—
—Agh, por favor, ¿Podemos dejar las dagas místicas, las Furias y los Dioses para otro día?—pide Jay con cansancio—En dos días en Navidad.
—Está en el Olimpo—suelta Tessa—
—Dios mío, mátame—se queja Jay caminando hacia su habitación con cansancio—
Emma rueda los ojos y pone toda su atención en Tessa.
—Quieres ir ¿cierto?—le pregunta con delicadeza—
—Lo de Barry me da igual, de verdad. Pero... necesito respuestas. Necesito saber algo con certeza y creo que esto es lo único que puedo hacer ahora—admite mirándola a los ojos—Tengo miedo a la verdad. Pero necesito enfrentarme a ella. Y siento que si voy al Olimpo a por esa daga obtendré esas respuestas.
—Entonces es hora de enseñarte un nuevo truco—sonríe Emma—Porque supongo que no querrás llamar la atención de los Dioses. Lo cual descarta el ritual que te lleva a la sala principal y...
—Estaría bien no llamar la atención—admite interrumpiéndola—Pero si el ritual está descartado, Hermes tendrá que llevarme.
—En realidad no—sonríe la rubia levantándose del sofá y caminando hacia las habitaciones—
Tessa frunce el ceño confusa y la sigue hasta su habitación, donde la ve acercarse a su estantería y coger el cofre que su padre le entregó tres años atrás.
—¿Haces esto muy a menudo?—se queja—¿Venir a mi habitación a mirar mis cosas?
—Oh, venga ya, no es como si pudiese abrirlo sin tu collar—le recuerda rodando los ojos—
Tessa suspira frustrada y se lo entrega. Emma sonríe y abre el cofre para sacar un pequeño anillo con la emblemática W que ella y Diana, mejor conocida como Wonder Woman, tenían en sus amuletos divinos.
—¿Y eso cómo va a ayudarme?—inquiere incrédula—
—Es un anillo mágico.
—No, no lo es. Ni siquiera me vale.
—No te valía—corrige Emma—Ahora tienes más poderes ¿lo has olvidado?
—El polvo de estrellas—asume mirando sus manos—
—Exacto—sonríe entregándole el anillo—Esa magia permitirá que funcione y te llevara a donde quieres ir. Es un portal del Olimpo a la Tierra, Tessa.
¿Su plan? Entrar en el Olimpo sin ser vista, coger la daga y marcharse.
No sería fácil, pero debía intentarlo. Así que hizo todo lo que Emma le explicó. Se colocó el anillo en su mano, activó sus poderes y colocó su mano sobre la superficie de una puerta cerrada. La luz la rodeo y al apagarse su mano viajo hasta la manilla de la puerta, tiro de ella y al abrirla se encontró en aquel lugar tan blanco y celestial, el Olimpo.
—¿De verdad pensabas entrar aquí sin que nadie te viera?—inquiere Poseidón al llegar a su lado—
—Tenía esa esperanza, si—admite frustrada—Aunque tú al menos no eres Apolo, o Hermes, o Hades.
—¿Y eso es bueno?
—En este momento si—le responde haciéndole sonreír—
—Vienes a por la daga ¿No?—pregunta interesado—
—Así es. ¿No sabras por casualidad donde está?
—¿Tú no lo sabes?—inquiere confuso—
—Aura solo dijo que estaba aquí, pero no el lugar concreto—le explica—La última vez fue más específica. Me dijo que Sara la tenía en el Inframundo.
—Las dagas se esconden en un lugar relacionado con la persona que las busca, así que... puede que Nix la tenga.
—Si, eso tendría sentido—admite pensativa—¿Podrías...?
—¿Buscarla?—la interrumpe. Tessa asiente—Claro. Espérame aquí.
Se da la vuelta y se aleja de ella dejándola a solas. Tessa suspira cansada y observa el lugar a su alrededor, aunque sin fijarse en los detalles, puesto que en cuanto giro su cabeza, la figura de una mujer a lo lejos llamó su atención.
Le era extrañamente familiar, pero a su vez estaba segura de no haberla visto nunca en el Olimpo. Entonces, con una sonrisa, la mujer giró su cabeza haciendo que su pelo volara con el aire y su rostro se hizo visible para Tessa.
—Imposible—murmura sintiendo un extraño mareo debido a la sorpresa—¿Mamá?
Los ojos castaños de la mujer conectaron con los llorosos ojos verdes de Tessa, cuyas piernas comenzaron a temblar mientras todo a su alrededor se volvía borroso y comenzaba a girar.
Estaba exactamente igual que aquellas fotos.
—Tessa—murmura acercándose a ella—Tessa tienes que tranquilizarte.
—No... no lo entiendo—murmura negando con desesperación cuando sus lágrimas comienzan a deslizarse por sus mejillas—No puede ser. Tú...
—Lo siento mucho, Tessa, pero tienes que tranquilizarte, por favor—le pide sujetándola de los hombros—Mírame, mírame... te lo explicaré todo.
—Juré permanecer siempre virgen. Y pretendía seguir con ese juramento, hasta que conocí a tu padre—explica Artemisa mientras le entrega una taza de té caliente—No era el hombre más atractivo o el más bueno, pero al verle con tu hermano quise tener eso. Quise tener a un niño o una niña tan amable y cariñoso como lo era Tommy. Pero en cuanto te di a luz en Themyscira me di cuenta del error que había cometido. No por tenerte, eras y siempre serás lo más bonito y maravillosos que me ha podido pasar, si no por el hecho de que nunca podría verte crecer. Revelar que había roto mi juramento podría provocar un castigo horrible, no solo para mi, si no para ti, las Amazonas, Octavia y mi querido hermano, Apolo.
—¿Y qué tienen que ver Nix y Selene en esto?—inquiere Tessa con un hilo de voz lleno de confusión—
—Ellas ya habían hecho un trato con Zeus para darle dones a un bebé humano, así que resultó perfecto encubrirlo. Le hicimos pensar que eras tú—le explica Artemisa—Tú tenías que quedarte en la Tierra y yo tenía que volver a aquí. Se me rompió el corazón al separarnos. Tessa, cuando te tuve en brazos por primera vez sentí ese amor incondicional del que las madres tanto hablan. Eras la niña más hermosa del mundo. Tus pequeñas manos tan delicadas como las mías, y tus ojos tan brillantes y llenos de luz como los de tu hermano. Lo peor que he hecho a sido separarme de ti, pero sabía que ibas a estar bien, porque sabía que, a pesar de sus defectos, tu padre te protegería con su vida. Y sabía que Tommy te cuidaría hasta el final de sus días. No puedo expresar el agradecimiento tan grande que siento por él. Con su ayuda te convertiste en lo que siempre quise, Tessa. Una mujer fuerte, independiente y llena de vida.
—¿Y Emma? Si esto es cierto ¿Por qué enviarla a ella?—le pregunta con interés después de varios segundos de silencio, donde se había dedicado a asimilar toda esa nueva información—
—La luna está muy conectada a mi y sabía que al estar en la Tierra necesitarías un amuleto que impidiera que te afectara de forma negativa. Selene ayudo a que una Amazona quedara embarazada y creó el collar.
—Vale, ¿Y por qué hacer que Apolo me mintiera? ¿Por qué enviarle a la Tierra con otro rostro?
—Apolo no mintió del todo, él es tu tío. Lo de mentir sobre todo lo demás no era por ti, si no porque podrían descubrirnos.
—Y ahora que lo han hecho... ¿Que va a pasar?—inquiere nerviosa—
—No lo se—admite su madre sujetándola de las manos con delicadeza—Pero vas a estar bien ¿De acuerdo? Te lo prometo, haré lo que sea necesario para protegerte.
La sujeta de las mejillas y deposita un cariñoso beso en su frente. Se aleja con delicadeza y saca una especie de cuchillo de su cinturón.
—Toma—se lo entrega—Es lo que has venido a buscar. Debes irte, volver a la Tierra y vivir, amar, ser feliz. Se que puedes con estas Furias y con todo lo que venga después. Eres una luchadora. Sacaste lo mejor de mi y lo mejor de tu padre. Y dentro de ti vive la esencia de Tommy. No te olvides nunca de quien eres, aun si no volvemos a vernos, porque yo siempre estaré contigo.
—Gracias, mamá—murmura entre lágrimas—
Al volver a la Tierra, y en concreto a su habitación, la sensación de hogar la inundó como nunca antes. Por fin sabia quien era, quienes eran sus padres y a donde pertenecía. Precisamente por eso salió de su habitación con una pequeña sonrisa sincera, la cual se fue agrandando al ver las decoraciones navideñas.
En el salón Jay se encontraba colocando el árbol mientras que Emma preparaba unas galletas en la cocina, las cuales olían de maravilla. ¿Emma no hacía nada mal?
—¿Y? ¿Que tal ha ido?—pregunta con interés—
Tessa la observa y sonríe al verla acercarse a ella con un plato de galletas.
—Bien, ha ido bien—le asegura—
Emma sonríe y extiende el plato hacia ella, quien no duda en coger una galleta.
—Iris ha llamado—habla Jay acercándose para coger otra—Ella y su familia nos invitan a una cena de navidad esta noche.
—¿Y qué les has dicho?—le pregunta Tessa mirando la galleta entre sus manos—
—Que es muy amable, pero preferimos pasarlas nosotros solos este año.
Su respuesta hace que levante la mirada con alivio y le dedique una pequeña sonrisa ladeada.
—Gracias, Halstead.
—De nada, Merlyn—sonríe él—Pensé que era lo que querías y veo que he acertado. Será que te conozco bien.
Tessa rueda los ojos y camina hacia el árbol de navidad con felicidad.
—¿Lo decoramos?—sonríe sujetando un adorno—
Jay y Emma sonríen y caminan hacia ella para comenzar a decorar el árbol.
—No ese no va ahí—se queja Jay hacia la castaña—
—Va donde yo diga—le responde dándole un leve empujón—Tú preocúpate de tu lado del árbol.
Jay rueda los ojos y ríe mientras coge otra galleta.
Tessa camina hacia la mesita dispuesta a coger otro adorno, pero su teléfono llama su atención cuando éste se ilumina anunciando la llegada de un mensaje.
"Feliz navidad, estrellita" -Oliver
—Feliz navidad, Ollie—susurra con los ojos llorosos al leer aquel apodo con el que solo Tommy la llamaba—
Con rapidez se limpia las lágrimas y responde a su mensaje y al de Thea, el cual le había llegado una hora antes. Apaga el aparato y vuelve a acercarse a sus amigos para continuar decorando el árbol.
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