───── capitulo cuarenta y dos
༄ *.゚。╻┃ CAPITULO 42
decepciones ༄ *.゚。╻┃
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❝ ¿y si nunca los recuperaban? ❞
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LA BRUJA NO TENÍA ni la menor idea de cómo había terminado sentada junto a Scott enfrente del Sheriff y de su esposa, pero sus mejillas ardían y su corazón estaba acelerado. ¿Y si se equivocaban respecto a Stiles? ¿Y si él y su supuesta hermana eran productos de su imaginación?
Sin embargo, cada que pensaba así, una punzada le iba directo al pecho como si le dijera que dejara de ser tan cobarde. Que actuará y buscará respuestas. También estaba el hecho de que desde que había descubierto la posible existencia de otra Sanderson, no había dejado de soñar con la posibilidad de no volver a estar sola en el mundo, de tener una familia.
Y ni hablar de lo que sentía cuando pensaba en Stiles, cuando intentaba recordarlo. Quizás no podía saber cómo era físicamente, pero si que sabía lo que sentía por el. Era como si le robaran suspiros cada que pensaba en el, en como sería. En si el también la querría como ella lo hacía por el.
───creo que nos quitaron a alguien. ───dijo Scott, después de que Sabrina le insistiera con la mirada.
───¿tienen alguna idea de a quien?
───los Jinetes Fantasma borraron nuestras memorias. ───les explico la rubia, sintiéndose terriblemente estupida al instante. ¿Enserio tenían que tener nombres tan tontos? Hasta los Doctores del Miedo se escuchaba menos ridiculo.
───eso es conveniente.
Sabrina detectó la incredulidad en sus palabras, por lo que se apresuró a hablar sin pensar dos veces. ───tenemos una pista.
Sintió la mirada aturdida de Scott y no era por nada, ambos habían acordado no decirlo, o decirlo de la manera más tranquila y suave posible. Pero, ¿como le decías a unos padres que habían perdido a su hijo y ni siquiera lo habían notado?
»───la palabra "Stiles".
───¿y por eso querían hablar con Elias?
───quizá sepa que estamos buscando.
───¿es alguien de su edad?
Scott observó a Sabrina con aquella mirada de cachorro perdido, para que lo ayudara, pero está lo vio sería, dándole la palabra.
───si. Yo... Creo que era mi amigo. Mi mejor amigo.
Sabrina asintió con la mirada perdida. ───creo que lo amaba.
El Sheriff pareció suavizar su mirada ante las palabras melancólicas de los adolescentes, pero esa compasión se desvaneció tan pronto como vino. El hombre se levantó para quitarle la foto a Scott.
───puedo garantizarte, que mi padre no puede ayudarte. Vive en un asilo a tres pueblos de aquí. No ha tenido visitas en años.
La bruja insulto y amenazo a sus futuros hijos en su cabeza, si no la visitaban cuando fuera una vieja decrépita, los maldeciría a todos eternamente.
Las siguientes paradas se cancelaron... Las siguientes paradas se cancelaron... Escucho la rubia en su mente, volteando al pasillo.
───¿puedo usar su baño?
───por supuesto.
Sabrina siguió la voz hasta donde pudo, para detenerse frente a una de las paredes. Suspiró recargando su frente en esta, deseando con todo su corazón, que Stiles y su hermana fueran reales. Porque los necesitaba.
───¿enserio allanaremos un asilo de ancianos? ───preguntó Scott, ganándose miradas obvias de las tres chicas con las que iba.
───después de la casa Eichen, esto es pan comido. ───soltó Malia, apresurándose a la entrada. Sabrina corrió tras ella, sabiendo que eso se pondría bueno.
Lo primero que vieron los ojos de la bruja, fueron a su amiga golpeando al encargado del asilo y arrastrándolo hasta una habitación para encerrarlo. Sabrina soltó una fuerte carcajada, chocando los cinco con Malia una vez que salió.
───oh Dios, ¿como me divertiría sin ti? ───preguntó risueña, con las mejillas sonrojadas.
───tal vez sea una señal de que te vayas a Paris conmigo.
Las sonrisas de Sabrina y Malia se desvanecieron, como si supieran que esos planes de ser acompañante de la coyote, ya estaban ocupados. Los cuatro avanzaron hacia la habitación de Elias, el hombre los volteó a ver con lentitud.
───¿si? ¿Es hora de mi medicina?
───no tenemos tu medicina. ───soltó Malia, impaciente.
───oh...
───¿usted es Elias Stilinski?
Lydia sonrió, acercándose al hombre. ───soy Lydia Martin, ¿usted sabe quien soy?
La rubia frunció el ceño, el pobre hombre parecía apenas saber quien era el mismo.
───¿debería?
Sabrina y Malia soltaron risitas cómplices al ver la mirada decepcionada de Lydia, era obvio. Y aún así, por más divertido que fuera, ambas también se sentían decepcionadas.
───sr. Stilinski, buscamos a alguien que se hace llamar Stiles. Le decían así en el ejército ¿verdad?
───si. Los mejores años de mi vida.
───¿reconoce a alguno de nosotros?
───claro que si. ───dijo, iluminando los rostros de todos cuando se volteó hacia Scott. ───¿como olvidaría a mi propio hijo?
Sabrina bufo mientras se cruzaba de brazos, lo entendía, el viejo estaba loco y algo amnésico, pero ¿como alguien podía confundir a Scott con el Sheriff? Sin ánimos de ofender.
───¿su hijo?
───¿señor Stilinski? ¿Que año es?
───es 1976. La próxima semana es el cumpleaños de mi hijo.
───tiene demencia.
Sabrina rodó los ojos, irritada. ───no me digas.
───¿es hora de mi medicina?
Los cuatro se alejaron, discutiendo que es lo que harían y Sabrina sentía sus nervios aumentar. Debía ser una maldita broma que justo el que podría ayudarlos, tuviera demencia. ¿Es que alguna vez las cosas dejarían de ser tan difíciles?
───no. Tú eres mi hijo. ───dijo en voz alta, haciendo que Malia se acercara.
───baja la voz, viejo. Despertarás a los otros. ───ordenó, comenzando a comer la comida del viejo.
───ella no me agrada. ───soltó, haciendo reír a Sabrina.
───tu hijo, es el Sheriff de Beacon Hills.
───¿Sheriff? No, yo estaba en el ejército.
───usa las garras, Scott.
───podría matarlo.
───entiendo, pero no tenemos tiempo.
Sabrina se apiadó al ver la mirada indecisa del moreno y le negó a Malia, haciéndole saber con una sola mirada que no podían hacer eso. Por más necesario que fuera.
───tengo el presentimiento, de que a Stiles y a mi hermana no les gustaría eso. ───murmuró la rubia, antes de fruncir el ceño. ───...tal vez a ella si.
───Elias...
───soy el señor Stilinski. ───habló el hombre, levantándose lentamente. ───¿quien diablos son ustedes?
───¿sabes que Scott no es tu hijo?
───claro que lo se. ¿Sus cerebros son más cortos que sus faldas? ───insulto, haciendo que Sabrina levantara sus cejas con fastidio.
───eres ese muchacho McCall.
───¿me conoce?
───conocía a tu papá. No sabía beber, y no supo mantener el anillo de bodas en su dedo. En cuanto veía a una chica bonita, puf, el anillo desaparecía como por arte de magia.
Malia gruñó al ver el rostro de Scott, mientras Sabrina se cruzó de brazos, ante sus palabras, las tres chicas ya se encontraban mirando molestas al viejo. Lydia suspiró calmándose.
───¿nos conoce a todos?
───eres la hija de Natalie Martin, ¿verdad? Te pareces a ella. Ella también solía ser bonita.
───deje de hablar.
───ey, Malia...
───también le gustaba hablar como si fuera la más lista del lugar.
Malia sacó las garras y avanzó hacia el hombre, siendo detenida por Scott.
───¡suficiente! ───gritó el Sheriff, llegando de la nada. ───les pedí específicamente que no vinieran. ¿Quien atacó a un miembro del personal?
───Noah, solo estábamos teniendo una buena conversación.
───ustedes cuatro, afuera. Ahora.
Horas después, cuando el Sheriff los dejó irse de la comisaría, Sabrina corrió hacia afuera, sintiéndose abrumada. Habían pasado horas con ese maldito anciano y no habían logrado absolutamente nada. Corrió y corrió, siendo consciente de que Malia y Lydia la seguían de cerca, aún así, sus pies no pararon hasta adentrarse en las profundidades del cementerio. Justo en el atajo que las Sanderson solían tomar cuando eran jóvenes, sus rodillas se doblaron frente a una de las lápidas y sus manos comenzaron a temblar, expulsando pequeños rayos de energía. ¿Y si nunca los recuperaban? ¿Y si jamás volvía a verlos?
Sin poder evitarlo, soltó un fuerte grito, liberando todo lo que sentía. Toda la tristeza, todo el dolor.
Sus sentimientos eran tan fuertes, que ni siquiera se paró a ver lo que estaba haciendo. Pero Malia y Lydia presenciaron absolutamente todo, especialmente, como la lápida frente a Sabrina comenzaba a brillar.
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