𝐎. El chico misterio.

☁️...

Los fríos vientos del invierno reciben al duodécimo mes del año con añoranza. Bajo su manto gélido se mantendrá, en tiempo indefinido.

──── Prométeme que te irás por el camino que te he indicado, Yuki. Está vez no te podré acompañar, tengo que llevar a Momo al médico. ──── Señaló la adulta de extraña belleza a la menor quién compartía edad con su única nieta.

Y a todo esto se debía a qué la menor de nombre, Oyuki - sobrenombre, "Yuki" había ido el fin de semana, de pijamada a la casa de su mejor amiga de la primaria, Momo ayase. Quién a por desgracia; un fuerte catarro la logro alcanzar. La abuela de está, ya había tratado con todo tipo de remedios a la mano.

Pero extrañamente, ninguno lograba su función. Por lo que la señora se había finalmente rendido, optando por la última de sus opciones; Llevar a Momo al médico.

Volviendo al presente, la pequeña Oyuki de siete onomásticos recién cumplidos por aquellas fechas nevadas. Quién completamente ahora se encontraba abrigada, por gruesas telas de chales y abrigos, y la calidad de unos pequeños guantes de color beige.

Asintió con una cálida sonrisa en su pulcro rostro, acercándose con normalidad a su compañera de travesuras, Momo. Quién también se encontraba lista para salir, exceptuando el gesto de su rostro. Su pequeña nariz ligeramente rojiza, sus mejillas se encontraban de igual forma y su expresión era de muy pocos ánimos.

Totalmente entendible.

Con una expresión compasiva y una ligera sonrisa apenada. ──── Esperó logres mejorarte, Moo... Ya pasado mañana regresamos a clases, Jiji se preocupará. ──── Pronunció con calidez tales palabras, con el intento de animar a la pobre niña.

"No lo hará..."

Recibiendo un leve asentimiento por su pequeña amiga de juegos, quién a pesar de quererla abrazarla a modo de despedida. Se aferró con ganas a la calidez que sus ropajes le brindan.

"Oh al menos por mí..."

Ante tal acción, Seiko ayase la obligó a levantarse del piso de madera que se situaba en la entrada del bondadoso hogar.

Al momento de encontrarse ya fuera de la residencia de las "Ayase" Oyuki, suspiró sintiendo como el frío viento danzaba con la gelidez del exterior. Sintiendo como se situaba en la calidez de su respiración y pulmones. Una temblorosa exalacion la hizo volver a la realidad.

Antes de comenzar alejarse, la tuene voz de su pequeña mejor amiga la detuvo antes. ──── Nos veremos, Yiyi... ──── Pronunció con su expresión desanimada tratando de formular su linda sonrisa.

Oyuki, nada más podía compadecerse de su mejor amiga castaña pasando aquella desanimada situación. Se despidió levemente con la mano, pará así igualmente comenzar alejarse. La distancia entre su hogar y la de las Ayase, no era mucha, Pero tampoco poca.

Desde mucho mas menor, Yuki. Comenzó a vivir junto a su abuela, Katara sakasagami. Desde la edad de tres años, puesto que a sus desobligados padres les entró la grandiosa idea -notese el sarcasmo- de marcharse al extranjero, hacía otro país.

Sin llegar a pensar en los sentimientos ni la mentalidad de su única hija. Así que desde entonces la señora Katara, se hacía cargo del bienestar de su nieta. Con cierta ayuda financiera de los padres de esta.

La pequeña niña de cabellos azabaches, continúo su trayecto con cierta tranquilidad y paciencia. A pesar de la fría nevada que se abastecía en aquella zona.

Inconscientemente, apretujo las agarraderas de su pequeña mochila la cual cargaba en sus hombros. puesto que algo había llamado su atención. ──── Uh... ──── Un curioso sonido de sorpresa se escabo de su temblorosa boca. Una figura se encontraba postrada en la blanquecinea nieve, inmutada a la presencia de la pequeña niña.

Algunos siguen el dicho de La curiosidad mató al gato... Pero ¿Quién como una niña de siete años estaría consiente del significado? Y para la santa desgracia dirían algunos, la pequeña niña se acercó con lentitud a aquella figura mayor que ella.

La curiosidad claramente la había invadido, con cada pequeño paso que daba. Escuchaba el leve sonido de la nieve siendo aplastada bajo sus zapatos.

Curiosamente... La temperatura de aquel lugar comenzó a descender con tal rapidez que la pequeña niña no pudo siquiera sorprenderse ante tal cambio.

El pequeño cuerpo de la menor, reaccióno con el pasar de unos pocos segundos. Sus delgadas y pequeñas piernas comenzaron a temblar incontrolablemente. Su pecho se apretujo con ímpetu, robándole un pequeño quejido a la menor. Quién inconscientemente se llevó sus abrigadas manos a dicha zona, dolía. Era un dolor tan extraño...

Tan desconocido...

Una extraña fatiga la inundó de golpe, al instante en el que quiso retirarse de aquel sitio; para marchar a su hogar de una vez por todas. Una imponente presencia la hizo abrir, sus orbes cafés con exageración, La menor nunca escucho pisadas acercándose a su dirección.

No supo de dónde saco tal valía para hacerlo. Pero la menor con una lentitud completamente temblorosa, comenzó a girarse hacía la dirección contraria. Para que lo único con lo que se toparía sería con una vestimenta blanca.

Un blanco tan pulcro como la gélida nieve...

La mentalidad inocente y temerosa de la menor, la incito a deslizar su mirada hacía el rostro de la imponente figura. La cuál claramente le sacaba más que centímetros de altura...

Al llegar a dicha zona; Se quedó totalmente sin aliento. De su pequeña boca se comenzaron a escapar temblorosos tartamudeos. La horripilante sonrisa que se comenzó a formar en el rostro de la individua, la hizo querer soltar un grito lleno de terror.

Pero... fué como si de una gruesa cadena se hubiese enrrollado en su pequeño cuello. Puesto que sus pedidas de ayuda fueron completamente nulas, a pesar que no habían comenzando...

Sus mejillas de manzana, comenzaron a ser empapadas por las gruesas lágrimas que descendían de sus castañas. La imponente figura solo comenzó a acercarse a la pequeña, La cual se percató de curioso detalle.

Aquella figura no era una persona.

Daba simultáneo que flotaba sobre la nieve, su vestimenta japonesa de un tono blanquecino se arrastraba con lentitud. Las largas cascadas azabaches hacían el combo tétrico. Y a pesar del pulcro rostro similar a la porcelana, la horripilante expresión en aquel rostro lo echaba todo a perder.

𝘔𝘰𝘮... ¿𝘞𝘢𝘴 𝘪𝘵 𝘳𝘦𝘢𝘭𝘭𝘺 𝘮𝘺 𝘧𝘢𝘶𝘭𝘵?
𝙼𝚘𝚖... ¿𝚆𝚊𝚜 𝚒𝚝 𝚛𝚎𝚊𝚕𝚕𝚢 𝚖𝚢 𝚏𝚊𝚞𝚕𝚝?
◟♱◞

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°•Present.•°

Una joven adolescente de larga cabellera azabache, bajaba con prisa los escalones del edificio. Con objetivo de llegar a la entrada de dicha secundaria, puesto que su mejor amiga de infancia, le rogó que fuera con ella. Puesto que un problema le había sucedido.

En su caminata, estando completamente distraída. Chocó con alguien. ──── ¡Ah! ¡Lo siento tanto, fué mi culpa! ──── Expresó sus disculpas con rapidez tratando de ayudar al contrario a recoger aquellas ¿Revistas? ¿Comics? No le dió siquiera tiempo de analizarlas con exactitud, pues llevaba clara prisa.

Terminando de ayudarle a dicha persona a recoger la última de sus pertenencias. ──── ¡Lo siento tanto, chico que no se su nombre! Pero me tengo que ir. ──── Sin permitirse más aquella conversación, continúo con su trayecto hacía su mejor amiga.

Sin darle importancia la curiosa mirada de aquellos ojos cafés que la observaron detrás de aquellas redondas gafas con clara expresión de sorpresa en su gesto, hasta que finalmente su figura se perdió más allá de su alcance visual.

──── Yo te deje en claro que aquel chico no era de fiar ¡Lo único que compartía con tu amor platónico es el aspecto, Y eso que muy poco! ──── Le reprochaba a su mejor amiga de infancia, quien se balanceaba desde su asiento, completamente agüitada y desilusionada.

Las dos otras amigas de la peli-castaña rojiza, asintieron estando de acuerdo ante el comentario de pelinegra. Degustando las exquisitas galletas de galea de fresa; que la chica había preparado con anticipación para ellas.

De repente, la chica que era reprochada por sus amistades por su anterior relación. -Recientemente terminada- Se levantó de su banca, sorprendiendo a su amiga de infancia. Que a pesar de estarse quejando de sus decisiones tomadas por ella misma, temía por el estado de animo que en esos momentos cargaba consigo.

Momo ayase; se retiró con desánimo de su aula de clases. Un pesado suspiró se escapó de sus labios, lo mejor que podía hacer era asegurarse de que está no no cometiese problemas, Oh peor que cometiera un accidente.

Así que con una calma que pondría de nervios a cualquiera; acomodo su sitio de estudio para así comenzar a dirigirse hacía la salida del aula.

Antes de dar un paso fuera de aquel estresante lugar donde ambas estudian. Una vaga idea cruzo por su mente, redirigiendo sus pasos con un poco más deprisa. Cogió el pequeño bentō de comida, en el cuál había colocado las extrañamente deliciosas galletas con galea.

Ahora sí dirigiéndose en busca de su mejor amiga, Momo Ayase.

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No fué tardado encontrar a la desanimada chica de gargantilla en el cuello. Se encontraba sentada en una butaca, obstruyendo el 'paso' de los chicos de enfrente no tuvieran oportunidad de lanzar aquella bola de papel cargando algo consigo.

Algo que llamo la atención, mejor dicho alguien de la joven de cabellera azabache; fue aquel chico ¡Con él que había chocado vergonzosamente en la mañana!

Con toda la tranquilidad del mundo -sabra dios cómo lo logra- Se acercó a su mejor amiga y aquel chico, tal vez tendría la oportunidad de disculparse por el incidente de esa mañana.

Con pasos un poco más apresurados llegó finalmente con su amiga de la infancia, abrazándola por los hombros sonriéndole al chico que parecía que en cualquier momento desmayaría por no estar entendiendo la situación.──── ¡Momo, con que aquí estabas! ────

Exclamó tales palabras con alegría, mientras que inconscientemente dejaba el pequeño bentō; en la butaca del chico de gafas redondas.

Sin pensar que aquel chico y la conversación en la que se vió incluida la llevaría a una peligrosa apuesta.

──── Dioses nuevos y viejos... ──── Susurro algo nerviosa la azabache, formando una mueca en su rostro mientras con su celular en mano; alumbraba su camino con la linterna de este.

No lograba comprender el como sucedió toda esa disputa de su mejor amiga y aquel chico de nombre que ni tenían conocimiento.

Y de por qué ella también había terminado incluida y ahora se encontraba con Momo en un sitio abandonado, que por según se avispaban "aliens" y voalaah, ahora se vieron envueltas en este lugar extrañó.

Tanto como él chico misterioso y su mejor amiga, se mantuvieron conversando brevemente por teléfono; mientras de igual manera dicho chico informaba que ya estaba en el lugar que ella y Momo habían encontrado en internet.

Un sentimiento de nerviosismo; se hospedó en su pecho. Una repentina sombra que se deslumbró en la dirección en la que Ayase señaló con la linterna de su móvil.

"Vale... Vale, debió haber sido mi imaginación y solamente fue uno de los escombros de este lugar.."

Trataba de mantenerse serena en aquel lugar, pero el desconocido terreno en el que se habían adentrado le daba mala espina a la chica pelinegra.

Las palabras de su conocida de la infancia la sacarán de su trance mental en el que se mantuvo por unos segundos; Ahora interesándose por la conversación de aquellos dos.

──── Ella es mi abuela, Y yo creo en ella...

Las palabras de la castaña rojiza; lograron colocar aquel nudo en su garganta. Realmente la señora Ayase era alguien importante para ella de igual manera, puesto que a pesar de las circunstancias que tendría que conllevar. Ella se hizo cargo de la azabache; Y eso es algo que no sabría cómo pagarselo.

──── Permíteme confesarte algo, chico misterio. La señora Ayase, realmente es una persona admirable; es alguien burlona con su toque sarcástico pero amable... ──── Comentó la azabache al aire libre, ganándose la mirada compasiva de su amiga de la infancia, Pero igual la curiosidad del chico de las gafas.

──── Eh-.... Entonces ¿Ambas se conocen desde la niñez? ──── Pregunto el chico de curioso corte de cabello, tras la llamada mediante el móvil de Ayase, estando algo inseguro ante su torpe pregunta.

Un suspiro burlesco se había escabado de sí ──── Pensé que ya te habías percatado, pero parece ser que me equivoqué. Pero respondiendo a tu pregunta, sí. Momo y yo nos conocemos desde la infancia. ──── relató con carisma.

──── Yo no puedo relatarte algo de mi infancia como, Momo. Puesto que yo; desde mis siete años... Mis recuerdos simplemente se volvieron borrosos. Es por eso que la abuela de Ayase me comenzó a ayudar con este problema que tengo. ──── Confesó un tanto apenada, continuando caminando junto a Ayase, ambas de la mano; apoyándose una a la otra.

"Yo igualmente fuí criada por mi abuela al igual que Momo, en mi caso. Mis padres me abandonaron por querer luchar por sus sueños; marchandosé al extranjero. No los culpo realmente, pero tampoco los compadezco. Mi abuela y la señora Ayase se llevaban bien, era como vernos a mí a Momo y a mí en la tercera edad. ──── comentó con una mirada nostálgica y una leve sonrisa en sus labios.

Para mí desfortuneo... Mi abuela falleció cuándo yo tenía diez años, la señora Ayase se compadeció de mí y me acogió en su lecho. Realmente no sabría cómo pagarle lo que ha hecho durante estos años por mi. Se lo agradezco con toda el alma... ──── Finalizó con aquel nudo nuevamente en la garganta, aquella sensación irritandole la punta de la nariz; más sus labios tensos en una fina línea."

Un vago suspiró se escapó de sus labios. El fuerte apretón dado por parte de Ayase en el agarré de sus manos, la hizo nuevamente reaccionar. Encontrándose nuevamente con la mirada compasiva de su amiga; ella siempre estaba a su lado... Y eso se lo agradecía.

Al otro lado de la llamada, el chico obsesionado con los alienigenas y ovnis se mantuvo estático en su sitio sintiendo una compasión hacía aquella chica de cabellos azabaches.

Rompiendo el vasto silencio. ──── Pero, Basta de hablar de nosotras. ¿Por qué no nos cuentas la razón de tu creencia a los alienigenas y esas cosas?

Del otro lado de la llamada, la expresión sorprendida en el rostro del chico era claramente visible. ──── He- Bueno... eso no es importante. ──── Contestó el chico pelinegro, restándole importancia; para continuar caminando.

──── ¿Cómo que no es importante? ¿No hay un motivo? ──── Preguntó en esta ocasión, Ayase. Algo exaltada ante aquella respuesta que el chico les había dado.

──── ¿Necesito tener alguna para que me guste algo? ──── contraatacó el azabache, el cuál aún seguían sin saber su nombre.

Tanto como Momo y aquel chico continuaron la conversación que la azabache había comenzado, la cual se mostraba atenta a sus alrededores de aquel edificio.

──── Por cierto, chico misterio. Suenas más confiado por teléfono. ──── Comentó Momo, siendo respaldada por el comentario "Es cierto" de su amiga pelinegra.

──── Qu-e... ¿Enserio lo creen? ──── Murmuró esté, mientras que del otro lado de la llamada; chico se mostró nuevamente sorprendido. ──── Ah... Pues diría que es más fácil hablar por... aquí.

Un curioso silencio se mantuvo en la llamada por parte del chico, ganándose la atención del par de amigas.

──── ¡¡Un fantasmaaaa!! ──── El grito ensordecedor proveniente del chico rápidamente alertó a las dos jóvenes en la llamada.

La azabache, comenzando a sentirse nerviosa trato de que esté la escuchará mediante la llamada. ──── ¡Espera! ¡No sé supone que corras!

Ayase trato igualmente ──── ¡Escúchame chico-misterio! ──── gritaba desesperada su amiga de la azabache, atraves de la llamada. En esta todavia resonaban los gritos llenos de pánico del chico. ──── ¡Chi... No!

El nerviosismo empezó de igual manera a invadirlas a ambas adolescentes. ──── ¡Ya deja de correr, por favor!
Suplico la peli castaña comenzando a ponerse más nerviosa de lo que ya se encontraba.

──── ¡En internet dicen que, sí corres, será peor! ──── exclamó la azabache sin saber más que decir, sus manos gélidas temblablan gracias al miedo que la comenzó a invadir.

Ayase tomo de vuelta el móvil, el que anteriormente estaba en manos de su amiga azabache. ──── ¡Pon atención! ¡No puedes dejar que te alcance!.

──── Sí pierdes la carrera contra turbo abuela, te maldecira de por vida! ──── secundó la de abrigo color beige a su mejor amiga.

Lo único que recibieron por "respuesta" fue el horripilante grito lleno de terror del chico atraves del móvil de la castaña.

──── ¡Oye, chico-misterio! ──── Exclamó temerosa la azabache, siendo secundada por las preguntas alteradas de la peli-castaña rojizo.

Ayase apago el móvil con rapidez ──── Justo lo que necesitábamos. ──── se quejó Ayase, mientras tomaba de la mano a la azabache para comenzar a retirarse de aquel lugar.

Siendo abruptamente detenidas por el repentino movimiento del misterioso edificio, sorprendiendo terriblemente a las chicas al lograr visualizar figuras de apariencia inhumana.

"¿Quienes son esos?"
"Esto no puede estár pasando!"


Ambas chicas comenzaron a huir, el despedazamiento de sus vestimentas era un sonido lejano para ellas... El aturdimiento las invadió de golpe, y de repente todo se oscureció para ambas
















Una sincera disculpa por dejar tan corto el primer capítulo, pero realmente el día de ayer estaba terriblemente de salud. Que no pude lograr avanzar de texto el día de ayer, Y hoy solo pude completar más de 2000 palabras 😣

➵Tiktok◞ withered.x
No olvides dejar tu estrellita⛄𔘓

I love you.

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