𝟬𝟰. 𝖲𝖺𝖻𝗋𝗂𝗇𝖺 𝖢𝖺𝗋𝗉𝖾𝗇𝗍𝖾𝗋

—C A P Í T U L O     C U A T R O—

Sabrina Carpenter.

Willow salió por la escalera externa, con su mochila a la espalda y el aire fresco de la mañana disipando parte de su nerviosismo. Shadow la esperaba en un callejón junto al edificio, oculto en las sombras, con una postura rígida pero alerta. Aunque permanecía inmóvil, sus ojos escaneaban los alrededores con intensidad.

—¿Por qué siempre tardas tanto?—gruñó al verla acercarse.

Willow le lanzó una mirada condescendiente.

—Tranquilo, zorrito—respondió ella, acomodándose la mochila—. Lo difícil ya pasó.

Shadow soltó un leve gruñido, aunque no añadió nada más.

—De acuerdo, ¿y cómo piensas ir a "ese lugar" sin que te detecten?—preguntó ella, cruzándose de brazos.

Shadow la miró con algo que podría haber sido una mezcla de paciencia agotada y leve incredulidad.

—Tengo formas—respondió de manera críptica.

—¿Ah, sí? ¿Como saltar de edificio en edificio? Porque eso no es exactamente discreto.

Shadow frunció el ceño, pero Willow levantó una mano antes de que pudiera replicar.

—Mira, no voy a cuestionar tus habilidades—dijo con una sonrisa torcida—, pero si vamos a hacer esto, necesitamos un plan. Y yo no puedo simplemente desaparecer como tú.

El erizo la observó en silencio por un momento, evaluando sus palabras. Luego asintió, aunque a regañadientes.

—Muy bien. Habrá que usar... medios comunes—aceptó finalmente, como si la idea le resultara casi ofensiva.

Willow sonrió, divertida por su resistencia.

—Genial. Justo conozco a alguien que puede ayudarnos.

Willow guió a Shadow a través de las calles más tranquilas del vecindario, evitando miradas curiosas. El erizo mantenía un perfil bajo, ocultándose en las sombras y moviéndose con una agilidad que casi lo hacía parecer un fantasma.

—¿A dónde vamos?—preguntó Shadow, manteniendo un tono bajo.

Cuando estuvieron fuera del alcance de cualquier mirada curiosa, Willow se detuvo y sacó su teléfono.

—¿Qué haces ahora?—preguntó el erizo, exasperado.

—Llamo a mi transporte—respondió ella con una sonrisa satisfecha.

Minutos después, un auto viejo pero funcional llegó al lugar, con Jimbo, su fiel amigo, al volante. Era alto, de cabellos marrones, delgado, pero parecía de complexión fuerte, con una expresión tranquila que irradiaba confianza, a pesar de su edad.

—¿Qué tal, Wills?—saludó Jimbo, bajando la ventana del copiloto.

—Perfecto, gracias por venir tan rápido. Necesito el auto por unas horas—dijo Willow mientras le entregaba un sobre pequeño.

—Siempre tan problemática, tonta y perseguidora de misterios. Sabes que no vas a encontrar respuestas del suceso, ¿no?—preguntó él, mientras miraba de reojo hacia el callejón, donde las sombras parecían moverse. Sin embargo, no dijo nada. Por su lado, Willow pareció tensarse en su lugar, su mirada perdiéndose; en lo secreto Shadow la observaba confundido, curioso por el cambio repentino en su rostro, preguntándose a qué se refería el otro humano—. ¿Y cómo vas a justificar que manejas siendo menor?

Willow, saliendo de su trance, sacó una identificación falsa de su mochila y se la mostró con una sonrisa traviesa.

—Tú mismo me ayudaste a conseguirla, ¿no?—le recordó.

Jimbo suspiró.

—Te cubriré si tu hermana pregunta, pero ten cuidado, ¿sí? Este auto ya tiene suficientes historias. No vayas a agregar otra... más loca—dijo mientras salía del vehículo y entregaba las llaves.

—Gracias, Jimbo. Eres el mejor—dijo Willow abrazándolo, antes de subirse al auto.

Jimbo miró el callejón una última vez y frunció el ceño ligeramente, como si sintiera algo, pero no hizo comentarios.

—Más te vale no estar metida en nada que involucre sustancias ilícitas—advirtió el chico con una ceja alzada.

—Es curioso. Hago comentarios similares cuando tú no das señales de vida—sinceró en un tono divertido, acelerando el vehículo mientras veía por el espejo retrovisor a un James elevando un puño hacia el cielo. La escena le hizo soltar una carcajada.

Cuando Willow salió a la carretera, Shadow apareció en el asiento del copiloto, usando su poderío para entrar sin ser visto. Ella apenas dio un respingo antes de rodar los ojos.

—¿Podrías anunciarte la próxima vez?—refunfuñó, concentrándose en el volante.

Shadow no respondió inmediatamente, solo la miró con una mezcla de curiosidad y cautela antes de preguntar:

—¿Cuántos años tienes?

Willow hizo una pausa antes de responder.

—Diecisiete.

—Tu identificación dice que tienes veintiuno—observó Shadow con frialdad.

Willow soltó una risa nerviosa.

—Es falsa, obviamente. ¿De verdad pensaste que era legal?

Shadow solo bufó. —¿Crees que eso será suficiente?

—Si no lo es, siempre podemos usar tu método de "desaparecer en el aire"—respondió ella, encogiéndose de hombros.

Shadow arqueó una ceja.

—¿Y cómo planeas explicarme a mí si nos detienen?

Willow sonrió, sacando una manta del asiento trasero.

—Te escondes aquí. Nadie se fijará si estás cubierto y mantienes un perfil bajo.

Shadow miró la manta como si fuera un insulto personal, pero finalmente accedió.

—Esto es ridículo—murmuró mientras se acomodaba en el asiento trasero.

—Es eso o dejar que te capturen—respondió Willow, asegurándose de cubrirlo bien, pero no lo suficiente como para que su rostro no fuera visible.

—¿Y tú?—preguntó, con una nota de desconfianza.

—Yo conduzco, daah. ¿Tienes algo que objetar?

Shadow permaneció en silencio, lo que Willow interpretó como un acuerdo tácito

Mientras se alejaban de la ciudad, el silencio en el auto se tornó pesado. Shadow permanecía oculto, pero su presencia era palpable. Willow tamborileaba los dedos en el volante, buscando algo que rompiera la tensión.

—Entonces, ¿vas a decirme a dónde vamos exactamente?—preguntó finalmente.

Shadow no respondió de inmediato.

—Al suroeste—dijo, sin dar más detalles.

Willow suspiró.

—Claro, porque eso lo explica todo.

El erizo rodó los ojos, aunque ella no pudo verlo.

—No necesito darte explicaciones.

Willow apretó los labios, pero optó por no insistir. Después de todo, no podía obligarlo a abrirse.

Pasaron los siguientes minutos en un silencio tenso, hasta que Willow lo rompió de nuevo, esta vez con un tono más casual.

—¿Sabes? Esto es un poco surrealista—dijo—. Nunca pensé que compartiría un auto con un...

—Un ser creado para ser perfecto—respondió Shadow, con una nota de orgullo.

Willow arqueó una ceja, sorprendida por su respuesta directa.

—Perfecto, ¿eh?—murmuró, como si evaluara esa afirmación—. Bueno, "perfecto", si vas a seguir conmigo en este viaje, al menos podrías intentar ser un poco más sociable.

—No estoy aquí para socializar—respondió él, cortante.

—Y sin embargo, aquí estás, compartiendo un auto conmigo—replicó ella con una sonrisa burlona.

Shadow no respondió, pero Willow notó cómo su silencio ya no era tan hostil como antes.

Ella conectó su teléfono al sistema de sonido del auto y seleccionó una lista de reproducción. La primera canción en sonar fue "Willow" de Taylor Swift.

—¿Ese no es tu nombre?—preguntó Shadow con un tono casi sarcástico, pero también ligeramente curioso.

Willow sonrió.

—Es una coincidencia, pero sí, la canción lleva mi nombre. Es una de mis favoritas.

Shadow no respondió, simplemente miró por la ventana.

Después, el ambiente cambió con "I Am... All of Me" de Crush 40. Shadow inclinó la cabeza, sorprendido por la intensidad de la música.

—Esa tiene más sentido—murmuró, aunque no estaba claro si lo decía en serio o simplemente aprobaba el cambio de tono.

Luego sonó una canción de ritmo más ligero, pero pegajoso "Titanium" de David Guetta y Sia, "No.1 Party Anthem" de Arctic Monkeys, "Centuries" de Fall Out Boy, "Don't Blame Me" y "Anti-Hero" de Taylor Swift (Willow pudo jurar haber visto al erizo meneando la cabeza al ritmo del instrumental) y la playlist continuó arrojando canciones aleatorias antes de que finalmente empezara "Espresso" de Sabrina Carpenter. Willow, emocionada, empezó a tararearla mientras mantenía el auto bajo control.

Cuando la canción terminó, bajó un poco el volumen y miró a Shadow de reojo.

—Entonces, señor reservado, ¿cuál de todos los artistas te gustó?—interrogó con evidente emoción, exponiendo un brillo en sus ojos que le recordó un viejo sentimiento.

Shadow cruzó los brazos, mirando al frente con aparente indiferencia.

—Sabrina Carpenter.

Willow se quedó boquiabierta un segundo antes de soltar una carcajada.

—¿En serio? No esperaba eso de ti.

—¿Y por qué no?—preguntó, arqueando una ceja.

—Eres... bueno, tan oscuro. Pensé que elegirías algo más intenso, como la segunda canción.

Shadow solo desvió la mirada hacia la ventana, pero no pudo evitar que una pequeña y casi imperceptible sonrisa se asomara en su rostro.

El resto del camino transcurrió en un silencio cómodo, roto ocasionalmente por algún comentario sarcástico de Shadow o una observación casual de Willow. Aunque diferentes en muchos sentidos, poco a poco empezaron a encontrar un ritmo juntos, dejando atrás las dudas iniciales.
























Me salió un edit de Shadow con la canción "Bon Appétit" y ya no sale de mi cabeza, ayuda, díganme otra canción 😫

Ahora si, el siguiente capítulo ya se irá al momento en el que Shadow llega a la base y ve el patín de María 😔

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©-MANDALORIANA76

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