⸻ ⋆ 𝐔𝐧𝐨 ; 𝐒𝐡𝐞 ⋆
✦
✦ 》(🌙) Chapter 01; she
❝she's the first one that i see, and I don't know why, i don't know who she is❞
✦
𝐉𝐮𝐥𝐢𝐨 𝟐6 del 𝟐𝟎𝟐𝟐
📍𝐌𝐨𝐧𝐭𝐞-𝐂𝐚𝐫𝐥𝐨, 𝐌ó𝐧𝐚𝐜𝐨.
La gran carrera de Francia había sido un respiro para el piloto neerlandés. El haber adelantando puntos de su rival y compañero de equipo del campeonato de pilotos, lo hacía sentirse un poco más... tranquilo.
Sin embargo, no del todo.
El neerlandés era consciente que si se descuidaba, cabía la posibilidad que su rival de cierto equipo italiano remontara las cosas. Max conocía muy bien a Charles, y sabía que este daría pelea hasta el final sin importar lo complicado que fuera.
Inclusive otro escenario que lo llegaba a afectar constantemente de inseguridad era ser rebasado por su compañero de equipo, Checo Peréz. Quien, increíblemente en la temporada ha demostrado determinación en cada carrera.
Max soltó un pequeño suspiro aún sentado en el gran balcón que tenía el departamento, observando un bonito cielo de color celeste que cubre la ciudad de Mónaco.
No había podido dormir del todo bien. Se levantó de golpe a las seis de la mañana sin la necesidad de escuchar su despertador; no quería despertar a nadie. Max sentía que no era lo correcto por más que quisiera ser escuchado.
Su mirada se fijó en la hora que marcaba su reloj de mano. Marcaba las 8:30 am y daba por hecho que todo el mundo ya se encontraba despierto; se levantó de su asiento, saliendo del balcón.
—¿Tienes un momento?—preguntó el piloto al ingresar a la habitación principal. Su novia se encontraba de espaldas, riendo hasta más no poder con el teléfono en su oreja.
—Estoy algo ocupada, Max. —dice, sin ánimos de hablarle —. Estoy hablando con mis amigas.
El piloto rodó los ojos por su respuesta.
—Kelly... tan solo unos minutos. Solo te pido eso. —insistió —. ¿Puedes?
—Ya te dije que no. —dice enojada—. Hablaremos después.
Max nuevamente rodó sus ojos.
Siempre era lo mismo con ella. Hacía lo que quería y dejaba de lado lo que querían los demás. No le importaba la situación, contexto, sentimientos, o lo que sea de los demás; para Kelly, lo único que importaba era su bienestar.
Ni siquiera el de su propia hija le importaba del todo.
—¿Para dónde vas?—preguntó la brasileña con un claro ceño fruncido al ver a su novio con intención de irse.
—Por ahí. Regresaré en unas horas. —respondió seco.
—¿Y con quien?—preguntó duramente.
El piloto tomó un poco de aire para calmarse.
Nuevamente volvían los problemas de siempre, pensó Max.
Kelly, además de no escucharlo y ser una novia poco presente, era también innecesariamente extremista. Desconfiaba sin una razón válida de su novio, pretendiendo que cada vez que cruzaba la puerta del departamento sin ella, estaría una mujer con él.
Max decidió no responderle. Tomo lo primero que vio de ropa deportiva y se fue directo al baño para cambiarse; al salir de este, llegó a pensar que su novia ya se había ido. Sin embargo, las cosas no fueron como él quería.
Kelly se encontraba sentada en la cama esperándolo con una cara de pocos amigos, gesto que hace que el neerlandés soltara un suspiro hondo para no reaccionar mal.
—¡Por qué no me respondes!—exclamó enojada al ver como su novio trataba de ignorarla—. ¡Nunca me dices nada! ¿¡Con quien tanto es que sales!? ¿¡Y por qué yo no puedo saber a dónde vas!?
Y como pudo, salió de la habitación, escuchando por último las quejas de su novia y el fuerte estruendo de la puerta.
[...]
Después de un par de horas, Max soltó un pequeño suspiro al adentrarse nuevamente en el departamento. Había optado por trotar un poco para despejar su mente y olvidarse de aquellos nervios que poco a poco lo estaban acechando.
Dejó las llaves en la mesa más cercana, para luego buscar en la nevera que tenía para prepararse algo. Max tenía mucha hambre; no quería algo tan complicado, la cocina, desde luego, no era su fuerte.
Observo bien que tenía y una sonrisa complacida de su rostro relucía. Hacer un par de huevos revueltos con una ensalada de frutas no sonaba tan mal; era algo sencillo y rápido para su gusto.
En eso, un pequeño ruido resonó por los oídos del neerlandés, provocando que se volteara de golpe por el susto.
Y su corazón, empezó a palpitar más rápido al escuchar esa risa contagiosa que poco a poco iba acostumbrándose a escucharla.
La mirada del piloto neerlandés recorrió cada parte de su cuerpo. Desde los tobillos hasta su armonioso rostro; Alissa Piquet se veía espléndida. Con aquel vestido azul cielo que se acentuaba muy bien en su pequeña cintura, poco maquillaje en su rostro y su cabello siempre tan impecable para la ocasión.
Tragó saliva al verla sonreír.
Se sentía vulnerable frente a ella. No lo entendía, pero algo lo hacía sentirse tan... diferente a comparación con otras personas.
Para Max era increíble cómo desde la llegada de la menor de los Piquet, el sonreír se había convertido en una costumbre por su presencia; tan solo llevaba dos días conviviendo. Y en tan sólo esos dos días, él se sentía tan... cómodo, que pareciera no ser real lo que estaba viviendo.
Una paz llegaba cada vez que entre hablaba con la castaña. A diferencia de lo que generalmente sentía al estar con su novia.
En eso, Max reaccionó al escuchar varios chasquidos por parte de la mujer.
Rápidamente negó con un movimiento en la cabeza a su pregunta, intentando desaparecer cada pensamiento que se avecinaba a su mente por lo hermosa que se veía la menor de los piquet.
No era correcto.
Pero al paso de los días, le era complicado perderse en cuestión de minutos en la mirada de esa mujer.
—¿Eh?—fue lo único que salió de los labios del neerlandés.
La mujer soltó una fuerte carcajada, provocando que las mejillas del piloto se sonrojan de la vergüenza.
— Te pregunté si sucede algo contigo, cuñadito. Tienes una cara como si un camión hubiera pasado encima de tí.
Max parece pensarlo por algunos minutos hasta que finalmente se decide y la mira con una pequeña mueca en su rostro.
—No, no. No me pasa nada, Ali. —musitó—. Tan solo... Estoy algo disperso por la carrera que se viene dentro de poco. Es todo. —restó importancia —. ¿Hace cuánto tú... llegaste? Es que está mañana no te vi.
—A las nueve y media, supongo. Fui a trotar un rato por el lugar. —encogió sus hombros despreocupada—. ¿Quieres que te ayude?—preguntó. El piloto neerlandés asintió sin problema alguno—. ¿Puedo tener uno de los delantales que tienes puesto? Se ven lindos. —dice, con la ceja levantada mirándolo con diversión.
En eso, el neerlandés se observa a sí mismo en el gran espejo que tenían cerca a la cocina, y un pequeño color rojizo se instala en sus mejillas al comprobar que de todos los delantales que habían, optó inconscientemente por uno rosado cubierto por las distintas princesas de disney.
—Dejatelo, no tienes por qué explicarme nada. Sé que probablemente Penélope te chantajeó para que compres uno. —continuó divertida, señalando con una cuchara, gesto que hace reír al neerlandés —. Te ves adorable.
Max sonrío una vez más.
Y la mujer vuelve a su labor, concentrándose en la cocina y rompiendo los huevos en una taza.
Estaba tan adentrada en lo que hacía que no era capaz de notar aquella brillosa y dulce mirada que inconscientemente le dedicaba su cuñado. Max no pudo evitar consigo sonreír por cada delicado movimiento que hacía, y el recuerdo que se avecinaba a sus pensamientos de cada una de sus palabras hacía él.
En tan poco tiempo, pudo percatarse de muchas cosas entre ambas hermanas. A Kelly no le gustaban muchas cosas de él. Entre ellas, preguntar sobre su bienestar, aconsejar y paladear a su hija.
Con Alessia era todo lo contrario. Vivía preguntando a cada uno si se encontraba bien, bastante comunicativa y receptiva. Así mismo, le era algo incrédulo ver como demostraba más afecto de lo que generalmente le daba su novia a su hija.
—He estado pensando y creo que la temática de la fiesta debería ser de la sirenita. Es su princesa favorita, y podríamos conseguirle una vestimenta similar a la de ella. —dice, sacando al piloto de sus pensamientos.
—Si si si. —se arpesuró a responder —. También había pensado en utilizar el ambiente de las princesas de Disney para la fiesta de P. —continuó —. Estoy de acuerdo contigo.
No fue difícil para la mujer notar que en aquella característica brillosa mirada de picardía, por alguna razón que desconocía, ahora se encontraba apagada; Alessia sentía la pesadez que transmitía el piloto.
La mujer llevó una de su mano derecha hacía el hombro de este, gesto que hace que se estremezca por el contacto.
—Te noto muy disperso, próximo campeón del mundo.
Max sonrió tímidamente por el apodo.
—No creo serlo, Ali. —murmuró con pesadez en su tono—. Y tampoco creo que merezca ser llamado de esa manera.
Alessia frunció el ceño confundida.
De todas las cosas que ha visto sobre su cuñado, lo menos que se esperaba era una actitud negativa prominente de él; los videos demostraban todo lo contrario. Un piloto lleno de sed de victoria, confiado de sí mismo, y que haría todo lo que fuera para conseguir lo que quiere.
—Según lo que vi en Youtube para entender ese mundo de los carritos dice lo contrario. —dice divertida—. Tengo entendido por esa repetición de carrera que le ganaste al britanico.
—Fue mera suerte.
—Yo no lo vi como suerte. —reprochó —. Eres bueno en lo que haces, o bueno, eso mencionan varias personas. No te sientas nervioso, Max. Ni tampoco debes por qué infravalorar tú esfuerzo.
—¿Y qué pasaría si te dijera que lo estoy?—preguntó en un arranque. Alessia abre sus ojos sorprendida, de todas las cosas que podría mencionarle, no esperaba aquello —. Asustado. ¿Qué pasaría si estuviera?
—Bueno, te diría que es normal estarlo. Los nervios, por más buenos que seamos, es normal tenerlos, y eso no te hace más ni menos. —dice, con voz suave y tranquila mientras termina de preparar los huevos en la sartén —. Sin embargo, también te diría que no estás solo. Tienes a Kelly apoyándote, a tú hermana, tú mejor amiga, P, e inclusive yo que no sé casi nada sobre el deporte.
El piloto se sintió enternecido. Sentía que aquellas palabras era lo único que necesitaba; un "estarás bien", "lo harás posible", y "te mereces todo por tú esfuerzo" era algo que comúnmente nunca escuchaba.
En especial de su padre y de su novia.
Max parece pensarlo por algunos minutos hasta que finalmente se decide y lleva con algo de miedo su mano hacía la de ella. Choca contra la suya, y con una mirada llena de miles de sentimientos le preguntá si está mal el poder tomarla; Alessia no pierde tiempo y las une, provocando que aquella incomodidad y pesadez que tenía se desapareciera de su cuerpo.
El piloto dio un pequeño-y para nada duro-apretón sobre su mano. Era real. Era tan real en sentimiento de sosiego dentro de él al tan solo recibir unas cuantas palabras sinceras, contacto, y sonrisa.
Y por un momento sintió, al verla a ella y sentir su cálida mano contra la suya, que no estaba solo.
Sin pensarlo, ambos se acercaron más sin importar el que no estuvieran solos. El contacto era gratificante, y la cercanía, aún más; le era poco el tenerla a unos cuántos metros.
Max quería verla más cerca, tenerla; apreciar su bello rostro. Determinar cual era el color exacto de sus ojos verdesos con toques amarillos y azules, explorar de lunar a lunar, disfrutar la suave porcelana de su rostro y demás.
Que mal estás por alguien que acabas de conocer hace dos días, Emilian. Pensó sin dejar de ver aquellos ojos llenos de vida, brillo, tranquilidad, y fé.
—¿Qué están haciendo?—La voz de la mayor de los Piquet resonó por los oídos de ambos, provocando que tomen distancia entre ellos.
—El desayuno. —respondió el neerlandés con nervios en su voz.
—Eso y estamos planeando la fiesta para tú hija. —musitó un poco enojada —. Cosa que, personalmente creería que deberías de ayudar, ¿no?. Pero bueno, por estar tan pendiente de ese teléfono se te olvidó ese detalle.
Kelly rueda los ojos con desaprobación.
—¿Y tú por qué me reprochas, Alessia? Te recuerdo que la mayor entre las dos soy yo.
—¿Y? Eso no tiene nada que ver, Kelly. —frunció el ceño incrédula —. Yo tengo derecho a reprocharte porque me parece increíble que no hayas pensado en nada. Es tú hija, no mía. Y aún así, estoy haciendo más que tú en todo esto.
—¿Y tú para dónde vas?—preguntó Kelly cambiando de tema al ver su hermana irse hasta el ropero por un abrigo. Como siempre, no sabía qué contestar. Nunca admitiría que estaba equivocada.
—Voy a salir con P. Ayer le prometí que pasaríamos tiempo juntas. —continuó—. Tú podrías ir con nosotras. No sé, tal vez te haga bien pasar tiempo con tú hermana menor y tú hija.
—Yo me voy a quedar aquí, ve con ella. —se apresuró a responder. Nuevamente llevó su celular hacía su oído, provocando que Alessia rodará sus ojos por su actitud; no podía creer como su hermana prefería pasar más tiempo con aquel aparato electrónico que con su propia familia—. Deja que te acompañe Max, hermana. No quiero arriesgarme a que te pierdas y se te haga tarde.
Alessia no respondió. Tomó con apuro su bolso y la copia de llaves del departamento que le habían brindado; quería irse lo más pronto posible del ambiente incómodo que había creado su hermana mayor con su indiferencia.
El piloto neerlandés reaccionó y se apresuró hacía la salida del departamento. Pocos ánimos tenía de quedarse con su novia, y todo, por su actitud con él en la mañana.
—Si no quieres ir, no tienes por qué. Mi hermana tiende a ser algo... exagerada conmigo. —murmuró dulce la mujer al verlo llegar a un lado suyo—. Puedo irme sola, no te preocupes por mí.
—Ya oíste a Kelly, iré contigo.
—Pero no tienes por qué hacerlo si no quieres, Max. Kelly a ti no te manda. —reiteró—. De verdad, si quieres quedate con ella y ayudala en lo que puedas para organizar la fiesta de P.
Max negó con un gesto, manteniéndose en su lugar.
—Iré contigo. —dice, con determinación en su voz —. Kelly no es la única persona que se preocupa porque te pierdas. —continuó —. Vayan saliendo que iré por las llaves.
[...]
—Lamentó lo de tú hermana. Kelly... a veces no sabe cómo manejar sus espacios o el tiempo que tiene. —justificó Max audible para ella, aún con la mirada fija en la carretera.
Alessia soltó una pequeña carcajada ante la repentina disculpa del neerlandés. Para ella era algo cómico y tierno el escucharlo ya que no habían hablado en todo el camino.
—No tienes por qué pedirme perdón, Max. Tú no hiciste nada. —respondió—. Entiendo que seas la pareja sentimental de mi hermana, pero no debes justificar todas las cosas que hace mal; Kelly siempre ha sido así conmigo, poco le importo y aún así me insiste en venir a verla. Es mera conveniencia uno que otro trato fraternal que tiene en público, y me parece hipócrita de su parte.
Max simplemente asintió, dándole a entender su punto.
—¿A dónde quieres ir mi niña? —preguntó con voz dulce a la menor. La cual, se encontraba sentada en los asientos de atrás con un pequeño vestido floreado y con su cabello recogido en dos moñitas.
—¡Helapo!—exclamó contenta, agitando sus manitas.
—P... Sabes que a tú mamá no le va a gustar eso. —reprochó Max con voz suave. A Kelly no le gustaba que su hija comiera galguerías y dulces. Le desagrada, y muy pocas veces la niña podía comer algo de ese estilo.
—Pero Kelly no está acá. —sonrió maliciosamente, gesto que provocó que el neerlandés alzó su ceja por su actitud —. No le prestes atención a Maxi, Tita te va a llevar a comer helado después del almuerzo, P.
[...]
—Entonces... ¿Pasado mañana cuál es el itinerario, cuñadita? —preguntó Max con voz divertida mientras se ubicaba en uno de los asientos que tenía el balcón. Gran parte de él sentía que desde la llegada de la menor de los piquet, la casa se había convertido de colores neutros a coloridos.
Había pasado de maravilla la tarde con su pequeña y con Alessia. En ningún momento sintió incomodidad, ganas de irse, ni mucho menos enojo; sus problemas se habían ido de sus pensamientos, y tan sólo abundaba una tranquilidad que le brindaban ambas chicas.
El piloto la observó paciente, esperando que la brasileña le respondiera para cuadrar tiempo para ellas.
Alessia negó con un movimiento sin verlo, provocando que la actitud del piloto neerlandés cambiará en un instante.
—Mañana es mi último día aquí, Max. —mencionó volteando a verlo—. Había quedado con mi hermana que tan solo compartiría tiempo con ella hasta el cumpleaños de mi sobrina.
Max relamió sus labios y mordió estos disconforme sin dejar de verla, gesto que hace que la brasileña voltee su mirada.
¿La ponía nerviosa tener a su cuñado así de cerca? Claro que lo hacía. La atenta mirada azul que no dejaba de verla lograba que sus piernas flaqueaban en tan solo un instante.
—¿Hay algo que te haga cambiar de opinión?—musito.
Alessia volvió a posar su mirada sobre el neerlandés. El cual, se encontraba aún observándola; tragó saliva nerviosa, y todo, porque pareciera que fueran los únicos en estar en el departamento.
—alzó las cejas con curiosidad—. ¿Cómo qué cosa?
—¿Y si te digo que te quedes?—musito audible para la brasileña. Alessia relamió sus labios nerviosos, sin saber que responder en aquel instante —. Quédate, por favor. De verdad, siento que le haría bien a Penélope el que pasarás más tiempo. Generalmente Kelly está ocupada y hay veces que es incómodo para mí ver a P sola.
—Max...
—No solo eso...—rascó su cabello rubio nervioso—. Debo admitir que me agrada tener tú presencia y que poco a poco me estás cayendo mejor que antes. Además, míralo por un lado positivo, a lo mejor Kelly le va a gustar que su hermana menor simpatice con su novio.
Alessia tragó saliva nuevamente, volteando su mirar hacía la noche estrellada de Mónaco que le brinda algo de tranquilidad.
—¿Tendré que ir a las carreras tuyas, verdad?
—Tan solo si quieres, pero eres bienvenida las veces que sean. —respondió con una sonrisa—. Te infiero que serías un buen apoyo. Además, ahí aprenderás mejor que viendo repeticiones mías de carreras pasadas.
Alessia parece pensarlo por algunos minutos hasta que finalmente se decide y la mira con una pequeña mueca en su rostro; Max por en cambio, se encontraba nervioso, jugando con sus manos algo inquieto y expectante por la respuesta de la brasileña.
—¿Y bien...?
—Me quedo. Pero tan solo con una condición.
Max asintió, dándole a entender que la escuchaba y que podía seguir hablando.
—Me quedaré con ustedes las vacaciones que tengo. —mencionó neutra —. Debo volver a Inglaterra, y por más que intenten, no hay forma de que cambie de opinión. —continuó—. ¿Me puedes prometer que apenas se terminen mis vacaciones, me llevarás al aeropuerto como despedida?
—Lo prometo. —fue lo único que salió de los labios del neerlandés con algo de determinación y verdad en su voz.
O eso era lo que creía,
porque al fin y al cabo las promesas se hicieron para romperse.
DISCLAIMER
✦ Hola! Este es el segundo capituló. Espero que no me funen por la actitud de Kelly 🧍🏻♀️ y que les haya gustado 🤍
✦
Sin más, nos vemos después 🤍.
✦
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top