⸻ ⋆ 𝐓𝐫𝐞𝐬 ; ¿𝐏𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫 𝐝𝐢𝐬𝐠𝐮𝐬𝐭𝐨? ⋆
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✦ 》(🌙) Chapter 03; ¿𝐏𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫 𝐝𝐢𝐬𝐠𝐮𝐬𝐭𝐨?
❝No lo sé, pero se me hace tan amargo el verte lejos de mí. No lo entiendo, pero créeme que pareciera que algo dentro de mí poco a poco quema al imaginarte con alguien más.❞
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29 de julio del 2022
📍Hungaroring, Mogyoród
—¿Nerviosa?—la ronca voz del neerlandés llegó hasta los oídos de Alessia colocando todo su sistema en alerta. La mujer apartó su mirada un momento de la vista proporcionada por la ventanilla del avión y encontró aquellos ojos azules brillosos que poco a poco se acostumbraba de ver.
Ella sonríe de lado cálidamente hacia él al notarlo tan atentó de su bienestar; habían salido desde muy temprano al aeropuerto y poco fue el tiempo de sueño para la brasileña al haber discutido nuevamente con su hermana en llamada telefónica.
—Algo. —admite en voz baja —. Es raro para mí el volver al ojo público después de tanto tiempo tratando de esconderme para tener una vida más amena y tranquila.
—Entiendo. —dice sin prisa, aún con la mirada fija en ella —. Ali, si por algún momento te llegas a sentir incómoda, házmelo saber. No quiero que te falte nada, ni tampoco que sientas que sobras en el lugar; tú bienestar es importante para mí al igual que tú apoyo, así que no dudes en consultarme si necesitas algo.
Alessia le regala una pequeña sonrisa sincera aún con su vista fija en él. Llevaba una camisa de botones color azul cielo que se acentuaba muy bien a su amplio y fornido pecho, un pantalón crema algo no tan apretado, y su cabello castaño claro tirando a un rubio oscuro brilloso por la luz del sol.
—Veo que P ya se durmió. —menciona el piloto neerlandés para romper aquel silencio que se había creado por unos pocos minutos entre ambos. Alessia fija nuevamente su mirada sobre él y asiente con un movimiento.
—Increíblemente —mencionó orgullosa. Max suelta una pequeña carcajada por su comentario por lo tierna que se veía —. No sé cómo hice pero lo logré.
—Tampoco lo sé, pero se te da bien los niños, Ali. —dice sincero el neerlandés. Su mirada ahora brillosa provoca que las mejillas de la brasileña se enrojecieran—. Es lindo ver la relación que tienes con "P". De verdad, me alegra mucho tenerlas acompañándome en estos tres días de este gran premio.
La menor de los piquet, sin pensar, llevó lentamente su mano derecha y choca con la del neerlandés en búsqueda de su aprobación. Max sonrió por aquel lindo gesto de apoyo y rápidamente tomó de ella para unirlas; el ambiente era ameno, pacifico, bastante cómodo para ser real.
Era un simple contacto, nada del otro mundo, pero para Max, no había mejor cosa que tenerla a su lado. Más aún, tenerla tan cerca de él; le importaba poco el silencio que se había creado entre ambos.
No le incomodó en lo absoluto ni intentó separarse de ella al no ver que se animaba en sacarle algún tema de conversación. Se sentía tranquilo mientras aún tuviera su mano conectada con la suya y su mirada dulce posada en él.
Pasaron un par de minutos en aquel estado hasta que la brasileña chasquea su lengua y se pierde en sus pensamientos, cosa que Max no dejó por desapercibida. Alessia parece pensarlo por algunos minutos hasta que finalmente se decide y lo mira con una pequeña mueca en su rostro.
—Oye, sé que no quieres hablar de Kelly en estos momentos, pero de verdad intenta que sea más atenta con la niña. —pidió y Max tragó saliva. El neerlandés llevó su cabeza para atrás cerrando sus ojos por un par de minutos al sentir que aquel sentimiento de tranquilidad se desvaneció de su cuerpo. Estaban tan bien en esos momentos que tenía que sacar a flote la situación tan complicada con su novia—. En serio, ella no tiene la culpa de todas las cosas que pasen entre ustedes, y no tiene el por qué pagarlas.
Y aunque no estuviera observándola en aquel momento, era consciente que aquella mirada dulce había cambiado, y eso, no le agradaba. Soltó un pequeño suspiro y se armó de valor para mirarla a los ojos. Generalmente no le gustaba que lo mirasen con aquella mirada llena de reproche. Y extrañamente por una desconocida razón, se le era más difícil afrontarla con ella que con su propia novia—. No sé qué le pasa últimamente, pero siento que está mal el que actúe de esa manera.
—Es que lo es. Está mal. Su actitud es meramente reprochable por el simple hecho de no saber manejar su impulsividad y soberbia. —respondió Alessia—. Entendible si no quiere acompañarte al GP, de verdad, entendible. Lo que no es entendible es que sea tan egoísta con su propia hija y se vaya a donde se le dé la gana sin pensar llevarla o que hacer con ella.
—Entiendo...—murmuró el neerlandés con un tono bajo de ánimo.
Alessia se maldijo en sus pensamientos al percatarse de la rápida caída de ánimo de su cuñado e intentó adelantarse ante cualquier cosa que dijera—. No, no. A ver, espérate un segundo y dejame aclararte algo, ¿si?—pidió y Max musita un leve "si"—. Tú no tienes por qué culparte de las actitudes y decisiones que tome mi hermana; independientemente de los miles de problemas que tengan ella tiene que saber que desde que tuvo a Penélope tiene una responsabilidad encima. —dice, con voz neutra la brasileña al verlo ahora decaído —. No es adolescente de hacer y deshacer lo que se le dé la gana o irse como si nada sin pensar en la niña. —continuó —. No me molesta cuidarla si es lo que estás llegando a pensar. Lo que en realidad me molesta es que ella no sea capaz de afrontar sus problemas con madurez y empiece a tomarlo como costumbre.
Max simplemente la observa, no quiere objetar nada y se acomoda en su asiento para escucharla aún mejor; su tono neutro y pausado lo tranquiliza por más que se tratara de un comentario constructivo.
—Aclaro. No quiero decir que mi hermana sea mala persona, pero si es alguien que no es consciente de sus errores por simple orgullo. Y eso, claramente en cualquier relación no va a lugar. —dice, con voz neutra —. La cuestión y consejo estrella que te doy, es que cada vez que te sientas disconforme, hables. Tienes derecho a decir que te gusta y que no, al igual que ella contigo; la comunicación asertiva es lo más importante. —continua. Max parece perdido aún en ella, escuchando atento y meditando todas sus palabras —. Piensatelo. No te lo digo en mal sentido, me agradas y me gusta que estés con mi hermana. Sin embargo soy consciente de la situación y no es la más sana. He visto que últimamente están peleando y no disfrutan el tiempo el uno con el otro.
La boca del neerlandés se abre por un momento para hablar pero decide cerrarla. No tenía nada que agregar, objetar ni aclarar. Se sentía anonadado, inclusive embelesado como aquella mujer fuera tan jodidamente detallista en todo el sentido de la palabra; tan solo llevaba unos días compartiendo a su lado y ya se daba cuenta de todo lo que estaba ocurriendo.
—Querré mucho a mi hermana, pero no va a lugar su comportamiento. Max, lo único que veo en estos momentos es que por no hablar de una vez por todas tus inconformidades, lo único que estás provocando es darle en bandeja de oro una posición de poder a ella sobre tí y que no primen ni tus sentimientos ni tus intereses. —termina por decir la brasileña. Alessia lo observa algo divertida y con su ceja izquierda levantada al ver lo petrificado que se encontraba el neerlandés; ella no lo sabía, pero Max no tenía palabras que agregar —. ¿Algo que tengas por decirme, campeón?—bromeó la brasileña al percatarse de la insistente mirada que inconscientemente brindaba el neerlandés.
Max niega algo apenado al darse cuenta de su error. Alessia tenía la razón, y él nunca se detuvo a pensar por sí mismo aquella situación que técnicamente se estaba acostumbrando desde hace casi un año.
El neerlandés apartó en un movimiento su mirada hacia el otro lado del avión; no era alguien que se sonrojara tan fácil, pero aquella mujer, lo conseguía en un 2x1. Sus mejillas ahora se encontraban bastante enrojecidas, y aunque no entendiera que sucedía, no podía dejar de pensar tan solo una cosa.
Alessia Piquet era un sol. Brillaba por su dulzura, grandeza, belleza y razón. Y él, deseaba que aquel sol nunca dejará de resplandecer en su vida.
[...]
Después de un par de horas de viaje, instalarse en el hotel y salir con las cosas que necesitaban, Max, Alessia y Penélope no fueron desapercibidos por las cámaras y cientos de personas que se encontraban en el Paddock.
Era incómodo, o al menos, eso sintió la menor de los Piquet al escuchar cientos de comentarios negativos hacía ella, al igual que la intensa mirada a su alrededor. Le recordaba mucho aquel momento en donde su carrera de modelaje se había convertido en una pesadilla propia para ella, y no pudo evitar sentir cómo su estómago se revolvía de la ansiedad.
Era consciente que la gran mayoría de personas que se detenían a verla tenía una pregunta instalada en su mente y se encaminaba a tan solo una cosa: Saber quién era la ahora nueva afortunada acompañante del campeón del mundo.
Max no pasó por desapercibido ningún movimiento y gesto de la castaña. ¿Qué si le molestaba la actitud de los periodistas y demás personas al haber hecho sentir incómoda a su cuñada con tanta insistencia? Un rotundo sí.
Su fuerte temperamento rápidamente había ascendido a tal punto que no quiso detenerse y charlar como solía hacerlo con el equipo de trabajo antes de cualquier diligencia; no se sentía con ánimos. Y todo, al sentir a aquella brasileña ahora un poco apartada de él.
Alessia se encontraba jugando y mimando a su sobrina a unos cuantos pasos de él. Ambos no habían intercambiado palabras desde que llegaron y era algo que le incomodaba al neerlandés; le gustaba escucharla, así fuera el tema es estupido de conversación, pero le gustaba. Le gustaba tenerla cerca, en cualquier espacio. Le gustaba verla sonreírle, así fuera por alguna idiotez que dijera, pero le gustaba.
Y claramente, no le gustaba esta situación.
Era consciente del tema tan complicado que era para Alessia el volver al mundo de las cámaras, reflectores y demás. No sabía el por qué, pero por más deseaba saberlo, era consciente no era quién ni quería presionarla en exigirle que le contara detalladamente que tanto daño pudieron de causarle para que hubbiera decidido exiliarse un buen tiempo de las cámaras y familia.
—¿Todo bien?—la voz de cierto mexicano llega hacia los oídos del piloto neerlandés provocando que saliera de sus pensamientos y volteara a verlo. —No has quitado esa cara de pocos amigos desde que llegaste al box, amigo. ¿Sucede algo?
Max relamió sus labios lentamente. Parece pensarse las cosas dos veces, y finalmente toma de la mano al méxicano fuera de su cuarto para que la brasileña no escuchara nada de su conversación.
Entran en silencio en este y al adentrarse en el pequeño cuarto del mexicano que tenía el box, el neerlandés suelta suspiro antes de responderle.
—¿No crees que cada vez más los medios son más abusivos?—preguntó con ironía en su tono—. De verdad que dolor de cabeza tener que tratar con ese tipo de personas.
Checo rápidamente frunce el ceño confundido ante su respuesta.
—Pues sí, pero es algo normal que sean así, ¿no?—respondió simple el mexicano, gesto que hace que Max bufé por su actitud —. Digo, estamos acostumbrados a esto desde que entramos a este mundo. No entiendo el por qué ahora te importa tanto eso.
—Aún así no es excusa. —se quejó —. Son invasivos, crueles, charlatanes... ¡Dios!, de todo podría decirles en estos momentos. —rodó los ojos con irritación al recordar lo acontecido pocos minutos antes —. Son como los putos virus, Checo. Se reproducen, y mutan sin cesar. Lo único que hacen es joderle la vida a las personas.
Los ojos del mexicano se abrieron como plato. ¿Era cosa de él o sentía que su compañero de equipo estaba tomando una actitud totalmente insensata por la situación que planteaba?
—A ver, cálmate que no quiero que me pegues un atentado y bájale dos rayitas a la cosa. —dice el mexicano rápidamente al ver lo frustrado y enojado que se encontraba su compañero —. Entiendo lo que dices. Pero lo que aún no comprendo es el por qué tú enojo hacía ellos sí años atrás te importaba poco. —dice, y el neerlandés bufa nuevamente —. Anda Max, a mi no me bufes que es verdad lo que te digo. Ni siquiera a comienzos de tú relación con Kelly pasaba es... —intento terminar de decir hasta que opta por quedarse en silencio y meditar sus palabras.
Checo no era un idiota ni tampoco el más inteligente de la parrilla. Sin embargo, al unir hilos y darse cuenta de ausencia de Kelly y presencia de aquella chica desconocida hizo que su mente brillara como si un foco resplandeciera dentro de su cerebro.
—Ya veo. —dice después de un par de minutos en silencio mexicano y una amplia sonrisa sale de su rostro, provocando que el neerlandés se fijara en él—. ¿Lo dices por tí o lo dices por la chica que trajiste que no quiere salir de aquí?—preguntó. Max relame sus labios sin saber que responderle; era cierto y se sentía ahora algo apenado al haber sido descubierto por su compañero de equipo—. Porque el tiempo que llevo conociéndote, sé muy bien que poco te interesa lo que digan los medios de ti.
Max decide no decir nada, ahora con la mirada perdida hacía un lado. Checo no decide insistir tampoco en el tema, no era quien para indagar en qué era lo que en verdad le estaba ocurriendo a su amigo. Sin embargo, decide sentarse a su lado y llevar su brazo como gesto de apoyo.
—Ya hablaremos de esto cuando decidas hacerlo, ¿va? —propone, gesto que hace que el piloto neerlandés asienta aún sin verlo —. Tenemos una práctica que realizar.
[...]
Ambas prácticas no habían salido nada mal para ambos pilotos de la Redbull. Y aunque no contaran del todo, los resultados les daban seguridad que podrían tener un buen rendimiento al momento de presentar tanto la clasificación y carrera.
Max al terminar, lo primero que hizo fue dirigirse hacía donde se encontraba la brasileña-la cual, se encontraba ahora con una actitud diferente-sonriente por su rendimiento; aquel gesto hizo que aquella pesadez y cansancio que tenía el neerlandés se colocara en un segundo plano y pudiera sonreírle de vuelta.
Max no pudo negar que sentía dentro de sí un alivio. No quería estar todo el tiempo mal con ella, y se felicitó a sí mismo en haberle dado su espacio en aquel entonces.
No sabía si era por la adrenalina o algo dentro de sí pero antes de dirigirse a su cuarto para cambiarse, deposito un casto beso en la frente de aquella mujer. La había tomado por sorpresa, y antes que pudiera preguntarle el por qué el gesto, Max ya se había ido.
Minutos después sale de su cuarto ya cambiado y con una actitud totalmente diferente a la que tenía horas antes; reviso su teléfono rápidamente y vio un mensajito por parte de la menor de los piquet avisando que buscaría algo de comer tanto para ella como para Penelope en la cafetería, por lo cual, no debe de preocuparse si no la ve en el box.
El piloto neerlandés sonríe, se apura por despedirse de los demás y toma camino hacía donde se supondría que se encontraría su cuñada; en eso, para un momento al ver a Pierre, Checo Carlos y George conversando.
—Pensé que ya se habían ido. —comentó sonriente Max al verlos. Los cuatro pilotos voltearon al escucharlo y le sonrieron de vuelta.
—No, estamos esperando a Charlie. —le responde Carlos—. ¿Y tú? ¿Qué haces aquí? Nosotros pensábamos que el que se había ido eras tú.
Max negó con un movimiento. No quería entrar en detalle. Tan solo se había acercado para saludarlos, tener uno que otro intercambio de palabras e irse en búsqueda de Alessia.
—Hablando de eso... yo te iba a preguntar algo ahora que lo recuerdo. —se animó en hablar el francés algo pícaro, gesto que hace que el piloto neerlandés frunza el ceño confundido ante su actitud.
—¿Si?
—¿Quién es la guapa que trajiste Max?—dice Pierre Gasly con una sonrisa de lado, gesto que hace que el piloto neerlandés frunza el ceño ante su atrevimiento—. Fua, porque está preciosa amigo, deberías presentarla.
—Cuidadito ahí amigo. Es su cuñada. —se escucha la alegre voz asomarse del piloto monegasco hasta donde se encontraban los dos de la Red Bull Racing, el castaño inglés de Mercedes y su compañero, Carlos Sainz —. Es la hermana menor de Kelly.
—Y miren, al parecer Lando no pierde el tiempo, eh. —bromeó el español y el neerlandés siente como su pecho se comprime—. Debo admitir que sería lindo ver al niño de nuevo con alguien.
Al frente de ellos a unos cuantos metros observaban los cinco pilotos como si fuera el mejor espectáculo del mundo mientras que Max le sabía amarga la saliva. Apretó su puño izquierdo sin apartar la mirada sobre uno de sus mejores amigos de la parrilla y Alessia; por alguna razón, sintió que el que debería de estar tan alegre y receptor de las sonrisas de la brasileña.
Él debía ser quien estuviera sujetando su mano disponible, bromeando con Penelope, sonriéndole, comentándole cualquier babosada a cambio de una melódica risa. Por alguna razón se sintió atacado, no debía de sentirse así, pero dentro de sí mismo le ardía un poco al verla con alguien más.
Max sentía que debía de ser él y no Lando quien estuviera con ella.
—Yo creo que es más el estilo de chica de George. —dice el mexicano y todas las miradas, incluida la de Max, se fueron hacia él —. ¿Qué? Es verdad. Es alta, delgada, castaña, ojiclara, sonrisa de ensueño y con buen gusto en la vestimenta. ¿No es así como te gustan?
George frunció el ceño confundido y llevó una de sus manos hacia su cuello —. ¿Cómo que conmigo?
—Sí, ¿cómo que con George?—preguntó el español con el ceño fruncido —. ¿No se supone que acabas de terminar una relación hace muy poco, inglesito?
George asintió ante su pregunta, omitiendo dar detalles. Relamió sus labios lentamente y sus mirada curiosa se dirigieron hacia el mexicano en búsqueda de una respuesta, acción que Max no pasó por desapercibida.
—¿Cómo es ella, Max?—preguntó Checo con una sonrisa, la cual, hace que el neerlandés trague saliva.
—Bueno... no llevo mucho tiempo con conviviendo con ella para serles sincero, pero puedo decirles que es una persona sencilla y a su vez detallista, con un carácter fuerte, independiente y amoroso —dice, y una pequeña sonrisa se instala en el rostro del neerlandés antes de seguir hablando—. Es increíble. Le encanta los días lluviosos o nublados, ver películas o planes caseros, ama a los niños, tomar el té a las 4 de la tarde, escribir y tocar el piano antes de acostarse a dormir.
—Ya escucharon chicos, literalmente esa chica es del estilo de George. —dice divertido el piloto mexicano—. Piénselo, literalmente es como el "Big Dream" por la descripción que acaba de hacer Max.
Los ojos azules ya un poco oscurecidos por la cantidad de sentimientos encontrados del neerlandés viajaron hacía el piloto de Mercedes, y unas repentinas ganas de vomitar aparecieron dentro de él cuando vio que el inglés estaba luchando por no dejar salir una sonrisa.
Lo conocía muy bien y era consciente que las palabras de su compañero de equipo le habían gustado, y aunque por más lo quisiese culpar no podía porque Alessia era prácticamente la mujer más hermosa que podría existir. Así que no le sorprendía del todo que alguno de sus compañeros se fijaran en ella.
Max optó por quedarse en silencio y no apartar la vista sobre el britanico al igual que todos los demás. Los cuales, estaban ansiosos por saber que diría George al respecto.
—¿Tiene novio?—la voz del piloto britanico de mercedes resonó después de un buen tiempo en silencio e hizo que el neerlandés apretara sus puños hasta dejar los nudillos de color blanco; no sabía la respuesta, y de pensar que fuera así, no le agrado tanto pensarlo.
—Todo tiene pinta que no, George, ¿verdad Max?—dice su compañero de equipo, Checo Pérez, con una sonrisa juguetona. Max nuevamente aprieta aún más sus nudillos. Aquella imagen mental de ver a uno de sus amigos de la parrilla al lado de Alessia tampoco era de su completo agrado—. Deberías aprovechar, conocerla y quien sabe, a lo mejor termine en algo bonito.
George relamió sus labios unos pocos segundos, los observó y pareciera que estuviera meditando su respuesta. Minutos después parece decidirse y abre la boca para responderle al mexicano.
—Supongo que tienes razón. —respondió.
Y eso fue lo que colmó la poca paciencia que tenía el neerlandés.
Max apretó tan fuerte ahora ambos puños sin importarle que en su mano derecha se encontraba su termo, el cual, terminó sacandole la tapa y una que otra gota de agua salió de esta. Su acción llamó la atención de los demás e incluso la de Lando y Alessia con Penelope en sus brazos, quienes ya estaban acercandose hacía donde se encontraban él y los demás.
El neerlandés después de unos minutos se percató y sintió el liquido frío de su termo transpasar por su camisa. Y al notar la preocupada mirada de la brasileña, su mente quedo en ceros.
No sabía que pensar, ni mucho menos que responderles a sus amigos y precisamente a ella sobre lo que había pasado por su mente o el por qué lo había hecho.
Max no sabía el por qué se había enojado tanto, ni la razón por la cuál se estaba comportando de esa manera; lo único que le quedaba ahora claro a Max, era que algo no andaba bien en él.
DISCLAIMER
✦ Hola! Este es el cuarto capituló. ¿Qué tal les pareció? Espero que les haya gustado y sea de su agrado esta fanfic
Sin más, nos vemos después 🤍.
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