2. Entre el salvar y proteger
Voten, comenten y síganme para más.
Un recuerdo...
-- ¿Acaso perdiste la cabeza? -- le pregunto un chico con una sonrisa entre la incredulidad y la burla -- Es cierto que es una belleza pero no tienes oportunidad con la perfecta Kioko - chan.
Dos recuerdos...
-- Parece que Imaushi - san de la clase 4 corresponde a Hanagaki -- les cuenta una chica que venía junto a sus dos amigas, las tres estaban sonrientes mientras soltaban algunos sonidos de amor como ''fu fu fu''.
Tres recuerdos...
-- ¿Qué truco de magia negra hiciste, Hanagaki? -- le pregunta uno de los tantos admiradores de la fémina.
-- ¿En serio? ¿Por qué tú?
Cuatro recuerdos...
-- ¿Qué vas a hacer? -- le pregunta una compañera de clases -- Ayer incluso vinieron a buscarla chicos de otra escuela.
-- No te hagas el tonto -- le dice otra chica -- Imaushi - san es realmente popular.
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Era inicio de fin de semana, los alumnos estaban desapareciendo de poco a poco, pero no sin antes darle una mirada a la alumna más popular de la escuela Mizo.
-- ¡Kioko - chan, estás invitada a mi cumpleaños, espero que vengas! -- grito una chica que estaba yéndose junto a su grupo de amigas.
La mencionada solo hizo una despedida simple con su mano con su sonrisa impecable pegada a su rostro.
-- ¿Iras a la fiesta de Serena? -- una chica se apareció a su lado.
La recién llegada miro por un momento a su amiga, uniforme bien planchado y limpio a pesar de ser termino de clases, sonrisa encantadora, cabello negro largo y bien peinado en una cola de lado que era sujetado por un broche de mariposa y esos ojos hermosos y extravagantes.
-- ¿Qué sucede? -- Kioko había sentido la mirada de su amiga desde hace un rato.
-- ¡N- No, nada! -- negó de inmediato con un sonrojo en sus pómulos -- Gih~! ¡Kioko - sama como siempre es hermosa!
-- Entonces no demoremos mucho, los chicos nos están esperando.
Esa declaración lejos de hacerla sonreír, solo logra deprimirla, ella quería monopolizar a su hermosa amiga de todos los hombres indignos, pero no, el destino no solo había hecho que la chica tuviera amigos, no, algo peor.
-- Ah! ¡Takemichi - kun! -- Kioko había avanzado rápido hasta llegar junto al chico teñido y abrazarlo por la espalda.
¡Su mejor amiga tenía un novio! ¡Y muy feo por cierto!
Según lo que pudo informarse, Hanagaki Takemichi es un chico totalmente promedio, mejor dicho, era mediocre en cuanto a todo, puede que lo más resaltante que haya conseguido es teñirse el pelo de ese color casi fosforescente y el lograr que alguien como su hermosa amiga la aceptara como novia.
Takemichi era muy poco para Kioko, estaba segura.
Cuando vio como ambos se despedían como en esas novelas turcas que veía su madre en las tardes le dio un revoltijo en el estómago, suerte que no se dieron un beso porque ahí si vomitaba lo que había comido en el almuerzo.
Bueno, lo último solo era exageración.
-- ¡Bep! -- un dedo en su frente detuvo sus miradas de odio al teñido -- ¡Mala! ¡Ume, no mires feo a Takemichi - san!
Frente a ella apareció el inconfundible Tanjiro con esa sonrisa digna de un ser sin pisca de malicia.
-- Yo puedo mirar a quien sea como me dé la gana -- reclamo la chica de ojos verdes dándole un manotazo al dedo que seguía en su frente - Y deja de tocarme con tanta confianza.
-- Hmp.
El chico de cabello burdeos inflo sus mejillas y se cruzó de brazos como un niño pequeño, de verdad quería llevarse bien con la amiga de su amiga, pero esta parecía un gatito arisco que solo se dejaba acariciar por su ama.
-- Niajajajaja, Uma esta celosa de Tekomachi -- otro chico se aparecía detrás del de cabellos burdeos.
-- ¡Es Ume y Takemichi, cara de niña! -- le corrigió un rubio de ojos cafés.
-- ¡Jah! ¡Yo puedo llamarlos como me dé la gana! -- se señaló con el pulgar -- ¡Monitsu!
De inmediato ambas partes comenzaron a pelear, mientras el chico de ojos rojos intentaba separarlos.
En la Secundaria Mizo esos tres eran conocidos como el trio Kamaboko, no eran una pandilla, pero si eran un grupito que atraía problemas, más que todo por culpa del chico que tenía un rostro femenino, pero voz demasiado gruesa.
-- Hablaremos en la tarde, ¿Vale? -- Kioko le pidió a su pareja con el brillo en sus ojos.
-- ¡Si! ¡Espera mi mensaje!
La de cabello oscuro ladeo la cabeza mientras hacia una última seña de despedida mientras veía como su novio se iba con sus cuatro amigos que conformaban junto con él una pequeña pandilla.
Kioko estaba preocupada, no tanto por la noticia de que Takemichi era el Vice-Capitán de su pequeña pandilla, sino porque había tenido la esperanza de olvidarse de todo ese mundo, pero al parecer el universo se empeñaba de lo contrario.
-- ¿Kioko - sama?
Los ojos de sus amigos estaban puestos en ella y en lo que quería hacer a continuación.
-- Vayamos a comer antes de que a Inosuke - kun se le ocurra golpear al primer transeúnte que se nos cruce.
El aludido exclamo enfadado mientras los otros tres le daban la razón con un asentimiento grupal.
-- Fufufu.
Imaushi Kioko, 14 años, a pesar de su exterior de aparente niña modelo y aplicada tenía como amigos cercanos a un grupo de inadaptados por la sociedad japonesa, aun así, nadie podía negar que eran el centro de atención de toda la escuela y de las personas que los rodeaban.
Ahora su vida se vería más afectada ya que en tan solo unas pocas horas, su novio seria cambiado por la versión futura de este, siendo especifico, el Takemichi de 12 años del futuro regreso a su pasado.
Kioko se encontraba en una cafetería con sus cuatro amigos disfrutando de unos deliciosos postres mientras tenían unos cuadernos frente a ellos, bueno cuatro de ellos sacaron sus cuadernos, pues el quinto solo soltó a decir que ese día había llevado nada más que su almuerzo.
La menor del grupo, Ume, estaba expulsando humo de las orejas, se suponía que estaba aquí para ayudar al tonto a que se le metiera algo de información a la cabeza, en realidad su mejor amiga Kioko se lo había pedido, pero era tan frustrante que el chico de mechas azules no pusiera de su parte para intentar ayudarlo.
-- ¿Cómo es que no repites el año? -- pregunta un enfurruñado rubio a su amigo de pocas neuronas y demasiado musculo.
-- ¡Jajajaja! ¡En secundaria no se repite año, Monitsu! -- carcajeo llevando una gran cantidad de pastelitos a la boca -- ¡Abemas Korioko be abuda don bas tadeas!
El rubio y ambas féminas miraron con asco la manera de comer de su amigo, o bueno, en el caso de la chica de cabello oscuro era una pequeña mueca.
-- ¡Por última vez, es Zenitsu! -- reclamo señalándolo y con claras venas en su frente.
El de cabellos negros con mechas azules lo ignoro deliberadamente, causando que el contrario estuviera a punto de lanzársele encima si no fuera por la mirada aterradora de la albina de ojos verdes, donde le decía claramente.
-- Formas un escándalo frente a Kioko - sama y no vives para contarlo.
Sintió un escalofrió recorrerle todo el cuerpo.
-- Inosuke, recuerda lo que tu madre dijo sobre tu manera de comer -- hablo finalmente el de cabellos burdeos mirando con tristeza.
El mencionado tuvo un tic en el ojo, esa mirada de borrego le hacía recordar demasiado a su madre. Zenitsu y Kioko se vieron aliviados al ver como el chico por un momento ralentizaba su manera de masticar, siendo un poco más civilizado.
Kioko soltó un ligero suspiro a la vez que el teléfono del rubio comenzaba a vibrar, este se extrañó pues no era de recibir llamadas o mensajes que no fueran de sus amigos o su abuelo, ni siquiera su hermano lo llamaba.
Con curiosidad abrió el aparato y comenzó a leer el dichoso mensaje, los otros lo iban a dejar pasar si no fuera por el grito de horror que soltó.
-- ¿Qué sucede Zenitsu? -- pregunta su amigo de ojos rojos, este lo voltea a ver asustado para luego ver a su amiga y así sucesivamente.
La Imaushi se da cuenta en ese momento que algo no andaba bien, se le notaba pues su cara se había vuelto azul del miedo y no dejaba de mirarla.
-- N-Nada, s-so-solo mi abuelo diciéndome que no se me ocurra olvidarme de comprarle sus pastillas -- intenta excusarse, pero al ver como el ceño de la chica se fruncía no pudo evitar temblar cual cachorro chihuahua.
Inosuke sin paciencia, le arrebata el celular de una y mira el dichoso mensaje, no se molestó en ver el contacto, ni siquiera había muchas letras, solo una frase y abajo un par de fotos. El chico suelta una risa de burla.
-- ¡Sabía que eran unos completos debiluchos! -- suelta otra carcajada hasta que siente como el rubio lo golpea -- ¡¿Qué mierda te pasa Monitsu?!
-- ¡Idiota! ¡¿Siquiera vistes de quienes se tratan?!
Ese fue el comienzo de otra discusión entre esos dos, Kioko estaba mucho más confundida al igual que sus dos amigos que estaban a su lado cada uno, Tanjiro estaba pidiendo a alguna divinidad que lo ayuda a calmar a sus amigos mientras Ume de cierta manera se estaba divirtiendo al verlos pelear, hubo un momento en el que, debido al enojo, el de mechas azules suelta el celular y ese momento es aprovechado por la chica quien lo agarre en tiempo record. Lo prende y su amigo se acerca para ver por qué había tanto alboroto por el mensaje.
''Sabia que en tu escuela solo tenían puros debiluchos''
Eso era lo que decía el mensaje, vieron que quien lo había enviado era el hermano mayor de su amigo rubio, pero eso no era todo, debajo de esa frase había unas fotos.
Ahí fue donde lo que tanto temía Zenitsu estaba pasando, las manos de su amiga pelinegra comenzaron a temblar mientras su hermosa mirada lila comenzaba a ponerse turbia.
-- ¡Tanjiro quítaselo! -- le grita el rubio y el nombrado no tarda en obedecer para luego apagar el maldito celular.
Pero ya era muy tarde, ya había visto las fotos y no podrían engañarla diciendo que era un montaje o cualquier otra tontería, pues reconocía a su pareja perfectamente, lo reconoció a él y el cómo lo estaban golpeando sin piedad junto a sus otros amigos de su pequeña pandilla de cinco.
Tanjiro abrazo a su amiga mientras Zenitsu regañaba a Inosuke gritándole un ''¡Idiota! ¡Mira lo que hiciste!''.
Ume miraba con tristeza a su amiga de ojos bonitos, aunque ya se esperaba que algo así le pasara a la pareja de ella. Después de todo, los pandilleros entienden todo a los golpes. Ella más que nadie lo entiende.
Ver esas imágenes no habían sido chocantes o traumantes, en lo más mínimo, entonces, ¿Por qué sus manos comenzaron a temblar?
Pues la respuesta era muy simple, no era los golpes, sino la persona a la que estaban golpeando, que era su querido novio, lo estaban golpeando como si fuera un muñeco de trapo, ya se imaginaba como debería estar, adolorido por todos esos golpes y no dudaba que tal vez estaba llorando en ese momento.
Se levantó y dejo dinero en la mesa.
-- Debo irme -- fueron sus únicas palabras antes de retirarse a paso veloz a su casa.
Ella sabía que tarde o temprano ocurriría eso, así funcionaban las pandillas, se culpó a sí misma para no prepararse mentalmente para una situación como la que estaba viviendo, pero ya no podía llorar sobre la leche derramada, ahora debía ir rápido a su hogar e ir por su botiquín para salir en busca de su pareja y curarlo.
-- ¡Espérame, Takemichi - kun! -- pensó cuando entro a su casa en busca de lo que necesitaba
Lo que ella no sabía es que, en tan solo unos momentos, un chico de cabello pintado tocaría a su puerta para verla luego de unos largos 12 años, aunque eso ultimo claramente no lo sabía.
[...] Horas antes.
Takemichi se sentía como la mierda misma, eso no era lo que recordaba, el creía que su segundo año de secundaria había sido la mejor de su vida, pero en realidad había sido muy patético, recordó cómo se habían vuelto esclavos de esos matones de la Tokyo Manji, de cómo había escapado como un cobarde y disculpándose una y otra vez hasta ahora.
Comenzó a gritarle a Dios que dejara de recordarle el patético ser humano que era, pero ese ser omnipotente no parecía prestarles atención a sus palabras, es más por un momento llego a pensar que se estaba riendo de sus palabras.
Sé que lo lograras, Takemichi - kun.
Fue entonces que recordó... la recordó a ella y sus palabras, esas que lo hacían inflar el pecho con gran orgullo a pesar de ser ella la única que pensara que era genial.
Kioko... su amada Kioko había muerto por culpa de la Tokyo Manji Gang que estaba alejándose en esos momentos.
-- Imaushi... La Tokyo Manji... -- recordó las noticas de la televisión -- Es verdad, Imaushi morirá dentro de 12 años... ¡Por culpa de ellos!
Estaba molesto, incluso por un momento apretó sus puños, pero luego recordó que nada era real, era solo un extraño regreso en sus recuerdos pues estaba a nada de morir, ¿Verdad?
-- Pero eso no tiene nada que ver conmigo... -- susurro relajando sus puños y encogiéndose todavía más en su lugar.
Pero no, Takemichi volvió a recordarla, su hermosa sonrisa y su largo cabello negro, esa aura brillante que la envolvía siempre, como si fuera una Diosa.
-- ¿Eh? ¿Cómo... era Imaushi? -- vuelve a cuestionar pues la única imagen que tenía era una incompleta, no podía ver más allá de una imagen borrosa femenina.
Se disculpó con sus amigos cuando estaban regresando juntos a casa, pero no podía seguir con esa gran sed de curiosidad, necesitaba verla siquiera una vez, quería volver a verla antes de morir definitivamente.
No escucho las interrogantes de sus amigos, estaba apurado y con el corazón a mil, intentando con todas sus fuerzas que su cerebro funcionara después de tantos años y le recordara donde era que vivía su antigua novia.
Tardo un poco, pero al parecer su cerebro se puso de su parte y le recordó la dirección del lugar, su reacción fue igual a la primera vez que vio el lugar, era grande, espacioso y de cierta forma le recordaba las películas estadounidenses que veía de vez en cuando.
-- ¿Imaushi siempre tuvo una casa tan grande? -- se preguntó y por un momento su sexto sentido le dijo que se había olvidado de otro detalle.
Pero al igual que todas las otras veces que se le intento advertir, no hizo el mínimo caso y siguió avanzado a la puerta, acerca su dedo al timbre, pero antes de tocar se detuvo, se cuestiona si merecía ver a su ex -novia, ni siquiera recuerda el cómo habían terminado.
-- ¿Por qué estoy dudando tanto? -- incluso se estaba hartando de estarse contradiciendo una y otra vez -- Solo estoy recordando el pasado, no pasara nada, ¿Verdad?
Negó con su cabeza para decidirse de una vez por todas, pero antes de tocar el dichoso timbre, le puerta se abrió de sopetón y la persona que lo había abierto estaba a nada de chocar con él.
Takemichi sintió como algo dentro de él revivía al ver ese rostro, ese bonito rostro que pertenecía a la fémina que alguna vez y por suerte divina pudo llamar novia.
-- Takemichi - kun... -- la de mechas fucsias no pensó que se encontraría con su novio.
Era muy oportuno, pues ella estaba saliendo para buscarlo y curarle las heridas que eran obvias que tendría luego que los mastodontes de Shibuya 3 lo golpearan de esa manera tan despiadada.
-- Recuerdo esa voz... -- pensó aun admirándola hasta que de reojo se percata de lo que ella sostenía en una de sus manos -- Un botiquín.
-- ¡Qué bueno, justo cuando estaba por ir a buscarte! -- lo jala para que entre sin importarle nada.
El ni siquiera reaccionaba, estaba anonadado admirando cada centímetro de ella, realmente había tenido una suerte de la mano de un Dios para que ella estuviera con alguien patético como él.
-- Dios -- murmura comenzando a limpiar las heridas del rostro con un paño húmedo -- Me entere luego de que el hermano de Zenitsu le mandara unas fotos de ti y tus amigos.
El chico se deja hacer pues en realidad seguía perdido en la fémina.
-- La semana pasada también peleaste y quien sabe porque motivo... -- remoja el paño y lo escurre para seguir con su labor -- Realmente fueron unos brutos... Te sigue doliendo, ¿Verdad? Incluso sigue algo inflamado... -- se queda callada por un momento -- Me preocupaste mucho, lo digo enserio, estaba asustada pensando que pudieron haberte mandado al hospital.
-- Imaushi... Kioko... -- la nombra y sin quererlo un camino de lágrimas se abren paso bajo sus ojos.
Ella al principio no había entendido el por qué la llamo por su nombre completo, pero se le olvido al instante al verlo llorar.
-- ¡¿T-Takemichi - kun?! -- exclama mucho más preocupada -- ¡¿Qué sucede?! ¡¿Te lastime sin querer?! ¡Perdóname!
-- ¿Eh? -- articula, él tampoco se había dado cuenta de sus lágrimas -- No te disculpes... Ni siquiera sé porque estoy llorando...
Takemichi se llevó las manos a los ojos intentando detener esas lagrimas traicioneras, pero era imposible, tal vez la tristeza de saber que no pudo hacer nada para salvarla o quizás la alegría de volver a verla después de todos esos años sin saber de ella.
Sea como sea, esas lágrimas solo reflejaban sus sentimientos más puros por ella.
-- Lo siento, no es nada -- se disculpó levantándose e intentando ir hacia la salida -- Ya me voy a casa.
-- E-Espera Takemichi - kun...
-- Solamente quería ver tu rostro...
Esa última frase la confundió, se suponía que no hace mucho se había visto, ¿Por qué hablaba como si no se hubieran visto hace meses?
-- Estas extraño Takemichi - kun -- se sincera -- ¿Qué sucede? ¿Hay algo que te preocupa tanto?
Ella no lo pensó mucho, pues si lo hacía seguramente hubiera retrocedido, tomo de las mejillas del chico con delicadeza, pues no debía olvidarse de esas heridas que había limpiado.
-- Cuéntamelo por favor -- pidió -- Soy tu novia, es normal que quiera saber de ti...
-- Perdón...
Kioko bajo un poco la cabeza y negó levemente recobrando su sonrisa.
-- Háblame mientras sigo curando tus heridas -- lo guio nuevamente hacia el sillón.
Takemichi recordó...
-- Es cierto... ella siempre estaba preocupada por mi... curaba mis heridas e intentaba ayudarme -- ambos comenzaron a hablar mientras ella lo trataba con sumo cuidado -- pero siempre pasaba de ella por pensar que era alguien débil y que solo la metía en problemas.
En todo ese tiempo, mientras ambos intercambiaban, él no dejo de admirarla ni siquiera un segundo, por su parte ella no pasaba ningún detalle de lo que le decía su pareja mientras curaba cada herida con gran delicadeza, así de importante era él para ella. Pero ninguno se había dado cuenta que había una persona escondida en el pasadizo de esa casa, escuchando atentamente con una mirada algo recelosa y aburrida.
Cuando terminaron, ambos fueron a la salida de esa casa.
-- Todo se resolverá -- le dijo al final de su conversación -- Nos vemos en la escuela.
El chico asintió y comenzó a caminar hacia su casa.
-- Sayonara -- fue lo último que escucho Takemichi salir de los labios de ella.
Él se fue con lágrimas en los ojos y ella se quedó con el corazón preocupado.
-- Siempre me encantó el tono con el que decía ''Sayonara''...
Cuando la figura del rubio desapareció, la pelinegra de mechas rosadas decidió entrar a su casa solo para encontrarse con uno de sus mayores dolores de cabeza en la actualidad sosteniendo a su gato quien forcejeaba para liberarse del agarre ajeno.
-- ¿Ese era el famoso Hanagaki Takemichi? -- pregunta su hermano -- Sinceramente creí que sería más alto.
No puede evitar formar una sonrisita, aunque en realidad solo quería molestarlo.
-- Creo que tú no eres el mejor ejemplo de altura, ¿Cierto? -- se burló recibiendo un gruñido de advertencia -- Sera mejor que sueltes a Michi antes de que ya sabes quién se dé cuenta.
Como si hubiera sido invocado, unos gruñidos se escucharon detrás del chico, al girarse vio al Pomerania diabólico que su ''hermanita'' tenía por segunda mascota. Humano y perro se miraban con rayos en sus ojos, queriendo lanzarse sobre el otro, tiempo que Kioko aprovecho para quitarle a su hermano su hermoso y tierno minino de los brazos.
-- ¿Cuántas veces debo decirte que Michi no es un juguete? -- le reclamo meciendo a su minino atigrado quien estaba ronroneando tranquilo en sus brazos.
-- Oh vamos, ni que lo fuera a matar por jugar un poco con él, ¿Verdad?
Al segundo se arrepintió de sus palabras al sentir esos ojos amenazantes.
-- Muérdelo.
El Pomerania se lanzó a su pierna comenzando a morderlo con sus colmillos.
-- Hmp -- la chica giro la cara cuando su hermano comenzó a gritar por el dolor de la mordida -- No te preocupes Michi, mientras yo viva, este loco no te hará daño.
El gato estaba con un aura de flores a su alrededor mientras le maullaba a su dueña.
-- Aunque sigo diciendo que me recuerdas a alguien.
Jiro ladro para llamar la atención de su dueña quien sonrió cuando vio a su hermano quejándose por sus heridas hechas por el ''perro del demonio'' como le decía él.
-- Vamos a la cocina -- Kioko se fue con su gato en brazos y su perro siguiéndola por detrás moviendo su afelpada colita.
El chico se quedó en el sillón, siendo humillado de nueva cuenta, ya estaba harto de siempre quedar en ridículo frente a esa chica, seguía sin creer que tenía una hermana tan... ella.
-- ¡Si no vienes a la cocina le daré tu parte a Jiro!
-- ¡Wan! ¡Wan!
Ahora estaba amenazado con no cenar y que su comida fuera dado a una bola de pelos.
-- Que humillante... -- pensó apretando su mandíbula por la cólera -- Maldición... sigo sin poder enfrentármela.
El chico mira la marca de la mordida del perro y chasquea la lengua, por su parte Kioko saca su celular para comenzar a escribir de manera desesperada, primero se contactó con su amigo rubio, necesitaba el nombre de al menos alguno de los matones que habían golpeado a su novio y sus amigos.
Sabía que ella no debía involucrarse mucho, pero tampoco podía dejar que todo eso siguiera como estaba, sin ningún castigo para esos imbéciles.
{...} Mientras tanto.
La luna se miraba hermosa desde donde estaba, aspira un poco de aire y luego lo exhala con profundidad a la vez que comparaba esa esfera plateada por cierta muchacha de rasgos hermosos. Hubiera sido una escena digna de un príncipe pensando en su amada... si no fuera por los cuerpos golpeados de los debiluchos bajo sus pies.
Suspira irritado, llevando sus dedos al puente de su nariz, pues la verdad es que al menos ese día solo había deseado dormir sin tener que golpear rostros, pero al parecer los mocosos de Moebius querían irse a la tumba a una edad temprana. Bueno, también tenía que recordar que el actual líder de esa pandilla era un reverendo gilipollas, por no decir un imbécil total.
-- ¿Cuándo aprenderá el idiota de Osanai que no me uniré a su pandilla? -- cuestiona sacando un cigarrillo de su bolsillo, pero al momento de querer prenderle, se contiene y niega con la cabeza -- Tsk... ¡Oigan, monos!
El de ojos verdes puede escuchar quejidos de dolor proveniente de esos idiotas que intentaron llevarlo a la fuerza.
-- ¡Díganle al hijo de puta de Osanai de mi parte que la única manera en que me una en su pandilla de pacotilla es si mi Reina forma parte de ella! -- aclara pisando con fuerza la espalda de uno de ellos -- ¡Yo solo estaré en la pandilla que este mi líder, eso es todo!
Como pudieron, los pandilleros comenzaron a retirarse, incluso unos cargaron a otros para poder irse antes de que el rubio tuviera otro ataque de cólera y los moliera mucho más.
-- Veo que sigues siendo famoso entre los pandilleros, Suguru -- se burla una voz a sus espaldas.
El mencionado se gira con una mala mirada, pero lo relaja un poco al diferenciar esas dos caras burlonas.
-- ¿Qué hacen aquí, hermanos problema? -- pregunta guardando el cigarrillo sin usar -- ¿No tienen que cuidar de Roppongi acaso? ¿O es que se ha vuelto demasiado para ustedes? -- les regresa la sonrisa divertida.
El mayor de los hermanos se encoge de hombros.
-- No sabía que pasear por los alrededores estaba prohibido -- bromeo.
-- Además que por lo que sabemos no eres dueño de este lugar... mejor dicho, no sabíamos que ahora le perteneces a una tal ''Reina'' -- continua el hermano más joven.
Eso ultimo logro molestar al más alto, su ceño fruncido se había intensificado a tal punto que ambos hermanos se habían puesto ligeramente alerta por instinto de supervivencia.
-- Wow -- se sorprende el menor -- lo siento amigo, no pensé que te molestara tanto que habláramos de tu dueña -- era obvio que no lo sentía a pesar de alzar sus manos en señal de rendición.
El llamado Suguru no avanzo a los golpes, sabía que esos hermanos eran burlones y de lengua viperina por naturaleza, así que no debía dejarse llevar... mucho.
-- De mi habla lo que quieras, pero falta le respeto a mi líder y te hare comer cemento, imbécil -- amenazo aun sabiendo que ninguno de los dos lo tomarían enserio.
-- Je~ -- suelta el hermano mayor -- ¿Es tanto tu respeto hacia esa chica? Ahora me entro la curiosidad por conocerla si logró domesticar al tigre dorado.
El más alto suelta un bufido y comienza a alejarse de ambos hermanos sin impórtale que lo estuvieran llamando e incluso que intentaran provocarlo, ya tenía suficiente dolor de cabeza con el tema de Moebius que no necesitaba que los hermanos peligro arruinaran lo que le quedaba de la noche.
-- No haría mal que fuera por la cena de hoy -- piensa para sus adentros buscando entre las calles algún restaurante donde sirvieran su comida favorita.
La realidad es que no demoro tanto como esperaba, pues debido a esas horas, las colas no eran largas y su apariencia intimidante solo lograba que los que estaban antes le cedieran el puesto para no ser ''atacados''.
En lo que celebraba su logro personal de conseguir la cena, su celular comenzó a vibrar, avisándole que un mensaje le había llegado, en primera instancia creyó que se trataba de su amigo de peleas diciéndole si quería pelear en alguna pelea clandestina para ganarse un dinerillo.
Pero grande fue la sorpresa que se había llevado al ver que el mensaje provenía ni más ni menos de la única persona que obedecía al pie de la letra.
-- Un mensaje de mi Reina -- abre el buzón de mensajes y comienza a leer emocionado las letras enviadas.
Era gracioso como un tipo que media como mínimo un 1.90 de estatura estaba más emocionado que un niño cuando recibe un dulce, todo por un pequeño mensaje que a pesar de no ser lo que había esperado, servía de excusa para estar cerca de esa persona que se había convertido en su único líder, en el único que debía obedecer.
--... Supongo que no se molestara si vuelvo a irme luego de dejar la comida -- mira el cielo formulando un plan de cosas para cumplir con el pedido que le había dado.
[...] Un corto tiempo después.
-- ¡¿Cómo es eso de que quieres volver a salir si acabas de regresar?!
Fue lo último que escucha de su hermanita menor antes de obligarlo a sentarse a la mesa para siquiera comer un poco.
-- ¡Si quieres irte, vete, pero al menos vete alimentado idiota! -- le vuelve a gritar mientras sacaba unos platos para comenzar a servir.
Suelta una risita al rebobinar la manera en cómo ella le hablaba, una enana de 1.50 gritándole a alguien que le sacaba unos 40 centímetros de diferencia, le recordaba una suricata alzando todo el tiempo la cabeza.
-- Duerme de una vez, si sigues durmiendo tarde no crecerás ni un centímetro -- se burla antes de salir de la casa.
Grande fue la carcajada que soltó al escuchar las maldiciones de la fémina quien seguramente estaba roja y las mejillas infladas como una ardilla.
Por segunda vez en esa noche, saca su teléfono, pero esta vez no era para leer algún mensaje, esta vez quería conversar con alguien, uno que lo ayudaría a quitarse toda esa adrenalina que se le estaba acumulando. Espero por los menos unos 2 minutos antes de escuchar la voz gruesa del que podría considerar su mejor amigo.
-- Espero que sea importante como para que me llames justamente ahora que estaba en algo muy importante -- su voz se oía realmente grave, así que enserio debía estar enojado.
Aun con ese tono de voz que seguramente varios inútiles ya se hubieran orinado en sus pantalones, él lo único que había hecho era enarcar una ceja.
-- ¿Ah~? ¿Acaso interrumpí una de tus tantas noches con prostitutas? -- se burla escuchando un gruñido de advertencia -- ¿Qué eres acaso, un perro? -- suelta una sonrisita que era claro el otro no pudo ver, pero presentía.
-- Créeme que el perro es otro -- le regreso la burla acompañada de un risa -- Bueno, habla de una vez, ¿Qué carajos quieres?
-- Que humor -- murmura -- La verdad es que esto te conviene más de lo que crees.
-- ¿Y me convendría porque...?
{...} Mientras tanto.
-- Vaya que has logrado sorprenderme -- se asustó al escuchar una voz a sus espaldas -- pensé que te unirías a los bravucones.
Takemichi giro asustado pensando que era otro pandillero, pero cuando lo vio de frente se encontró con una persona con el estereotipo del estudiante aplicado pero guapo.
-- Jaja, perdón, ¿Te asuste? -- el muchacho mostro sus palmas en señal de docilidad -- La verdad es que me había acercado para proteger al niño -- bajo sus manos y le sonrió al teñido -- pero veo que te me has adelantado.
El rubio teñido bajo un poco la cabeza, algo avergonzado por la presencia del chico de preparatoria, en cierto sentido le daba cierta envidio pues este emitía un aura completamente diferente a de él habiendo sido un adulto.
¿Siempre se vieron así de geniales los estudiosos?
-- Toma -- salió de su ensoñación cuando el chico le había dado una bolsa -- considéralo como un premio.
Algo indeciso, tomo aquella bolsa con lentitud, al abrir su contenido se encontró con una porción de dangos.
-- ¿Dangos?
-- Los favoritos de mis hermanitos -- el chico estaba de brazos cruzados con una sonrisa victoriosa -- los ojos brillantes de mi adorable Katsuki mientras mi hermosa Kioko comiéndolas con un sonrojo, ah~, es una imagen realmente adorable de ver.
Una risa incomoda sale de sus labios ante esa declaración, parecía que amaba mucho a sus hermanos... un momento...
-- ¿Kioko...? -- repitió el nombre femenino.
-- Uhm? Mi hermanita menor -- volteo a verlo -- aunque no compartimos apellido es mi hermanita menor.
El chico se vio confundido cuando el de ojos azules no le quitaba los ojos encima.
-- ¿La conoces...? -- pregunta -- Imaushi Kioko.
Sus dudas habían tomado forma y terminaron siendo respondidas en tan solo segundos, Imaushi tenía al parecer dos hermanos y estaba frente a uno de ellos.
Es ahí cuando recuerda las noticias que había visto en el futuro, donde el hermano mayor estaba en plena etapa de furia debido a la perdida de sus hermanitos.
-- ¿Eres... Shinomiya Takeru - san?
Dos piezas fundamentales se reunieron en una noche de luna llena, ¿Coincidencia? ¿Destino? O... ¿El deseo de salvar a esa persona de un final trágico?
La respuesta la sabrían más adelante, sin embargo, en esos momentos ambos se dejaron absorber en su propia conversación donde al final se dieron un apretón de manos.
Apenas llego a su hogar, se dejó caer en la entrada y se quitó los lentes para poder masajear sus ojos, aun no creía lo que acababa de pasarle y en cierto sentido le resultaba digno de un anime.
¿Cómo era que acababa de hablar con un supuesto viajero del tiempo que había venido por el deseo de ver a su hermanita?
No, no, eso no era lo peor, ¿Cómo que ella y su otro hermano morían por culpa de una pandilla en exactamente 12 años? ¿En dónde estuvo él?
-- En las noticias se había mostrado a Takeru - san muy estresado, se le veía agotado, con grandes orejas, la piel pálida... sinceramente daba miedo.
Quería creer que era una broma, incluso por un momento creyó que era una broma, pero...
-- Yo quiero mucho a su hermana... me gustaba tanto que no sabía qué hacer, eso recordé hoy.
Sus palabras se oían tan sinceras... tan cargadas de resentimiento propio... Que simplemente no pudo no creer.
-- ¿Oni - chan?
Sus ojos se abrieron con sorpresa y al subir la mirada se encontró con la persona que en este momento era el centro de todo. Su hermana pequeña estaba mirándolo preocupada desde su lugar, supo que la fémina estuvo por dormirse debido al camisón que estaba usando y su cabello suelto.
-- Lo siento, ¿Te desperté? -- pregunto recibiendo una negativa.
-- Estaba esperando que regresaras -- confeso yendo hasta estar frente a él y agacharse -- has llegado más tarde que de costumbre, ¿Sucedió algo?
Claro... era obvio que no iría directo a su casa con toda esa información de la muerte y su futuro.
-- No te preocupes -- le sonrió -- solo son cosas mías.
Cuando su hermanita frunció ligeramente el ceño supo que no le había creído nada.
-- ¿Es así? -- pregunto girando su cabeza a un lado -- Ah~, la cena está en el microondas y el agua caliente está en el termo.
Kioko se estaba yéndose a grandes zancadas a su habitación, hasta que antes de cruzar por una esquina se detuvo y volteo a ver a su hermano.
-- Sabes... que puedes confiar en mí.
Con esas últimas palabras se fue dejando a su hermano con un sabor realmente agrio en la boca, incluso sintió el impulso de querer vomitar, ¿Se estaba tomando muy a pecho las palabras de ese chico?
-- Yo quiero mucho a su hermana.
No, él no se arriesgaría a que en el futuro viera a sus hermanitos fallecer en sus narices, si había algo que pudiera hacer para salvarlos... lo haría.
-- No se preocupen... Oni - chan siempre los protegerá -- pensó recordando a sus hermanitos gemelos.
[...] 4 de Julio del 2017.
Un hecho que muchos podrían considerar imposible, una mentira o sacada de la palabra de un loco o una película de ciencia ficción acababa de ocurrir.
Hanagaki Takemichi, un hombre de 26 años que no aspiraba a la vida más que morir como alguien patético sin ser recordado por nadie, es hasta ahora la única persona en lograr algo tan increíble y a la vez imposible, fue capaz de volver en el tiempo, regreso y se encontró con sus amigos, su ex novia y un muchacho que había resultado ser el hermano mayor de esta.
Pudo haber hablado sin pensar en las consecuencias y también se debía recordaba que de vez en cuando era lengua suelta, no sabía cuándo mantenerse callado o no decir cosas innecesarias, aunque ahora se alegraba de ser un pésimo mentiroso.
Frente a sus ojos se le estaba dando la oportunidad de salvarla... salvar a la mujer que ama, tiene la oportunidad de verla en el futuro, con su sonrisa y brillante mirada.
-- Sé que podrás salvar a mis hermanos -- le aseguro un Shinomiya Takeru adulto con una mirada determinada.
Ahora un gran peso caía en sus hombros, sin quererlo se preocupa pues era un bueno para nada.
-- Sé que lo lograras Takemichi - kun.
Recordó las palabras de su difunta novia, recordó todo de ella y es como si de alguna manera el espíritu de la fémina lo envolviera dándole la seguridad que necesitaba para aceptar y ayudar al policía Shinomiya a salvar a sus personas preciadas.
-- Yo salvare a Imaushi.
Una aventura se desataría a partir de ahora, ambos personajes preocupados por el otro y las personas a su alrededor.
Por un lado, está el que desea salvarla del cruel final que la espera en el futuro, quiere que la persona que ama tenga un futuro brillante como se lo merecía y estaba dispuesto a todo para verla en el futuro, tal vez siendo amigos, tal vez como compañeros o inclusos solamente admirándola a lo lejos, pero mientras estuviera viva en su tiempo le bastaría.
Por el otro, ella no tenía ni idea de lo que le esperaba en el futuro, pero si era consciente de su presente, por lo que usaría todo su conocimiento en lo que sabía hacer mejor y protegería a su novio de lo que lo estuviera lastimando, pues si algo ella sabía hacer bien, era en salirse con la suya.
Yato interpreta a Shinomiya Katsuki
La sombra de la Reina
女王の影
Te odio por ser lo que mi padre siempre quiso que fuera, fuerte, inteligente y astuto, pero a la vez hay algo que me impide deshacerme de ti, ¿Sera que aparte de la debilidad también herede el corazón blando de nuestra madre?
Amamiya Ren interpreta a Shinomiya Takeru
El hermano mayor
お兄
En el presente he decidido creerte y en futuro estoy seguro de que he decidido apoyarte, ahora somos compañeros, así que confía en mí, así como yo estoy confiando en ti, al fin y acabo somos las dos piezas para terminar toda esta mierda.
Detrás de cámaras
Jiro el Pomerania
-- Hace dos años como regalo de cumpleaños nuestro padre quiso regalarle a Kioko una mascota -- comenzó a explicar Takeru -- como aún era joven pensó que sería mejor comprarle un perro de raza pequeña, por lo que termino decidiéndose por un Pomerania.
-- Padre me había llevado con una conocida que criaba perros de raza, en especial Pomeranias, cuando llegamos vi muchos cachorros que corrían de aquí para allá, ignorando mi presencia y la de Padre -- soltó un suspiro -- pero luego sentí unas patitas rasguñando mis piernas.
-- Resulto que se trataba del pequeño Jiro quien se había interesado en Kioko.
-- Al final el perro fue el que me escogió, no yo a él -- la chica tenía al Pomerania en su regazo quien estaba con el pecho inflado de orgullo.
-- ¿Y qué hay de Michi?
-- ...
-- ...
Ambos hermanos se miraron y luego sin querer vieron al hermano que no había comentado nada.
-- ... Está bien, yo lo contare.
-- ¡Yey!
-- Pero en el siguiente capítulo.
-- ¡No Yey!
Falta de ideas
-- Me disculpo por falta de ideas para los detrás de cámaras, pero debido al comienzo de clases el estrés ha podido más que la creatividad, pido su compresión -- mi incline frente a mis lectores.
Hola Hola~, ¿Qué tal están todos? Yo, por ahora todavía no me cuelgo y me lanzo a un rio como Dazai :D
Bueno, como siempre, espero que les haya gustado el capitulo editado y espero conmas ansias sus comentarios y teorías.
No se si lo había mencionado pero decidi quitar a los hermanos Tachibana y centrarme en la familia de Kioko, mas que todo el porque no comparte el apellido ''Shinomiya'' como sus otros dos hermanos.
Y si, Wakasa tiene mucho que ver en esta historia.
La verdad es que pensaba hacer mas dramática esta historia, pero la verdad es que Takemichi no necesita una novia con impulsos oscuros, para eso ya tiene a su no novio Mikey.
Y en cuanto a las mascotas no hay que ser muy inteligente que me base en Takemichi gato y Mikey perro, son mis favoritos, tal vez mas adelante me anime a agregar un Draken perro o Draken gato ya que ambas versiones me gustan, ya ustedes me ayudaran a decir.
Sin mas que decir, espero y nos veamos en otra de mis historias o en una nueva que estoy a nada de sacar dos historias más de Tokyo Revengers.
- Tokyo Revengers Male c.
- Draken x Fem Oc.
Bye bye~
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