𝐗𝐕𝐈

Submersio Solus

          La mañana siguiente, Adhara se levantó antes que sus compañeras de cuarto y agradeció el haberlo hecho. No sabía cómo explicaría el que estuviera sentada en el suelo con muchos dibujos rodeándola y sus manos sucias con grafito a tal hora. ¿Acaso está seria su vida ahora?

Observó los dibujos en la seguridad que le daban los leves sonidos que trasmitían las demás dejándole saber que aún dormían. El primer dibujo era de la puerta que había pasado semanas dibujando, abierta. El interior dejaba ver una habitación circular llena de puertas. El siguiente dibujo mostraba una puerta idéntica a la anterior, esta mostraba una habitación larga y rectangular con notas de luz danzantes en las paredes. La puerta al fondo de este era el siguiente dibujo; una habitación escasamente iluminada, tan alta y ancha como una iglesia, llena de nada más que filas y filas de altísimos estantes, cada uno cargando con pequeñas y polvorientas esféricas de vidrio hilado.

Su corazón palpitó con fuerza en su pecho y sintió sus manos tomar el dibujo con fuerza mientras se ponía de pie.

Aquí, aquí era donde quería llegar. Ahí estaban las respuestas a sus preguntas, no sabía cómo estaba segura de eso pero lo estaba. Sabía que apenas se alistará debería ir a entregarle estos dibujos a su padrino, para que esté se los hiciera llegar a Dumbledore de alguna manera pero... pero no quería dárselo. Quería seguir viendo el dibujo; como si esperara que este le diera las respuestas que su ser anhelaba.

Prope es, puella.
Promitte nobis te fortes esse.
Mala tempora veniunt.
Expergiscimini cor tuum.

Su cabeza le dolió y el dibujo se resbaló de sus manos. Cerró sus ojos con fuerza, estabilizándose. Abrió estos observando levemente cómo sus manos en contacto con la columna de su cama brillaron de un leve color blanco cegador, por un segundo. Quito sus manos de la columna, apagando la luz. ¿Qué fue eso?

Recogió los dibujos con rapidez, deshaciéndose del desastre, y los guardó en su bolso antes de ir a asearse. No quería pensar más en eso. No por ahora.

Pasó su día distraída, pensando una y otra vez en el dibujo; tenía un mal presentimiento por este. Anhelaba encontrar las respuestas que le hacían falta pero, al mismo tiempo, sentía que habría un gran precio que pagar por ellas. Un precio que no estaba segura si estaba lista para pagar. Sus amigos le dedicaban miradas preocupadas cada vez que algún profesor le hacía alguna pregunta de repaso y ella contestaba mal; Adhara nunca contestaba erróneamente.

Fue un alivio para la Black cuando por fin pudo alejarse de las preocupaciones de sus amigos (especialmente de Theo) y esconderse en su habitación por el resto del día.

Al menos hasta que James apareció a su lado completamente fuera de si.

El fantasma empezó a hablar con tanta rapidez que la Black no lograba entenderlo. Adhara agradecía que nadie estuviera en la habitación en ese momento porque no sabría cómo explicar el que estuviera hablando a la nada mientras intentaba calmar a James Potter.

— ¡James! - exclamó, por fin callando al espectro — Tienes que calmarte, no entiendo nada. ¿Qué sucedió?

Adhara, yo...

La Black supo que era serio cuando no la llamo por su apodo.

— Tomate tu tiempo. Respira, ¿si?

James siguió su consejo. Honestamente, parecía que en cualquier momento comenzaría a sollozar como un niño pequeño. Sus ojos color avellana estaban completamente repletos de lágrimas que exigían salir; demostrando desesperación y tristeza en ellos.

Yo era un crío... yo no sabía lo... no quería que el... el creía en mi y yo...

James, - habló suavemente — tienes que explicarte mejor.

Entonces lo hizo.

Le explico cómo había estado siguiendo a Harry todo el día, como era costumbre. Cómo había la lección de Oclumencia del Potter sido interrumpida por Draco, como Snape se había ido, y como Harry había visto las memorias de este.

Luego le explico la memoria y las lágrimas empezaron a escaparse de sus ojos avellana.

Y Adhara comprendió porque su padrino detestaba tanto a Harry. Le recordaba a su padre y a todo los malos tratos que recibió de este. No excusaba el trato de él hacía Harry, pero todo encajaba. Y ahora también entendía la desolación del espectro. James Potter era el héroe de Harry Potter, era algo que los enorgullecía a ambos; ahora eso había terminado y el ni siquiera podía explicarle las cosas a su hijo.

— Hablaré con el - hablo con decisión la Slytherin — Hablaremos con el.

— ¿Qué? - cuestionó débilmente James.

— Le dire todo - le explicó — Y así podrás darle tu versión de la historia. No prometo que mejorara todo pero... pero al menos el sabrá tu verdad. No excusa nada pero al menos tendrá las respuestas que estoy segura necesita.

— ¿Harías eso? - cuestionó — ¿No tienes miedo de decirle que puedes verme? ¿De que se moleste porque no le hayas dicho antes?

— Claro que haría esto - sentenció la Slytherin — Si me preocupa pero es algo que le tendría que decir tarde o temprano de todos modos. Merece saber que tus acciones de adolescente no definen la persona que en realidad eres. Y tu mereces tener la oportunidad de explicárselo.

Más lágrimas brotaron del rostro del ex Gryffindor. La gentileza y lealtad y completo desinterés en Adhara le recordaron a su mejor amiga, a Eleena. Estaba dispuesta a recibir la furia de Harry ante su secreto para asegurarse de arreglar la imagen de este de su padre; para ayudarle a ambos.

— Solo déjame encontrar el momento, ¿si? - le dijo — Tiene que ser en la torre cuando estemos solos.

James concordó. Lastimosamente, Harry no fue esa noche a la Torre de Astronomía y el primer día de las vacaciones de Pascua llegó sin que ambos pudieran hablar. Adhara aprovecho ese tiempo para escribirle a su tío y exigirle su propia versión de los hechos, sin darle respuestas referente a dónde había oído eso. También le escribió a Lupin y a su madre, en clave para que nadie que no fueran ellos lo entendieran; todo para encontrar las respuestas que necesitaba para poder ayudar a la imagen de James que tenía Harry.

Todo para ayudar a los dos Potter que se habían ganado un lugar en su corazón.

El clima se volvió más ventoso, brillante y cálido a medida pasaban las vacaciones. Y Harry seguía sin ir a la Torre de Astronomía donde Adhara lo esperaba sin falta para poder decirle todo.

Ni siquiera se había preocupado en hacer más que releer los libros de todas sus clases para estudiar para los exámenes que se acercaban; tampoco creía que necesitaría hacer más. Su concentración se la llevaba el dilema de los Potter. Lastimosamente, cuando vio en el tablero de noticias de su sala común el montón de panfletos que hablaban sobre las profesiones en el mundo mágico supo que debía comenzar a concentrarse en ella también. Especialmente con la nueva noticia en este.

ORIENTACIÓN PROFESIONAL

Todos los de quinto año requerirán atender una pequeña reunión con sus Jefes de Casa durante la primera semana del semestre de verano, en donde tendrán la oportunidad de discutir sus futuras profesiones. Los periodos para citas individuales están listadas en la parte posterior.

Adhara bajo su mirada hacia el listado y observó que debía reunirse con su padrino después de las dos el Lunes, lo que significaría que faltaría a la mayoría de su clase de Adivinación. Así qué pasó el resto de su tarde como la mayoría de los de quinto, observando y leyendo sobre las distintas profesiones en el mundo mágico.

— Bueno, - comenzó Daphne — no tengo idea de lo que quiero ser. ¿Ser heredera no es una profesión?

Adhara rió levemente.

— Yo quiero ser Medimago aunque creo que mi padre preferiría que trabajara en el ministerio - mencionó Theo.

— Igual mi padre - mencionó por lo bajo Draco — Supongo que es lo mejor, igual no sabría que estudiar.

— ¿Por qué no Alquimia? - cuestionó Adhara — Se lo mucho que te gusta el tema.

Draco sonrió levemente ante la propuesta de su mejor amiga, pues eran esos pequeños momentos que le recordaban lo mucho que Adhara en realidad le prestaba atención. Lo mucho que ella lo conocía. El Malfoy había considerado esa carrera pero no estaba seguro si cumpliría con el estándar de su padre.

— ¿Qué tal tu, 'Dhara? - cuestionó Daphne — ¿Futura Ministra en el Mundo Mágico quizás?

— No - rió levemente — No lo se en realidad. Antes me interesaba la idea de crear pociones pero... no lo se. Ahora he pensado en ser Aurora.

— ¿QUÉ? - exclamaron sus tres amigos.

— Se que suena descabellado. Especialmente por las excelentes credenciales académicas que exigen pero... - mordió su labio inferior con suavidad — Siento que podría ser de ayuda con todo.

— ¿Por qué no algo que tenga que ver Astronomía? Amas el tema - sugirió Draco.

— No lo se - sentenció Adhara — Le preguntaré a Snape que me sugiere.

Su mirada volvió a dirigirse a su mano que sostenía el panfleto sobre los Aurores. Honestamente, Adhara nunca la había considerado como una opción pero ahora parecía la más importante. No sabía cuándo Voldemort atacaría y le parecía conveniente estar estudiando para prepararse para pelear y defender.

Aunque...

Su mirada se dirigió a los panfletos de Pocionero y Profesor; siempre había soñado con ser como su padrino, en crear su propia poción, y debía admitir que ser profesora de Astronomía también le atraía. Pero consideraba algo egoísta pensar en lo que anhelaba sobre lo que el mundo mágico realmente necesitaba.

Al menos, según lo que leía, decidiera alguno o el otro siempre podría cambiar de parecer pues solo requeriría llevar las clases necesarias. Para su buena suerte, las de Auror eran las mismas que las de las otras.

El día siguiente pasó con normalidad, aunque Adhara no fue ignorante ante el hecho de que su padrino parecía ignorar perfectamente la existencia de Harry en su clase. Su ceño se frunció al pensar en todo lo que debió haber sufrido Snape para que le tuviera tanto odio al Gryffindor. Ceño que solo se frunció aún más al ver como su padrino dejaba caer la poción terminada del Potter de su mesa apenas esté se dio la vuelta, provocando una carcajada de Draco.

— Oops - dijo Snape — Otro cero, Potter...

Vio a Harry caminar hasta su caldero, encontrándolo vacío, y a Hermione disculparse antes de que la campana sonara y el Gryffindor saliera con rapidez del lugar.

Sin dudarlo, Adhara agarró otro recipiente y vertió un poco de su poción poniendo el nombre de Harry en este antes de ir a entregarlo con el suyo. Su padrino ni siquiera se inmutó cuando ella puso los frascos, confiando en ella completamente y, consecuentemente, obligándolo a en unos minutos a tener que aprobar al Gryffindor.

Apenas el almuerzo pasó y la hora de Adivinación llegó, Adhara se dirigió a la oficina de su padrino. Encontrándolo sentado en su silla con muchos panfletos frente a él.

— Siéntate, Zeta.

Adhara lo hizo.

— Bueno, Zeta, como sabes esta reunión es para discutir distintas profesiones mágicas que podrían llamar tu atención y ayudarte a decidir las clases que deberás continuar en tu sexto y séptimo año - comenzó — ¿Has pensado en lo que te gustaría hacer después de Hogwarts? Se que te llamaba la atención Pociones.

— Si, aunque... bueno, últimamente he pensado en ser Aurora.

Snape dejo de ver el panfleto de Pocionero que tenía en mano para observar a su ahijada con confusión. Nunca en su vida había escuchado interés en ella sobre esa carrera.

— ¿Aurora?

— Se que necesitaré las mejores calificaciones, lo cual no creo sea problema - continuó — Leí que necesitas un máximo de cinco TIMOs, y ninguno debe estar debajo de Súpera las Expectativas. Y se que luego se te pide someterte a una serie de estrictas pruebas de carácter y aptitud en la oficina de Aurores.

— Has pensado sobre esto.

— Con todo lo que ha pasado últimamente ha parecido correcto, padrino.

Snape asintió levemente. Estaba algo decepcionado, si podía ser sincero consigo mismo. No por la profesión que estaba escogiendo su ahijada, ni por todo lo que había pensado en ello; estaba decepcionado porque sabía el por qué la repentina decisión.

Adhara sentía el peso del Mundo Mágico en sus hombros. Sentía el deber de protegerlo, de prevenir lo que estaba por venir; de pelear.

No le gustaba que llegara al punto de que estuviera ignorando sus propios deseos por ello.

— Defensa Contra las Artes Oscuras, Transfiguración, Pociones, Encantamientos, todas esas son clases que deberás llevar - le hizo saber con suavidad — Afortunadamente, también son las clases requeridas para los Pocioneros.

— Y para ser profesor - susurró Adhara — Me gustaría también seguir llevando Astronomía.

Snape sonrió levemente, — Me alegra que aún tengas en consideración tus verdaderos intereses.

Adhara abrió sus ojos con sorpresa pero sonrió levemente, su padrino la conocía realmente.

— Creo que eso concluye nuestra reunión, Zeta - le dijo tendiéndole tres panfletos llenos de información de las tres profesiones — Y, por favor, prioriza tus deseos en esta decisión. Es la más importante, estamos hablando de tu futuro.

— Lo haré, padrino - susurró.

Adhara tomó los panfletos y salió de la oficina, con una última sonrisa hacia su padrino.

Para cuando la hora de Defensa Contra las Artes Oscuras llegó, la Black se sentó junto a Draco y abrió su libro en el capítulo treinta y cuatro, sacando su cuaderno de dibujo que Harry le regaló para concentrarse en dibujar como ya era costumbre.

La campana sonó y Adhara guardó los tres dibujos del mismo corredor en su bolso antes de salir de su clase. Estaba a mitad del pasillo cuando escuchó un estruendo a la distancia. Gritos y exclamaciones resonaron en algún lugar sobre ellos, haciendo a los que salían de sus clases en el mismo pasillo mirar al techo con incertidumbre. Umbridge salio de su clase y se abrió paso con rapidez entre todos los alumnos con su varita en mano, haciendo a Adhara sonreír y halagar a los gemelos Weasley en su mente.

Se dirigió a paso lento feliz hacia donde venían los gritos, con sus amigos siguiéndola con curiosidad.

La imagen la hizo sonreír aún más.

Como la noche en que despidieron a Trelawney, varios estudiantes se encontraban parados alrededor de las paredes del lugar; maestros y fantasmas incluidos. Draco se abrió paso entre ellos y se unió a los miembros de la Brigada Inquisitorial, quienes compartieron unas palabras antes de mirar todo con una sonrisa victoriosa. Fred y George se encontraban en medio del suelo acorralados con Umbridge viéndolos triunfante y Peeves arriba de ellos asintiendo con aprobación.

La sonrisa de Adhara se borró, había llegado tarde al espectáculo.

— ¡Bueno! - exclamó triunfante Umbridge — Bueno... creen que es divertido convertir un pasillo del colegio en un pantano, ¿no?

— Muy divertido, si - asintió Fred, observándola sin temor.

Vio a Filch acercarse a la directora con un papel en manos, abrazándolo a su cuerpo como si fuera su más preciada posesión.

— Lo tengo, directora - dijo sin aire, moviendo el pergamino en el aire con euforia — Tengo el documento y los látigos esperando... Oh, déjeme hacerlo ahora...

— Muy bien, Argus - dijo — Ustedes dos van a aprender lo que les sucede a los mal comportados en mi colegio.

— ¿Sabe que? - cuestionó Fred — No creo que lo hagamos.

Fred volteó a ver a George.

— George, creo que hemos superado la educación a tiempo completo.

— Si, siento lo mismo - respondió George.

— Es hora de probar nuestros talentos en el mundo real, ¿no crees?

— Definitivamente.

Y antes de que Umbridge pudiera decir algo, ambos alzaron sus varitas y exclamaron "¡Accio Escobas!"

Un gran estruendo resonó a la distancia. Adhara volteó para ver a Harry esquivar a tiempo las escobas de los gemelos Weasley. Una jalando una pesada cadena y clavija de hierro por el pasillo para llegar a las manos de sus dueños.

— No la veremos de nuevo - le dijo Fred a Umbridge, montándose en su escoba.

— Si, no se moleste en mantener contacto - continuó George, montándose también.

Fred volteó a ver a todos los estudiantes que los rodeaban en silencio.

— Si a alguno le interesa comprar un Pantano Portable, como el demostrado arriba, vengan al número noventa y tres, Callejón Diagon—Sortilegios Weasley - exclamó — ¡Nuestra nueva instalación!

— Descuento especial a los estudiantes de Hogwarts que juran usar nuestros productos para deshacerse de este viejo murciélago - agrego George apuntando a Umbridge.

— ¡DETÉNGANLOS! - chilló Umbridge.

Pero fue muy tarde. Apenas la Brigada Inquisitorial se acercó, Fred y George se elevaron. Fred dirigió su mirada hacia el Peeves.

— Hazla pagar por nosotros, Peeves.

Y Peeves, quien Adhara nunca había visto obedecer a algún estudiante antes, se quito su sombrero acampanado de la cabeza y les dio una reverencia a los gemelos mientras estos volaban para alejarse de Hogwarts.

Vaya que son buenos - dijo James a su lado.

Luego de la sorpresiva huida de los Weasley, Adhara se llevó su propia sorpresa al encontrar a Harry en la torre esa noche. Lucía tranquilo, como si levemente un peso hubiera salido de sus hombros; no completamente, pero lo suficiente para poder observar las estrellas en paz.

— Pensé que me dejarías plantada de nuevo.

Harry rió levemente, — Lamento no haber venido.

— Tendrás tus razones - dijo acercándose al barandal hasta colocarse junto al Gryffindor — Debo hablar contigo de algo.

— Que coincidencia - dijo Harry — Yo estaba por decir lo mismo.

— ¿Quieres comenzar tu?

Y el Potter le contó. Le contó lo que había visto y lo que había hablado con Sirius, Remus, y Eleena ese día en la oficina de Umbridge.

— Huh...

— ¿Huh?

— Si hubieras venido a la torre antes te hubieras ahorrado todas esas molestias - sentenció al Black — Mi turno...

Inhalo y exhalo con lentitud, dirigiendo su mirada a James Potter detrás de Harry por un segundo, armándose de valor.

— No me odies, ¿si?

— No creo que podría hacerlo.

Y entonces Adhara le contó. Le contó del primer momento en que pudo ver a su difunto padre hasta el día de hoy con lujo de detalle, incluyendo su vaga conversación con Dumbledore sobre ello.

Harry la escuchó atentamente, dirigiendo sus ojos verdes como el bosque hacia el cielo nocturno una vez terminó.

— ¿Así que puedes verlo?

— Si - susurró — Lamentó no habértelo dicho antes es solo...

— Que suena imposible y cualquiera te llevaría a St. Mungo por ello - terminó por ella — Te creo y... no estoy molesto.

La Slytherin sintió sus hombros decaer con alivio. Temía que Harry volviera a detestar su presencia justo ahora cuando por fin parecían estar bien.

— ¿El... el esta aquí?

— Quería hablar contigo - confirmo Adhara — Quiere explicarse.

Harry asintió.

Era joven - comenzó James, Adhara repitiendo sus palabras — No es excusa y no trato de excusarme. Estaba enamorado de tu madre, perdidamente desde primer año. Solía seguirla a todas partes y pedirle salir conmigo una y otra vez...

Harry miro de reojo hacia donde Adhara observaba, encontrando el lugar vacío, mientras escuchaba atentamente.

Ella me detestaba. Odiaba que nunca la dejara en paz. Y Snape, bueno, el era su mejor amigo en ese tiempo. Y yo detestaba la atención que el recibía de ella pero, más que todo, detestaba lo mucho que fantaseaba sobre las Artes Oscuras. Tampoco ayudaba su actitud y su grupo de amigos que detestaban a los muggles y respetaban la pureza de la sangre como ley, los cuales todos se volvieron mortífagos en un futuro.

>> Snape y yo nunca pudimos encontrar paz entre ambos. Los Merodeadores éramos bromistas y muchas veces la línea entre bromas y abuso se nublaban para Sirius y para mi, especialmente cuando era con respecto a Snape.

Harry suspiró.

Me tomó mucho tiempo madurar y darme cuenta que lo que hacía no era correcto. Para ese momento el odio entre ambos era demasiado y con la guerra asomándose y los bandos creándose, no hubo tiempo para arreglar la enemistad. Tampoco interés, si soy honesto, había más cosas de las que preocuparse - James suspiró — Desearía no haber sido tan inmaduro y no haber llevado mis bromas a tal nivel, pero no quisiera que eso me definiera.

>> Fui humano, cometí errores. Pero no significa que todo lo que hice fue malo. No dejes de creer en mi por no haber sido perfecto.

James finalizó y Adhara repitió sus palabras, dejando el alivio apoderarse de ambos Potter y las lágrimas bajar por el rostro de ambos.

Tal vez su padre no era el héroe de todos pero era el suyo, se dio cuenta Harry. Su padre sabía sus errores del pasado pero no había dejado que esos lo definieran, había hecho más cosas buenas que malas para el final de su historia. No borraban lo malo pero le traía paz al Gryffindor.

— Gracias, Ad - susurró Harry — Y, papá, sigo estando orgulloso de ti.

James sonrió entre sus lágrimas. El mayor de los Potter se acercó a la Black para poder observar cara a cara a su hijo, sin darse cuenta de cuando su brazo tocó el de la Slytherin; no hasta que Harry lo observó con los ojos abiertos destellando sorpresa anhelo.

Fue un leve roce, uno que duró apenas dos segundos. Pero durante esos dos segundo Harry logró ver a su padre y Adhara logró sentir al Potter, sorprendiendo a todos los presentes.

Sin dudarlo, Adhara tomó el brazo del mayor de los Potter observando como un aura blanca se apoderó del espectro de este y como Harry volvía a ver maravillado la figura de su padre. Su padre que lucia como el en todo aspecto, solo que mayor y con ojos color avellana.

— Puedes verlo - sentenció maravillada Adhara.

Harry asintió.

Te amo, hijo.

— Yo a ti, papá.

Y, sin aviso, la mano de Adhara volvió a traspasar a James y el aura desapareció. Intento tomarlo nuevamente pero cada roce lo traspasaba, confundiéndolos a todos.

Por unos minutos Adhara había logrado sentir a James Potter, como si estuviera aún vivo, y había logrado que Harry lo viera. Que Harry le hablara.

— ¿Cómo...?

— No lo se - susurró la Slytherin.

Parecía que con cada respuesta que obtenían, otra pregunta florecía.




Durante los siguientes días la historia del viaje a la libertad de Fred y George se escuchó por todo el colegio, dejándolos como leyendas. Y aún así, Adhara y Harry solo podían concentrarse en el momento en la torre en el que pudieron ver y sentir al espectro de James Potter, como si este estuviera en vida junto a ellos.

No importaba cuantos libros la Slytherin leyera, no había ninguna breve información que explicara lo que había sucedido. Ella no había invocado a James, no había un hechizo o un encantamiento de por medio, tampoco un sacrificio como los que leyó en un libro de Necromancia; nada lograba explicar cómo lo había hecho.

Mientras tanto, estudiantes de Hogwarts inspirados por Fred y George causaban problemas en el colegio haciendo varias bromas para molestar a Umbridge. La Brigada Inquisitorial se suponía que debía ayudar a Filch a atrapar a los culpables pero, lastimosamente, raras cosas parecían sucederles a ellos. Warrington, del equipo de Quidditch de Slytherin, se presento a la enfermería con una horrible dolencia en la piel que le hacía parecer como si lo hubieran cubierto de copos de maíz. Pansy Parkinson, para el deleite de Adhara, se perdió todas sus lecciones del día siguiente ya que le habían crecido astas.

Además de las claras cajas de Surtidos Saltaclases que los gemelos habían logrado vender antes de irse. Umbridge solo debía entrar a su clase para que los estudiantes presentes comenzaran a desmayarse, vomitar, comenzar a tener graves fiebres, o sangrar por sus narices. Chillando con coraje y frustración ella intentaba encontrar la causa de los síntomas, pero los estudiantes con terquedad le decían que sufrían de "Umbridge-itis". Luego de poner cuatro clases en detención y fallando en descubrir el secreto, tuvo que aceptar la derrota y dejar que todos los que sufrían los síntomas se fueran de sus clases.

Pero ni siquiera los que usaban los Surtidos Saltaclases se comparaban al caos que Peeves causaba, quien parecía haber tomado las palabras de Fred como un juramento sagrado. Riéndose fuertemente, volaba por el colegio volteando mesas, saliendo de pizarrones, y tirando estatuas. Dos veces encerró a la señora Norris dentro de armaduras, de donde fue rescatada por Filch maullando fuertemente. Rompía lámparas y apagaba velas, jugueteaba con las antorchas encendidas sobre estudiantes que chillaban, hacía qué pergaminos guardados adecuadamente cayeran en el fuego o afuera de las ventanas, inundaba el segundo piso al arrancar todos los grifos de los lavábamos, dejó caer una bolsa de tarántulas en el Gran Comedor durante el desayuno y, cuando se tomaba un descanso, pasaba horas flotando alrededor de Umbridge y causando alboroto cada vez que esta hablaba.

Nadie del personal además de Filch parecía hacer algo para ayudarla. Hasta parecía que algunos ayudaban a Peeves con discreción, como McGonagall. 

Y, si nada de eso fuera suficiente, Montague no mejoraba de su estancia en el baño. Aún se encontraba confundido y desorientado cuando el martes en la mañana sus padres llegaron a Hogwarts luciendo furiosos.

— Se miran molestos - mencionó desinteresada Daphne — ¿Qué creen que le haya pasado a Montague?

— Quien sabe - se encogió de hombros Adhara, sonriendo levemente — Vaya que tenías razón, Dray, Hogwarts está mucho mejor con Umbridge.

— No estoy de humor para tu sarcasmo, Adha.

Adhara se encogió de hombros desinteresada y volvió su vista a su taza ya encantada correctamente mientras esta se movía en la mesa con cuatro pequeñas y robustas patas con dibujos de sauce, asegurándose que esta no se cayera de su pupitre en su emoción.

Theo a su lado no dijo nada pero la Black lo conocía suficiente para saber algo. Theo concordaba con Draco.

No entendía en que momento exacto se había dado cuenta de eso, pero estaba segura. Daphne parecía ser la única disfrutando junto a ella los problemas que le llegaban a Umbridge; parecía ser la única que reconocía que Umbridge no les estaba ayudando en nada. La única que estaba de su lado. Theo se mantenía callado pero Adhara lo conocía, sabía que solo no quería dar su opinión en voz alta y dejarle saber que pensaba que ella estaba equivocada.

Le molestaba que no tuviera el valor para decirle lo que en verdad pensaba, para pelear con ella por lo que creía. Podrían no estar de acuerdo pero serían honestos con el otro.

Con el ceño fruncido ante ese recordatorio, Adhara guardó sus cosas cuando la campana sonó y siguió sus amigos hacia las afueras de Hogwarts para leer mientras ellos charlaban en el buen clima que traía el mes de Mayo.

Normalmente usaría su tiempo libre para dibujar pero todos sus dibujos no variaban del famoso pasillo que la acosaba en sus sueños. Ya ni siquiera se molestaba en dárselos a su padrino para que llegaran a Dumbledore, pues estos no cambiaban siquiera de tono.

Al menos hasta la noche anterior.

Adhara se levantó el día siguiente observando sorprendida el papel en sus manos. Era el cuarto misterioso que había causado muchas preguntas en la Black, y este mostraba varios estantes llenos de esferas de vidrio sucias. Pero era claro que el protagónico del dibujo se lo llevaba la fila número noventa y siete.

El número noventa y siete había acaparado los pensamientos de la Slytherin casa vez que miraba su libro de dibujos. En esa fila de esferas estaban las respuestas, ella lo sabía.

Lo que la molestaba era haber llegado a la respuesta.

Mox fiet.
Para, haedus.
Expergiscimini cor tuum.

No quería estar preparada. No quería que el momento llegara. Sentía que cuando ese momento llegara ella perdería parte de sí misma, no sabía cómo lo sabía pero lo hacía; ella no quería eso. Quería concentrarse solo en los exámenes que se avecinaban como todos sus compañeros.




Pronto el último juego de la temporada de Quidditch se acercaba, Gryffindor versus Ravenclaw se llevaría acabo el último fin de semana de Mayo. Slytherin había perdido por poco contra Hufflepuff, para la molestia de Adhara, dando un poco de esperanza a los Gryffindors de tener oportunidad aunque estos no parecían muy animados.

Adhara no los culpaba, Ron no era el mejor después de todo.

Para su sorpresa, la Slytherin se encontró un día antes del partido a la menor de los Weasley en el baño de chicas viéndose al espejo completamente pálida.

— ¿Todo bien, Ginny?

Ginny no se sonrojo como acostumbraba, alertando a la Slytherin que acostumbraba a notar el rubor en la menor. Siempre supuso que era el por la vergüenza del encuentro de ambas en el baño cuando la mayor la consoló, así que nunca le presto mucha atención.

— ¿Ginny?

— ¡Oh, Adhara! - se sorprendió la menor — No te escuche llegar.

— ¿Sucede algo?

Ginny bajo su mirada con incertidumbre.

— George y Fred se fueron - musito suavemente — Es mi primer partido sin ellos y Ron tiene sus propios problemas solo... solo no quiero arruinar nuestra oportunidad de ganar.

— Dudas mucho de ti misma - sentenció la Black, sorprendiendo a la pelirroja por su tono de voz — En el partido contra Hufflepuff dudaste, eso hizo que no atraparas la snitch antes.

— Yo...

— Eres talentosa. Bastante - continuó la mayor — No dudes de ello. No necesitas a tus hermanos para jugar bien, deja de apoyarte en ellos. Tienes tu propio fuego, Ginny, no lo apagues escondiéndote entre todos los Weasley.

El fuego que la mayor ya conocía en los ojos avellana de la pelirroja volvió a encenderse con todo su esplendor, el rubor volvió a aparecerse en sus mejillas de un intenso rojo.

— ¿Crees eso?

— Lo importante es que tu lo creas - le dijo — ¿Lo haces?

Ginny asintió con seguridad, — Lo hago.

— Puede que el quidditch esté en tu sangre, Ginny, pero eres buena porque te esfuerzas - continuó — Deja de dudar y demuestra que eres más que solo otra Weasley.

— Gracias, Adhara - se sonrojo aún más — Siempre sabes que decir.

Adhara se encogió de hombros, — No realmente.

Ginny sonrió antes de dirigirse a la salida del baño, la Slytherin se acercó a uno de los cubículos al mismo tiempo. Deteniéndose brevemente para voltear hacia la Gryffindor una última vez.

— Te estaré apoyando - sentenció — El número siete, ¿verdad?

— Si - susurró Ginny, su corazón latiendo con fuerza en su corazón.

— Me asegúrare de pintármelo mañana entonces.

Y Adhara entro al cubículo para hacer lo que había venido a hacer dejando a Ginny salir del baño, completamente sonrojada y con su corazón latiendo a mil por hora.

El día siguiente sus mejores amigos observaron confundidos el número siete pintado de rojo en su mejilla, sin entender el por qué se lo pintaría si el Potter no jugaría. Pero cuando Ginny lo vio al cruzarse en el desayuno, la pelirroja supo que era por ella y una sonrisa se abrió paso en su rostro.

Los Slytherin cantaron con todas sus fuerzas la canción que hicieron para el Weasley como era costumbre. Pero a diferencia de los partidos anteriores, Ron no parecía dejar ninguna quaffle traspasar los aros sorprendiendo a todos. Adhara sonrió levemente viendo lo bien que el pelirrojo jugaba, y sonrió aún más cuando Ginny atrapo la snitch. Le molestaba el hecho de que los Slytherin hayan perdido la copa, pero no podía dejar de sentirse feliz por ambos Weasley. Sabía que ambos eran ignorados y comparados muchas veces por sus hermanos, especialmente Ron, entonces le agradaba verlos tener su propio momento de gloria sin estar en las sombras o tener que compartirlo.

Aunque lo mejor de todo fue ver la cara de Cho Chang cuando Ginny atrapó la snitch antes que ella. Aumentando el cariño de la Slytherin por la Gryffindor.

Aún el día siguiente los Gryffindors seguían celebrando y cantando su nueva versión de la canción de los Slytherin.

— No puedo creer que ganarán - gruño Draco en la biblioteca mientras estudiaban juntos.

— Deja de fruncir el ceño, te quedaran arrugas - murmuró Adhara sin interés.

— Mira quien habla - contraataco Draco, pero dejó de fruncir su ceño.

Ningún profesor estaba dejándoles deberes en esos días; las lecciones se enfocaban solamente en repasar los temas que ellos pensaban vendrían en los TIMOs. Así que Adhara y Draco, aveces en compañía de Daphne y Theo, repasaban cada una de sus lecciones. La Black en su mayoría se enfocaba en ayudarles a los demás a estudiar, apreciando más que nunca su buena memoria.

Aunque claro, Draco siendo Draco aprovechaba cada momento que tenía para instalar miedo en los demás para evitar sus propias preocupaciones. Mencionando una y otra vez que lo importante eran los contactos y no el conocimiento; haciendo a Adhara rodar sus ojos cada vez que lo escuchaba.

Pronto todos recibieron sus horarios para sus evaluaciones. Los TIMOs se llevarían acabo en dos semanas sucesivamente. Tendrían los exámenes teóricos en las mañanas y los prácticos en las tardes. El examen práctico de Astronomía se llevarían, obviamente, acabo en la noche. También fueron avisados de el encantamiento en cada examen que evitaba que pudieran copiar, además de decirles que las Recordadoras, las plumas que generaban respuestas, tinta que te autocorregía, entre otras cosas estaban estrictamente prohibidas. Para finalizar, les explicaron que obtendrían sus resultados finales en el mes de Julio.

El primer examen, el teórico de Encantamientos, se llevaría acabo la mañana del Lunes. Adhara se pasó el fin de semana ayudando a Theo, Daphne y Draco a repasar.

Durante la cena del domingo, los estudiantes de Hogwarts pudieron observar a los que serían los encargados de examinarlos durante sus exámenes. Umbridge caminaba junto a ellos luciendo nerviosa mientras les hablaba. Adhara rodó sus ojos ante la imagen y se concentró en comer, ignorando la manera en que sus amigos junto a ella tenían, por primera vez, sus narices metidas en sus libros.

La princesa de Slytherin durmió con tranquilidad esa noche, levantándose solo con un nuevo dibujo en sus manos. A diferencia de todos sus compañeros, la Black parecía completamente indiferente a los exámenes que comenzaban ese día. Mientras todos se encontraban repasando encantamientos en voz baja o comiendo de forma tensa en silencio, la Black se encontraba comiendo pacíficamente mientras leía como era habitual para ella.

Apenas el desayuno terminó, los de quinto y séptimo año se juntaron en el pasillo principal mientras los demás iban a sus clases. Luego, media hora pasada las nueve, fueron llamados clase por clase para adentrarse nuevamente al Gran Comedor.

El lugar ahora estaba diferente. Las cuatro mesas de cada casa habían sido quitadas y reemplazadas por varios pupitres que observaban en dirección a la mesa de los profesores, donde McGonagall se encontraba viéndolos.

— Pueden empezar - dijo cuando ya todos estaban sentados, volteando un enorme reloj de arena en la mesa junto a ella.

Adhara volteó su examen. Sus ojos observaron con aburrimiento la primera pregunta: "a) De la encantación y b) describa el movimiento de varita requerido para hacer volar a objetos...". La Black suspiró, escribiendo la respuesta con seguridad.

Vaya que estaba más fácil de lo que había supuesto.

Para cuando terminó su examen, Adhara calló mientras escuchaba a Theo y a Daphne hablar nerviosos entre ellos sobre las preguntas en el examen antes de que estos la observaran para que recitara las respuestas correctas al pie de la letra. Almorzaron junto a las otras casas (el Gran Comedor había vuelto a la normalidad) y se retiraron al terminar, algunos repasaban mientras esperaban que los volvieran a llamar para el examen práctico.

Un pequeño grupo de estudiantes era llamado por orden alfabético. La Slytherin observó como varios estudiantes practicaban los encantamientos, aveces golpeando a otro por accidente.

Por suerte, Adhara fue una de las primeras en pasar pues su apellido comenzaba con la letra B. El profesor Flitwick le indicó que fuera junto al profesor Tofty, quien parecía el más viejo y más calvo de todos los examinadores.

— ¿Black, no? - cuestionó mientras observaba su notas — ¿Adhara Black? ¿Hija de Eleena Abaddon?

Adhara aguantó las ganas de rodar sus ojos y asintió, Tofty sonrió.

— ¡Sabía que reconocía tu rostro! Eres igual a tu madre. Yo también la evalué en su examen - habló sonriente — Bueno, no te vayas a poner nerviosa... Ahora, si pudiera pedirte que agarraras esta huevera y la hicieras hacer unas volteretas para mi...

Levantando su varita totalmente segura de sí misma, la Black hizo el encantamiento a la perfección haciendo que el mayor la observara maravillado por su naturalidad; especialmente al ver que la menor no se había dado cuenta de que apenas y había murmurado el encantamiento. El encantamiento levitatorio, el de crecimiento, el de cambio de color, todos los hechizos eran hechos a la perfección por la Slytherin animando al profesor Tofty a evaluarla con algunos más complejos para maravillarse con la manera en que realizaba uno tras otro sin una pizca de nervios.

Para la cena, Adhara se sentó junto a sus amigos con una sonrisa ladina completamente segura de que había sacado la máxima nota en su primer examen.

El siguiente examen fue el de Transformaciones, donde también le fue bien a la Black; seguido de Herbología, Defensa Contra las Artes Oscuras (donde el profesor Tofty le había cuestionado sobre si podía o no hacer un Patronus, maravillándose al ver su víbora). Ese examen concluyó sus exámenes por la primera semana ya que el viernes era el día del de Runas Antiguas, clase que solo Draco y Theo llevaban. Por esa razón el viernes Adhara y Daphne las pasaron en los terrenos fuera del castillo, admirando el día y relajándose.

— Sabes... - comenzó Daphne en voz baja — Comienzo a entender porque estás tan obstinada en tratar de hacernos recapacitar.

— ¿A qué te refieres?

— Sabes más de lo que dices - le respondió — Y sabes que estamos en peligro... o lo estaremos. Y estoy segura que todo tiene que ver con el regreso de Quien-Tú-Sabes de que hablo Potter.

— Daphne...

— No debes decirme. Tus razones tienes para no hacerlo - sonrió — Solo se que desde ese suceso has estado rara... algo pasó, ¿no?

Adhara se quedó en silencio.

— El punto es que comienzo a entender - continuó — Mi papá ha estado raro. Las cartas que me manda son... no lo sé. Siento que algo lo está preocupando, no para de repetirme que debo actuar como se espera de una Greengrass, de una sangre pura. Theo me comentó que su papá también lo estaba presionando en sus cartas sobre mantenerse al margen y mantener la imagen de los Nott...

Daphne suspiró, — Creo que tienes razón, algo se acerca. Entonces... entiendo porque quieres obligarnos a abrir los ojos.

— No quiero que les pase nada.

— Lo se, 'Dhara - sonrió — Se que nunca dejarías que nos pasara algo malo. Pero... no quiero abrir los ojos aún. Mi familia siempre se ha mantenido al margen pero... si algo pasara ahora, no se si podrían darse ese lujo. Cerrar los ojos... me ayuda a tener un poco de paz.

— ¿Y cuando ya no puedas mantenerlos cerrados por más tiempo?

— Los abriré - sentenció — Y a la primera que buscaré será a ti.

La princesa de Slytherin sintió una presión en su pecho al entender las palabras de la Greengrass. Cuando fuera el momento de pelear, Daphne la buscaría a ella para seguirla; Daphne había escogido pelear junto a ella si era necesario.

No estaría sola después de todo.

El lunes sus exámenes se retomaron, empezando con Pociones. Adhara pasó el examen teórico y práctico completamente segura de la calificación que obtendría. El martes tuvo Cuidado de Criaturas Mágicas y Adhara disfrutó su tiempo con el bowtruckle y las demás criaturas. El examen teórico de Astronomía se llevó a cabo el miércoles en la mañana; y, como su examen práctico sería hasta en la noche, la tarde se le concedió a Adivinación.

La bola le había mostrado imágenes borrosas de varios magos peleando entre sí, diferenciando los bandos pues unos eran hechos por neblina blanca y otros por neblina negra.

No estaba muy segura de cómo le había ido en ese examen.

Para cuando se dirigió esa noche a la torre de Astronomía para su examen ya eran las once de la noche. Adhara se tomó un segundo para admirar el cielo nocturno, pues este era perfecto. No había ninguna nube tapando el brillo de las centenas de estrellas que los alumbraban de forma maravillosa. No sabía que mientras ella admiraba las estrellas, Harry la admiraba a ella.

Harry Potter no sabía que le pasaba últimamente, si era honesto. Lo único que sabía es que cada vez que entraba a un salón o caminaba por algún pasillo, sus ojos buscaban inconscientemente la hermosa cabellera castaña y el uniforme verde de Adhara Black. Todo parecía estar cambiando en el Potter, si era sincero con si mismo. Y todo parecía estar cambiando entre el y la Black, desde su punto de vista. De repente era como si toda la familiaridad que en momentos efímeros había sentido en la Black fuera recordada—como si en cada momento en que la conocía un poco más era como si estuviera recordando quién ella era, como si fueran viejos amigos reencontrándose luego de volverse extraños. Como si cada susurró, cada sonrisa, cada mirada, lo acercara más a una imposible conclusión en el que ya la conocía, en el que ya le importaba... en algún otro lugar, otro momento, otra vida quizás.

Una mirada compartida con Adhara le traía un sentimiento de calma, adoración, y alegría. De repente se sentiría inspirado para poder seguir con su día con completa seguridad en sus acciones, sin dejarse afectar por los demás. De repente sentiría un pequeño anhelo lleno de esperanza por su futuro.

Harry Potter no entendía que estaba sintiendo. Tampoco entendía porque sentía como si siempre hubiera sentido este sentimiento que intentaba hacerse notar, como si el que nunca lo hubiera notado hubiera sido su culpa pero aún así este siempre hubiera estado presente, esperando su momento para ser liberado.

Pero ahí bajo las estrellas, Harry entiendo un poco ese nuevo sentimiento pues era difícil no sentir esperanza y adoración cuando se podía observar la manera en que la luz de las estrellas bañaba el perfil perfectamente esculpido de la Black, acentuando todas las bellas facciones que eran admiradas de esa familia; sin contar la manera en que sus ojos irregularmente claros parecían brillar tanto como las protagonistas del examen que tendrían esa noche.

Adhara Black era ese tipo de belleza etérea inconsciente que rompía corazones y sanaba otros con el brillo de la efímera sonrisa que te dedicaba si tenías suerte. En ese momento Harry se dio cuenta de que ella era la chica más hermosa que alguna vez haya visto, fácilmente la más deslumbrante del lugar; inconscientemente, el siempre supo que era así.

La entrada de los profesores sacó a Harry de su momento de admiración por la Black, haciéndolo sonrojarse al darse cuenta que la había observado por más de cinco minutos. Pronto todos comenzaron a llenar sus cartas estelares.

Adhara observaba por breves momentos por su telescopio antes de responder ágilmente la posiciones precisas de las estrellas y los planetas que se le pedía en su examen. Todo el lugar se encontraba en silencio, solo el ruido de pergamino albergaba entre ellos mientras los estudiantes escribían con rapidez.

De repente, las puertas principales del castillo fueron abiertas directamente bajo de donde se encontraban ellos, por lo que la luz alumbraba el camino. Adhara, al ya haber terminado su carta estelar, movió su telescopio al ver al Potter hacer lo mismo, observando a cinco o seis grandes sombras moverse antes de que la puerta se cerrara y la oscuridad los escondiera.

La castaña alejó su vista del telescopio y frunció el ceño con curiosidad, ¿quién saldría del colegio a estas horas y por qué?

Sin dudarlo, volvió a acercarse a su telescopio para buscar las sombras. Si no fuera por la luz de la luna que les pegaba brevemente, Adhara nunca las hubiera encontrado. Su ceño se frunció aún más al fijarse en la manera en que la sombra que guiaba a las demás se movía, le recordaba mucho a Umbridge y no le gustaba lo que podría significar eso.

Observó hasta que llegaron a una cabaña que reconocía como la de Hagrid y escuchó el distante golpe a la puerta y el sonido de un ladrido. Ahora las sombras se distinguían mejor por la luz que se mostraba por las ventanas del hogar de su profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas. La puerta se abrió y las sombras cruzaron el umbral antes de cerrarse de nuevo.

Silencio.

Observando brevemente a sus alrededores, Adhara volvió su vista a su telescopio observando las figuras moverse por las ventanas tapando la luz.

Quito su mirada por un segundo para observar a sus examinadores cuando escuchó un fuerte rugido. Varios a su alrededor movieron sus telescopios en dirección al sonido. El profesor Tofty tosió.

— Intenten concentrarse ahora, estudiantes.

La mayoría regreso sus telescopios a sus posiciones originales pero Adhara mantuvo el suyo en dirección a la cabaña de Hagrid, sintiendo una pesadez en su estómago.

— Ahem... quedan veinte minutos.

Adhara hizo caso omiso. Astronomía era para ella como respirar, su examen había sido terminado con mucho tiempo de anticipación y ahora solo estaba concentrada en lo que estaba ocurriendo en los terrenos del colegio.

¡BAM!

Varios estudiantes se golpearon contra sus telescopios antes de mover estos para ver lo que ocasionó tal estruendo. La puerta de Hagrid se había abierto de golpe y por la luz que salía de la cabaña lo vieron con bastante claridad, una figura enorme rugiendo y blandiendo los puños, rodeada de seis personas, todas las cuales, a juzgar por los diminutos hilos de luz roja que estaban arrojando en su dirección, parecían intentar aturdirlo.

— ¡No! - grito Hermione.

— ¡Querida! - exclamó escandalizado el profesor Tofty — ¡Esto es una evaluación!

Pero ya nadie le prestaba atención a sus cartas estelares; hilos de luz roja aún volaban frente a la cabaña de Hagrid, aunque aún así parecían rebotar de su cuerpo. Aún estaba de pie, peleando. Gritos se escucharon por los terrenos, "¡Se razonable, Hagrid!", y Hagrid gruño, "¡Razonable dices, no me van a llevar así, Dawlish!".

Observó la figura de Fang, el perro de Hagrid, intentar defender a su dueño saltando sobre los magos que intentaban aturdirlo, hasta que un hechizo lo alcanzó haciendo al animal caer. Hagrid gritó furioso, levantando al culpable del suelo y lanzándolo; el hombre voló lo que pareció ser diez pies y no se volvió a levantar.

— ¡Miren! - chilló Parvati, la cual estaba inclinándose sobre el parapeto y apuntando al pie del castillo donde las puertas principales se habían abierto de nuevo; más luz alumbró la oscuridad de las afueras y una sola sombra se movió a través del terreno.

— ¡Ahora, enserio! - gritó el profesor Tofty ansioso — ¡Solo les quedan dieciséis minutos!

Pero nadie le prestó atención. Todos miraban a la persona que ahora corría hacia la batalla frente a la cabaña de Hagrid.

— ¡Como se atreven! - exclamó la figura — ¡Como se atreven!

McGonagall, reconoció Adhara.

— ¡Déjenlo en paz! ¡En paz, he dicho! - exclamó la profesora — ¿A que se debe este ataque? No ha hecho nada, nada que lleve a estos...

Hermione, Parvati, y Lavender gritaron. No menos que cuatro hechizos aturdidores salieron de las figuras frente a la cabaña en dirección a McGonagall. A mitad del camino del castillo a la cabaña de Hagrid los hilos rojos la golpearon. Por un momento toda su figura fue iluminada por un tono rojizo, luego fue elevada sobre sí misma hasta caer fuertemente de espaldas, sin volverse a mover.

— ¡Gárgolas! - gritó el profesor Tofty, quien parecía también haberse olvidado del examen — ¡Sin advertencia! ¡Comportamiento escandaloso!

— ¡COBARDES! - rugió Hagrid, haciendo varias luces parpadear dentro del castillo — ¡MALDITOS COBARDES! ¡TENGAN UN POCO DE ESTO—Y DE ESTO!

Hagrid dio dos golpes masivos a sus atacantes más cercanos; a juzgar por su colapso inmediato, estos habían quedado fuera de combate. Adhara lo vio doblarse y pensó que finalmente había sido vencido por un hechizo pero, por el contrario, al momento siguiente Hagrid estaba de pie nuevamente con lo que parecía ser un saco en su espalda; entonces se dio cuenta de que era el cuerpo inerte de su perro envuelto alrededor de sus hombros.

— ¡Atrápenlo! ¡Atrápenlo! - gritó Umbridge, pero los que quedaban junto a ella parecían dudar en seguir su orden.

Hagrid se dio la vuelta y comenzó a correr con Fang en sus hombros; Umbridge lanzó un último encantamiento Aturdidor en su dirección pero falló, y Hagrid, corriendo con rapidez hacia las distantes puertas, desapareció entre la oscuridad.

Hubo un largo minuto lleno de silencio, todos observando estupefactos el terreno. Luego la voz del profesor Tofty se escuchó débilmente entre ellos.

— Um... quedan cinco minutos, muchachos...

Cuando el examen acabo, Adhara guardo con rapidez su telescopio y salió de prisa para acercarse al famoso trío de oro de Gryffindor.

— ... ¿como es que todos los hechizos rebotaron de su cuerpo? - escuchó a Ron preguntar.

— Debe ser por su sangre de gigante - intervino, asustando a los presentes.

Pero Hermione asintió, estando de acuerdo — Es muy difícil aturdir a un gigante, son como los trolls, muy fuertes... pero la pobre profesora McGonagall... cuatro aturdidores directo al pecho, y no es exactamente joven, ¿no?

— Lamentable, lamentable - hablo Ernie, negando — Bueno, iré a mi habitación... Noches, chicos...

Las personas a sus alrededores comenzaron a dispersarse mientras aún hablaban con rapidez sobre lo que habían presenciado.

— Esto es horrible - susurró Adhara mientras caminaba junto a ellos, furiosa — ¿Qué planeaban hacer acorralándolo de noche? ¿Acaso pensaban enviarlo sin razón a Azkaban?

Harry cerró sus puños con fuerza ante la idea, haciendo a la Slytherin tomar sus manos para calmarlo.

— Es una arpía - gruño Hermione.

— Al menos no lograron llevarse a Hagrid a Azkaban - murmuró Ron — Yo supongo que ha ido a reunirse con Dumbledore, ¿no?

— Shh - susurró Adhara, observando a su alrededor — No dejes que te escuchen, pero esperemos que si. Debo irme antes de que me regañen, traten de guardar la calma, ¿si?

Con un último apretón a las manos del de cabellos azabaches, Adhara se volteó y comenzó su camino a las mazmorras.

Al llegar a su sala común, Adhara se encontró con la mayoría de Slytherins despiertos hablando con rapidez entre ellos. Los que habían estado presentes en el examen les contaban a los que se habían levantado por los estruendos lo que habían presenciado con lujo de detalles.

Theo, Draco, y Daphne se acercaron con rapidez a la Black para cuestionarla; de reojo, Adhara observó a Pansy dudar entre acercarse a ella o no, hasta decidir quedarse quieta en su lugar.

Draco la tomó de los hombros y la chequeo de pies a cabeza, como si Adhara hubiera estado en medio de todo el alboroto. La Black lo dejó pues entre más tiempo tuviera para hablar mejor, así se podía concentrar en escuchar lo que todos sus compañeros se casa decían. Susurros sobre McGonagall herida, sobre Hagrid atacando a Umbridge, todos más exagerados que el anterior la hicieron rodar sus ojos.

— ¿Qué sucedió, Adha?

Y Adhara les dijo.

Ninguno de sus amigos habló por varios minutos luego de que ella les relatara lo que vio, pero ninguno tuvo que hacerlo. Adhara vio sus rostros y los leyó tan fácilmente como cualquiera de sus libros.

Draco, Dray, su mejor amigo, su familia, se mostraba neutro pero Adhara lo conocía. Sabía que detrás de esa indiferencia se encontraban sentimientos confundidos. Por un lado sabía que el Malfoy se sentía aliviado de que eso fuera lo que había pasado, pues significaba que Umbridge aún tenía control; significaba que ellos, los Slytherin, aún estaban en control. Por otro lado, sabía que el rubio admiraba a McGonagall y le tenía cierto aprecio aunque odiara todo lo que ella representaba, al ser en todo aspecto una Gryffindor. También sabía que no le gustaba que fuera exactamente ella, Black, la que hubiera presenciado eso; sabía que solo el haberlo visto alimentaría la rebeldía que estaba creciendo en ella.

Theo, dulce y amigable Theodore, demostraba detrás de su incertidumbre una sola cosa: alivio. Estaba aliviado de que no muchos estudiantes hubieran visto el suceso, que lo que rumores serían tan irregulares que nadie sabría que creer. Estaba aliviado que el ministerio seguiría en poder. Y eso disgustaba a Adhara hasta el punto de ya no reconocer a su amigo castaño.

Daphne, ella parecía ser la única que coincidía en sus pensamientos con Adhara. Sus ojos brillaban con furia por el relato. Detestando la injusticia de una manera que hacía a la Black cuestionarse si la Greengrass se rebelaría junto a ella; egoístamente esperaba que no lo hiciera, lo menos que quería era hundirla con ella.

Porque Adhara ya estaba decidida a hundirse hasta lo más profundo de cualquier océano y sentir sus pulmones arder en busca de oxígeno si eso significaba salvar a todos los que quería. Porque ella no era un héroe, ella era egoísta, y si ella peleaba era por proteger a los que quería, le importaba muy poco el mundo mágico y el mundo muggle; a la Black solo le importaba que las personas que guardaba con seguridad dentro de su frío corazón salieran ilesas de todo lo que sabía estaba por venir.

— Ire a dormir.

Ignoró la mirada preocupada de Daphne y se fue. Acostándose aún con su uniforme en su cama sintiendo el pesado silencio que reinaba junto a ella. ¿Hace cuánto no sentía un silencio así? ¿Hace cuánto no sentía ese tipo de soledad albergarla? ¿Sería desde que James Potter había aparecido en su vida para acompañarla en todo momento con sus susurros molestos? ¿Sería desde que se permitió encariñarse con personas fuera de su familia?

No estaba segura, pero el silencio pesaba aún más sobre ella a causa de eso, hasta el punto que se le dificultaba el respirar con tranquilidad.

Cerró sus ojos dispuesta a dormirse, dejando que el último pensamiento que albergara su mente consternada fuera una plegaria porque McGonagall estuviera bien.





Su último examen, Historia de la Magia, no se llevó acabo hasta la tarde por lo que pasó toda su mañana encerrada en su habitación viendo por su ventana perdida en sus pensamientos. Esa sensación de ahogo incrementándose con el paso de las horas. Sentía un gran peso en su pecho acompañado de la idea errónea de que su respiración le estaba faltando.

Fortis esse, repetían las voces en su cabeza una y otra vez.

Sus manos estaban sudando en contra de su voluntad y su cabeza parecía estar siendo martillada. Para cuando dieron las dos de la tarde y se encontró sentada frente a su examen, Adhara se encontraba fuera de si. Como si no estuviera en su cuerpo. Como si fuera una simple espectadora omnipresente.

Para, puella.
Expergiscimini cor tuum.

— Volteen sus exámenes - escuchó levemente la voz del profesor Marchbanks — Pueden empezar.

Adhara volteó su examen y de manera monótona leyó el examen antes de comenzar a responder todo con rapidez, a pesar de que sentía cada movimiento de su pluma extremadamente lento. Las luces a su alrededor se sentían más brillantes, aumentando su brillo a medida respondía cada pregunta. Se sentía extremadamente alerta a sus alrededores; cada sonido de las plumas de sus compañeros moviéndose contra el papel, cada respiración a sus alrededores, cada murmuró, todo era escuchado por la Black como si estuviera sucediendo a su par.

Ni siquiera se dio cuenta de cuando su examen se encontraba ya lleno de respuestas escritas en su perfecta y elegante caligrafía. No hasta que se encontró con nada más que hacer que bajar su pluma.

Entonces lo sintió.

Los vellos de sus brazos se erizaron. Una gota fría de sudor bajó lentamente por su nuca. Todos los sonidos que antes habían estado resonando fuertemente a su alrededor se habían acallado, ahora siendo nada más que un leve susurro. Sus puños se cerraron con fuerza y la Black sintió levemente sus uñas penetrar la suave piel olivácea de sus palmas.

Homines peccamus.
Esne paratus errare?

Sus ojos se cerraron con fuerza y su respiración se entrecortó. Cuando los abrió una pequeña lágrima se resbaló sin autorización por su mejilla. Su corazón latió con fuerza contra su pecho y Adhara juró, si eso fuera posible, que escuchó un grito de agonía venir de este; como si estuviera llorando algo que aún estaba por suceder.

Tempus est, puella.
Fortis esse.
Expergiscimini cor tuum.

Y entonces alguien gritó.

Adhara volteó con rapidez en su lugar, su mirada encontrando de golpe al Potter que caía de su silla fuertemente hacia el suelo mientras gritaba y se sostenía su cicatriz con agonía.








No se olviden de comentar y votar, amores míos, que me anima a escribir. ¡Ya vamos a llegar al final del quinto acto, que emoción!
¿Están listas/listos?
Maratón 1/3
Besos <3

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