1. ¡Que se oiga el aullido, Inuzuka Mimi se presenta!
Voten, comenten y síganme para más.
Antes de la creación de Konoha y su falsa era de paz, era realmente aterrador pensar que en el país del fuego ver cadáveres por el rio o comenzando a descomponerse por los caminos de tierra era ya algo cotidiano, más aún cuando dos clanes o más entraban en Guerra.
Las cabezas de las familias solo podían pensar en una cosa:
''Matar para sobrevivir''
Tres simples palabras que fueron las protagonistas en todas las guerras que se dieron entre uno o más clanes, aunque había más factores y no solamente la familia, pero claramente usaban eso ultimo como excusa para que sonara más honorable sus disputas, que, a larga, no eran más que un propósito inventando e infantil para probar sus habilidades de combate contra otras personas que no fueran miembros de su familia.
Fue así como el término ''clan'' tomo un significado mucho más profundo y significativo. No era solo un apellido bonito que podía decir después de tu nombre, tenía un porque, te hacia alguien, te daba una identidad que debias proteger con tu vida.
Cada clan se esforzaba no solamente en sobrevivir, también en diferenciarse de otros clanes, costumbres, reglas, creencias y lo más importante, formación ninja.
Ningún clan es igual al otro, diferentes habilidades, diferentes jutsus y diferentes entrenamientos.
Todo por lo que entrenaron, todo por lo que dieron su vida, comenzó a tomar segundo plano cuando los más jóvenes y algunos adultos fueron atraídos por lo que más habían deseado en lo más profundo de lo que quedaba de ingenuidad humana.
Una era de paz.
Konoha, la aldea escondida entre las hojas fue fundada por los clanes que fueron conocidos por décadas como eternos rivales, Senju y Uchiha.
El clan que ponía el amor sobre los jutsus y el clan que ponía los jutsus sobre todo lo demás.
Poco a poco otros clanes pertenecientes al país del fuego comenzaron a integrarse a esa propuesta de una aldea de paz para las nuevas generaciones.
Aunque eso significo más peleas y luego Guerras entre todas las naciones.
Después de tantos años están escritos oficialmente que hubo Tres Guerras Ninjas, donde en los tres los cinco países terminaron firmando la paz para evitar más perdidas.
Actualmente los cinco países vivían en una paz que fue firmada en la Tercera Gran Guerra Ninja. Pero eso no significaba que no hubo pérdidas en esa paz falsa. Pues hace 12 años, Konoha fue testigo de un gran terror que invadió a toda la aldea.
El Kyubi o también conocido como el zorro monstruo de las 9 colas apareció de la nada una noche amenazando con destruir la aldea y a todos sus habitantes.
Entre toda la desesperación, el cuarto Hokage apareció para defender a los habitantes bajo su dominio, enfrentándose a la enorme y temible bestia encerrándola en un recién nacido y él muriendo en ese mismo enfrentamiento.
Aquel día fue el punto de partida de una historia, no, de muchas historias que se entrelazarían y terminarían en el mismo punto.
A nosotros solo nos queda esperar que el final sea satisfactorio y no lleno de tristeza y arrepentimientos.
Los años pasaron luego del trágico suceso con el Cuarto Hokage, la gente avanzaba, la aldea avanzaba, la nueva generación avanzaba y crecía junto a sus compañeros de edades similares.
Aquí es donde nos centramos en un aula en particular, donde por azares del destino o por conveniencia del Hokage, todos los hijos de los líderes de clanes se encontraban, una reunión particular de jutsus de todo tipo.
Por el momento todos en el salón de clase estaban en cierto sentido, ''en calma'', la mayoría de los niños estaban hablando en sus pequeños grupos de amigos al igual que las niñas, solo que las de ellas se centraban sobre el niño popular de la clase.
Y también estaban los ''raritos'' de la clase, una de las integrantes de ese sobrenombre estaba con la cabeza pegada a su pupitre mientras el perro en su cabeza la observaba con la cabeza ladeada.
-- ¿Por qué no me hice la enferma y falté? -- se lamentaba entre murmullos amortiguados por la madera -- Pude haberme escapado por la ventana y entrenar en el patio -- soltó un largo suspiro -- en cambio estoy aquí de aburrida con el vago.
-- Escuche eso último, Mimi.
-- Es la verdad así que te aguantas -- respondió sin moverse de su posición -- Shiromaru, consuélame.
El perro que estaba sobre su cabeza comenzó a acariciar su cabello con una de sus patitas mientras les decía unas palabras de aliento en su idioma canino.
La puerta del aula se abrió, pero la nombrada Mimi en su fase de aburrimiento se negaba a levantar la cabeza.
-- Ya levanta la cabeza, fastidiosa, ya llego Iruka - sensei -- fue el susurro el que hizo que subiera la cabeza.
De inmediato cubrió su boca cuando vio la cómica escena de su profesor trayendo al payaso de la clase de una soga.
-- Ya recuerdo porque venía a la academia. No podría ver estas escenas tan divertidas -- la castaña había recuperado parte de su humor -- Jijiji.
-- Escucha Naruto, has fallado en el último examen final y el examen antes de eso. No debes bromear sobre ello.
El aludido giro la cabeza con una mueca, restándole importancia al adulto delante a él que no tardo en explotar frente a toda la clase.
-- ¡Aquellos que ya han pasado la transformación la tendrán que volver a hacer!
-- ¡¿Qué~?! -- fue el grito de protesta de los alumnos.
Hubo un momento donde la chica estaba por esconderse bajo la carpeta para no tener que ponerse al frente y dejar en ridículo a la clase, pero su querido hermano mayor apareció detrás de ella para comenzar a llevarla a rastras.
-- ¿A dónde te ibas a esconder, hermanita? -- el castaño se burlaba de su hermana que se dejaba llevar con una mueca de disgusto.
No le gustaba que la jalaran.
-- Suéltame -- movió su brazo con fuerza para separar aquel agarre molesto -- te dije que no me gustaba que me agarraras de esa forma.
El chico solo le sonrió de lado, causando un gruñido involuntario en ella, realmente le fastidiaba que su hermano mayor se creyera tanto.
Iruka - sensei comenzó a llamar a los alumnos conforme a su lista.
-- Inuzuka Mimi.
La chica había dejado a su cachorro en el suelo en lo que esperaba su turno, cuando avanzó hasta estar frente a su sensei hizo los sellos correspondientes, una nube se formó a su alrededor que al disiparse se dejaba ver la figura exacta y precisa del hombre de cicatriz quien sonrió conforme.
-- Okey -- aprobó y la niña volvió a su apariencia real en otra nube blanca.
-- Fue fácil.
Cuando volvió a mezclarse entre sus compañeros con su querido amigo en sus brazos comenzó a renegar en su cabeza sobre la evaluación, ya la había pasado antes y era molesto volverlo hacer solo porque el rubio payaso había hecho alguna broma que todavía no estaba informada de que había sido.
-- Supongo que le puedo preguntar más tarde.
Esas fueron sus últimas palabras antes de que el mencionado se transformara en una versión adulta y femenina de sí mismo desnuda causando la casi muerte de su sensei por desangramiento por la nariz.
-- ¡Jajaja! ¿Qué te ha parecido eso? Lo llamo Oiroke no Jutsu.
-- ¡Idiota! ¡No haces más que inventar técnicas tontas!
-- Mejor se lo pregunto mañana -- la chica quería ahorrarse los gritos a tan alto volumen.
[...] Tiempo después.
El sonido de la puerta de la casa Inuzuka avisa que los mellizos habían llegado a casa y sin señales de lucha.
-- ¡Ya llegamos!
El silencio les confirmo que al parecer su madre aun no llegaba de su misión y su hermana seguramente estaba con los otros miembros del clan y los cachorros ninja. Los hermanos Inuzuka no se dirigieron la mirada ni por un segundo, ni cuando se quitaron los zapatos, ni cuando comieron la comida preparada o finalmente cuando cada uno se fue por su lado, incluso los cachorros de ambos convivieron un momento lejos de sus dueños.
-- Uf~ -- soltó la menor cuando se recostó en su cama -- que día, Naruto hizo arte abstracto en el Monte Hokage, tuvimos que volver a hacer el examen de transformación debido a su inmadurez y ni siquiera pude entrenar con Shikamaru y Chouji porque sus madres los tienen amenazados... Ah~.
En eso los ladridos de Shiromaru la hizo girar la cabeza a su dirección, el cachorro estaba viéndola en el suelo, cuando vio que había llamado la atención de su dueña corrió por la habitación causando una confusión de su parte.
-- ¿Qué tienes? ¿Has comido algo mientras no miraba?
El cachorro detuvo sus movimientos frente a una de las paredes donde había dos estantes. En el estante superior había una foto enmarcada mientras que en el de abajo, que era más grande, había un pergamino, un sobre azul, un pequeño cofre y una banda ninja de Konoha que se notaba, estaba algo gastada.
-- Tienes razón Shiromaru -- la chica se levantó de la cama para ir a los estantes y tomar la foto entre sus manos -- Mañana es el examen final... y luego... finalmente seré una kunoichi.
Meneando su cola entusiasmado, Shiromaru al igual que su dueña esperaban ansioso el día de mañana donde dejarían finalmente las niñerias y podrían hacer misiones ninja.
-- Jeje, ¿Qué te parece si entrenamos?
A grandes pasos ambos corren hacia el patio de entrenamiento.
-- ¡En guardia! -- grito lanzando un kunai con un movimiento de mano perfecta.
Lo último que se logra ver después es a perro y ama en un ataque sincronizado.
Lo más importante para los Inuzuka son la relación con sus perros ninja.
[...] Al día siguiente.
-- Vamos a empezar el examen final -- anuncio leyendo las hojas que tenía en su mano -- Si pronuncio vuestro nombre, ir a la clase de al lado. La prueba final es el Bunshin no Jutsu.
Cuando Mimi escucho el jutsu no pudo evitar sonreír, era un jutsu fácil para ella, así que no tendría problema en pasar el examen. Por un momento se sintió en la gloria, ya soñando despierta con su querida banda ninja en la cabeza, aunque su bonito sueño fue opacado por el aura depresiva de cierto rubio detrás de ella.
Giro de reojo su mirada y por primera vez se mostró confundida, para ella era raro ver al rubio en ese estado, estaba temblando peor que una maraca siendo agitada por un niño, su cara se estaba poniendo azul mientras parecía gritar algo en su cabeza.
-- ¿Finalmente terminaste loquito o que te pasa? -- le pregunto con brusquedad al sentirlo demasiado ansioso.
Casi de manera tétrica el rubio subió su mirada con el rostro pálido y los ojos como si acabara de ver a un fantasma. Incluso el perro sintió un escalofrió al verlo.
Sin pensarlo puso su mano sobre el rostro del rubio, con algo de fuerza, pero sin mala intención.
-- ¡Itte!
-- Cambia esa cara, espantas a Shiromaru... y a mí también.
-- Lo siento, ttebayo.
Mimi soltó un suspiro quitando su mano del rostro ajeno.
-- Genial -- pensó con sarcasmo al verlo ahora con una mueca triste -- ahora me siento culpable -- tuvo un tic en su ojo antes de abrir la boca -- ¿Qué es lo que te pasa que estas tan nervioso?
-- Ese es uno de los Jutsus que peor se me dan, ttebayo.
Para la castaña eso era difícil de creer, no porque confiara en que el rubio tuviera talento, sino por el mero hecho de que ese jutsu era uno de los más fáciles de hacer, por algo se los enseñaban en la academia.
¿En verdad no lo sabía hacer o solamente le estaba tomando el pelo?
Quiso por primera vez decirle unas palabras reconfortantes, aunque no se le diera bien hacerlo y también porque no era su amiga ni nada cercano, podría ser un payaso, pero no quería tomar a la ligera todas las veces que le reventaba el tímpano gritando a los cuatro vientos que sería Hokage.
-- ¡Inuzuka Mimi!
La estaban llamando, era su hora de demostrar lo que valía. Se levantó con seguridad digna de un miembro de su clan y se encamino al aula donde ya lo estaban esperando dos profesores, Iruka - sensei y Mizuki - sensei.
Sacó a Shiromaru que estaba cómodo en su abrigo y lo coloco en el suelo.
-- Puedes comenzar.
Mimi no tardo en formar los sellos correspondientes y gritar.
-- ¡Bunshin no Jutsu!
Nubes blancas aparecieron alrededor de la chica en señal de que el jutsu había sido realizado y cuando estos comenzaron a disiparse en ambos lados de ella había dos clones idénticos.
Había logrado hacer cuatro copias perfectas.
-- Muy bien hecho Mimi -- le dijo su profesor cuando vio las cuatro copias bien hechas -- Felicidades, estas aprobada, puedes tomar tu banda.
Las copias de Mimi desaparecieron cuando Shiromaru comenzó a correr en círculos producto de la emoción.
Iruka fue testigo de cómo los ojos esmeraldas de la niña brillaban de emoción mientras tomaba una de las bandas azules.
-- Muchas gracias, sensei.
Era claro que no sabía que aun debía pasar una prueba más, pero oigan, ella no lo sabía así que debía disfrutar siquiera un poco aquel triunfo.
Conforme pasaba el tiempo, Mimi podía confirmar que el examen de graduación había sido sencillo, todos sus compañeros estaban celebrando con sus padres sobre su aprobación en el último ejercicio, incluso ella junto a su hermano estaban siendo felicitados por su madre y su hermana mayor.
-- Era obvio que mis dos hijos pasarían la prueba -- la madre de ambos castaños estaba con el orgullo hasta arriba -- ese examen era cosa de niños.
-- Te daré la razón esta vez madre -- Kiba estaba con el orgullo igual de alzado que su madre -- solo un tonto desaprobaría un examen tan fácil.
En medio de sus risas su pie siente un fuerte dolor, producto de una fuerte pisada que fue regalo de su querida hermana menor.
-- ¡Oye! ¡Me dolió, Mimi! -- le grito -- ¡¿A que vino eso?!
Agradecía que ni su madre ni su hermana notaran que había pisado el pie de su hermano apropósito. No podía creer que su hermano podía ser tan desconsiderado.
-- ¿Podrías ser un poco más empático? -- le murmura entre gruñidos moviendo su cabeza hacia un lado -- Idiota.
Su mirada paso por un momento por su compañero de traje naranja y cabello rubio que estaba mirándolos a todos con una mirada que por un largo segundo hizo que su corazón se sintiera pesado.
En el salón no habían tardado en correr los rumores que su compañero, Uzumaki Naruto había sido el único alumno que no había logrado pasar el examen de la academia. Conocía los chismosos que eran los demás y lo confirmo al escuchar con demasiada claridad como dos mujeres comenzaban a hablar pestes de él.
Nunca logro entender cuál era el afán de mirar al chico con esos ojos llenos de repulsión y odio, por un tiempo pensó que era por sus bromas, pero luego se quitó esa idea pues en realidad las bromas del chico eran inofensivas a final de cuentas.
-- Hmp, par de mujeres estúpidas -- insulto en su cabeza mirando a ese par de feas civiles -- estoy segura que ni siquiera fueron a la academia, pero se jactan mucho como si fueran la gran cosa.
Su hermana mayor Hana, se dio cuenta de las miradas llenas de molestia que les lanzaba Mimi hacia ambas mujeres que no notaban para nada la mirada afilada de la Inuzuka.
-- Vamos a casa -- le dijo tomando el hombro de la pequeña -- hoy cocinare todo lo que les gusta así que andando.
Su madre seguía riendo orgullosa de sus dos ''cachorros'', como les decía algunas veces, mientras Hana llevaba a su hermana menor de la mano y su otro hermano iba por su propio pie.
-- ¿Qué les gustaría comer hoy? -- pregunto con la intención de que su hermana dejara de ver al rubio del columpio.
Había funcionado, pues los menores Inuzuka la estaban mirando muy entusiasmados.
-- ¡Carne! ¡Mu~cha carne! -- exclamaron a la vez en una sincronización, tanta que incluso ambos giraron a verse sorprendidos y hasta avergonzados.
Ahora era el turno de Hana de reír con gran fuerza.
Por curiosidad, Shiromaru giro su vista hacia el chico que había estado viendo su humana, pero ya no estaba.
[...] En la noche.
En la casa de la familia principal de los Inuzuka se estaba comiendo un gran festín, incluso los perros ninja de todos los integrantes comían su propio festín hecho para ellos.
Incluso los dos hermanos estaban sonriéndose entre ellos comiendo sin parar la deliciosa carne que su hermana mayor había hecho especialmente para ellos.
-- Coman más despacio, la carne no va a desaparecer -- ambos hermanos se miraron con las mejillas llenas de carne y luego tragaron.
-- Lo siento.
La matriarca de la familia, Tsume, no dejaba de mirar a sus dos hijos, pasando su mirada del uno y del otro. Sin quererlo ambos habían vuelto a discutir.
-- ¡Bájale a tu orgullo unas dos rayitas! -- Mimi estaba con el ceño fruncido mientras tomaba otro pedazo de carne -- ¡Por eso es que el idiota ese del Uchiha te supera tan fácil!
-- ¡Ja~! -- el contrario se mostró claramente ofendido -- ¡No quiero escucharlo de ti! ¡Seguramente eres otra admiradora de ese idiota!
De inmediato la menor golpeo la mesa con su palma abierta, su ceño fruncido mostraba su indignación por tal asqueroso pensamiento, o al menos era lo que quería expresar, porque Kiba era de todo menos ciego y podía notar claramente las mejillas levemente rojas de su hermanita.
-- ¡Pues que poco me conoces! ¡Preferiría salir con Chouji que con ese Uchiha con complejo de superioridad! -- grazno realmente molesta por la suposición de que ella tenía sentimiento por el ultimo Uchiha -- Primero muerta que con ese Uchiha -- pensó inflando una de sus mejillas en un gesto infantil.
Tsume miraba a sus dos hijos discutir hasta que su hija mayor le ofreció una botella de sake que agradeció con una tenue sonrisa.
-- Son tal para cual -- soltó para su primogénita quien rio un poco -- igual de escandalosos.
-- Creo que no somos quienes para decir eso, ¿No? -- ella logro darse cuenta de la burla por lo que solo chasqueo la lengua.
-- Tch, silencio.
-- Jajajajaja.
Por su parte los perros ninja los veían entretenidos e incluso divertidos, sus colas se movían mostrando su felicidad. La interacción entre todos los miembros Inuzuka era realmente divertido.
Hubo un pequeño momento donde Akamaru y Shiromaru se voltearon a ver, como preguntándose si debían intervenir en las peleas de sus dueños, pero luego negaron, era divertido verlos pelear y en lo que pelean la comida caía de la mesa y ellos podían aprovechar.
Todos ganaban al final.
[...] Tiempo después.
Con estómagos que no daban para más, Mimi y Shiromaru estaban relajados en la cama de la chica, disfrutando de la paz blindada por esa noche tan pacífica.
-- Ese Kiba -- comenzó a murmurar -- ¿Cómo se atreve a decir siquiera que me gusta ese estúpido de Sasuke?
Shiromaru ladro dos veces y ella no pudo evitar llevar una almohada a su rostro, queriendo calmar el calor en sus mejillas.
-- ¿Tienes que recordarme eso? -- le pregunto a su amigo peludo -- Solo era una niña.
Otras palabras dichas por el perro hicieron que la castaña diera una pequeña pataleta.
-- Está bien, está bien, lo admito, lo acepto -- soltó un suspiro resignado mientras apoyaba su mentón en su mano -- pero no porque Sasuke me haya gustado cuando era una niña significa que me gusta ahora, mejor dicho, estoy segura de que mis gustos han cambiado mucho.
Shiromaru la miraba escéptico y se lo hizo saber conforme a sus ladridos.
-- ¡Que no me gusta! -- le grito.
Hubo un momento donde se puso a meditar ese tiempo cuando tuvo ese pequeño y corto enamoramiento con el Uchiha, todavía recordaba cómo era tan patética que hasta se escondía cuando este le dirigía la mirada.
Aunque bueno, seguía siendo mejor alumna que todas las demás de la academia, si su madre se hubiera enterado de que su hija había bajado sus calificaciones por andar enamorada de un chico... ¡La mata!
Estaba segura que había quedado como la mejor kunoichi, pero no podía decir lo mismo en los ninjas en general, le daba un dolor en su orgullo admitirlo, pero no por nada el otro era un Uchiha.
-- Ahora que recuerdo... mamá dijo que nos asignarían a grupos... -- soltó sin pensarlo mucho.
Mimi comenzó a recordar uno por uno a todos sus compañeros, intentando hacerse una idea de cómo sería con algunos de ellos como compañeros. Si era sincera no recordaba a la gran mayoría, solo con los que más convivía, como su amigo el vago o el comelón.
Después de un largo debate consigo misma, solo tenía algo claro, no quería débiles en su equipo. Ella quería avanzar rápido en su carrera como ninja, así que lo haría más rápido si sus futuros compañeros estaban en su mismo nivel.
Por su parte Shiromaru veía con una gota en su cabeza como su dueña giraba en su cama intentando pensar sobre su futuro en un grupo de genin.
Seguía siendo una niña al fin y acabo.
-- ¡Ya se! -- de un salto salió de la comodidad de su cama, corriendo hacia su escritorio, sacando una hoja en blanco y sobre de uno de sus cajones y tomando una de sus tantas plumas que remojo la punta con tinta negra.
El pequeño Shiromaru, sabiendo lo que estaba haciendo su dueña, permaneció tranquilo en todo el tiempo que le tomo a la chica escribir una larga carta de desahogo.
Cuando Mimi se sintió satisfecha por su escrito, metió la hoja en el sobre y coloco los datos correspondientes, como si de en verdad fuera a enviar una carta a alguien especial.
Lástima que el destinatario no recibiría la carta jamás.
Mientras Mimi estaba en la comodidad de su hogar, con solo el mero pensamiento sobre sus futuros compañeros y una carta que nunca podría ser entregada, un rubio de ojos azules que compartía clases con ella estaba robando un pergamino prohibido que contenía diferentes jutsus, en especial uno que ayudaría al rubio a cumplir su sueño.
[...] Tiempo después.
Puede que, para los más jóvenes, la sorpresa de saber quiénes serán sus compañeros y nuevo profesor y líder era un completo misterio.
Pero era claro que había alguien detrás de la decisión sobre la formación de los equipos, en este caso era el Tercer Hokage, Sarutobi Hiruzen.
-- Sasuke, Mimi y Naruto en el mismo grupo... -- pregunto el profesor del salón en el que pertenecían los tres alumnos -- ¡Pues claro! Sasuke y Mimi fueron los primeros de los 27 graduados en licenciarse y Naruto, por el contrario, fue el último... Sería para conseguir un equipo equilibrado, ¿No?
Para Iruka todo estaba muy claro, además de que juntando a los dos más prodigiosos de la generación podrían ayudar a Naruto no solo en nivel de poder sino también en nivel de disciplina. En cierta forma le parecía la mejor opción, incluso le estaba poniendo sus esperanzas a la única Kunoichi del grupo para que le pusiera más disciplina al rubio hiperactivo.
Aunque para Hiruzen su idea de unir a esos tres era distinto al contrario, el por qué solo lo sabía él, pero si había algo que ese anciano podía asegurar con certeza, es que criando a esos tres jóvenes shinobis de la manera correcta podrían volverse un grupo muy poderoso.
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