XXXIV | ¡parad!
—¡es simplemente un no!— grito Emmett inmediatamente la chica informó sobre sus intensiones.
—¡no te estoy pidiendo permiso!— lo reto con la mirada molesta— te estoy avisando y punto, iré con alice junto a ustedes.
—¿por que no puedes irte con tu padre y ya?— exclamó molesto—¡estas literalmente dándole lo que quiere!
—¿sabes las veces que Bella tuvo pesadillas con esa desgraciada o las veces que tuve ataques de asma por miedo a ella?— gruño molesta— necesito estar ahí cuando la atrapen, ¡necesito que la atrapen!
Emmett de cierta manera entendía, Venus era el tipo de persona que necesitaba ver las cosas para estar cien por ciento segura y ver a Victoria atrapada o muerta podía eliminar aquel constante miedo de que la pelirroja hiciera daño no principalmente a ella pero a la gente que quería.
—hagamos un trato— suspiro cansado el peli negro.
—no tenemos que hacer ningún trato Emmett te repito que no te estoy pidiendo permiso, no eres ningún de mis padres.
—no, pero sabes muy bien que si le pido a los demás que no te dejen ir no lo harán— se acercó a ella— y por más inteligente y rápida que seas nunca encontrarás el sitio a tiempo.
—puedo siempre pedir ayuda a Paul— se levantó de la cama del chico.
—Ambos sabemos que el chucho será un idiota pero no permitiera que hagas tal tontería— rió el chico— ¿quieres ir? Hagamos un trato.
La chica se giró mirándolo fijamente, siempre podría tratar otra cosa...
—Ni siquiera trates, estoy muy seguro de lo que digo y quiero no podrás doblegarme— se refiero a su don el chico.
Venus suspiró rendida.
—¿que quieres Emmett?
—tu vas con nosotros, te quedas junto a esme y la semana que viene nos vamos a Italia juntos— se acercó peligrosamente a ella.
Aquella constante cercanía era lo que la hacía casi doblegar, sabía que cuando Emmett quería algo lo obtenía era un engreído, caprichoso. Un jodido engreído, caprichoso del que estaba enamorada.
—Bien, pero nos quedaremos en casa de mi padre— sonrió alejándose de él.
En casa del hombre rendía al menos la seguridad de que Emmett no lograría nada pues estaba totalmente aterrado del padre de Venus.
—¿con Damiano?— susurró refiriéndose al aterrador fuerte y casi de su altura padre italiano que parecía mafioso de Venus y que en ocasiones anteriores había amenazado con quemarlo.
—Con Damiano— sonrió de lado feliz— serán unas vacaciones increíbles— se burló de la cara del chico.
—bien— suspiró rendido.
—quería preguntarte una cosa más antes de irme— recordó— ¿sabes algo de lo que está pasando en Seattle?
—Hemos estado vigilando la situación en Seattle desde hace un tiempo— informo.
—¿son vampiros?— se refirió a los causantes.
—es muy evidente, muertes y desapariciones inexplicables. Si la situación se vuelve todavía más evidente os Voulturis interferirán— confirmó sus sospechas.
—si van a Seattle, pueden venir aquí— susurro nerviosa—si ven que sigo siendo humana...
—Tranquila, no llegarán a esos extremos aparte no es Aro quien revisa estas situaciones— la calmo— son los vampiros menores de la corte, tú le interesas a los mayores.
—si, parece que los viejos tienen algo conmigo— se burlo del chico refiriéndose a su edad.
—y los chuchos preadolescente también— ataco devuelta.
[...]
—Embry encontró a su impronta— susurró Paul a su lado acariciando su mano.
Venus se apoyó en su hombro sonriendo tristemente.
—eso es bueno, debe estar muy feliz.
—lo está, es una chica buena— sonrió de lado— no para de hablar de lo que sintió al encontrarla...
—y sabes que no fue lo que sentiste conmigo— levantó la cabeza para mirarlo— lo sé, lo entiendo perfectamente— acaricio su mejilla.
—odio esto, que por una estupida unión de lobos no pueda estar contigo— miro la arena de la playa molesto— siempre podría ignorar la imprimación.
La chica negó rápidamente.
—Claro que no, ¿viste como terminó eso para Sam?— le recordó— Leah teniendo sufriendo demasiado, Emily perdió a su prima y Sam sufrió demasiado con ambas.
El chico suspiró pues por más que quería negarlo sabía que la chica tenía razón.
—eso no cambia que te quiera, lo sabes ¿no?
La chica sonrió levantándose y estirando la mano al chico.
—sabes yo no creo sólo en las almas gemelas en el sentido del amor— comenzó a entrar al agua— creo que existen las almas gemelas en el sentido de amistad, Aisha para mi siempre será mi persona esa amistad que en siglos no encontrará igual— comenzó a mojar al chico— tu eres lo mismo para mi, eres mi persona.
El chico sonrió comenzando a correr tras ella entre risas.
—Prométeme que aún así no te levantarás mañana y volverás con la sanguijuela— advirtió cuando la tuvo cargada en sus hombros.
—no te preocupes, tengo que hacerlo sufrís con papá antes de eso— se burló.
[...]
Los Cullen se encontraban en medio del bosque esperando la llegada ya prevista de la pelirroja.
Esme no se alejaba de Venus en ningún momento.
—¿estás segura de que aquí fue donde la viste?— preguntó Carlisle a su hija.
Jasper se acercó a la de pelo corto al no obtener respuesta por unos segundos.
—Ya casi está aquí—susurro.
La tensión en aquel momento era mucha, los minutos parecían horas mientras esperaban a la chica.
Venus realmente pensaba que victoria debería superar las cosas y buscar un nuevo amor pero luego recordaba que según lo que le habían contado esme y rose, cuando un vampiro se enamoraba era para la eternidad.
—¡a la izquierda!— gritó la chica de la nada.
Todos los Cullen salieron corriendo en la dirección indicada por la chica.
—¡no podemos quedarnos aquí!— se quejó Venus al ver que esme no se movía.
La mujer rió sabiendo que la chica no dejaría de quejarse hasta no ver lo que estaba pasando.
—sube a mi espalda.
Venus abrió los ojos.
—¿segura? Peso mucho...espera cierto súper fuerza— recordó subiendo a la espalda de la mujer.
Quien siguió la dirección de los demás.
Emmett estuvo apunto de atraparla cuando la chica literalmente lo lanzó contra un árbol fuertemente.
—¡Em!— gritó preocupada.
—estará bien— aseguró esme.
La pelirroja cruzó al otro lado del Río causando que todos los Cullen se detuvieran fuertemente.
—está en el territorio de ellos — los freno Carlisle, territorio de lobos.
Territorio de por aquel famoso tratando los Cullen no se podían permitir cruzar.
Venus lo pensó un segundo, podría meterse a la cabeza de victoria y hacerla saltar de este lado.
Cuando los Cullen comenzaron a correr otra vez la chica trató de usar toda su concentración para hacerla cruzar de este lado.
—Se escapará— gritó Thomas molesto.
Viendo como la pelirroja seguía corriendo sin dudar.
Pero todo cambio cuando los lobos muy conocidos para la peli negra comenzaron a perseguirla.
—No, no lo hará— gritó Venus ahora.
Todos corrían de ambos lados tratando de atrapar a la mujer que tenía meses molestando ambos territorios.
ven.
ven.
ven.
Venus seguía tratando de hacerla cambiar de lado cuando por fin lo hizo.
Jasper estuvo apunto de volverla atrapar cuando una vez se escapó, pero esta vez Emmett estaba demasiado cerca de ella.
Solo había un problema las intensiones de volver a cruzar de la chica eran obvias y las de Emmett de seguirla también.
—¡No lo hagas!— le grito esme a su hijo sintiendo como el corazón de Venus se aceleraba todavía más, si era posible.
Pero lo había hecho, las ganas de atrapar a la única razón por la que la persona que amaba no se sentía segura eran mayor que la preocupación por el tratado.
El problema era otro, Paul no dudo dos veces antes de lanzarse contra él decidió a atacarlo y Emmett no se quedaba atrás.
Venus bajó de la espalda de esme corriendo para colocarse entre ambos chicos que parecían listos para matarse.
—¡Parad!— gritó mirándolos a ambos— tenemos un problema en común, que gracias a ustedes grandes idiotas acaba de escapar ¡felicidades!— el lobo bajo su cabeza y Emmett también miro al piso, parecían dos niños regañados. Cosa que no estaban lejos de ser.
Los dos parecían esperar para ver que camino tomaría la chica.
—¡no me iré con ninguno de los dos!— les grito— me voy con Jasper quien parece ser el único chico con cabeza en todo forks— los miro mal.
El lobo gruñó a Emmett quien le dio una mirada de superioridad pues la chica se había decidió ir con su familia, mirada que se borró luego de segundos cundo la italiana tomó una piedra y la lanzó en su cabeza.
—¡no lo hago por ti, idiota!
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