LVIII | aunque estemos lejos
( los capítulos se vuelven más cortos por que quiero alargar un poco la historia)
—Así que, ¿te gustó Egipto?— preguntó Benjamín sonriente a la italiana que asintió.
—Me encanto, ayudamos a mucha gente allá y espero de alguna manera poder seguir haciéndolo en un futuro.
—Eres muy buena persona— afirmó el chico.
—Con quienes se lo merecen, soy del tipo de persona que piensa que no todo el mundo se merece ser tratado con bondad— explicó la chica— tal vez sea por algún tonto trauma o suene como una mala persona pero soy así.
—En parte lo entiendo pero no pienso igual, creo que sin importar que se debe tratar a alguien con bondad ya es problema suyo si no te tratan igual— respondió el chico.
—Tal vez algún día cambie de idea.
—¡Historias de guerra!— gritó con emoción Jacob sentándose junto a los demás.
—Creo que los demás están haciendo el manequin challenge— señaló emmett con confusión a los que estaban parados —¿es así que se llamaba, Vee?
—Si viejito, es así— sonrió la chica levantándose para sentarse en las piernas de su esposo.
—Nombren cualquier batalla americana, yo estuve allí— apareció de la nada Garrett.
—Pequeño gran cuerno— sonrió Jacob.
—Estuve a punto de morder a Custer, pero los indios llegaron primero— explicó el castaño.
—Claro que lo hicieron— guiñó un ojo con superioridad Paul.
—Trata el asalto de Oleg a Constantinopla, el no ganó eso solo— comentó Kate sentándose sobre Garrett.
—Si hablamos de batallas, hablemos de la guerra de once años— interrumpió el irlandés— nadie hace rebeliones como los irlandeses.
—Habéis perdido la guerra de los once años— le recordó garrett.
—Si. Pero fue una tremenda rebelión— rieron todos.
—Esperen si hablamos de rebeliones y guerras, hablemos de imperios— se levantó la italiana— nadie pudo gobernar tanto y hacer tantas cosas como los romanos.
—Punto para la asesina— señaló Garrett— habéis hecho de todo pero para las rebeliones sois de lo peor.
—¡Tenemos hasta un himno de guerra antifascista muy pegadizo!— defendió la chica.
—Nada comparado con nosotros— Vladimir tomó asiento junto a su acompañante y los demás— cuando nosotros regíamos, teníamos todo presas, diplomáticos, chupamedias. Tal era nuestro poder pero nunca nos pusimos sombreros blancos o dijimos que éramos santos.
—Fuimos honestos respecto a lo que éramos— siguió su Stefan.
—Estuvimos quietos por mucho tiempo, no notábamos que nos estábamos petrificando.
—Tal vez los Vulturis nos hicieron un favor cuando quemaron nuestros castillos— sonrió el pelinegro.
—Hemos esperado mil quinientos años para devolverles ese favor— terminó el albino.
[...]
—¿trajiste lo que te pedí?— pregunto la chica a su hermana quien asintió entregándole la pequeña bolsa.
—Me tomó rato encontrarlos pero aquí están— le mostró lo que había buscado en su casa a la chica quien sonrió— ¿son lo que querías?
—Muchas más Bells, gracias— besó su mejilla para dirigirse a la carpa donde sus hijos reían ligeramente—¿no deberíais estar durmiendo?— pregunto — estoy muy segura que vuestro papá os dijo que os durmierais hace al menos una hora.
—Es que estábamos jugando a inventar historias mamá, lo sentimos— se defendió el pelinegro.
— Aveces si invento historias sueño con ellas en vez de mis pesadillas— aclaro dando una hermosa sonrisa la otra pelinegra.
Venus no pudo evitar sonreír y lanzarse en medio de las dos bolsas de dormir siendo abrazada por ambos niños.
—Quiero daros vuestros regalos de navidad— se acomodo moviendo la bolsa que estaba en su mano— son una cuántas cosas que creo queráis— abrió está viendo la curiosidad de ambos niños— este anillo me lo dio mi madre, era de mi abuela y ya que es tan simple pensé que podrías usarlo— se lo entrego a Apolo— mande a escribirle algo dentro.
El niño lo tomo leyendo lo que decía.
—sole mio— leyó el niño sonriente.
—Apolo es el dios del sol y tu eres un pequeño solecito— beso su cabeza mientras este se lo colocaba— te queda un poco grande pero dentro de poco sé que te quedará bien.
—¿para mi?— pregunto Stella emocionada.
—Esto es algo que tengo desde pequeña— sonrió estirando el pequeño collar con varios dijes— este dije de avión me lo di tu tía bella y este me lo dio el abuelo Charlie.
Mostró el collar que su familia se había encargado de llenar a través de los años.
—Estos dije de aquí— señaló dos uno de estrella y un sol— me los dio vuestro padre cuando desperté y este— mostró uno de un planeta y otro de un hada— los mande a agregar, este planeta es Venus como yo y este es una hada por que llamo a vuestro padre así. Quiero que tengáis estas cosas de nosotros siempre para aunque estemos lejos, nos sientan cerca.
—Gracias Mamma— sonrió la niña tirándose sobre su madre.
Venus no dudó en abrazarlos.
—Mañana sin importar lo que pase quiero que nunca os alejéis de Paul y Leah, ¿entendido?— señaló— sin importar que pase, que escuchéis y si es necesario que os lleven a un lugar seguro.
—Prometido— asintieron los mellizos.
—Ahora a dormir par de diablillos— loa abrazo sintiendo como la preocupación en ambos, no eran tontos y sabían que si su madre decía aquello era por que algo podria pasar.
Cuando Venus vio que ambos estaban bien dormidos salió de allí para buscar a Emmett y acurrucarse en su pecho mientras todos seguían contando historias.
—Alguien esta cariñosa— besó su cabeza el pelinegro—¿pasa algo?
—Solo quiero que me abrases— murmuro esta sintiendo como los brazos de este la rodeaban de inmediato— nuestra relación siempre se basó en molestarnos y jodernos la paciencia aún así te amo mas que mi vida emmett, ¿lo sabes?
—Cariño supe desde que te vi por primera vez que no eras de las románticas y te amo por eso mismo, aparte tampoco es que yo sea el mejor romeo— sonrió tranquilizándola— ¿a que viene esto?
—Solo quería decírtelo, cambiaste mi vida para bien y mereces saberlo.
—Tu pusiste mi mundo de cabeza en apenas segundos Venus di Santi— tomó su rostro— si tuviera aquí morir mil veces para llegar a encontrarte lo haría sin dudarlo.
—Oh por dios os podemos oír, ¿os calláis?— se quejó el padrino de la chica.
—¡Por que tienes que interrumpir el momento!— lo golpeo Bella.
—¡No puedo aguantar este romanticismo!— respondió este quejándose por el fuerte golpe de la castaña, quien lo volvió a golpear.
—¡Bella no golpees a Fabrizio!— trató de detenerla su esposo y rápidamente el italiano se encontraba corriendo con la castaña tras de él y Edward detrás de esta.
—Siete mil a que termina golpeando a Edward— apostó Thomas a Carlisle.
—Ocho a que los entierra en la nieve— se metió Rosalie.
—Nueve a que os termina golpeando a ustedes— respondió Carlisle.
—¿Sois así siempre?— pregunto Benjamin.
—Normalmente soy yo la que golpea a alguien cosa que termina en Emmett riendo, bella tratando de que yo no golpee a nadie y Edward corriendo tras de ella para dejarme tranquila— respondió Venus— pero en pocas palabras somos una familia extraña.
—Pero felices— sonrió Esme.
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