022. A Dragon's Loyalty

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━━ chapter 022
a dragon's loyalty

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EN BERK NEVABA nueve meses del año y granizaba los otros tres. Pero lo más frío llegaba a finales de año, donde las tormentas de nieve y las heladas aterrorizaban el hermoso paisaje con un duro contraste. Pero eran vikingos, y los vikingos no permitirán que el duro invierno les quitase el orgullo. Tenían... problemas de terquedad.

(Y en el caso de Valkyrie, una cuestión competitiva.)

Las laderas de las montañas, cuando estaban cubiertas de nieve, eran el paisaje perfecto para las carreras de trineos. Por lo general, cuando eran niños, cogían las ruedas de los carros y los empujaban ladera abajo sentándose dentro para ver quién llegaba antes al fondo. Ahora que tenían dragones, desde luego, Valkyrie estaría decidida a ver si Zephyr era tan rápido contra la nieve como en el aire y si era incluso más rápido que Toothless, porque ella quería ese título por una vez.

Chilló de júbilo, haciendo frente al frío que le punzaba en las mejillas con una sonrisa en la cara. Su abrigo de vellón invernal ondeaba al viento detrás de ella al tiempo que dirigía a Zephyr ligeramente hacia la izquierda, alejándose de un grupo de árboles nevados. Al mirar por encima del hombro, le envió a Hiccup una expresión de triunfo por ir delante. Él entrecerró los ojos juguetonamente, y ella se echó a reír. A la altura de su nuca, él tenía una sola trenza tejida con hierba invernal, y Valkyrie sintió que el corazón le daba un vuelco.

¡Concéntrate! Se dijo a sí misma.

Lista para hacer travesuras y decidida a ganar, Valkyrie se inclinó hacia adelante y le susurró a Zephyr:

—Eh, Zeph, lancemos un poquito de nieve —su dragón quizás era tan competitivo como ella, y no dudó en arrastrar su cola por el suelo, enviando una ola de nieve hacia Hiccup y Toothless.

Sus ojos se abrieron y se apartaron del camino con rapidez.

—¡Whoa! ¡Oye, Val!

—Oops —respondió Valkyrie inocentemente—, ¿he sido yo?

Hiccup se burló de ella con buen humor. Él y Toothless se lanzaron hacia adelante. Al pasar junto a ella, Valkyrie apretó los dientes, molesta. Entonces, de la nada, el ala de Toothless se extendió, bloqueando su camino. Ella empujó ligeramente a Zephyr hacia atrás para que no chocaran.

—¡Ey! —se quejó. Intentó ver, mirando hacia arriba y hacia abajo, pero el ala de Toothless seguía su movimiento—. Eso no es justo... ¡AHHH!

Valkyrie se llenó la cara de hojas y nieve de una rama que la golpeó en la nariz. Escuchó a Hiccup reírse de su miseria mientras se limpiaba la nieve de la cara.

—Así que esas tenemos, ¡¿huh?!

—¡No tengo ni idea de qué me estás hablando, Milady! —dijo Hiccup por encima del hombro.

Se centró en la pendiente de enfrente y Valkyrie aprovechó la oportunidad. Apretando la mandíbula, golpeó a Zephyr en el cuello dos veces, su señal para una llamarada rápida. Respondió de inmediato, disparando una corta ráfaga hacia una montaña nevada en el camino de Hiccup. Explotó y él y Toothless giraron para esquivarlo. Valkyrie sonrió alegremente y tomó la delantera nuevamente.

¡EH! —gritó Hiccup.

—¡Ha sido idea de Zephyr! —respondió, sonriendo—. ¡Pero yo la apruebo! —se rió victoriosa, extrañando la suave sonrisa de Hiccup ante el brillo en sus mejillas.

Pero se borró por algo parecido a un trueno detrás de ellos. Hiccup frunció el ceño, miró hacia atrás, y sus ojos pronto se abrieron para ver una nube de nieve caer en cascada: una avalancha.

—Uh oh... —soltó. Al girarse, gritó—: ¡Valkyrie!

Miró hacia atrás, confundida hasta que lo vio. Jadeó.

—¡Oh, dioses, Zephyr, arriba!

Se lanzaron al aire. Hiccup intentó seguirlos. Desdentado saltó, solo para volver a caer. Hiccup miró hacia atrás y su corazón dio un vuelco al ver su cola de tela congelada.

—¡Se le ha congelado la cola! —él lloró. La ola de nieve se acercaba cada vez más, unos segundos más, y Hiccup y Toothless quedarían bajo ella.

Valkyrie lo oyó e inmediatamente hizo girar a Zephyr.

—¡HICCUP! —gritó, lanzándose hacia él mientras se acercaban a la cornisa.

Sacudió la cabeza, tratando de agitar su brazo hacia ella.

—¡No! No, ¡vuelve! —con el corazón en la garganta, trató de arreglar la cola del dragón. La cornisa se acercaba cada vez más y la avalancha estaba justo a sus pies, atronando en sus oídos.

Valkyrie no lo escuchó.

—¡Acércate, Zephyr! —ordenó, y ella y su dragón se lanzaron en picado hacia Hiccup y Toothless. Apenas podía oír sus propias palabras debido al rugido de la avalancha, pero logró superarla. Presionada contra el cuello de Zephyr, entrecerró los ojos con determinación. Extendió la mano, estiró sus dedos hacia Hiccup, sus dedos se rozaron y casi lo agarró...

Y entonces llegó la nieve.

Los cuatro cayeron sobre el cañón y se adentraron en la oscuridad de abajo. Valkyrie chilló y se agachó para alcanzar a su dragón, pero estaba demasiado lejos. Toothless pasó por su lado, chillando alarmado y moviendo las patas. Escuchó los gritos de Hiccup y estaban a tan solo unos momentos de impactar. Valkyrie hizo todo lo posible por darse la vuelta para poder aterrizar de la manera más segura e intentar atrapar a Hiccup al mismo tiempo, pero ya era demasiado tarde: golpeó el suelo y se encontró con oscuridad absoluta.

No sabía si había quedado inconsciente o no, porque no había diferencia en la luz cuando abría los ojos y los cerraba. No tenía idea de dónde estaban los dragones o Hiccup, y cuando se movió, se encontró con un frío glacial que hizo que su grito se atascara en el fondo de su garganta.

—¿Hi-Hiccup? —gritó a la escarcha.

Por un aterrador momento, pensó que estaba sola, hasta que escuchó su voz responder con un ligero escalofrío.

—¿Valkyrie?

Ella extendió la mano hacia su voz, desesperada por sentir algo: calidez, conocimiento de que no estaba sola, que él estaba bien...

—¿Hiccup? ¿Dónde estás?

—Aquí —le oyó decir y se arrastró hacia el sonido. Cuando Valkyrie percibió el calor de su brazo, se aferró a él y sintió cómo la acercaba hasta que pudo rodearla con sus brazos, y luego ella a él. Valkyrie hundió la cabeza en su hombro, rogando que le diera calor en medio del frío glacial. Temblaba, al igual que Hiccup, pero era reconfortante saber que ambos estaban bien y juntos.

—¿Estás bien? —ella le preguntó.

—Sí, sí —su aliento avivó su cuello, calentándola—. ¿Y tú?

Considerando que le dolía todo el cuerpo por la caída, Valkyrie no lo sabía con honestidad, pero asintió con la cabeza en su hombro de todos modos y simplemente lo abrazó con más fuerza.

—¿Dónde están los dragones? —lo escuchó decir entonces.

El espacio a su alrededor se iluminó de repente. Valkyrie miró hacia arriba y sintió que su respiración se desvanecía al ver a Toothless y Zephyr soltar explosiones y llamaradas hacia la nieve encima de ellos.

—¿Toothless? —soltó Hiccup.

—¿Zephyr...? —Valkyrie frunció el ceño.

Los dragones continuaron disparando hasta que se abrió un agujero en la nieve y la luz del día cayó en cascada hacia la oscuridad.

—Whoa... —soltó Hiccup, y Valkyrie no pudo evitar estar de acuerdo. Sus dragones estaban por encima de ellos, con las alas extendidas sobre los dos adolescentes para protegerlos de la nieve que caía; sus estómagos se calentaban y vibraban. Los estaban protegiendo.

—¡Veo luz! —dijo Hiccup, mirando a través del agujero. Valkyrie sonrió.

—¡Vamos a salir de aquí!

—Mira lo que han hecho... —murmuró mientras los dragones los miraban, ronroneando y comprobando si estaban bien. Valkyrie sintió la nariz de Zephyr rozar su frente con cariño y de repente sintió la necesidad de llorar.

—Nos han salvado la vida —sonriendo, se giró para mirar a Hiccup y darse cuenta de lo cerca que estaban. Su respiración se cortó cuando las puntas de sus narices se rozaron; su corazón se aceleró, su estómago dio un vuelco e inmediatamente lo empujó, alejándose lo más posible de él. Se acomodó contra el vientre de Zephyr y supo que se estaba riendo.

—Uh... um... —Hiccup se rascó la nuca—. Osea, um...

—Sí...

—Um —se aclaró la garganta—, estamos a salvo...

Valquiria asintió, nerviosa.

—Eso creo... —sus nervios se dispararon, y parecía que la única forma que conocía de expresarlos (es decir, frente a Hiccup hoy en día) era darle un puñetazo en el hombro.

¡Ay!

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APENAS SE LIBRARON de la nieve y el hielo, e Hiccup arregló la cola congelada de Toothless, él y Valkyrie alzaron el vuelo para regresar a Berk. Ansiaban contar la historia de la heroicidad de sus dragones para salvarlos, y ansiaban olvidar el aire incómodo que se instaló entre ellos al recordar lo cerca que habían estado en aquel hueco. Pensar en ello causó revoloteos en el estómago de Valkyrie. Ignoraba su significado, pero sentía lo mismo que había sentido aquella noche en que besó a Hiccup en la mejilla, en la cala, después de aquel vuelo, y cuando lo besó en el Gran Salón en Snoggletog...

La confundía, así que lo obvió, empujando a Zephyr a ir más deprisa. Una vez que alcanzaron a los demás, ocuparon la torre de vigilancia que solían tener para ellos solos; desde allí arriba podían ver todo Berk. Se sentaron junto a Hiccup, con sus dragones a sus espaldas, y explicaron a los demás lo que habían vivido.

—... ¡Así que los dragones usaron sus alas para bloquear la nieve! —decía Hiccup. Valkyrie asintió, estando de acuerdo. Levantó una mano hacia Zephyr y él la encontró para rascarse. El propio Toothless dio un golpecito para llamar la atención, y Val se rió entre dientes y también le rascó la nariz. Los demás parecían asombrados, incluso Snotlout, que tenía la boca abierta.

—¡Nunca había oído nada igual! —exclamó Fishlegs, sonriendo—. ¡Ni en el Libro de los Dragones!

—¡Lo sé! —dijo Valkyrie, dejando de acariciar a los dragones para inclinarse hacia adelante por su emoción—. Fue increíble, ¡fue como si sus instintos protectores se activaran!

—¿Quién iba a decirlo? —añadió Hiccup, mirando a Toothless con ternura—. Los dragones con los que hemos luchado durante años nos rescataron.

—Sí —asintió Val, sonriéndoles a los dos. Su vínculo era algo muy especial—. Si no fuera por ellos, nos habríamos muerto congelados —se inclinó hacia Zephyr nuevamente; su vínculo con él también era muy especial.

—Pues podríamos haberos abrazado para entrar en calor —dijo Fishlegs.

Y ahí estaba.

Con los ojos muy abiertos, Val trató de ocultar su sonrojo mientras miraba nerviosamente a Hiccup. De inmediato, los dos amigos se alejaron, negándose a mirar a los demás y en lugar de eso jugaron torpemente con su cabello. Compartieron una risa forzada.

—Uh...

—¿Quién hubiera hecho eso?

—Es asqueroso...

Snotlout se inclinó más hacia Astrid, quien estaba sentada a regañadientes a su lado.

—Eh, Astrid. Si tienes frío... —le tendió los brazos, frunciendo los labios desagradablemente. Ella soltó una mueca de disgusto y golpeó la catapulta por encima de ellos. Se sacudió y la nieve cayó pesadamente sobre el rostro de Snotlout—. ¡Eh!

Abajo, llegaron los únicos Jinetes de Dragones que faltaban, llamando a Hiccup con voces que sonaban tan similares como sus apariencias; no era de extrañar que la gente tuviera problemas para distinguirlos.

—¡Eh, Hiccup! —llamó Tuffnut, con las manos alrededor de la boca—. Tu padre te está buscando.

Ruffnut se rió disimuladamente, ansiosa por meterse en problemas.

—Parecía enfadado.

Hiccup parecía inexpresivo. Al levantarse, soltó un suspiro.

—Está enfadado desde que nací. Pero seguro que no está relacionado.

Subió a lomos de Toothless, despegando a los aires. Valkyrie los vio irse, odiando cómo su estómago volvía a tener revoloteos constantes. Snotlout frunció los labios mientras se quitaba la nieve de la cara.

—¡Bueno! Ya que se han ido, vayamos a asustar a las ovejas de Mildew.

Astrid rodó los ojos.

—Eso lo hacéis tú y los gemelos. Yo tengo cosas más importantes que hacer. Vamos, Stormfly —alcanzó a su dragona, que la izó sobre su espalda. Mirando a Val, arqueó una ceja—. ¿Una carrera hasta las afueras de Berk?

—¿A eso lo llamas importante? —Snotlout frunció—. Oh, vamos, Astrid...

Al saltar a lomos de Zephyr, Valkyrie dio un codazo a la catapulta y Snotlout volvió a quedar cubierto de nieve. Se rió mientras se unía a Astrid en el cielo. Las dos chicas comenzaron su carrera alrededor de Berk, probando sus nuevos trucos y giros. Valkyrie subió a Zephyr al cielo, feliz ahora que tenía una silla de montar y no tenía que aferrarse a las cuerdas. (O no tener las piernas y el trasero doloridos tan pronto.)

Astrid giró boca abajo junto a ella, pasó rápidamente y tomó la delantera. Sonrió al mirar por encima del hombro al ceño fruncido de Valkyrie.

—¿Me vas a contar lo que pasa con Hiccup el Horrendo o me toca adivinarlo por mi cuenta?

Valkyrie odiaba saber que se estaba sonrojando tanto como su pelo.

—¡No sé de qué estás hablando! —dijo, y descendió en picado, pasando por alto a Astrid y adelantándola con un rápido aleteo en el aire. Sintió que Zephyr le devolvía el coletazo a Stormfly como diciendo: ¡Ja! ¡Chúpate esa, lenta!

Al hacerlo, ahuyentaron a un rebaño de ovejas para que no fueran acorraladas.

—¡Perdón! —las chicas gritaron y el Silencioso Sven les lanzó el puño con frustración.

—¡Oh, por favor! —Astrid inclinó a Stormfly mientras se daban la vuelta, su pelo rubio volando detrás de ella en su trenza—. Vi cómo os alejasteis de un salto en cuanto Fishlegs soltó eso.

—¿Y quién no lo haría? —Valkyrie respondió, ansiosa por que cambiaran de tema—. ¡Es super incómodo!

Astrid rodó los ojos, pero dejó que la conversación continuara.

—¡Stormfly, las espinas! —su dragona agitó la cola, y rodeó de nuevo a la oveja de Sven con un solo disparo certero. Valkyrie hizo lo suyo para ayudar, ordenando a Zephyr que se lanzara en picado y recogiera suavemente entre sus garras a una descarriada y la dejara caer de nuevo con el resto. Las chicas continuaron su camino.

—¿Por qué estará enfadado el padre de Hiccup? —preguntó Val, y las chicas dejaron de pelear en la carrera para volar al mismo ritmo una al lado de la otra.

—¿No te has enterado? —Astrid inclinó la cabeza de un modo similar a un Deadly Nadder—. Los yaks no producen leche y las gallinas no ponen huevos... y se avecina una tormenta. ¿No has oído cómo Bucket se echaba a llorar?

—No. Estaba sepultada bajo la nieve.

Con Hiccup...

Ante ese comentario, Valkyrie golpeó un patrón corto en el cuello de Zephyr y él siguió la orden, extendiendo su ala en el camino de Stormfly y arrojándola a ella y a Astrid fuera de su curso.

¡Eh! —chilló, y volvieron a su carrera.

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TIENE QUE HABER otra forma mejor de predecir tormentas que el cubo y las patas de gallina de Bucket —se quejó Ruffnut, masajeándose el trasero por la caída en la academia. El yak que la había derribado se alejó de Barf y Belch, lo que Valkyrie admitiría, no era la mejor opción para asegurar a los animales diciéndoles que los dragones no les harían daño. Sólo tenían tres días hasta que llegara la tormenta, y la idea de Hiccup de demostrar al ganado que no tenían nada que temer no estaba llegando a ninguna parte.

—Sí —estuvo de acuerdo Tuff, peleando con una gallina a permanecer quieta en sus brazos—. A lo mejor pueden comprobar el viento, o lo que hay en el aire.

Los gemelos compartieron una mirada y luego se burlaron.

—No, eso no funcionaría —dijeron juntos.

Afuera, el viento arreciaba y el cielo se oscurecía por nubes de tormenta. A Valkyrie le resultaba difícil oír por encima de las mareas del viento y los choques del océano contra las paredes de los acantilados, pero apretó los dientes y siguió, empujando su yak hacia Hookfang. Hiccup tiraba de sus cuernos al otro lado, su pierna de metal patinaba y creaba chispas en el suelo de piedra.

—Venga, grandullón —dijo con los dientes apretados—. Tú puedes. Vamos... —las cabezas de Hookfang y Stormfly se inclinaron con interés hacia los animales. El yak gritó alarmado y trató de escapar. Valkyrie puso los pies en el suelo, sin dejar que lo intentara—. Si te caerán muy bien cuando los conozcas.

—¡Sí! —exclamó ella—. Los dragones dan miedo, pero no son más que unos reptiles gigantescos... —eso sonaba mejor en su cabeza.

—¡Como Snotlout! —Tuff soltó una risita y Snotlout lo levantó por la túnica, con el puño listo para golpear.

Sin embargo, vaciló y entrecerró los ojos.

—Tú eres el chico, ¿no?

Tuffnut se quedó helado.

—No —dijo en su mejor personificación de Ruffnut.

Hookfang debió haber molestado a Stormfly (como de costumbre), y ella le gruñó en señal de advertencia. El yak gimió y se alejó al galope. Valkyrie estuvo a punto de ser atropellada. Dejando escapar un suspiro de frustración, se cruzó de brazos y miró al yak que se acurrucaba junto a las jaulas.

Astrid alzó su mirada hacia el cielo tormentoso.

—Esto no va a ninguna parte.

—Vale —los ojos de Fishlegs se iluminaron con una idea—, ¿y si lo vemos desde la perspectiva de los animales? —se puso de rodillas y caminó hacia Zephyr que estaba limpiando sus alas cerca de Stormfly—. ¡Oh, hola, señor Dragón! Yo sólo soy una ovejita... paseando por aquí... haciendo cosas de ovejas... ¡baaa! ¡Baaa! —Zephyr se detuvo y miró a Fishlegs con una mirada que Valkyrie solo podía describir como: ¿qué hace este estúpido?—. No parece tan grande y...

Zephyr abrió la boca y le rugió a Fishlegs. Chilló y se alejó pesadamente a gatas, escondiéndose debajo de Meatlug. Zephyr resopló, complacido y volvió a limpiar sus alas.

—¡Lo siento! —gimió Fishlegs—. Pero esta vez estoy con las ovejas.

Valkyrie se pellizcó el puente de la nariz y se acercó a Astrid, con la que compartía su derrota. Hiccup trató de mantener la positividad, pero incluso él se estaba quedando corto con miradas preocupadas hacia la tormenta que se avecinaba.

—A ver —se acercó a la pequeña familia de ovejas que robaron de la granja de Mulch y Bucket—, yo he aprendido que cuando tienes una experiencia positiva con algo que te asusta, deja de darte miedo.

Se encontró con la mirada de Val, y ella apretó los labios, sabiendo que tenía razón. Ella había tenido miedo de Toothless, decidido a matar a todos los dragones que podía, y entonces él le había mostrado otro lado, uno que cambió su moral para siempre.

Hiccup condujo a las ovejas hacia Hookfang.

—Vale, allá vamos... Por aquí... —se volvió hacia los demás—. Eso es lo que hay que hacer con estas ovejas. Tenemos que demostrarles que no tienen nada que temer...

Hookfang estornudó y la oveja baló alarmada, huyendo de la llama que iluminaba las puntas de su lana. Astrid jadeó y se apresuró a detenerla, y Valkyrie ya estaba allí para detener la llama con sus mangas.

Hiccup se tiró de los pelos, ahora tan desesperado como el resto.

—¡Como sigamos así, nos quedamos sin huevos y sin leche!

La cosa no mejoró. El caos se apoderó de la arena; yaks, gallinas y ovejas correteaban por todas partes, los dragones causaban estragos y los adolescentes tropezaban con sus propios pies para intentar calmarlos a todos. La tormenta empeoraba cada vez más, y Valkyrie tenía la terrible sensación de que les quedaban menos de tres días para solucionarlo. Hiccup estuvo a punto de darse un trompo, pero Toothless lo atrapó antes de que cayera de bruces contra la piedra.

—Gracias, campeón —le murmuró a su dragón antes de secarse el sudor de la frente. Sí, estaba sudando en medio de una tormenta invernal que se avecinaba—. Otra forma de conseguir que los animales superen su miedo es demostrarles que a los dragones también les dan miedo algunas cosas.

Astrid asintió, apartándose el flequillo de la cara.

—Podría funcionar. ¿Os acordáis de Magnus el Despiadado? A mí me aterraba hasta que vi que a él le daba miedo la oscuridad.

Tuffnut frunció el ceño.

—Así que por el día era el Despiadado... —movió sus dedos misteriosamente.

—... y por la noche —continuó Ruff—. ¡Tuffnut!

Él le dio un codazo y ella tropezó hacia un lado.

—¡Eh! —la señaló con el dedo—. ¡Es un problema de verdad!

—Yo solo digo que, al saber que él tenía sus miedos, a mí me dio menos miedo —Astrid los detuvo antes de que pudiera surgir una pelea.

—Creía que los Hofferson estaban hechos para no tenerle miedo a nada —murmuró Snotlout, y Astrid lo fulminó con la mirada. Agarró su hacha, la levantó y fue a atacar, pero Hiccup se puso delante de ella.

—Sí —dijo, tratando de calmarla—, así que mostraremos a los yaks que los dragones también tienen sus miedos —Astrid guardó su hacha a regañadientes, y cuando Hiccup estuvo seguro de que no atacaría a Snotlout, se dirigió a la cesta de pescado y sacó dos anguilas. Pasando junto a los yaks y fue hasta los dragones, levantó las anguilas y estos se molestaron. Valkyrie vio a los yaks inclinar la cabeza y chasqueó los dedos.

—¡Creo que está funcionando!

Hiccup le envió una sonrisa, feliz de que estuviera impresionada, hasta que la anguila se le resbaló de la mano y cayó delante de Hookfang. Se puso de los nervios y chilló, golpeando a una oveja contra la pared con la cola. Su sonrisa se desvaneció y volvió a tirarse del pelo con un gemido frustrado. Val frunció los labios y se acercó arrastrando los pies.

—No te preocupes —le dijo, poniéndole una mano en el hombro, e Hiccup se irguió de inmediato.

—¿Que no me preocupe? —dijo rápidamente—. ¡No estoy preocupado! ¡¿Parezco preocupado?!

Ella arqueó una ceja ante la sonrisa que él intentó enviarle y que se convirtió más bien en una mueca. Valkyrie le apretó el hombro. En el cielo cayó un rayo y Toothless aguzó el oído. Miró hacia arriba con el resto de ellos y le oyó gimotear de preocupación mientras la nieve empezaba a caer (genial, pensó, hasta el mismísimo Vástago del Rayo y la Muerte está preocupado).

—No creo que sean tres días —murmuró.

—¿Y si les enseñamos que tienen muchas cosas en común con los dragones? —sugirió Fishlegs, y Astrid le frunció el ceño—. Ambos ponen huevos, ¿no? ¡Un Terrible Terror puso la semana pasada! —corrió hacia el nido abierto que tenían para observación (por si Hiccup o Fishlegs necesitaban añadir algo al Libro de los Dragones) y cogió un áspero huevo verde. Lo puso delante de las gallinas y todas esperaron ansiosas con la esperanza de que tal vez funcionara. Los ojos de Valkyrie se abrieron de par en par cuando rodearon el huevo y una de las gallinas saltó encima de él. Ella sólo esperaba que no fuera como un huevo de Gronckle y...

¡Boom!

... Explotara.

—Oh, por el fantasma de Odín —suspiró Astrid, viendo al bebé Terrible Terror salir volando y golpear a las gallinas, haciéndolas graznar—. Vamos a morirnos de hambre.

Al ver la expresión del rostro de Hiccup, Valkyrie le lanzó a Astrid una mirada rápida y penetrante, y ella hizo una mueca de dolor para disculparse.

—Tranquilo —trató de asegurarle Val—. Aún podemos...

—¡Todo el mundo fuera, ha llegado la tormenta!

Siete pares de ojos, incluidos sus dragones, se dirigieron hacia las puertas de la academia, donde Gobber y Mulch entraban aprisa. Arriba, cayeron más relámpagos y poco después resonaron truenos. Los ojos de Hiccup se abrieron como platos.

—Es... ¡espera! ¡No hemos avanzado nada con los animales!

Gobber empujó a algunos de los yaks hacia la entrada.

—¡Tu padre quiere a todo el mundo en el Gran Salón!

Hiccup, tan terco como siempre, sacudió la cabeza y se mantuvo firme.

—Llévate a los demás. Yo tengo que quedarme aquí para seguir enseñando a los animales. Aún les temen.

Agarrando una gallina con ayuda del garfio, Gobber espetó:

—¡Las gallinas congeladas no ponen huevos! ¡Hay que meter a los animales en el establo!

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OLVIDÉMONOS del establo.

El establo estaba hecho un desastre. La nieve había caído con fuerza aquí arriba, en las afueras de Berk, cerca de las laderas de las montañas, y el establo quedó completamente cubierto sin posibilidad de entrar. Valkyrie hizo una mueca, encontrándose con la mirada de Astrid y viendo una mirada similar. Esto no era bueno. Temblaba, incluso con su abrigo de invierno y sus botas. Los vikingos estaban hechos para el frío, pero esto era otra cosa. No recordaba la última vez que había caído una tormenta tan fuerte.

—¡No hay otro sitio para guardarlos! —se quejó Mulch.

Valkyrie miró la gallina que tenía a sus pies y se agachó para recogerla, sosteniéndola cerca para darle un poco de calor. Hiccup arrastró los pies en la nieve con aprensión.

—¿Y el Gran Salón? —ofreció.

Mulch lo miró fijamente.

—¿Cómo...? ¿Y dejar a los dragones y a los animales bajo el mismo techo? —la idea sonaba ridícula ahora que lo decía así—. Sabes que no funcionará.

Hiccup negó con la cabeza.

—¡No tenemos elección! —inició el camino de regreso cuesta abajo—. Vamos.

Pese a las miradas nerviosas, todos siguieron a los animales montaña abajo. El viento y la nieve eran cada vez peores y les nublaban la vista. La tormenta se instalaba rápidamente. Valkyrie apenas podía ver nada más que blanco. Sus dientes castañeteaban, su piel estaba áspera por el frío; no le sorprendería que su pelo tuviera carámbanos. Pero aguantaron (al fin y al cabo eran vikingos, gajes del oficio). El camino hacia el Gran Salón no era largo, pero con este tiempo, era un maratón. Las flores que Valkyrie llevaba en el pelo se volaron hacía rato, y los copos de nieve se posaron en su cabello. Si se tratara de cualquier otro momento, y no de una horrible tormenta a punto de estallar, se tomaría un momento y se maravillaría al ver cómo cada copo de nieve, diferente del anterior, descendía como si fueran estrellas fugaces.

—¡Procurad no juntarlos! —la voz de Gobber sonaba distante en el viento a pesar de que él estaba cerca.

—¡Por aquí! —Astrid empujó a una oveja descarriada de regreso al grupo, como si la nieve no la molestara en lo más mínimo.

Fishlegs la ayudó, persuadiendo al ganado con palabras como:

—¡Vamos, vamos! ¡Vamos! ¡Oh, por aquí, chicos!

Un rayo cayó sobre un árbol cercano. Asustada, Valkyrie soltó a la gallina que tenía en brazos y ésta agitó las alas salvajemente. Los dragones retrocedieron sobre sus pasos, asustados. Las púas de Stormfly salieron disparadas para defenderse y golpearon el cuello de Hookfang, prendiéndole fuego. Ay, Thor, Valkyrie tuvo tiempo de maldecir. ¿Qué te hemos hecho para merecer esto?

El fuego hizo que las ovejas, los yaks y las gallinas huyeran en todas direcciones para salvarse. Los vikingos intentaron desesperadamente atraparlos, solo para caer, ser demasiado lentos o ser atropellados, como Snotlout.

—¡Ay! —gritaba—. Vale, ¡me duele todo!

Hiccup apretó la mandíbula. Valkyrie conocía esa mirada mientras corría hacia Toothless y montaba en la silla. Ella lo imitó, alcanzando el cuello de Zephyr y alzándose también sobre su dragón. Gobber frunció el ceño.

—¡¿A dónde vas?! —exigió.

Deslizando su pie de metal en la palanca de la silla, Hiccup dijo:

—¡Voy a por ellos!

—¡Olvídalo, Hiccup! —dijo Gobber—. ¡Jamás conseguiremos encontrarlos con esta tormenta!

—¡Con Toothless, sí! —Hiccup tiró de la cola para ponerla en su lugar—. Tengo que intentarlo. Si no lo hago, moriremos de hambre.

¡No! ¡Tu padre me matará si te lo permito!

—¡Lo siento, Gobber! —echó a volar, y Valkyrie se estabilizó y con un chasquido de lengua, Zephyr echó a volar tras él.

Gobber intentó detenerla, corriendo en la nieve, pero con su muñón de madera no podía moverse rápido.

—¡Eh, vuelve aquí! —se giró hacia Astrid, ya sin aliento mientras montaba en Stormfly—. Astrid, hazles entrar en razón y... ah, no, no, no, ¡¿tú también?! —ya estaban en el aire. Gobber se tiró de la barba—. ¡Astrid! —a su alrededor, el resto de los jinetes también se subieron a sus dragones, y las órdenes de Gobber quedaron varadas en la nieve, al igual que él—. ¡Volved aquí! —les gritó—. ¡Todos!

El cielo se oscureció cada vez más mientras buscaban en el bosque. Valkyrie estaba helada desde los dedos de las manos hasta los pies, pero apretó la mandíbula y siguió a Hiccup esquivando árboles. Toothless iluminaba el camino frente a ellos con una explosión, pero tenían que espaciarlo: tenía un límite de seis llamaradas. Valkyrie se estremeció, tenía los dedos tan fríos que temió no poder sacarlos de la silla.

Hiccup miró a los otros jinetes desde su hombro.

—¡Encontrad todos los que podáis! —ordenó—. ¡Los llevaremos de vuelta al Gran Salón!

Fishlegs levantó una mano temblorosa.

—¿Podemos pasar por mi casa? Me gustaría coger mi abrigo de pieles.

—¡Mira esto! —gritó Tuffnut por encima del viento. Se dio un puñetazo en la mandíbula y luego se echó a reír—. Tengo tanto frío que ni me noto la cara —Ruff frunció el ceño y se estiró para abofetearlo ella misma, tan fuerte que Tuff casi se cae del cuello de Belch—. ¡No lo he notado!

Su hermana refunfuñó.

—¡Así ya no es divertido!

Valkyrie hizo todo lo posible por ignorarlos, lo cual no era tan difícil, oteando hacia abajo a través de la ventisca para tratar de encontrar ganado, pero era más complicado de lo que resultaba ver a través de la noche completamente negra, sobre todo cuando las gotas de hielo le golpeaban las mejillas como piedras afiladas. Se elevaron hasta un claro e Hiccup señaló hacia abajo.

—¡Ahí están! ¡Vamos!

Valkyrie siguió su mirada y vio un grupo de yaks apiñados en la tormenta.

Se inclinó hacia delante y Zephyr la siguió; bajaron hacia el ganado con Hiccup. Al ver a los dragones, los animales de granja se lanzaron al galope cuesta abajo. Se separaron, tratando de seguirlos a todos.

—¡Yaks a la izquierda! —escuchó a Fishlegs en el viento.

—¡Gallinas a la derecha! —dijo Snotlout, pasando rápidamente junto a Fishlegs—. ¡Eh, que estoy volando! ¡Gallinas, por aquí! Seguidme por aquí. Vamos... Espera, ¿a dónde vas? ¡AAAAAHHHHHHHH!

Valkyrie ni siquiera quería saber qué había sucedido. En cambio, se centró en las ovejas.

—¡Por aquí! —las llamó, colocando al grupo en la posición correcta—. ¡Astrid, ahora!

—¡Stormfly! —gritó ella.

Una andanada de púas rodeó a las ovejas, bloqueándolas. Valkyrie dejó escapar una risa de victoria, logrando levantar una mano para chocar los cinco con Astrid mientras pasaba volando, hasta que Snotlout reapareció.

¡AAAAAAAHHHHHH! —él y Hookfang volaban sin control, pasando junto a las ovejas, rompiendo las espinas y permitiéndoles escapar. Valkyrie se puso aún más roja de furia.

—¡Snotlout! —ella le gritó—. ¡¿Qué haces volando así?!

—¡TÚ INTENTA ATRAPAR UNAS GALLINAS CON UN DRAGÓN QUE NO TE HACE NI CASO!

(Para ser honesta, Valkyrie tampoco le haría caso.)

Apretando los dientes, hizo girar a Zephyr para intentar reunir a todas las ovejas nuevamente. Astrid ayudó, pero sus ojos se abrieron al ver a un grupo de tres desviándose demasiado. Señaló a través de la tormenta.

—¡Hiccup! ¡Ovejas descarriadas!

Él y Toothless pasaron hacia la pared del acantilado, pasando a Astrid con un giro rápido para evitar golpearse entre sí. Volaron a través de la tormenta de nieve y Valkyrie alzó la vista. Vislumbró una oveja caerse por el borde y Toothless se abalanzó para salvarla, atrapándola con sus garras. Hiccup sonrió.

—¡Buen trabajo, amigo!

Valkyrie regresó la mirada a sus ovejas, pero una ráfaga de nieve y viento estuvo a punto de lanzarla hacia el suelo. Ella se aferró, dejando escapar un "¡Whoa!" Una vez se calmó, no pudo ver dónde estaban las ovejas. Sólo veía blanco. Con un gruñido tenso, hizo girar a Zephyr y se dirigió hacia Hiccup.

—¡La tormenta está empeorando! ¡No veo nada!

Dejando la oveja nuevamente en el suelo, Hiccup le dijo a Toothless:

—Vamos, amigo, alumbra —en el azul y violeta sónico, vieron dos figuras encorvadas en la nieve—. ¡Yaks extraviados delante de vosotros!

—¡Ya los veo! —bramó Tuffnut, señalando—. ¡Son enormes!

Él y su hermana se lanzaron a la nieve. Con las enormes garras del Zippleback, recogieron un yak en cada pata.

—¡Tengo a los yaks! —la voz de Tuff resonó.

A medida que regresaban, Valkyrie empezó a ver a los yaks con más claridad... y de hecho, no eran yaks. En cambio, las dos figuras que se peleaban en el agarre de Barf y Belch eran Stoick y Gobber.

—¡Bajadme de aquí! —Stoick les gritó a los gemelos—. ¡Ahora mismo!

Los gemelos compartieron una mirada asustada e inmediatamente dejaron caer a los dos vikingos en la nieve. Los demás fueron hacia ellos, sorprendiendo a Gobber apoyándose junto a un yak y gritando:

—¡¿Te parezco que soy un yak?!

Valkyrie miró de él al yak a su lado, y no pudo evitar pensar, bueno...

Bajaron. Hiccup saltó de Toothless y se acercó a su padre. Stoick lo fulminó con la mirada.

—¡No deberías estar aquí afuera, Hiccup! —los demás lo siguieron. Valkyrie se estremeció mientras caminaba hacia ellos, con las mejillas escocidas.

Hiccup bajó la cabeza y su cabello ondeó con el fuerte viento.

—Papá, siento haberte defraudado.

Stoick suspiró y puso una mano suavemente sobre los pequeños hombros de su hijo.

—No es culpa tuya, hijo. Te llevaré de vuelta.

—¿Por dónde? —preguntó Gobber.

—¡Sigue nuestras huellas! —Stoick miró hacia atrás y vaciló. Las huellas que habían dejado eran inexistentes, ya que se las había llevado la nieve.

Gobber gruñó.

—No va a ser cosa fácil.

Todos se estremecieron. Valkyrie sintió que se le revolvía el estómago al pensar en quedarse atrapada aquí, sin saber dónde ir. Acercándose a Hiccup, sus brazos y piernas se sentían como si fueran hielo. El resto de los adolescentes no se encontraban en mejor estado.

—Jefe —Fishlegs soltó un quejido. Stoick se volvió hacia él—, ¿qué hacemos ahora?

Se quedó mirando sus temblores por un momento; los niños generalmente eran fuertes y actuaban más maduros de lo que realmente eran. Pero aquí, ahora mismo, eran exactamente eso, sólo niños asustados.

—Todos —dijo, y extendió sus fornidos brazos—. Acercaos.

El grupo se acurrucó, de espaldas al viento frío. Valkyrie estaba hombro con hombro con Hiccup y Astrid, con los pies doloridos, las manos heladas y los ojos secos por el viento. Frotó sus brazos para intentar darles algo de calor, pero fue un mal intento. Se iban a congelar aquí.

Tras ellos retumbaban golpes en la nieve. Unas sombras se elevaron. Al sentir el cálido aliento de un animal sobre su cabeza, Valkyrie levantó la vista. En torno a ellos, sus dragones formaban un círculo con las alas extendidas contra el viento y la nieve. Era como en la caída, pero mucho más grande. Valkyrie observó cómo unían sus alas, envolviendo a sus humanos en un abrigo de calidez y protección. El viento dejó de golpear su piel, y una oleada de alivio bañó su figura, permitiéndole desplomarse y mirar con absoluto asombro.

—¿Qué hacen? —preguntó Stoick, e Hiccup soltó una sonrisa.

—Nos están protegiendo.

Valkyrie sonrió y su calidez atravesó la nieve.

—Es su instinto natural.

Aquella noche, todos se acurrucaron durante la tormenta entre el fuego de sus amados dragones; criaturas, vikingos y animales de granja por igual. Las gallinas se acurrucaron con las ovejas, los yaks se arrastraron junto a los vikingos y Valkyrie apoyó la espalda en el vientre de Zephyr a medida que empezaba la más peculiar de las amistades.

(Pero como dijo Hiccup y Valkyrie había experimentado, una experiencia positiva lo cambiaba todo...)

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¡muchas gracias por 30k leídas!

si a alguien le interesa, tengo un fanfic de frozen aka winter's waltz, de elsa x fem!oc. lo escribo con mi amigo y nos haría ilusión que lo leáis porque es la primera vez que escribimos de algo animado :)

aquí tenéis un dibujito de toothless con una de las coronas de val <3

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