011. Hiccup The Horrendous II

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━━ chapter 011
hiccup the horrendous
(not so horrendous?)
part two

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A LA MAÑANA SIGUIENTE, las tensiones eran altas. Se cernían sobre Berk como nubes bajas de tormenta, haciendo que a Valkyrie Frode, que salió fuera esa mañana, le pareciera difícil respirar. Su respiración profunda duró poco, llena de preocupación por lo que sucedería hoy. Hiccup lucharía y mataría al Monstrous Nightmare, y Valkyrie ahora sabía que no podía hacerlo; o que no lo haría. Él le prometió que tendría un plan para la mañana, pero ella tenía la sensación de que ese plan sería estúpido y peligroso y... está realmente preocupada, ¿de acuerdo?

Valkyrie nunca se vio a sí misma preocupada por Hiccup el Horrendo: el vikingo menos vikingo de todos juntos. Pero aquello fue antes de que su mirada se ampliara. Durante todo este tiempo, Val sólo había visto lo que había en la superficie, y no quería ver nada más. Había sido víctima de sus propias ideas sobre los demás... había sido estrecha de miras con Hiccup, con su hermano, con los dragones...

Como el dragón que debía "matar" hoy.

La pasada noche cambió muchas cosas para Valkyrie, más rápido de lo que debería cambiar la testaruda mente de cualquier vikingo. Fue como encontrarse de repente con un fuego cálido en la nieve; hizo que su cerebro se resquebrajara y jugueteara con todo lo que le habían enseñado y creía saber, y ahora era un revoltijo de emociones que normalmente mantenía reprimidas. Volaban de su interior, y no se encontraba con la misma libertad que sentía en aquel dragón con Hiccup en el aire. Culpaba de ello al hecho de haberle besado en la mejilla; ¡estaba abrumada! ¡Sumida en adrenalina! Esa era la única explicación de por qué pasó de odiar a Hiccup a sentirse así y hacer lo que había hecho.

Pero al haber pasado, Valkyrie no podía dar un paso atrás para volver a ser como era antes. La noche le hizo ver las cosas de manera diferente, y ahora Valkyrie no podía, o mejor dicho, no quería, verlas de otra manera. Hiccup le enseñó la libertad, y ella siempre anheló una así.

Y ahora estaba preocupada por él porque era idiota y lo que fuera que estuviera planeando hacer con ese Monstrous Nightmare probablemente no terminaría bien.

(Muchas cosas cambiaron de la noche a la mañana... Encontró el Nido del Dragón, obtuvo una visión diferente de los dragones, besó a Hiccup en la mejilla, ahora está preocupada por Hiccup...)

—Oye —una figura la alcanzó mientras se dirigía a la arena. Valkyrie miró a su hermano que caminaba a su lado. Asrifth se rascó la nuca—, ¿te puedo preguntar algo?

Ella frunció el ceño.

—¿El qué?

Valkyrie no quiso sonar tan agresiva, pero no pudo evitarlo. Así era ella, especialmente cuando estaba preocupada por algo.

—¿Qué hiciste con el mazo de papá?

—¿Cómo dices? —se hizo la tonta.

—Te conozco, ¿entiendes? —Asrifth se cruzó de brazos—. Nunca habías perdido ese mazo. En los cinco años que lo has tenido nunca lo has puesto en falta. ¿Y ahora, de repente, lo has perdido?

Por un segundo, Valkyrie pensó en contarle a Asrifth lo que había sucedido. Él siempre se mostró diferente con los dragones, y a ella le resultaba frustrante, pero ahora veía que tal vez tenía razón. Sin embargo, le prometió a Hiccup (y a Toothless, en realidad), que mantendría esto en secreto. No quería romper esa promesa.

—Lo perdí —le dijo ella—. Ya está. No es tan difícil de entender. Estaba enfadada por perder, así que fui al bosque para descargar mi enojo y lo perdí.

Sabía que Asrifth no le creía, pero cambió de tema.

—Papá no está enfadado contigo —Valkyrie le dio una mirada que decía, ¿ah, sí? Asrifth hizo una mueca—. Vale, puede que un poquito. ¡Pero no por haber perdido! Está decepcionado por no haber podido verte matar a un dragón... supongo, no decepcionado contigo...

—Gracias por intentar hacerme sentir mejor, As —dijo Valkyrie—, pero sé que soy la causa de esa decepción.

Val avanzó y bajó por los senderos del acantilado hacia la arena, con el corazón apesadumbrado. Ya podía escuchar los vítores, a kilómetros de distancia, de "¡Hiccup! ¡Hiccup! ¡Hiccup!" y podía imaginarse la expresión de su rostro; los labios fruncidos, las miradas tímidas hacia otro lado, el rascarse la nuca... Aprendió mucho sobre él tratando de descubrir su secreto, ¿vale?

Dejó a su hermano para rodear la puerta de entrada donde Hiccup esperaba. Parecía un espantapájaros, con un casco demasiado grande para su escuálido yo en sus pequeñas manos. Valkyrie se acercó y se sintió incómoda. La última vez que lo vio, lo besó en la mejilla. ¿Cómo tendría que actuar ahora?

Sin decir una palabra, se paró junto a él, respiró hondo y siguió su mirada hasta donde estaba su padre frente a la multitud. El pueblo entero había venido a ver esto: de pie, hombro con hombro, aglomerándose alrededor de la arena. Un mar de viciosos vikingos esperando que maten a otro dragón.

—¡Bien! —comenzó el jefe—. ¡Por fin puedo volver a dar cara en público! —hubo un coro de risas y Valkyrie hizo una mueca. Miró de reojo a Hiccup, pero no pudo decir cómo le afectaba escuchar a su padre decir eso. Stoick levantó su mano para calmar a la multitud—. Si alguien me hubiera dicho que en unas cuántas semanas, Hiccup pasaría de, bueno, de ser... eh... Hiccup, a quedar el primero en el entrenamiento de dragones, ¡le habría atado a un mástil y mandado a alta mar por haberse vuelto loco! ¡Y vosotros lo sabéis!

Más risas. Otra mueca de dolor. Valkyrie movió nerviosamente sus pulgares.

—Pero aquí estamos —Stoick extendió sus manos nuevamente, y la multitud se calmó—. Y nadie está más sorprendido ni más orgulloso que yo —por el rabillo del ojo, Val vio que la mirada de Hiccup caía, al igual que sus hombros. Sintió una abrumadora sensación de empatía. Sabía lo que era sentir la presión, sentir la necesidad de demostrar su valía ante su padre. Ella e Hiccup se parecían más en aspectos que nunca había considerado antes—. Hoy mi niño se convertirá en vikingo. ¡Hoy será uno de los nuestros!

Hiccup jugueteó con su casco mientras la multitud volvía a vitorear su nombre. Valkyrie respiró hondo y se volvió hacia él.

—Hiccup —comenzó ella, y él encontró su mirada—. Solo... uh, ten cuidado con ese dragón, ¿de acuerdo?

Sus ojos verdes parpadearon con ligera vergüenza mientras volvían a mirar a su padre, quien caminaba hacia su trono entre la multitud. Primera fila para ver su actuación.

—No es... el dragón lo que me preocupa —murmuró Hiccup.

Sí, eran tan parecidos y, sin embargo, tan diferentes. Valkyrie frunció los labios, sintiendo su corazón y su estómago revolotear por la preocupación. Si las cosas iban mal, si Hiccup no podría luchar contra un dragón, incluso si quisiera...

—¿Qué... qué vas a hacer?

Hiccup apretó la mandíbula.

—Acabar con esto. Tengo que intentarlo. Val... —miró hacia atrás, y sus miradas se cruzaron—, si algo sale mal, encárgate de que no encuentren a Toothless.

Asintió. Valkyrie ni siquiera necesitaba pensar en ello.

—Lo haré, lo prometo. Tú prométeme que no saldrá mal.

Fue a decir algo, pero fue interrumpido por el ruido del garfio de Gobber contra las paredes de piedra.

—Es la hora, Hiccup —dijo, y el hijo del jefe se dio la vuelta—. A por ellos.

Por un momento, él se quedó mirando el casco que tenía en las manos; hecho del mismo metal de la armadura que pertenecía a su madre perdida. Hiccup tomó aire y lo colocó sobre su desordenado cabello castaño. Al entrar a la arena, Valkyrie lo miró con los nervios a flor de piel. Quería entrar con él, pero Gobber cerró las puertas antes de que ella pudiera, y no tuvo otra opción que aferrarse al metal y mirar a través de los huecos.

Las ovaciones resonaron en la arena, gritando el nombre de Hiccup. Snotlout, los gemelos, Fishlegs y Astrid estaban entre ellos, de pie cerca del borde, en primera fila. Todos gritaban su nombre junto con gritos de "¡Enséñales cómo se hace!" y "¡Sí! Vamos, Hiccup!", excepto Astrid, que miraba con los brazos cruzados y los ojos entrecerrados. (Seguía un poco fastidiada por lo que había pasado, y Valkyrie no la culpaba. No tenía un dragón que pasara de querer matarla a darle una bonita vista de Berk de la noche a la mañana.)

La arena era gigante en comparación con Hiccup. Y tal vez eran los nervios de Valkyrie, pero parecía una mosca en el centro de una telaraña, atrapada sin posibilidad de escapar. Dio un paso hacia el armamento y le dio una mirada a su padre antes de tomar un escudo y luego una pequeña daga.

Su padre criticó cada movimiento que hacía su hijo con Gobber y la Matriarca Gothi a cada lado de él.

—Yo habría cogido el martillo —les murmuró.

Pasaron segundos antes de que Hiccup asintiera para decirles que abrieran la jaula del Monstrous Nightmare, pero para Val, parecieron horas. Tan pronto como se quitó la madera de las cerraduras, las puertas se abrieron de golpe con un rugido lleno de fuego. Con él, estaba el Monstrous Nightmare, iluminado con llamas desde la cabeza hasta el ala y la cola, y un chillido que hizo que la multitud jadeara y retrocediera. Los dedos de Valkyrie apretaron el metal. Oh, dioses, rezó, por favor, que esté bien, por favor, que salga bien de esta...

El Monstrous Nightmare saltó y se encaramó a los muros de piedra. Avanzó de lado a lado y se acercó al público. Esquivaron por los pelos una columna de fuego que saltó justo entre ellos. Valkyrie sintió náuseas al ver cómo el dragón trepaba por las cadenas metálicas del techo. Su fuego se apagó y aquellos ojos saltones miraron a Hiccup con tal amenaza que incluso él retrocedió unos pasos.

Las garras del dragón rasparon el suelo mientras bajaba, gruñendo al pequeño cuerpo de Hiccup. Alrededor de la arena, el resto de la multitud guardó silencio con anticipación.

Alguien gritó:

—¡Vamos, Hiccup, dale fuerte!

Lentamente, Hiccup se alejó del dragón mientras este lo seguía, con humo saliendo de sus fosas nasales ensanchadas. Dejó caer tanto su daga como su escudo, y hubo algunos gritos ahogados. El niño los ignoró y extendió sus manos hacia el Monstrous Nightmare mientras se acercaba más y más.

La respiración de Valkyrie se entrecortó. Hubo murmullos, susurros de "¿Qué está haciendo?", "¿Qué le pasa?" pero Val sólo mantuvo sus ojos fijos en Hiccup. Él sabe lo que hace, se dijo. Se hizo amigo de un Night Fury, un Monstrous Nightmare debería ser pan comido... ¿verdad?

El dragón gruñó e Hiccup rápidamente exhaló:

—¡Eh, eh, tranquilo! Tranquilo... —tomó su casco y, sin dudarlo, lo arrojó a un lado. Aterrizó en el suelo, arañándolo. Hubo un momento de silencio atónito y su padre palideció—. No soy como ellos.

El Monstrous Nightmare dejó de gruñir, tal vez tan sorprendido como el resto. Valkyrie se acercó a la puerta arrastrando los pies y agarró tan fuerte el barrote que le dolía la palma. Las pupilas del dragón se abrieron, mirando a Hiccup con nueva curiosidad.

Estaba funcionando...

Stoick se puso de pie.

—Que pare el combate —dijo lentamente.

—¡No! —gritó Hiccup, con las manos aún extendidas hacia el dragón—. ¡Quiero que todos veáis esto! No son lo que creemos que son —dijo, fijando los ojos en el Monstrous Nightmare mientras su respiración se calmaba y su nariz se dirigía hacia la palma de la mano de Hiccup—. No hace falta matarlos —más y más, el dragón se acercó a su mano, y el agarre de Valkyrie se hizo más y más fuerte... Casi estaba, el borde de las escamas del dragón rozó las yemas de los dedos de Hiccup...

—¡He dicho que pare el combate! —Stoick golpeó con su martillo las barras, que se abollaron con un fuerte sonido metálico.

Todo fue cuesta abajo justo después.

Sobresaltado, los ojos del dragón volvieron a achicarse hasta convertirse en rendijas. Su mandíbula se ensanchó, y como Hiccup se dio cuenta justo a tiempo, apartó la mano antes de que la mandíbula del dragón pudiera cerrarse y arrancársela de cuajo. Gritó alarmado, alejándose a trompicones del Monstrous Nightmare; sin arma, sin escudo, sin protección alguna.

El estómago de Valkyrie dio un vuelco. El dragón disparó una ráfaga de fuego e Hiccup gritó y salió corriendo del camino. Val golpeó sus manos contra los barrotes de la puerta de la arena.

—¡Hiccup! —lloró.

Antes de que pudiera pensarlo dos veces, Valkyrie buscó el hacha más cercana que colgaba de la pared. Golpeando la hoja contra el suelo y debajo del espacio debajo de la puerta, la abrió lo suficiente como para poder atravesarla.

De pie, corrió hacia él y el dragón. Hiccup corrió hacia el estante de armas, tratando de agarrar un escudo. El dragón lo pisoteó y no le quedó más remedio que escabullirse dando un grito y sin escudo.

—¡Hiccup! —volvió a gritar Valkyrie, esprintando hacia el estante de armas destrozado. Con el pie, elevó un mazo en el aire. Lo cogió con los dedos y lo lanzó contra el dragón con extrema precisión. Le alcanzó en el hocico y se tropezó, golpeándose de cabeza contra el suelo y dando tiempo suficiente a Hiccup para salir corriendo.

Al menos consiguió que el dragón alejara la atención de él.

El problema era que ahora estaba fija en ella.

—Ay, Thor... —alcanzó a decir antes de echar a correr. Esquivó las fauces del dragón por centímetros. Atrapó una de sus flores en el pelo. Sobresaltado, el dragón se detuvo, miró la flor clavada en sus dientes delanteros y estornudó. Con él, se produjo una ráfaga de fuego que hizo gritar a Valkyrie, que rodó por el suelo y se alejó.

Valkyrie regresó al estante de armas y esta vez agarró un hacha y un escudo, encontró a Hiccup y se paró frente a él.

—¡Sal de aquí!

—¿Qué? —exclamó Hiccup—. ¡No sin ti!

—¡Yo me encargo! —ella le dijo—. ¡Vete!

(No podía encargarse.)

Hiccup la ignoró y cuando el dragón se acercó, simplemente la agarró y tiró de ella con él. Juntos, los dos adolescentes corrieron para salvar sus vidas. Patinando sobre la piedra, Valkyrie arrojó el escudo, evitando que el dragón les lanzara otra columna de fuego.

La puerta se abrió de nuevo con un poderoso rugido de Stoick el Vasto. Los levantó y gritó:

—¡Por aquí!

La chica jadeó de alivio y se dirigió hacia la entrada. Llegó hasta Stoick, y él la puso a salvo bajo un brazo gigantesco.

—¡Hiccup! —gritó Valkyrie, haciendo un amplio gesto para que el chico la siguiera. Estaba tan cerca. Su padre también extendió la mano para agarrarlo...

El dragón disparó un paredón de fuego contra la puerta, e Hiccup se detuvo en seco, levantando el brazo para protegerse. Stoick protegió a Valkyrie de la explosión y ella gritó su nombre. Estaba dispuesta a salir de nuevo con el hacha, pero Stoick la detuvo, manteniéndola a distancia.

Hiccup huyó, pegando gritos. El dragón le pisaba los talones. Valkyrie forcejeó, pero no tuvo más remedio que ver cómo Hiccup miraba hacia atrás y perdía el equilibrio. Tropezó, y de inmediato el Monstrous Nightmare lo tuvo en sus garras, que raspaban la piedra alrededor de la pequeña figura del niño. Stoick se puso tenso y tomó su propia arma, listo para correr a salvar a su hijo, pero alguien más ya estaba en camino...

Cada vikingo conocía el sonido. El aumento de la presión en el aire, la forma en que se les erizaba el vello de la nuca. Una inhalación aguda y penetrante que les destrozaba los oídos y parecía llevarse el oxígeno con ella. Valkyrie jadeó y levantó la vista. Toothless saltó por encima de las cabezas de la multitud vikinga y se dirigió a la arena metálica. Con una explosión, desapareció en el interior entre el humo púrpura y azul. Todos se agacharon,

—¡Es un Night Fury! —gritaron—. ¡Al ataque!

Valkyrie no vio más que sombras que luchaban entre el humo; figuras de dos dragones que se enfrentaban entre sí. Oyó los rugidos, los gruñidos, los gritos de desafío. Toothless estaba protegiendo a Hiccup; estaba protegiendo a su mejor amigo.

Cuando el humo se disipó, Valkyrie vio a Toothless patear al dragón lejos de Hiccup. Rodando hacia atrás, extendió sus alas frente a su amigo humano, protegiéndolo con un poderoso rugido que envió al Monstrous Nightmare corriendo de regreso a su jaula.

Hiccup pronto se puso de pie. Trató de alejar a su dragón, mirando temeroso los crecientes gritos enojados de todo un pueblo de vikingos.

—Venga, Toothless, ¡vete de aquí!

Valkyrie sabía lo que iba a pasar antes de que sucediera. Usando su pequeña altura en comparación con Stoick, se agachó debajo del brazo, hacha en mano, y corrió en ayuda de Toothless. Cuando los vikingos saltaron al ring, Val patinó hasta detenerse junto al dragón y, al reconocer quién era ella, la dejó.

—¡Vete! —le gritó.

—¡Vete! —Hiccup lo empujó mientras más vikingos los rodeaban—. ¡VETE!

Pero Toothless se mantuvo firme, listo para protegerlos contra todos los vikingos como había protegido a Hiccup del Monstrous Nightmare. Valkyrie e Hiccup compartieron una mirada angustiada.

Entre los vikingos, estaba el padre de Valkyrie. En cuanto lo vio con el mazo en alto, adornado con sus propios dientes de dragón, y acercándose rápidamente a Toothless, gritó: "¡NO!" y se enfrentó a su arma a medio golpe.

¡Clang! Los pies de Valkyrie patinaron en el suelo. Apretó los dientes, tratando de mantener el ritmo de su imponente fuerza. Al darse cuenta de lo que había hecho, su padre gritó:

—¡Valkyrie! ¡Fuera de aquí ahora mismo!

—¡No! —ella chilló, empujando a su padre y su arma hacia atrás. Él no la lastimaría sin importar qué—. ¡No te hará daño! ¡Deja a Toothless en paz!

El padre de Snotlout se unió al suyo y ella fue a luchar contra él, sosteniendo su hacha.

—¡He dicho que no! —pero su padre la detuvo, agarró el hacha y la desarmó. Toothless gruñó y fue a atacar, pero Valkyrie saltó al frente, empujando al dragón de Hiccup hacia el otro lado—. ¡No! ¡Toothless, no!

—¡Apártate! —gritó el padre de Valkyrie.

—¡Sacadla de ahí! —escuchó a su madre gritar.

—¡Valkyrie! —gritaron sus hermanos.

—¡VAL! —escuchó a Astrid—. ¡Sal de ahí!

En medio del caos, Stoick agarró un arma y cargó contra Toothless. Al verle, los ojos del dragón se entrecerraron. Los ojos de Hiccup se abrieron de par en par.

—¡No! ¡No lo hagas! Papá... ¡Papá, no te hará daño! —Toothless se zafó a empujones del agarre de Hiccup, dirigiéndose directamente hacia su padre—. ¡Para, no! —gritó tras él con impotencia—. ¡Lo estás empeorando todo! —el dragón pateó y apartó a Vikings de su camino, Valkyrie sintió que su padre la levantaba y tiraba de ella. Ella gritó, tratando desesperadamente de hacer que todos se detuvieran.

Stoick lanzó un grito de guerra, y Toothless respondió, saltando sobre él, y los dos cayeron hacia atrás. Al aterrizar en el suelo, el dragón miró a Stoick el Vasto, gruñendo.

—¡NO! —Hiccup gritó mientras la mandíbula de Toothless se abría y la parte posterior de su garganta brillaba de color púrpura—. ¡Toothless, para! ¡NO! —levantó las alas, los ojos de Stoick se abrieron de miedo. Hiccup apretó el pie contra el suelo—. ¡NOOOOOOO!

Toothless se detuvo. Con las orejas aguzadas, cerró la boca y se volvió hacia Hiccup. Él gimió, como una mascota regañada. Hiccup jadeó, sin aliento.

Y los vikingos aprovecharon su oportunidad.

Spitelout golpeó su puño contra la mandíbula de Toothless y éste cayó al suelo. Aterrizó encima y mantuvo la boca cerrada mientras otro vikingo arrojaba su cuerpo sobre su espalda. Toothless gruñó y se quejó, tratando de escapar. Llamó a Hiccup para pedir ayuda y Valkyrie luchó por soltarse de su padre.

—¡No, no, no! —gritó Hiccup—. ¡Por favor, no le hagáis daño! —intentó llegar a su amigo, pero fue retenido. Toothless dejó escapar otra súplica y Valkyrie se derrumbó.

Stoick se levantó. De pie junto al Night Fury, gruñó:

—Encerradlo con los demás.

Había salido mal. Todo había salido mal.

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