010. The Dragon Queen
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━━ chapter 010
the dragon queen
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EN CUANTO SE SENTÓ MEJOR, Valkyrie suspiró.
—¿Y ahora qué? —le preguntó a Hiccup. Sus hombros se hundieron, al igual que su cabeza, y ella le sujetó la cintura con más fuerza. Parecía mal recordárselo después de un paseo tan hermoso, pero él no podía ignorarlo, y Valkyrie tampoco. Después de todo lo que había visto, y la repentina casualidad que sentía resonar en sus huesos... no sólo la asustaba, sino que también la hacía temer por él—. Hiccup, tu examen final es mañana. Sabes que tendrás que ma... —se detuvo, y vacilante miró a Toothless antes de inclinarse y susurrar al oído de Hiccup para que no la oyera—. Matar a un dragón.
Hiccup suspiró.
—Ay, no me lo recuerdes —murmuró.
De repente, Toothless cambió de dirección. Al descender, tanto Valkyrie como Hiccup gritaron. Desaparecieron en un soplo de niebla e Hiccup supo que algo no estaba bien.
—Toothless —le murmuró a su dragón—, ¿qué pasa?
Sus alas batieron agresivamente y gruñó al espacio vacío a ambos lados de ellas. Valkyrie jadeó y su asombro pronto desapareció, reemplazado por un miedo repentino mientras abrazaba a Hiccup con más fuerza.
—¡Eh! —soltó él—. ¿Qué te pasa?
Hubo un rugido de dragón en la niebla, uno que no pertenecía a Toothless. De la nada, apareció un enorme Monstrous Nightmare rojo. Con cada aleteo de sus alas, salía una ráfaga de aire.
Hiccup murmuró:
—¡Agáchate!
Valkyrie no necesitaba que se lo dijeran dos veces. Se presionó contra la espalda de Hiccup, esperando que el otro dragón no los viera. Su mirada se fijó en el ganado en sus garras: una de las ovejas de Berk. Toothless giró hacia la izquierda, pero se detuvo ante el gruñido de un Deadly Nadder que llevaba su propia comida con fuerza.
Los rugidos crecieron cada vez más y la niebla se dispersó lo suficiente para que Valkyrie pudiera ver qué había. Eran dragones, más de veinte (no, más de cien), volando a su alrededor. Monstrous Nightmares, Gronckles, Hideous Zipplebacks, Windstrikers, Deadly Nadders y otros dragones de los que Valkyrie no sabía mucho. Estaban rodeados de ellos.
—¿Qué pasa? —Valkyrie le preguntó a Hiccup, su voz no más fuerte que un susurro petrificado.
—No lo sé —respondió con la misma tranquilidad. Puso una mano en la frente del dragón—. Toothless, tienes que sacarnos de aquí, campeón...
Toothless gruñó, apartando la mano de Hiccup.
Hiccup frunció el ceño a los otros dragones, notando los animales en sus garras.
—Parece que se llevan sus presas a casa —murmuró.
Eso no hizo que Valkyrie se sintiera mejor.
—Uh —ella se deslizó más abajo—, ¿y nosotros qué somos exactamente?
(No estaba segura de querer una respuesta.)
El lomo de Toothless se arqueó y descendieron. Los otros dragones lo siguieron, y tanto Valkyrie como Hiccup lanzaron pequeños gritos al descender. Volvió a elevarse en línea recta a la orilla del agua, zigzagueando entre las afiladas formaciones rocosas que sobresalían del suelo. A Valkyrie le pareció sentir que el aire a su alrededor se calentaba, y no era por los dragones... al menos, eso deseaba, pero cuando saltaron por encima de una formación rocosa, vio una isla sin arena, de roca negra pulida. En el centro de la isla había una gigantesca montaña en llamas: un volcán.
Y los dragones iban directos hacia allí.
Valkyrie apenas podía oír su propia respiración. Todo lo que llenaba sus oídos eran los gruñidos y rugidos guturales de cientos de dragones que se elevaban hacia el volcán. Se acercó más a Hiccup, sosteniendo su costado con fuerza mientras un Windstriker pasaba junto a ellos, llevando un yak entero en sus garras.
Se acercaban cada vez más al volcán. Pronto, los miró de forma imponente.
—Hiccup... —susurró Valkyrie.
—Lo sé... —respondió, y se limitó a apretar los dientes mientras Toothless se zambullía en la caverna tras el resto de dragones. Una ola de calor los envolvió, y el aliento de Valkyrie pronto se mezcló con un calor sofocante que la hizo toser y balbucear. Un resplandor rojo surgió del final de la oscura cueva. A medida que se acercaban, toda la cara de Valkyrie se cubrió de sudor.
Emergieron al volcán. Valkyrie notaba la piel tan caliente que creyó que iba a estallar en llamas en ese mismo momento, pero Hiccup levantó a Toothless y lo alejó del pozo de lava hirviendo.
—Lo que daría mi padre por encontrar esto.
Abajo, en el pozo de lava, los dragones arrojaron sus hallazgos, todo el ganado de Berk, que ardió en llamas. Toothless se lanzó en picado y los hizo aterrizar en un saliente, ocultando a los dos jinetes en la sombra de una caverna. Se asomaron a la fosa. Valkyrie frunció el ceño. Su corazón iba a mil por hora, pero también su mente, que intentaba comprender todo aquello.
—Da gusto ver que toda nuestra comida la tiran a un agujero —se burló Hiccup, pero Valkyrie solo frunció los labios.
—No se comen nada —dijo ella—. ¿Por qué?
Su atención se centró en un solo Gronckle, más lento y pequeño que el resto, que se dirigía zumbando hacia el pozo de lava. Se detuvo justo en el medio, flotando. De su boca tosió una pequeña carpa, mirándola caer en el humo rojo y el calor con un feliz rasguño de su oreja.
Entonces Valkyrie escuchó el gruñido. Bajo y vibrante, hizo temblar las paredes del volcán. El Gronckle se detuvo y abrió mucho los ojos al darse cuenta de algo. A su alrededor, los otros dragones se escondieron, y el Gronckle intentó desesperadamente volar hacia arriba para unirse a ellos...
¡Bam!
Valkyrie e Hiccup jadearon, escondiéndose detrás de la roca.
Algo había emergido de la lava. Algo grande, algo monstruoso... con una mandíbula tan grande como dos Grandes Salones y una cabeza aún más voluminosa. Sus dientes bien podrían ser del tamaño de todo el cuerpo de Valkyrie; teñidos de sangre, tenía la sensación, de otros dragones caídos presa de su apetito. Y eso era sólo la cabeza... Valkyrie no quería saber cómo era el resto de su cuerpo. Ver sus seis ojos y escamas puntiagudas fue suficiente antes de que desapareciera de nuevo en las profundidades.
Por un segundo, Valkyrie quedó petrificada en silencio. Finalmente, logró decir con voz ronca:
—¿Q-qué es eso?
Hiccup no respondió. En cambio, se inclinó cerca de Toothless.
—Venga, campeón, tenemos que salir de aquí... —vislumbró al dragón resurgiendo, y sus ojos se fijaron en ellos—. ¡Ahora!
Valkyrie escuchó el choque de los dientes del dragón detrás de ellos, pero no se atrevió a mirar. Toothless voló hacia arriba y salió del volcán entre el resto de los dragones, un tornado de chillidos y gritos. Todos le tenían miedo a esta bestia tanto como Valkyrie. Y no todos tuvieron la suerte de escapar.
Quería vomitar al oír los rugidos debajo de ella. Por eso robaban su ganado, sus peces... ¡no tenían otra opción! Luchaban por salvar sus vidas. Tenían que traer un festín lo suficientemente grande para este dragón, de lo contrario ellos serían el festín en su lugar. Todo este tiempo... arriesgaron sus vidas contra los vikingos de Berk, se arriesgaron a ser asesinados y paseados como trofeos encima de las mesas en el Comedor porque serían asesinados de cualquier manera si no lo hacían.
Es defensa, le había dicho su hermano.
Defensa. Supervivencia. Era matar o morir. Y luego matar o ser comido.
La opinión de Valkyrie sobre los dragones había cambiado por completo esa noche. En lugar de ver monstruos, vio víctimas. Vio similitudes: miedo, inteligencia, necesidad de sobrevivir. Como los vikingos. Los mataban para sobrevivir, para proteger sus vidas, pero los dragones los mataban para sobrevivir, para vivir un día más, para protegerse a sí mismos.
Al sentir la flexión de los músculos de Toothless mientras se alejaban del peligro, Valkyrie supo que tenían que hacer algo al respecto. Era extraño que sus creencias, sus objetivos, sus sentimientos y su moral cambiaran en una noche, pero sus ojos se habían abierto. La estrecha mente del túnel de Valkyrie se había ampliado y se le había dado una nueva perspectiva.
Era muy aterrador y Valkyrie no estaba particularmente segura de lo que significaba todo eso. Simplemente sabía que todo lo que había pensado sobre los dragones y por qué atacaron a Berk había estado mal (y eso necesitaba arreglarse).
—¡No, no, tiene mucho sentido! —exclamó Valkyrie mientras aterrizaban en la cala. Saltó de Toothless y se giró para mirarlos a él y a Hiccup, con el estómago revuelto por una nueva emoción, agresión y comprensión—. Es como una colmena gigantesca. Ellos son los obreros señaló hacia Toothless y luego hacia el cielo—, y esa es su reina. ¡Los controla!
Hiccup saltó del dragón tras ella, apresurándose a alcanzarla y detenerla antes de que se lo contara a todo el pueblo.
—¡Tenemos que decírselo, Hiccup! —continuó, agitando los brazos en su vehemencia—. ¡Tenemos que explicarle a tu padre por qué nos están robando el ganado! ¡Por qué nos atacan! Tenemos que pararlo. Tu padre puede impedirlo. Podemos explicárselo, y así podremos detener a la Reina y vikingos y dragones ya no tendrán que luchar entre sí para sobrevivir.
—¡No! No... —Hiccup la agarró del brazo para detenerla y Valkyrie frunció el ceño—. No, todavía no. ¡Matarían a Toothless! No... Valkyrie, tenemos que pensarlo con cuidado.
Ella se quedó mirándole, confusa. ¿Quería mantenerlo en secreto? ¿No acaba de ver lo mismo que ella? ¿Se dio cuenta de lo mismo? ¡Esto era grave! Tenían que hacer algo. No podían quedarse aquí y mantener todo esto en secreto...
—Hiccup —ella lo siguió en la oscuridad mientras él daba unos pasos hacia su dragón—, ¡acabamos de descubrir el nido de los dragones! ¡Esto podría cambiarlo todo! Y quieres mantenerlo en secreto? ¿Para proteger a tu dragón mascota? ¿Vas en serio?
—Sí.
Valkyrie vaciló.
La miró fijamente, sin echarse atrás, y a ella se le revolvió el estómago. Nunca había visto a Hiccup así, tan decidido, seguro y fuerte. A pesar de ser mucho más pequeño y de ser en absoluto el vikingo que nadie quería aquí en Berk, con ramitas por brazos y piernas, y la estatura de una espina de pescado, sus ojos brillaban de fuerza y valentía. Por un momento, Valkyrie vio el parecido entre él y Stoick el Vasto en la forma en que la miraba, de pie frente a Toothless. Hiccup el Horrendo ya no era Horrendo. Era Hiccup, hijo de Stoick el Vasto, Jefe de Berk, y protegería a su dragón sin importar lo que Valkyrie o cualquiera intentara hacer.
No tenía el cuerpo de un vikingo, ni los músculos, ni la crueldad... pero tenía el corazón de uno; simplemente no era el que todos esperaban que fuera, lo que su padre esperaba que fuera. De pie frente a Toothless, sin siquiera hacer una mueca ni encogerse de miedo, ni mostrar ninguna incomodidad como solía hacer, Hiccup era un vikingo. Al igual que Valkyrie lo era. Eran vikingos. Todos eran vikingos.
(Y tenían sus problemas de terquedad...)
Pero para Hiccup, era más que terquedad. Era coraje, determinación, algo que todos, incluso su padre, habían pasado por alto. Hasta ahora. Porque Valkyrie lo veía y quedaba atónita. Ya no era el niño que ella había empujado de los muelles de pequeños. Aquí, a la luz de la luna, Hiccup parecía un hombre. Un líder. Un guerrero. Un vikingo.
Y Valkyrie se encontró lista para seguirlo.
—Vale —dijo e Hiccup parpadeó, sorprendido de que ella estuviera de acuerdo. Valkyrie enderezó los hombros y apretó los dientes—. ¿Y qué hacemos? —le preguntó.
Hiccup se dio la vuelta, apretando las manos
—Tú... dame hasta mañana. Ya se me ocurrirá algo.
Valkyrie asintió.
—Está bien... —un pensamiento cruzó por su mente y lo miró tímidamente. Acercándose más, le dio un incómodo puñetazo en el hombro—. Esto por secuestrarme...
Hiccup la miró boquiabierto y compartió una mirada de fastidio con Toothless, como diciendo: ¡¿Qué le pasa?! Mientras lo hacía, Val aprovechó la oportunidad para dejar atrás todas sus preocupaciones y sentir la misma libertad que experimentó en las nubes, la misma libertad que sintió con él. Así que, antes de que pudiera contenerse, se acercó y le dio un rápido besito a Hiccup en la mejilla.
Él la miró fijamente, atónito.
Sonrojándose, Valkyrie dio un paso atrás.
—Y esto por... todo lo demás.
Dicho esto, Val se aproximó a recoger su mazo. Al ver los dientes de dragón, frunció el ceño. Estaban allí como recordatorio de su objetivo de matar a un Monstrous Nightmare, pero ahora, al mirarlos, se sintió asqueada y amargada. Ya no era un recordatorio de un objetivo, sino un recordatorio de algo que no sólo había perdido... sino también de la presión que había ejercido sobre sí misma todo este tiempo. Quería sentir esa libertad de las nubes, a lomos de un dragón, con Hiccup. No quería ser una asesina de dragones... no si ser amiga de ellos significaba lo que había esta noche en el aire. Hiccup le había mostrado un lado diferente, una forma distinta de ver a esas criaturas a las que habían llamado bestias toda su vida.
Entonces, con la mandíbula apretada, levantó su arma. Escuchó a Toothless estremecerse y dejar escapar un gruñido de sorpresa. Pero ella no le prestó atención. En cambio, arregló su agarre y arrojó su mazo directamente al estanque. El mazo que le regaló su padre. El mazo que sostenía todo el peso que ella despreciaba.
Ese peso pareció finalmente levantarse un poco de sus hombros cuando lo vio hundirse en el agua...
(Y cuando llegó a casa esa noche, y su padre le preguntó dónde había estado, y por qué su mazo no estaba con ella, Valkyrie no dijo nada de Hiccup, ni de Toothless, ni del Nido. Solo que había perdido su mazo, y ya no se esforzaría más por ser esa chica. Ella era una guerrera, su propia guerrera. Era lo mejor que podía ser, y debía ser feliz con eso, sentir esa libertad. Y si su padre no estaba orgulloso de eso... bueno, era algo con lo que ella tendría que vivir, ¿no?)
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