007. Zero to Hero
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━━ chapter 007
zero to hero
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DESDE QUE TENÍA USO DE RAZÓN, Valkyrie sentía la necesidad de demostrar que su nombre estaba a la altura. Para una joven vikinga era bastante intimidante llevar el nombre de las guerreras del Valhalla; creía que debía cumplirlo, convertirse en ella: una guerrera muy poderosa, muy elegante y, a la vez, muy letal. Una valquiria. Sus padres no decían nada, pero ella podía verlo. Su padre quería que fuese lo mejor posible, y para Valkyrie ser lo mejor era lo máximo. No sabía por qué, pero simplemente no podía soportar estar un paso detrás de alguien, aunque fuera pequeñito... y por pequeñito se refería al paso de un enano llamado Hiccup Haddock III.
Se suponía que Valkyrie era la mejor y que llegaría a ser la mejor guerrera vikinga que Berk hubiera visto jamás; la mejor guerrera de dragones. Ahora, a los quince años, ya no estaba convencida de si sus padres la habían presionado para que lo hiciera o si había sido ella misma la que lo había hecho, pero se había convertido en algo inherente a su ser. Valkyrie era así. Tranquila, decidida, colérica, estoica y muy competitiva. Entrenaba sus brazos, memorizaba todo lo que podía y se suponía que era la mejor. Y los mejores no debían preocuparse por los peores. No debían estar al mismo nivel. Se suponía que ella debía estar en la cima, mientras que Hiccup debía estar en el fondo. No tenía que estar a su altura. Así no era como funcionaba el mundo.
Había querido demostrarle a Astrid que estaba equivocada, pero Hiccup había sido quien le demostró que la rubia tenía razón. El mismo niño al que había tirado de los muelles cuando eran pequeños porque la molestaba mucho, el mismo niño que no podía levantar su escudo, rápidamente se estaba convirtiendo en una amenaza para el éxito de Valkyrie, y no le gustaba ni un poquito.
Después de la historia de lo que había logrado con el Hideous Zippleback, más y más aldeanos fueron al entrenamiento de dragones para ver a Hiccup. Eso sólo la enfureció aún más. Hiccup, quien no se tomaba esto en serio. Hiccup, que no podía luchar aunque su vida dependiera de ello. Hiccup, que no podía sostener un escudo o una espada o incluso correr derecho. ¡No tenía que ser una amenaza!
Y así, a medida que avanzaba el entrenamiento, Valkyrie mostró una nueva faceta: más decidida, más ruidosa, más agresiva y frustrada. Era Valkyrie la Viciosa por una razón, pero nunca por la razón que estaba mostrando recientemente. Esa rabia que se le había escapado aquel día en el ring hacia Hiccup tras lo ocurrido con el Nadder parecía aparecer por todas partes, ¡y estaba afectando a su rendimiento! Cada vez que metía la pata, se frustraba aún más, lo que la perjudicaba. Sus golpes y derribos se estaban volviendo descuidados, sus decisiones tácticas estaban alimentadas por una determinación sesgada, ¡y todo era culpa de Hiccup! Él la estaba volviendo descuidada, la estaba volviendo mala. Estaba destruyendo sus posibilidades de ganar, ¡y ni siquiera podía coger bien su hacha!
Desde el otro lado de la arena, Valkyrie arrugó el ceño en su dirección. Hiccup estaba solo junto a una de las barreras, golpeando torpemente su escudo contra el suelo porque todavía era demasiado pesado para él. ¿Cómo podría alguien como él mejorar tanto en el entrenamiento de dragones?
De la nada, Astrid se agachó a su lado, ambas sosteniendo sus escudos en defensa del Gronckle que perseguía a los gemelos. Al igual que la primera vez que lucharon contra la bestia, era un frenesí de correr en círculos, gritar, discutir y Snotlout haciendo todo lo posible para impresionar a Astrid sólo para que ella casi le arrancase la mano... otra vez.
—Te lo dije —dijo Astrid con los dientes apretados, mirando a Tuffnut burlarse del dragón.
—¡Eh, Ruffnut pesa menos que tú!
(Su gemela le arrojó su escudo por ese comentario, que no había sido el movimiento más inteligente, admitirá Valkyrie.)
El agarre de Valkyrie sobre su mazo se hizo más fuerte. Se quitó la trenza del hombro y algunos pétalos de sus flores cayeron al suelo.
—Lo sé —refunfuñó—, no necesito que me lo recuerdes.
—Sí que necesito recordártelo —dijo Astrid, comprobando el paradero del Gronckle nuevamente—. No podemos darnos el lujo de dejar que Hiccup nos gane.
En sincronía, las dos amigas rodaron por el suelo rocoso, evitando al Gronckle para intentar permanecer en su punto ciego. En un susurro, Valkyrie respondió con dureza:
—¿Estás sugiriendo que nos unamos contra él? Es muy poco propio de ti, Astrid.
—¡Piénsalo! —exclamó Astrid—. Nos unimos contra él hasta la pelea final antes de que se decida el ganador, así nos aseguramos de que no esté allí y podamos tener una pelea justa entre nosotras.
(Teniendo en cuenta sus personalidades ambiciosas y competitivas, Valkyrie tenía la sensación de que no terminaría siendo una pelea justa, pero sabía que quería ganar y que no quería que Hiccup le arruinara esa oportunidad.)
—Me lo pensaré —dijo en cambio. Y mientras el Gronckle estaba distraído con Hiccup, ella se puso de pie y, con su mazo en alto, atacó a la bestia. Dobló sus piernas para saltar, solo para que Gronckle cayera a los pies de Hiccup.
Derrapó hasta detenerse. Se le cayó el mazo. Valkyrie miró fijamente a Hiccup, quien la miró con timidez. El Gronckle refunfuñaba contento a sus pies. Su sorpresa se convirtió en furia, y apretó los dientes.
—¡¿Va en serio?! —gritó sin dirigirse a nadie en particular, y golpeó el suelo con el martillo—. ¡Malditos sean todos los dioses, malditos seáis, maldito todo!
Su humor empeoró cuando salieron todos de la arena. Valkyrie seguía a Astrid con los puños cerrados. Esperaba que su mirada pudiera clavar dagas en la espina dorsal de Hiccup mientras Ruffnut, Tuffnut, Snotlout y Fishlegs lo rodeaban con aplausos de felicitación, preguntas, gritos de «¡Whoa! ¿Cómo lo haces?» Valkyrie y Astrid ya no eran las prodigies del grupo, ya no eran las líderes... Hiccup estaba robando algo más que la victoria de Valkyrie.
Hiccup trató de alejarlos, retrocediendo tartamudeando.
—Yo... uh... Me he dejado el hacha en la arena. Uh... seguid vosotros —casi chocó directamente contra Valkyrie, y ella gritó, saltando fuera de su forma. Hiccup pasó corriendo rápidamente—. ¡Ahora voy yo! —les gritó y se apresuró a regresar a la arena.
El ceño fruncido de Valkyrie lo siguió. Astrid tenía razón: algo pasaba con Hiccup. No había manera de que Hiccup el Horrendo pudiera pasar de cero a héroe de la noche a la mañana. Tenía que estar haciendo trampa... ¡Valkyrie no lo sabía! Lo único que sabía era que estaba perdiendo y lo odiaba. La única persona que no debería ser una amenaza, de repente se había convertido en la más grande.
Astrid se detuvo junto a ella y vio a Hiccup irse también. Se encontró con la mirada de Valkyrie y dijo:
—¿Trato?
Esta vez no fue necesario que se lo preguntaran a Val dos veces. Asintió, rechinando los dientes.
—Trato —escupió antes de girar sobre sus talones y liderar el camino de regreso al pueblo.
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FORMAR EQUIPO no pareció contribuir en absoluto al aumento de poder y fama de Hiccup. En vez de hacerse la zancadilla mutuamente en el Entrenamiento de Dragones, Valkyrie y Astrid intentaron hacer tropezar a Hiccup. Lo distraían, alejaban a los dragones de él, bloqueaban su camino, sus pasos, chocaban accidentalmente con él. Pero nada funcionaba. Sólo consiguió que Hiccup se levantara, que siguiera su camino, que los dragones cayeran a sus pies. Nadders, Gronckles, Hideous Zipplebacks, los manejaba como un maestro, ni siquiera levantaba su arma... y la aldea lo adoraba por ello.
La multitud crecía con cada sesión de entrenamiento. Más y más grande hasta que estaban hombro con hombro en la red de alambre por encima de la arena. Valkyrie vio familias, a Gothi, granjeros, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, incluso el viejo y molesto Mildew había acudido a unirse a la refriega. Al ver a su familia entre los espectadores, Valkyrie sintió más necesidad de probarse a sí misma, de dejar en evidencia a Hiccup para recordarles a todos quién era realmente la mejor guerrera del grupo. ¡Ella era Valkyrie la Viciosa! Él era Hiccup el Horrendo. ¿Ninguno de ellos recordaba cómo casi prende fuego a la aldea por querer atizarle a un Monstrous Nightmare? ¡Parece que no! Incluso la madre de Valkyrie parecía impresionada; sus hermanos se obsesionaron como todos los demás, y Valkyrie cayó más bajo que nunca. Hiccup le robó sus amigos, su poder, su autoridad, su éxito... y ahora le robaba el orgullo de su familia.
Toda la figura de Valkyrie simplemente se desplomó al escuchar a su hermano gritar el nombre de él en victoria sobre su batalla con el Nadder. Al mirar hacia arriba, su corazón cayó hasta su estómago. Se suponía que ella sería su heroína, su modelo a seguir. Sus hermanos deberían aplaudir su nombre. Al mirar de nuevo a Hiccup, su dolor se enmascaró en ira, y salió furiosa de la arena, con otra pérdida en su haber. Otro fracaso.
Pero lo único que Valkyrie conservaba era a Astrid, y siempre le estará agradecida por ello, y tal vez ocurriera lo mismo a la inversa. Las dos chicas se quedaron juntas. Mientras los demás se marchaban y corrían hacia Hiccup sin dudarlo, la amistad de Valkyrie y Astrid parecía realmente puesta a prueba, y salía airosa. Tal vez fue lo único bueno que salió de todo esto. Empezaron a trabajar más juntas, a estar más cerca la una de la otra (emocionalmente, más que físicamente), y ambas compartían la necesidad imperiosa de tirar a Hiccup por su alto acantilado. (¿Qué mejor experiencia para estrechar lazos de amistad?)
Se quedaron juntas mirando la puerta de la jaula de la arena. Valkyrie arqueó una ceja hacia Hiccup y entrecerró la mirada; él estaba torpemente junto a Fishlegs como si supiera que ella lo estaba mirando. Con un tirón de la palanca, Gobber abrió la puerta.
—Os presento al Terrible Terror.
No fue la puerta grande la que se abrió. En cambio, fue la pequeña solapa de metal en la parte inferior. Las cejas de Valkyrie se alzaron sorprendida ante el pequeño dragón verde que salió corriendo. Sus ojos eran demasiado grandes para su cabecita, con dos pequeños cuernos puntiagudos hacia arriba y en ángulo a cada lado. No parecía que mereciera el nombre de Terrible Terror.
Tuffnut pareció estar de acuerdo. Soltó una carcajada.
—¡Ja! ¡Pero si es más pequeño que mi...! —antes de que cualquiera pudiera parpadear, el dragoncito saltó y encerró sus pequeños dientes afilados alrededor de la nariz de Tuffnut. Él cayó hacia atrás y todos se alejaron sorprendidos. Ninguno intentó ayudarlo mientras él tiraba y sacaba el mini dragón de su cara—. ¡Ah! ¡Quitádmelo de encima! ¡Fuera! —la mirada del Terror se posó en algo que se movía a lo largo de la piedra. El ceño de Valkyrie volvió a fruncirse, viéndolo saltar lejos de la nariz de Tuffnut para ir tras la bola de luz que se movía de un lado a otro. Tuffnut se alejó corriendo, tapándose la nariz—. ¡Me ha morido! ¡Me ha mordido que te pasas!
Valkyrie buscó la fuente de la luz y refunfuñó al ver a Hiccup (otra vez). Con precisión, guiaba al Terrible Terror de regreso a su jaula sin nada más que el reflejo de su escudo. La multitud miró con asombro, al igual que Ruffnut, Tuffnut, Snotlout y Fishlegs mientras Valkyrie y Astrid echaban humo. La pequeña bestia saltaba tras la luz de regreso a su jaula a través de la pequeña trampilla, e Hiccup colocó un pie victorioso contra el hierro.
—¡Buah! —Tuffnut se levantó, todavía frotándose la tierna y dolorida nariz—. Este tío os da mil vueltas —les dijo a las chicas.
Astrid apretó los dientes y agitó el puño detrás de ella. Pegó a Tuffnut en su ya hinchada nariz, y él gimió de dolor, cayendo de nuevo al suelo. Valkyrie estaba justo con ella, sosteniendo su mazo y dejando caer la punta sobre su estómago.
—¡Nadie te preguntó! —le dijo furiosa al gemelo.
Valkyrie trató de desahogar su ira en el bosque, encontrando su lugar habitual donde crecían todas sus flores favoritas e hizo todo lo posible por calmarse haciéndose una corona de flores. Era sin duda un espectáculo digno de ver; una vikinga muy enfadada sentada contra un árbol y atando ferozmente tallos para hacer un accesorio delicado y hermoso con su mazo asentado a su lado. Y si alguien pasara, también oiría sus gruñidos, muchas maldiciones a Loki por reírse de su fracaso como vikinga contra el fracaso de todos los vikingos.
—Estúpido enano horrendo de... —decía mientras cosía dos flores—. Oh, mírame, soy Hiccup Haddock y puedo hacer que los dragones caigan a mis pies —movió los hombros para lograr un efecto dramático, algo que descubrió que él siempre hacía cuando hablaba—. Menudo idiota.
Se imaginaba lo que diría su padre cuando volviera de encontrar el Nido del Dragón y viera a su hija, su pequeña guerrera, perder ante el enano de la aldea. Poniendo el mejor acento de su padre, Valkyrie lo imitó mientras hacía su corona de flores:
—Oh, ¿ cómo que no pudiste matar al dragón? Sal ahí fuera y conviértete en vikinga, Valkyrie. ¡Vamos, tú puedes! —suspiró y soltó su corona de flores. Al apoyarse contra el árbol, se congeló al ver otro par de ojos que la miraban.
Hiccup tragó saliva. Sosteniendo lo que parecía una silla de montar contra su pecho, se alejó antes de que Valkyrie pudiera decir una palabra. Parpadeando para disipar su sorpresa, Val se levantó. Saltando entre la hierba alta, los arbustos y las ramas caídas, trató de seguirlo. Al llegar a un conjunto de rocas detrás de él desapareció, ella se asomó por encima... y no lo vio. Su frustración regresó y golpeó la roca con el puño.
—¡Maldita sea!
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EN CASA, se quedó mirando el pan y la leche de yak que se compartían alrededor de la mesa. Sus hermanos estaban siendo ruidosos, como siempre, salvo los más callados que eran Hott y Asrifth... así que solo Erik y Mak compensaban con el ruido, pero ella les prestó poca atención. Con su nueva corona de flores en la cabeza y sus dedos desgarrando el pan, miró las grietas en la mesa de madera y no pudo evitar preguntarse qué estaría haciendo Hiccup en el bosque hoy. (Y con una silla de montar, nada menos.)
Había estado actuando raro últimamente. Y mientras los demás se negaban a reconocerlo, Valkyrie y Astrid sí lo habían hecho. Aunque Hiccup siempre había actuado de forma extraña desde que podía andar y hablar, recientemente se comportaba de forma muy extraña. Siempre desaparecía a la nada, volvía cansado, sumido en sus propios pensamientos más de lo habitual, mejorando cada vez más en el Entrenamiento de Dragones... Valkyrie se preguntaba si alguien lo estaba entrenando. Y si era así, ¿quién? Deseaba poder averiguarlo para contárselo a todo el pueblo y que lo descalificaran por hacer trampas. Era extraño. Su obsesión por descubrir el secreto de Hiccup y destruirlo se había convertido en lo único en lo que pensaba últimamente. O más bien pensaba en él. Había aprendido mucho sobre Hiccup desde la distancia, tratando de entenderlo. Supo que movía los hombros cuando hablaba, o que movía las manos salvajemente para expresar lo que decía. Aprendió que su nariz se movía hacia la derecha cuando era sarcástico o cuando algo no le gustaba. Imitaba a su padre a sus espaldas, se distraía con facilidad, fruncía los labios cuando se encontraba en una situación incómoda... Aprendió más sobre él que sobre lo que escondía al observarlo, y eso la molestaba.
(Todo la molestaba estos días. Dioses.)
—¿Viste como Hiccup condujo a ese Terrible Terror en la arena? —Mak le preguntó a Valkryie, sonriendo y sin sus dos dientes frontales—. ¡Fue la monda!
—¡Sí! —añadió Erik—. Y la forma en que usó su escudo como woosh, woosh —fingió sostener un escudo, apuntándolo a diferentes partes de la mesa del comedor como si navegara con su propio dragoncito. Valkyrie apretó los dientes.
—Claro que lo vi —trató de contener su ira, arrancando un trozo de pan con bastante dureza—. Estaba en la arena.
Asrifth tuvo que hablar y empeorar la situación al decir casualmente:
—Me sorprende... ¿Atraer a un dragón con la luz de un escudo? Pensé que incluso tú lo sabrías, Val, ya que al parecer lo sabes todo.
Ante esas palabras, su madre dejó de comer y miró a su hijo.
—¡Asrifth! ¡Ya es suficiente!
Sin embargo, Valkyrie no estaba de humor para sus comentarios y pronto estaba de pie con el cuchillo en la mano.
—¡Si tienes algo que decir, dilo! ¡Te apuñalaré justo donde habría apuñalado a ese Terrible Terror!
Se puso de pie, sin miedo.
—Ah, ¿lo harás? ¿O Hiccup ganará otra vez?
Esto la enfureció, y se habría subido a la mesa para alcanzarlo, pero su madre se levantó y los apartó poniendo a cada uno una mano contra su pecho.
—¡Basta ya! ¡Fuera de esta casa! ¡Ahora! ¡Valkyrie, ve a tranquilizarte! ¡Asrifth, lo mismo va por ti!
—¡Pues vale! —él espetó y le apartó la mano. Hermano y hermana salieron furiosos de la casa en direcciones opuestas.
Valkyrie cerró de golpe la puerta principal cuando se fue, mientras Asrifth se encargó de cerrar de golpe la puerta trasera.
Después, Erik y Mak compartieron una mirada en la casa silenciosa.
Hott levantó la vista de su comida, acostumbrado a todas las peleas, vio a sus hermanos menores chocar los cinco y decir:
—¡Genial!
Atravesando el pueblo por la noche, Valkyrie pateó el suelo empedrado y las rocas volaron por los aires. Le gustaría intentar ver a su hermano en la arena... oh, espera, no lo haría, ¡porque estaría muerto antes de que el primer dragón saliera de su jaula! Él y su estúpido pensamiento pacífico... ¡Los dragones lo matan! ¡Y con ese pensamiento ignorante, haría que lo mataran a él también! Todo lo que Valkyrie ha hecho en su vida era intentar protegerle, como a todos sus otros hermanos. Estaba allí para sacarlo de una situación de peligro, para asegurarse de que estaba bien cada vez que se caía y se hacía daño en la rodilla, o la vez que un pequeño Gronckle le aporreó la rodilla cuando intentó hacerse amigo suyo cuando eran más pequeños y se la dislocó. ¿Y así se lo agradecía? Valkyrie ha hecho tanto por Asrifth, y él no estaba agradecido por nada de eso ni un poquito.
Dando un giro brusco, pateó el borde del pozo de piedra.
—¡Ay! —se agarró el pie, ¡eso dolía! Pensó en maldecir el pozo, tenía un insulto genial hacia Loki bajo la manga cuando escuchó...
—¡Hiccup!
Fue un saludo vikingo de pasada, e hizo que Valkyrie se congelara. Bajó el pie suavemente. ¿Hiccup estaba aquí? Antes de que pudiera pensarlo dos veces, Val corrió de regreso hacia la calle principal y hacia el sonido del vikingo. Se acercó a la fragua y, por un segundo, pensó que ya lo tenía atrapado, hasta que llegó y no estaba a la vista.
Otra vez.
Por el amor de...
Ante el ruido del interior de la fragua, Valkyrie saltó. Sintió que su corazón se aceleraba con un repentino escalofrío de excitación. ¿Podría atraparlo? ¿Podría finalmente recuperar la ventaja? Corrió hacia la puerta, lista para irrumpir, pero sintió una pizca de vacilación.
¡¿Por qué?! Lloró para sí misma.
¿Y si está haciendo algo ahí dentro? respondieron sus pensamientos.
Ese es el punto, respondió Valkyrie. Pero sus pensamientos ganaron. No irrumpió por la puerta con un dedo acusador apuntando a Hiccup, sino que simplemente se acercó a la puerta y llamó:
—¿Hiccup? ¿Estás ahí dentro? —no hubo respuesta. Frunció el ceño. No estoy de humor para esto—. ¿Hiccup...?
Las puertas se abrieron de golpe y Hiccup salió dando un salto. Valkyrie retrocedió, sorprendida por el repentino movimiento. En segundos, las puertas se cerraron nuevamente e Hiccup se paró frente a ellas con los brazos extendidos. Sus ojos se abrieron y rápidamente frunció los labios, y Valkyrie se dio cuenta que no se sentía cómodo en absoluto. Bien, pensó con amargura. Te lo mereces.
—¡Valkyrie! —exclamó, arreglando su postura para parecer indiferente. Oh, estaba escondiendo algo—. Hola, Val, quiero decir, Valkyrie, uh, hola, Valkyrie.
Bicho raro. Ella entrecerró los ojos y se cruzó de brazos. Ante la sonrisa ansiosa que le dedicó, su ceño se frunció aún más. Dio un paso adelante, tratando de intimidar.
—Mira, Hiccup —empezó, y él retrocedió—, normalmente no me preocupo por lo que hacen los demás, pero estás actuando raro... —su voz se quebró al oír el repentino tirón de su torso hacia las puertas. Ella arqueó una ceja—. Bueno, muy raro —añadió ante la risita nerviosa de él—. Y no dejaré que me quites la victoria. ¡No te atrevas a arruinármela! —espetó, y él pareció saber que había metido la pata, porque su expresión cayó.
Eso fue hasta que empezó a elevarse en el aire. Valkyrie jadeó, dando un paso atrás. ¿Qué demonios...? Hiccup subió y subió, brusco y fuerte, hasta que sus pies colgaron del suelo. Segundos después, fue arrastrado de vuelta a través de las puertas cerradas de la forja. Valkyrie soltó otro grito ahogado y se lanzó hacia las puertas para ver qué acababa de ocurrir. Saltó a la forja y buscó a su familiar figura en forma de ramita...
Pero no estaba.
¡Se había ido otra vez!
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