𝐌𝐈 𝐀𝐌𝐀𝐃𝐀 𝐀𝐒𝐄𝐍𝐘𝐀

Capítulo 40

Lady Merrie yacía en su habitación preparándose para el día que había empezado, notándose un poco soñolienta. Ella últimamente había estado sintiendo, cansada y con un poco de pesadez en su cuerpo y, por esa razón, pocas veces se levantaba muy temprano y era muy frecuente que durmiera durante el día en la biblioteca mientras le hacía compañía a su esposo, el príncipe Carsten.

Una de las doncellas de Merrie le había terminado de colocar su hermoso vestido rojo con adornos dorados, en tanto ella se contemplaba en el espejo y le gustaba como le lucía dicho vestido, hasta que una sensación de agotamiento la invadió y su vista se nubló causando un leve mareo del cual sus doncellas se percataron.

Las mujeres corrieron hacia ella para ayudarla, pero Merrie les dijo que se sentía bien, que no había de que preocuparse y que ya era hora de salir. Al cabo de unos minutos, la Lady salió junto a sus doncellas de la habitación e iba caminando tranquilamente por el pasillo cuando otro mareo se apoderó de Merrie, pero esta vez no le dio tiempo de reaccionar. Ella calló al suelo asustando terriblemente a las jovencitas, quienes empezaron a pedir ayuda, y por suerte en ese justo momento el príncipe Veikan iba doblando el pasillo junto a un guardia al cual parecía estarle dando instrucciones referente a algo.

Al Veikan percatarse del revuelo que tenían las doncellas, corrió de inmediato para saber qué estaba pasando y se encontró con Merrie desmayada en el suelo. Sin tiempo que perder, él la cargó en sus brazos  y la devolvió de nuevo a la habitación, ordenando a una de las doncellas que fuera en busca del príncipe Carsten y de paso también ordenó al guardia ir en busca de la reina Elizabeth para que ella fuera por un encargado de inmediato.

El príncipe Valerio fue enviado a llamar por su padre, pero el rubio no quería ir ante su presencia por el enfrentamiento ocurrido el día anterior. Valerio aún sentía cierta molestia, pero aun así, él debió acatar la orden de su padre e ir ante su presencia para saber para qué lo estaba necesitando.

Al llegar a la sala privada, el príncipe abrió la puerta y entró ignorando quienes estaban dentro. Valerio miró a su padre con el ceño fruncido al darse cuenta de la presencia de Asenya, de Sr Molton y de la reina Ahela. El Arquero corrió hacia Asenya para saber si ella estaba bien, notando su temor y nerviosismo plasmados en su mirada y sin importar nada, él agarró su mano para darle seguridad y preguntó mirando a su padre.

—¿Qué significa esto padre?

—Tranquilo hijo, ya lo sabrás —respondió Valko observando al rubio con mirada gélida y gestos poco cordiales—. Si los envié a llamar aquí es porque debo tomar cartas en el asunto con lo ocurrido a la señorita Asenya. Debo poner orden.

Valerio miró con recelo a Valko. El joven rogaba por qué su padre no se llegará a expresar mal de Asenya, mientras que el rostro de Sr Molton estaba desencajado sin atreverse a mirar al rey por vergüenza. Hasta ese momento,  Sr Francys ignoraba la relación entre Valerio y su hija, pero el que ella ya no tuviera su virtud sí fue motivo de vergüenza para él y Asenya tampoco miraba al rey, sintiendo un miedo enorme  invadirle en ese momento.

Por otro lado, Ahela miraba a su hijo esperando que revelará su decisión.

—Quiero empezar comunicándote Valerio que no acepto bajo ningún motivo o razón la entrega de tu espada y tu capa. No acepto la entrega de tu título como príncipe, ni mucho menos acepto la entrega de tu nombramiento militar. Eres mi hijo y eres un Worwick; aquí perteneces, esta es tu familia y tu casa a la que tienes todo el derecho legítimo. Sr Molton —Valko se dirigió a su consejero—. Quiero aclararle que no pienso destituirlo de su cargo como mi consejero. Usted ha sido un hombre valiente y leal a mi nombre y a esta casa, por ende quiero hacerle saber la situación real de lo que aquí ha pasado.

Las palabras de Valko sorprendieron a todos, incluso a Sr Molton quien no sabía nada de lo que estaba sucediendo «¿situación real?» Se preguntó el hombre.

—Mi rey… —intervino Sr Francys apenado—. Mi rey quiero disculparme por todo lo que ha pasado, me siento sumamente apenado con usted.

—No lo estoy condenando Sr, Lo que está aconteciendo aquí es que mi hijo el príncipe Valerio y su hija la señorita Asenya han venido teniendo una relación a escondidas y mi hijo Valerio confesó que él fue quien le quitó la virtud a ella. —Sr Francys miró a su hija sorprendido y molesto.

—¡Asenya! ¿Cómo pudiste? —regañó el hombre a su hija.

—Padre, yo lo siento de verdad, pero... —dijo Asenya en un sollozo.

—Mi rey, yo agradezco su misericordia, pero no podré aceptar esto, no es correcto. La familia Worwick es una institución con honor y costumbres sólidas y no quisiera que la imprudencia de mi hija manche lo que ha prevalecido durante años y ha hecho de esta la casa tan poderosa y respetada que es.

—Sr Francys —habló Valko silenciando al Sr—. Debo esclarecer la situación, así que le pido prudencia. Mi hijo Valerio me aclaró las razones del porqué ambos intimaron en secreto, y las entendí. —Valko miró a su hijo Valerio a los ojos—. Entendí por qué yo ya pasé por algo similar, yo también tuve veintiún años y sentí un fuerte deseo desmedido por mi hermana Anya mientras ella estaba comprometida con mi hermano y eso me orilló a mantener una relación clandestina y en secreto que era mal visto ante los ojos de todos, pero ante mis ojos y los de ella era correcto. Yo me dejé llevar por el deber y las obligaciones del reino, haciendo a un lado lo que sentía y tenía con ella, y la historia no terminó de la mejor forma. Al menos tuve la fortuna de tenerla como mi esposa por la misericordia de los dioses y de esa unión naciste tú, hijo mío. —Los ojos grises de Valerio se empañaron mientras le sostenía la mirada al ojo azul de su padre—. Tu madre y yo te vimos nacer, y para nuestro infortunio ella murió tiempo después. ¿Cómo podría yo cometer el mismo error?

—Padre... —susurro Valerio.

—Valerio, nunca dije que no me agradara Asenya para ti, solo quise expresar mi descontento por la forma en la que llevaste las cosas. Ahora bien, entiendo que la condición de Asenya los detenía a revelar lo que ambos querían. Los ilegítimos para los Worwick siempre serán repudiados y eso jamás cambiará. Siempre que existan en esta familia, se pueden eliminar y evitar, pero ... —Valko hizo una breve pausa—. Pero también entiendo que Asenya no es una Worwick, aunque si un ilegítimo es o no un Worwick de igual forma sigue siendo un ilegítimo. Esta vez lo pasaré por alto, porque los entiendo y sé lo que sienten el uno por el otro. Sé que Asenya no tiene malas intenciones y sé que ella te quiere de verdad, y su ilegitimidad no tiene nada que ver con esta casa. Sr Francys —habló Valko dirigiéndose a su consejero, mientras que Asenya, Valerio y Ahela estaban conmovidos por las palabras de Valko y él volvió a citar—: Quiero informarle que es mi decisión, que mi hijo despose a su hija.

—Mi rey, me apena enormemente esto y de verdad no es necesario que haga esto usted por misericordia a mi persona —se expresó Sr Francys.

—Creo que ya he dejado en claro lo que pienso sobre la relación de ellos dos y no estoy en desacuerdo. Quiero que las cosas se hagan bien de ahora en adelante y mi última e irrefutable decisión es que Asenya y Valerio se unan en sagrado matrimonio ante los dioses de nuestra fe. Me honra saber que mi hijo ha sido muy Valiente, tan Valiente como para enfrentarse a mí por reclamar el respeto y el amor de Asenya y sé que estoy haciendo lo correcto hoy y ahora. —Valko se levantó de su silla y continuó—. Desde hoy Sr Francys usted deja de ser un Sr y  le otorgo un nuevo título. De ahora en adelante usted será Lord Francys Molton, su hija pasará a ser llamada Lady Asenya Molton y cuando se case con mi hijo el príncipe Valerio ella será reconocida como la princesa Asenya Molton y declaro muerte inminente para cualquiera del consejo de la corte y cualquier súbdito que se atreva a murmurar sobre la legitimidad de Asenya.

Los rostros alegres de Asenya y Valerio revelaban cuánto peso se habían quitado de encima y Lord Francys le agradeció a su rey tal gesto. Los miedos del hombre se esfumaron cuando su rey le dejó en claro que él apoyaba totalmente la relación de ambos jóvenes y los agradecimientos de Asenya y Valerio no se hicieron esperar. Ellos se abrazaron y se dieron un beso por primera vez delante de sus progenitores, mientras la reina Ahela observaba tal escena conmovida. No cabía duda de que Valko le estaba dando otra historia a la casa Worwick.

El momento fue interrumpido por un guardia que se hizo presente en la sala junto a un encargado. El mencionado se disculpó ante el rey y procedió a decir:

—Mi rey, es mi deber informarle que Lady Merrie Whitemount se encuentra encargando un futuro príncipe. Mi lady acaba de ser examinada tras un desmayo que tuvo.

Todos en la sala se sobresaltaron alegremente ante la noticia, y de inmediato se desplazaron a la habitación del matrimonio donde yacía la princesa Diana junto al príncipe Veikan, Carsten, Merrie y la reina Elizabeth.

La reina corrió al lado de Valko para informarle las noticias, pero no tardó en entrar  en confusión al ver a Asenya y a Valerio juntos agarrados de la mano, de hecho, ella no fue la única, todos los presentes que ignoraban la decisión del rey se sintieron confundidos y la pareja lo notó.

Valerio sonrió ante la mirada de todos y citó: —Sé lo que están pensando y sí, Asenya y yo nos casaremos.

Diana corrió hacia Asenya y la abrazó extendiéndole sus felicitaciones, Elizabeth hizo lo mismo y Merrie no evitó sonreír de felicidad. Veikan felicitó a la pareja sonriéndole a su hermano Valerio con una expresión de orgullo en su rostro.

La casa Worwick respiraba felicidad una vez más gracias a las buenas decisiones que estaba tomando el rey Valko por amor a su familia. Diana y Veikan estaban felizmente casados después de todo el caos que tuvieron que afrontar. Merrie y Carsten se encontraban esperando a su primer hijo, mientras que Valerio y Asenya ya se encontraban comprometidos ante los ojos de todos y pronto se unirían en matrimonio.

La noche calló sobre el castillo Worwick acompañada de un ambiente alborozo.  El anuncio del bebé del matrimonio entre Carsten y Merrie ya se había impartido y todos estaban felices por la creatura que llegaría al mundo.

Por otro lado, Asenya y Valerio se encontraban en la sala real de los príncipes; lugar donde se reunían para charlar y pasar el rato. La soledad los acompañaba a ambos mientras yacían juntos en el balcón de la sala abrazados, era la primera vez que lo hacían sin miedo a ser descubiertos o de que alguien pudiera verlos.

—No puedo creer que estemos así y a solas aquí —dijo Asenya estando envuelta en los brazos de Valerio, mientras ella observaba el paisaje que les dejaba revelar aquel lugar.

—Ya no tenemos que escondernos de nadie Asenya, ya somos libres para querernos —comentó Valerio.

—Gracias —el susurro que salió de los labios de Asenya fue acompañado por un beso apasionado, sin miedo esta vez. Ambos separaron sus rostros y Valerio fundió su mirada en la lejanía del paisaje diciendo—: Ella tenía razón.

—¿Quién? —preguntó Asenya confundida.

—Mi madre. Cuando me dijo que padre haría lo correcto, ella tenía razón.

—¿Solo fue un sueño, no?

—Sueño o no, ella me dejó saber que ella está de acuerdo con esto y eso me hace mucho más feliz. Pronto seremos esposos como tanto añorábamos.

—Ya podré abrazarte y besarte delante de todos —sonrió ella feliz.

—Y yo me sentiré orgulloso llevándote de mi mano.

—¿Y si seguimos escondiéndonos? —preguntó Asenya con complicidad.

—¿Escondiéndonos?

—Sí, no te niego que me gustaba como se sentía cuando nos debíamos esconder.

Ambos se miraron y Valerio no dudó en preguntar. —¿Vamos a la torre blanca?

—¡Vamos! —exclamó ella.

—Pero que nadie nos vea.

Ambos jóvenes salieron de la sala y se escabulleron como si debieran seguirse escondiendo de todos, lo que fue sumamente divertido para ellos.

SEMANAS DESPUÉS

Las semanas habían pasado y consigo sucesos ansiados en la casa Worwick.

El matrimonio de Tanya Worwick y el príncipe Jaden Brandenhill se había llevado a cabo en una boda tradicional de la casa Worwick y el salón del trono fue debidamente adornado para la ocasión.

La princesa Tanya lució un hermoso vestido blanco con adornos negros y plateados de cuello alto, junto con un velo que caía a sus espaldas como una cola. Aquel vestido fue visto por su padre, el rey Valko quien no pudo evitar recordar el día en el que vio a Anya caminar hacia él con un vestido casi similar y no tardó en llenarse de nostalgia; su niña adorada ya era una mujer lista para ser desposada.

El príncipe Jaden lució un traje militar tradicional de la casa Brandenhill, que consistía en unos pantalones negros y botas negras, un camisón de tela gruesa color rojo escarlata de mangas largas, un cinturón grueso y negro de cuero que rodeaba su cintura mientras que otro cinturón más delgado de color negro cruzaba de su costado izquierdo hasta su hombro derecho sosteniendo una capa roja escarlata de tela con un borde color dorado.

El rey Valko se mostró inquieto el día de entregar a su hija ante el príncipe Jaden; de hecho, el monarca no quería salir de su sala privada al momento de hacerlo y le dio muchas vueltas al asunto, pero al final lo hizo. Valko se presentó a la boda y entregó a su hija, la luz de sus ojos como todos sabían que era ella, una parte de él estaba inquieta, en algún momento su hija se iría de su lado y eso le causaba malestar, pero otra parte de él estaba tranquila al saber que el que sería esposo de su hija realmente la quería y la respetaba. Él era consciente de que ella estaría más que segura con él.

Al final del día, ambos príncipes se dieron el sí ante la fe de los dioses de la casa Worwick convirtiéndose Tanya y Jaden en esposos.

Con respecto a al príncipe Valerio y Lady Asenya, la princesa Tanya también recibió la noticia de la decisión de su padre, causándole esto una gran dicha. Tanya quería demasiado a Asenya y la Worwick no tardó en celebrar el hecho de que  serían más que amigas, ahora serían familia y la princesa se sentía contenta con ese hecho.

El príncipe Valerio y Lady Asenya se unieron en matrimonio al que fueron invitados lores importantes de la casa Worwick.

Lady Asenya usó un hermoso y largo vestido blanco con encajes dorados con un extenso velo que Valerio descubrió con admiración a la hora de recibirle.

Ella se veía hermosa en aquel vestido acampanado de corset, junto a una tiara que fue colocada en su cabello sobre un peinado de moño alto que sostenía su velo mientras una sonrisa adornaba su rostro resaltando el brillo que emanaba de su dulce mirada.

Valerio usó su traje militar de gala del ejército arquero por ser el primer jefe comandante del mismo. Su traje consistía en unos pantalones marrones oscuros con unas botas de cuero negras y correas, un camisón marrón con broches dorados y un cinturón color negro dónde descansaba su espada. En su hombro derecho sostenía su capa color dorado y guantes blancos en sus manos.

Al ambos aceptar ser esposos ante la fe de los dioses de la casa Worwick, caminaron juntos fuera de la capilla del castillo y  la pareja fue recibida por soldados empuñando sus espadas al aire en sus respectivos caballos junto a una formación de arqueros que alistaron sus arcos. Ellos apuntaron al cielo y lanzaron sus flechas en honor al segundo príncipe Arquero Rubio de la familia Worwick.

Un susurro escuchó Asenya en su oído mientras veía sorprendida el espectáculo de los soldados en su matrimonio. El príncipe se inclinó y musitó en su oído “Ya eres mi esposa, mi amada Asenya”.

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