07

❝PRÁCTICA❞

                       ME ESFORCÉ, y mucho. Me esforcé demasiado los siguientes días en tener autocontrol. En eso me mantuve ocupada y con Jasper volvimos a tener una relación normal. Aún que algo formal. Ninguno se hablaba mucho y él se pasaba el día fuera. Todos parecían ignorar lo que había pasado.

Ahora, Carlisle nos dejó ir a Bree y a mi con Alice y Rosalie de compras. Finalmente saldriamos.

Finalmente. Estábamos de compras, Alice quería que yo me distraiga, aprenda autocontrol con las personas que pasaban al rededor de nosotras, y que este más tiempo con ella ya que casi siempre estaba con mi hija.

Rosalie le compraba de todo a Bree, todo lo que le guste a ella o a la pequeña. Ella se había autonombrado madrina de ella; Bree siguiendole el juego aprovechó para nombrar padrino a Edward, quien aceptó gustoso.

Éramos una familia entera, eso la alegraba, ella creía que después de la mordida estaría sola, pero termino teniendo más familia de la que tenía anteriormente, verla sonreír me alegraba el corazón, al igual que verla reír por las tonterías de Emmett cuando estaban juntos.

Nos adentramos en una de las veinte tiendas que Alice amaba, porque ella decía que cada tienda era diferente y su favorita en distintos aspectos. A decir verdad llevaba bastante bien el autocontrol, me costaba un poco el estar tan cerca, pero para evitar que se dificulte más fuimos de caza antes de venir.

Cada tanto, sentía que me miraban. Tal vez por el efecto raro que hacían los lentes de contacto en mis ojos. Eso sí me molestaba. O cuando alguien se me pegaba, trataba de pensar en una abuelita contándole un cuento. Si, esa era mi defensa inventada para no atacarlos. Pensar que tenían una abuelita.

Todas estaban de acuerdo en usarse como maniquí para ropa de Alice, ahora portabamos el apellido "Cullen" las chicas se emocionaron y empezaron a buscar ropa, ya que no teníamos nada. Todo bajo la excusa de que era la bienvenida a la familia.

Estuvieron dos días convenciendo a Carlisle para que nos deje venir.

Compramos ropa para Bree, la mayoría color morado y gris. Una pequeña obsesión que tenía con esos colores, no era difícil de notar.

Mi ropa consistía en la mayoría negro, pero Rosalie como fan de la moda, Alice como fan de las compras, Bree como fan de seguir a Alice, compraban de más colores, entre ellos rojo, blanco, y gris.

Habíamos ido tres veces al auto a cargar las bolsas que ya no cabían en nuestros brazos.

—Alice, creo que te emocionaste, llenaste la cajuela del auto y el asiento trasero de bolsas —Dije apenada, pues eran en mayoría ropa para Bree y para mi.

—Es la gracia de comprar —Pronunció obvia —ademas, aveces nos dan descuento solo por ser lindas —sonrió encantadora.

—Creo que mamá tiene razón, ya es suficiente ropa por hoy —Dijo Bree algo tímida, sabía que algo no iba bien, y creo que Rosalie lo notó.

—¿Estas bien? —Preguntó Rose, pero antes de que pudiera contestar un olor exquisito llegó a mi.

Me giré para ver de donde prevenía, sintiendo mis ojos oscurecer por el deseo. Necesitaba saber de donde venía en ese instante o me desesperaría. Era una mujer de la edad de Esme, sacaba a su gato de la veterinaria que la rasguñó. Ahí entendi que Bree no lo decía por ella, lo decía por mi.

Mi garganta ardía, al parecer ir de caza antes de venir no había ayudado tanto. Podía ver la línea finísima del rasguño, las gotas de sangre eran diminutas, tentadoras.

Antes de darme cuenta Alice se había ido a buscar el auto, y ya estaba estacionada frente a mi. Rose me subió, pero mi vista seguía en la mujer, quería ir, deseaba hacerlo, pero intentaba controlarme.

—Tranquila mamá, sólo aguanta la respiración —intenté hacer caso, pero ya tenía el sabor en mi boca; me estaba por bajar del auto e ir y cazar a esa mujer ahí mismo, pero Rosalie, quien estaba atrás conmigo, me sostuvo.

Alice pisaba el acelerador más de lo que debía, Bree intentaba calmarme y Rose me sostenía a la fuerza para que no baje, pero yo me resistía, quería ir a donde esa mujer.

Llegamos a la casa y traté de pensar en una manada de gatitos junto a una abuela esperando en casa. Algo. Cualquier cosa tierna que evite mis deseos de desgarrar en partes a esa persona como una maldita destripadora.

Enojada conmigo misma, salí del auto y me senté en el sillón de la sala una vez que llegamos. El ardor iba bajando.

Las chicas estaban bajando las bolsas, pero yo no quería que me vieran, así que hice una ilusión para que no me vean. Me sentía avergonzada, era la primera vez que salía de la casa a tanta distancia, para lo único que salía era para ir a alimentarme, la primera vez que salí y casi mataba a alguien.

Veía como ellas me buscaban por la casa, sin saber que yo estaba ahí, discutían, ellas decían que no era mi culpa, que no sabían lo que iba a pasar, pero hasta Bree pudo controlarse y yo no.




















































               LUEGO DE UNAS horas sentada en la misma posición, me digne a sacar la ilusión, Rose y Emmett estaban en su habitación. Bree estaba con Esme en una de las casas donde Esme trabajaba de decoradora. El único que estaba en la sala era Carlisle, sentado en el sillón, que estaba al lado mío, él miraba a la nada, pensando supuse. Mirando a la nada, pensando en todo. Chiste.

Cuando saque la ilusión, Carlisle saltó del susto.

¡Mujer! No hagas eso, ni en mis trescientos años alguien me engañó así. Tenía la mano en su pecho. Por costumbre más que por un corazón acelerado.

Solté una risita. Me disculpé, mas le pregunté que era lo que miraba, el hombre parecía una estatua tan quieto mirando a la nada. Pensando en todo. Si, repito chiste.

—Sólo pensaba, por cierto, Jasper te estaba buscando —Me aviso con una ceja alzada.

—Ahg —Me queje y voltee los ojos —no estoy de humor para hablar de Jasper, sin ofender, pero hoy mi día fue un desastre —Me levanté para buscar el control de la televisión —estuvimos semanas ignorandonos mutuamente, no tengo ganas de que justo en este preciso instante quiera hablar.

—Lo sé, Jasper me contó de su situación, y las chicas me contaron lo de la mujer —Me hablaba con tranquilidad, y una mirada comprensiva —y no es difícil darse cuenta. De andar acaramelados de repente no soportaban estar en un mismo cuarto.

Una vez encontré el control, me volví a sentar —No sé cuál de las dos situaciones da más pena —murmuré fastidiada

—Ninguna, ambas son entendibles —Se paró y apagó la televisión, lo mire con el ceño fruncido, pero no se inmutó, siguió hablando. Oye, mi telenovela —Escucha, lo de Jasper fue porque el tenía miedo de lastimarte, y lo de la mujer, era la primera vez que salías, estuviste más tiempo que Bree digiriendo sangre humana, apenas llevas tiempo con esta dieta, es normal —Se cruzó de brazos mirándome.

Sólo me limite a suspirar, estaba por contestar cuando escuché los pasos por el patio, sabía que Jasper se estaba acercando. Me preparé para salir, pero como si Jasper hubiera sabido lo que iba a hacer, uso su velocidad vampirica para hacer presencia delante de mi.

—No estoy de humor, Jasper —Me limite a contestar para seguir mi camino por otro lado, pero nuevamente se interpuso.

—Sólo ven, quiero hablar. —Se notaba nervioso y, siendo él, el empático de la familia, hasta Carlisle se dio cuenta. Inconscientemente, Jasper aveces nos provocaba las emociones que él tenía. Así que hasta a mí me puso nerviosa.

—Ve, Valeria, tal vez sea importante —Habló el patriarca detrás de mi

—Me llego a fastidiar por cualquier cosa y me voy —le contesté a Jasper, pero al parecer para fue más que suficiente ya que sonrió.

Me guío afuera, la parte trasera del lugar, ahí se giró sobre sus talones y me miró.

—Te ofrezco una carrera. Todo derecho hay algo que quiero que veas, y quien llegue primero gana algo. —Propuso.

Lo mire con duda, pero él tenía una sonrisa ladina.

—De acuerdo —Murmuré —pero nada de trampas o cosas raras.

Nos pusimos en posiciones, contamos hasta tres y salimos corriendo, en menos de dos minutos llegamos a una especie de laguna.

Estaba escondida entre los árboles. Era un lugar hermoso, se notaba que nadie venía, ya que el agua estaba cristalina, pero no sería raro aquello, estaba en el fondo del bosque, del lado del territorio Cullen.

Me giré para ver al rubio que me había traído aquí, pero sólo estaba mirando, aún con su sonrisa ladina. Luego de unos segundos con mi cara de confusión, él se acercó a paso lento y seguro.

—Se que cometí un error, amor Una vez en frente mío, tomo mi mano —Fui un idiota, usted se sinceró conmigo, y yo no hice nada más que mirarla como un tonto. La verdad es que pasaría toda la eternidad en esa situación si podría, me hubiera gustado, estar besándola toda la vida, pero mi miedo me ganó, creí que eras mucho para mi, y aún así lo eres —con su mano libre acarició mi mejilla, cerré los ojos ante su dulce tacto —sin embargo, mi egoísmo te necesita, mi corazón desea ser suyo, mientras que mis recuerdos desean ser borrados para forjar nuevos usted.

Abrí los ojos, el tenía una mirada profunda, honesta, y amorosa.

—Sé como te sientes. Creí que explotaría de felicidad al saber que mi amor era correspondido. Lo que yo no sabía era que Alice te vió venir, ella sabía que usted me amaría al igual que yo...  y cuando me lo dijo me asusté, pero aún más me asustó la idea de tenerla lejos, porque con tan solo verla me hace sentir más vivo de lo que alguna vez estuve. Te deseo, Valeria.

Sé acercó lentamente a mi, nuestras narices rosaban a la vez que nuestras respiraciones chocaban, mis manos viajaron a su pecho mientras la mano que tenía en mi rostro se paso a mi cuello, empujandome más cerca hasta unir nuestros labios.

Nuevamente la sensación de amor llegó a mi.

Me sentía feliz.

Cuando nos separamos, yo sonreía como boba enamorada mientras él me miraba con ternura.

—Te vuelvo a pedir perdón —susurró cerca de mi rostro.

—Te perdono, Mayor Whitlock.

—Que bueno, porque ahora tendrás que perdonarme por esto —Sonrió con malicia.

Me separé de él, con una confusión visible en mi rostro pero, antes de contestar, él me había agarrado de las piernas, y como reflejo las enrollé en su cintura. Luego, rápidamente se tiró a la laguna.

—¡Jasper! —Le grite una vez salimos del agua. ¡Tenía ropa nueva puesta!

—¡Ya pedí disculpas!

Nos sacamos la ropa mojada, quedando en la suficiente para estar en el agua. Pasamos la tarde entre risas, besos, caricias, jugar en el agua y tirarnos a esta.

—Dijiste que quien llegaba primero ganaba algo —Murmuré cerca de él después de un rato.

—Así es —Admitió tomando mis piernas para enredarlas en su cintura —¿Qué quiere de premio, bella mujer? —Preguntó coqueto.

—A usted, mi caballero —Así sin más volvió a besarme

—¿Eso significa que podría llamarla mi novia? —Cuestionó separándose de mi —mi mujer... Dueña de mí eternidad...

—Si —Volvi a besarlo, sonriendo entre medio.

Y antes de darnos cuenta ya se había oscurecido. Pero era mi momento para darle una sorpresa.

Del agua hice fluir luces, él bajó la mirada confundido, e hice que aparezcan unas medusas brillantes, peces fosforecentes o luciérnagas fuera del agua. Él sonreía como nunca, estaba fascinado con mi don. Mientras yo me enamoraba de esa sonrisa, que iba en compañía de su melodiosa risa.

Sin aguantarme, me subí nuevamente sobre él quien recorrió mí cuerpo con sus manos. Se alejó e iba a hablar, pero lo frené.

—ni se te ocurra arruinarlo —le pedí contra sus labios, pero él solo apretó su agarré en mis piernas y negó, acercandose otra vez.

Oh, Jasper. Te haría mío en todos los sentidos posibles.

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