02
❝ ¿QUÉ IMPLICA SER VAMPIRO? ❞
MIS PIES SE balanceaban con desgano. Estaba sentada sobre el techo de un edificio. La luna estaba en su punto más alto, a mí lado estaba sentado mí salvador.
Paul Jeremy Smith. El tercer desaparecido de la lista creciente de Seattle. Él hablaba y se expresaba bastante con las manos y el rostro, yo cada tanto quedaba absorta en sus ojos rojos. Probablemente yo los tendría igual y eso me aterraba.
—... Entonces, ¿entendiste? —cuestionó alzando las cejas.
—¿es todo sobre el vampirismo o es lo que tú sabes? —cuestioné con precaución.
El rubia se relamió los labios asíntiendo dutativo. Me había explicado todo. Cómo alimentarse -de humanos, dah-, como uno se transformaba -con una mordida ¿irónico?- y que algunos tenían dones -resultó que soy una de esa minoría-. Me decepciona que no seamos como en diario de vampiros, eso si.
—todo lo que yo aprendí —admitió y puso las manos dentro de su chaqueta —¿quieres que te haga compañía hasta que asimiles o te dejo sola?
—Mientras no me devores, hazme toda la compañía que desees. Me asusta estar solita —Contesté con desinterés. Ya no tenía nada que perder si me mataba de todos modos.
—solita como el burro de Shrek —murmuró él, echándose hacia atrás y acostándose para ver la noche estrellada —y no pensaba devorarte por dos razones: no tienes sangre y no eres mí tipo.
—Auch —murmuré echándome hacia atrás también para ver el cielo —¿Debería ser algo bueno? El que no me quieras comer ahora mismo. Porque lo de ser tu tipo, de nuevo, auch —traté de ponerle humor al mal momento.
Había que tomarse con humor los traumas ¿No?
—Si debería, porque los de allá abajo —Los señaló con la cabeza —Son como animales, pareciera que al convertirse hubieran perdido todo rastro de humanidad, parecen monstruos...
—Somos monstruos, chupamos la sangre del resto por supervivencia —Atajé sin mirarlo, lo escuché suspirar.
Siempre alardeaban que los humanos estaban sobre la cadena alimenticia con su tecnología y súper intelecto, pero la naturaleza nuevamente nos sobrepasaba poniendo a criaturas parecidas con aún mayor habilidades que las que poseía un simple mortal. ¿Los vampiros serían ahora los seres más fuertes de la existencia?
No podía saber eso, porque yo no sabía nada de vampiros. Estaba aprendiendo... Pero no tendría que hacer esto ¡estaba mal! Yo no debería ser un vampiro... Yo no era desechable. Al menos quería creer eso ¡Y Dios! Ni siquiera puedo llorar. El vampirismo hasta eso arruina.
Me preguntaba si mí abuela me estaría buscando... Si mí nombre aparece en los noticieros. Quedé pensando en eso.
Luego de unos minutos en agradable silencio, al menos por mi parte, decidí preguntar que era lo que pasaba y porque el propósito de la guerra. Si me iban a raptar contra mi voluntad, lo que creo que es el sentido del secuestro, al menos tendrían que decirme la razón de la explotación hacía mi persona como si fuese un soldado.
—ah, su dicho de guerra —afirmó cuando pregunté —es solo una... Metáfora que usa. Riley nos hace para ella.
—¿ella? ¿quién es ella? —pregunté confundida.
—no lo sé. Nadie lo sabe. Es como la diosa sobre nosotros, los semidioses. Riley es su mensajero. Ella es quien nos quiere, quien nos convierte a través de Riley —Murmuró con aspecto sombrío. Parecía asustarle ella. —nadie habla de ella, ni de la sangre o de... Quienes éramos antes. Es un pacto que comenzamos a tener una vez te transformas porque lo único en lo que nos mantenemos concentrados es en la sed y no salir al sol.
—¿en serio te quemas si sales? —murmuré asustada, volteando a verlo. Él afirmó mostrando ligero miedo en sus ojos.
—ahora, novata, eres nueva. Debes aprender esto... Es supervivencia del más fuerte... Los nuevos son el blanco, así que, trata de demostrar que eres fuerte hasta dentro de unos meses. No seas llamativa, ni líder, pero tampoco seas como Fred el Freaky, nadie se le acerca —Comentó y asentí —Riley traerá más novatos ahora. Seguro les de una mini lección de lo que conlleva ser vampiros a parte de lo que te digo. Pero mis lecciones son mejores —sonrió de forma ladina y bufé divertida. Al menos le restaba importancia, como si fuera un chico normal y no un monstruo sediento como los otros.
Después de todo, no era más que eso, un chico tratando de que yo no estuviera asustada, un chico que supongo había estado en mi lugar momentos atrás.
Me había explicado sobre mí don. Hasta ahora, solo dos habían demostrado eso... Y adivinen, éramos él y yo.
—¿decías que puedo hacerme invisible? ¿cómo es eso? ¿Qué eres tú? —Murmuré, sentándome. Él me imitó.
—Yo... No sé que tengo, pero puedo ver a través de todo, de las almas, de los cuerpos. Es como si tuviera rayos x en los ojos... Tal vez por eso el resto no me molesta... Por eso o porque soy la "mano derecha" de Riley —se encogió de hombros —me llaman así, como si fuera su mejor amigo.
—pero Riley se ve tan... Explosivo y cínico y tu tan... Amable —lo señalé con duda y él sonrió.
—me alagas, Vale —fingió sonrojarse y reí —eres más amable que los otros cuando intenté entrenarlos. Parecen animales descerebrados. De momento eres normal... Veamos cuánto te dura —se levantó —pero bueno. Le diré a Riley sobre tu habilidad, tal vez así mantenga a los otros más calmados respecto a ti.
—¿tendré coronita? Siento que eso solo me perjudicará —admití —como en la cárcel.
—hay que probar ¿no? —se asomó al borde del techo —ven, te mostraré el refugio momentáneo —y saltó.
Me levanté al segundo asustada y me asomé. Él cayó de pie en el suelo, llamando la atención de algún que otro vampiro.
—¿vienes? —habló desde abajo, ni siquiera lo gritó y lo escuché.
—usaré las escaleras putrefactas —señalé y él negó divertido —demente...
—¡te escuché!
Riley me asustaba. Demasiado. Trataba de no demostrarlo, pero cuando se enojaba cualquiera se quedaba callado. Nos explicó todo a mí y a tres vampiros nuevos. No debíamos llamar la atención, iríamos en grupos a cazar y debíamos quemar todo con encendedores que nos daría y luego nos quitaría, no debíamos cuestionarlo y cambiaríamos de escondite cada tanto. Mayormente es cuando el escondite se cae abajo o cuando llamamos la atención.
PJ tenía razón respecto a la mayoría y si, también su lección era más divertida con referencias a los cómics o películas. Riley parecía un profesor de Historia malvado y aburrido.
—... Llegan a incumplir algunas de estas reglas y se las verán conmigo y ella —señaló y todos asintieron —ahora salgan. —señaló la puerta del edificio abandonado. Los vampiros se levantaron rápido —PJ, que alguno de esos idiotas lidere el primer grupo de caza de los novatos. No me importa quién... —y cuando estaba por salir, lista para ir a cazar, Riley habló —Valeria.
Frené congelada. Ay, mami, perdón si fui mala, es el karma, ya sé. Pero no quiero ser castigada en mí primer día de murciélago de cuarta.
—Ven, linda —se sentó en el sofá podrido del lugar y voltee. PJ me guiñó el ojo antes de salir. Caminé hasta sentarme a un lado de él, bastante alejada. Él me hacía sentir a la defensiva —PJ me dijo que tenías un don ¿es cierto?
—no lo sé... Yo... Yo no sé de eso —admití, él tampoco había hablado de eso y Riley se acercó más. Quería gritarle que se mantenga lejos.
—Algunos... Tienen habilidades especiales y necesito de eso. Así que... ¿qué te parece si lo descubres? —movió un mechón de mí cabello.
—si, Riley —murmuré cabizbaja —¿Puede ayudarme PJ? —De entre todos los que había, él era el más confiable. El resto solo asustaba. Tal vez era solo una máscara, pero era en la que prefería fiarme.
—Claro, irán juntos a dónde vayan —sonrió de forma ladina —no me decepcionó elegirte, Valeria... Ahora ve.
Asentí y me levanté rápido, saliendo del cuarto. Me quedé afuera, y contuve la respiración cerrando los ojos con fuerza. ¿Qué tan mala fui para que me suceda esto?
Estaba sentada en la esquina del sótano, once vampiros estábamos encerrados en un espacio reducido y ya comenzaban las peleas. De entre los nuevos, había llegado un problemático. Suspiré con nerviosismo, moviendo mí pierna de arriba a abajo. Mí garganta ardía. Sentí una mano en mí hombro y di un respingo, al observar, noté a PJ.
—Oye, son solo unas horas. Notarás que con el pasar de los días se hace más rápido —murmuró, escuchando como empezaban a pelear —si no les das atención, ellos tampoco te la darán.
—Es que... Mí abuela... —murmuré preocupada pero comenzaba a dolerme la cabeza de tratar de recordarla —siento que me estoy olvidando mí vida.
—es que ya no tienes una —admitió jugando con sus manos —comenzaras a olvidar cada vez más. Trata de aferrarte a lo que más recuerdes.
Suspiré nerviosa ¿Cómo pretendía sobrevivir a esto? Si es que no tenía otra opción... No podía matarme, no podía morir. No a menos que sea de una forma dolorosa dónde me mataba uno de ellos. Lo único que podía matarme era el fuego y uno de mí especie.
—¿No compartes a la nueva, PJ? —Se burló uno.
—no molestes, Kristie —se quejó PJ.
¿Podría volverme invisible ahora? No, porque me veían.
Bueno, opción dos, que la tierra me trague.
—¡Carajo!
Observé como todos, incluso PJ, se alejaban de mí repentinamente y se aferraban a las paredes asustados, como si hubiera un temblor.
—¡Se parte el suelo! ¡se comió a la novata! ¡agarrense! —gritaban y contuve la sonrisa. No sabía cómo hacía eso pero estaba deli deli.
Si tenía un don, y los otros no sabían que los vampiros podían tenerlo, es porque tal vez o no tenían o no lo descubrían. Sonreí divertida. Tal vez podría tener ventaja sobre ellos, sobrevivir, ver cómo escapar y huir lejos.
Pude hacerme invisible y ahora que la tierra me trague. Ellos creían que el suelo se rompían, trepaban las paredes como si el piso los tragara también. Debía hacer algo como... Una especie de ilusiones. Si así era, debía concentrarme.
¿Podría hacer una tormenta dentro?
Cerré mis ojos para tratar de pensar en hacerla, de algún modo tenía que lograrlo, pensé en todas las películas que vi alguna vez en Disney que siempre decían "Es cuestión de fe y concentración" "Piensa en recuerdos bonitos".
Al abrir los ojos, pude verlo también.
El suelo estaba agrietado y cayendo, pero nieve comenzó a caer del techo y ellos gritaban como locos. Comencé a reír y observé a PJ que estaba como pollito desamparado aferrado en una esquina mientras trataba de no caerse, su cabello de llenaba de nieve ¿cómo podría hacer para que él vea que eso no era cierto? Traté de anular aquello, pero la sed comenzaba a consumirme.
Traté de concentrarme y pronto, PJ ya no tenía nieve y se relajó, volteando a verme.
—¿cómo hiciste eso? —cuestionó sin aliento, pero se giró a ver al resto que seguía asustado.
—ilusiones, lo mío son las ilusiones.
—estas de chiste —se sentó a mí lado, ignorando que el resto se veía como idiotas ahora que él no veía las ilusiones.
—yo... Tengo mucha sed pero creo que es eso, mira —estiré mí mano cerrada en puño y pensé en algo, me frustraba que no sentía nada, pero luego sentí un cosquilleo. Imaginé una mariposa tal vez. Cerré los párpados para confiar.
Abrí mi mano a la par que abría los ojos con la esperanza de que aparezca algo, que para mi sorpresa se vió una hermosa mariposa que cambiaba de colores en la palma de mi mano, de la emoción empeze a saltar y gritar "Ya pude, ya pude"
—Sin ofender pero yo no vi nada —El chico apagó mi burbuja de emoción.
Pare de saltar y gritar para luego girarme lentamente con cara de " ¿en serio? " en su dirección.
Detrás de mí se veía a los vampiros discutir sobre que pasarían toda la noche agarrados a las paredes o caerían al precipicio. Parecía muy real, hasta que podría caerme, sin embargo, PJ y yo éramos los únicos que sabían que no era real.
—¿Como que no? Hice un mariposa multicolor en mi mano —me senté de nuevo. Indignada.
—A ver, intenta hacer que yo la vea, no tú —Usó un tono más fuerte en la última palabra haciéndome frustrar.
—i vir intinti qii yi li vii ni ti —Me burlé de el —cabo de descubrir mi don y me opacas así, ¿Qué clase de amigo eres? Vampiro envidioso. Tu solo ves a través de las paredes.
—Si mejoro, veré a través de tus ilusiones, estoy seguro —afirmó pero borró su sonrisa cuando llevé mí mano a mí garganta ardiente.
—solo... Dame tu mano.
Y así lo hizo, con su mano en la mia, imaginé una hermosa mariposa que cambia de color, deseaba que el vea algo así de increíble.
Trate de concentrarme con frases de Marvel que te dan ánimos para darle vida a la mariposa, abrí mis ojos para después abrir su mano y en ella apareció esa hermosa mariposa, la hice volar al rededor de el mientras sus ojos la seguían embobados con una sonrisa de mismo modo.
—bien, me arrepiento de lo dicho. Si la veo y si te creo. Riley estará más que feliz —reimos juntos —¡tienes un poder increíble! ¡haces ilusiones que se pueden ver y tocar, carajo!
Empezamos a saltar abrazados, después de todo estábamos felices. Cantamos y bailamos "Son ilusiones, son ilusiones, son ulisiones" como niños pequeños acompañados de horribles pasos de bailes.
Las risas pararon cuando, al festejar, me desconcentré y todos aquellos que veían algo, dejaron de verlo. Los vampiros nos rodearon y frenamos, sonriendo con inocencia.
—¿cómo hiciste eso? —La tal Kristie me preguntó, mostrando los colmillos.
—es una vampiro especial, categoría rara e importante para Riley, así que si alguno se acerca, tendrá problemas —PJ se aclaró la garganta, despegandose de mí abrazo.
Ninguno refutó a eso aún que dudaron. Yo suspiré más calmada. Tal vez ser vampiro no sería tan malo después de todo.
El nuevo problemático, Raoul, estaba con otro nuevo, Kevin. Los dos asaltaron a unas prostitutas en un callejón y pelearon por los restos de una tercera. Yo aparte la mirada, no quería pelear con ellos y PJ colocó su mano en mí hombro para empujarme a otro lado.
—Recuerda siempre, debemos cazar entre la escoria, gente que nadie extrañará —Me decía, yo asentía tratando de concentrarme pero no podía.
Frené frente a una librería. En el cristal pude ver mí reflejo, tenía los ojos rojos tal cual un pétalo de rosaz una gota de la misma sangre. Bajé la mirada incomoda, mas noté unos diarios a la venta.
—¿gustas algo? —Preguntó el rubio —recuerda que eres vampiro. Puedes hacer lo que quieras —señaló la idea de robar —¿Te parece si yo nos traigo la cena y tu buscas algo que te saque cierta miseria?
—si, por favor —murmuré y él se fue. PJ agradecía mí compañía, era de las únicas novatas con cerebro y solo uno de diez llegaba tan inteligente y se conservaba así. PJ me ayudaba a conservar mí humanidad.
Fui a la parte trasera, rompí el picaporte y entré a la tienda. Mí garganta ardía bastante, me moría de sed, no obstante, trataba de no pensar en eso porque me arrebataba más que nada mí conciencia. Busqué dos diarios, un lápiz, goma de borrar, y una mochila de cuero que había a un costado de la tienda con otras que parecían viejas a la venta. Guarde las cosas ahí y salí, tomando algo de dinero de la caja para que parezca robo.
Cuando salí, PJ traía a cuatro hombres grandes, borrachos y riendo. Podía oler el alcohol y las drogas en su sistema y me deleité con aquello.
—ahí está la chica que les dije, libre para que le hagan lo que quieran —PJ paró y ellos clavaron sus ojos en mí. Sonreí de forma ladina, burlona.
—¿en serio? ¿fue tu excusa? —me quejé de PJ, él se encogió de hombros.
—¿funcionó o no? A comer.
Los gritos llenaron la parte trasera del edificio y yo me sentí mucho mejor. Clavaba mis dientes, perforando su piel y bebiendo hasta la última gota en cuestión de segundos. Dos para mí y dos para él.
Cuando acabé, habíamos sido prácticamente silenciosos luego de que rompí el cuello de los míos cuando gritaron.
—Ahg, lo malo de la escoria es que beber tanta sangre con alcohol te pone borracho —PJ parpadeo varias veces y reí.
—Mi único recuerdo borracha es cuando llore viendo Harry Potter por la muerte de Snape con tres cervezas sobre la mesa. Anota ese recuerdo así lo escribí luego —Lo señaló pero él me ignoro.
—Me estás diciendo que lloraste por ¿la muerte de Snape? —murmuró incrédulo y yo me avergonsé.
—¡Resultó que era bueno! —Estaba enojada, ¿como no iba a llorar por su muerte? —al final. Solo al final.
—Pero hizo cosas horribles —seguía insistiendo mientras cargaba los cuerpos sobre nuestros hombros para hacerlos hoguera.
—ya lo sé, por eso solo dije al final, bobo. Soy team merodeadores.
Rápidamente los prendimos fuego y nos alejamos de la flama. Nos fuimos por otro lado mientras hablábamos de la película, yendo a dónde deberían estar los dos nuevos.
—¿cuánto tiempo llevo aquí? —Pregunté mientras escribía en el diario —¿una semana?
—sip —contó, mientras caminábamos con calma, buscando alguna persona más para que la sed no vuelva hasta dentro de unos tres o cuatro días.
—¿Y tú? —lo miré curiosa. Él aplanó los labios ciertamente incómodo.
—pues tres meses —admitió y asentí sorprendida, era de la primera tanda de Riley. Iba a decir algo pero él colocó su mano delante de mí y frenamos.
—¿qué? —pregunté confundida. Él nos movió a un costado, tomó mí lápiz y mí libreta —¡Oye! Eso es mío, putito.
Él me pegó en la frente con el lápiz y luego escribió “estoy viendo a Raoul a final de la cuadra, detrás de un edificio, quieren sorprendernos”. Ah, él y sus rayos X.
Asentí, guardé el diario en el que anotaba las cosas de vampiro junto al otro dónde escribí mis recuerdos cada vez más escasos. En un sólido de viento, nos fuimos veloces junto a la brisa. La velocidad sobrenatural era algo maravilloso, algo que lograba fascinarme cada vez más.
—¡A los árboles! —me dijo cuando entramos en el bosque que rodeaba Seattle.
Subimos a los árboles e íbamos saltando de rama en rama riendo. Ya no sentía el olor de los dos vampiros con los que Riley nos había enviado en grupo para cazar.
—¡aquel! —señalé y los dos trepamos como Spiderman hasta la punta y nos sentamos en la copa del árbol.
—esos dos... Quieren pelea —se quejó —y yo lo único que tengo en mí defensa es a Riley... Y ahora a ti.
—pues... Si quieren pelea se las doy, ya patee traseros antes —murmuré, viendo borroso el recuerdo donde entrenaba con mis compañeros en la academia de policía —te puedo enseñar a pelear.
—eh, no gracias, sería humillante que una chica me de una paliza —se negó en machista y le tiré de una greña sin llegar a arrancarselo —¡oye! Con mí cabello no, estúpida.
—Eso fue machista, además nadie te está viendo maricon, ¿quieres saber defenderte o no? —señalé molesta —puedo hacer que nos dejen en paz, pero también deben tenernos un poco de respeto ¿no? Riley nos trata como su guardia elite.
—tienes razón... Pero nada de golpes a la cara —a penas termino la frase lo golpee en la cara y cayó del árbol.
Sonreí y baje la vista.
El estaba en el suelo, mirándome con los ojos abiertos mientras se sostenía la mejilla en la cual se formó una pequeña grieta.
—¡Hey! —me gritó, indignadisimo.
—primera regla: siempre a la defensiva —me burlé —y el oponente no va a evitar golpearte en la cara, no seas niña.
—ese comentario también fue machista —se quejó levantándose y sacudiendo su ropa. Yo bajé de un salto hasta estar frente a él.
—Si, pero yo soy mujer. Tu no.
PJ se quejó y yo reí. Salir de caza era la ventaja de tener un poco más de libertad. Además, Riley comenzaba a soltarnos más la correa que al resto y le convenía. Por alguna extraña razón, le convenía demasiado. Nosotros no nos quejabamos al respecto.
Lo único que me molestaba, era la sed. La bestia en mí interior cada vez más hambrienta.
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