01
— Aquí tiene — La pelirroja mira la falsa sonrisa de aquella empleada para luego tomar la bolsa que contiene aquel nuevo libro que a comprado.
Sale de aquel lugar sin agradecer, pues no hay nada que ella pueda valorar de aquel pésimo servicio que le a brindado aquella chica quejándose y contándole la triste historia de como la engañaron.
¡Ella solo quería un libro! No la triste historia de su vida.
Umbrella de Rihanna comienza a sonar, haciendo que ella se detenga en seco y lleve su mano derecha al bolsillo de sus jeans para sacar su móvil.
— ¿En qué momento pusiste ese tono de llamada? — Es lo primero que pregunta al responder aquella llamada. Ni siquiera debe mirar el identificador para saber de quién se trata.
— ¿No hay un hola antes de esas palabras tan secas? — El acento de su amiga suena más divertido que ofendido y es probable que una pequeña sonrisa quiera salir de los labios de la pelirroja al escucharla.
— Wanda, hola. Ahora, ¿en qué momento colocaste ese tono? — La risa de la menor de los Maximoff se escucha a través de la línea.
— ¿Cómo estás tan segura de que fui yo?.
Natalia comienza a caminar de nuevo, pues las personas comienzan a verla de mala manera, y eso le importa un carajo, pero suele cansarse más estando solo de pie; así que prefiere retomar su paso.
— No conozco a nadie que sea tan fan de Rihanna como tú, además de que eres la única amiga que tengo, imposible que alguien más tocará mi móvil.
Un silencio se apodera de la llamada cuando la pelirroja termina de decir aquello.
—Nath... — La mencionada hace un sonido lleno de frustración.
— No tu tono de lástima, por favor. Sabes que prefiero solo tenerte a ti en mi vida, los demás no me importan para nada. Así que vamos a lo importante, ¿qué necesitas?.
— ¿Sabes que eres la mejor amiga que está chica puede tener? — Alianovna rueda los ojos mientras esboza una sonrisa.
— No pienso acompañarte a ninguna fiesta llena de gente idiota, hoy es noche de leer.
— Haces lo mismo todas las noches.
— Y cada noche me siento mejor. Además, mañana me necesitan temprano en la cafetería y sabes que la señora Stark es algo especial en cuanto al horario.
— Se que ese no es impedimento, tú prefieres arrojarte a las vías del tren antes que acompañarme.
— Confirmó — Un carraspeo de desconfirmidad sale de los labios de Wanda.
—No voy a obligarte, solo... ¿Si mi hermano te llama puedes decirle que me quedaré contigo?.
Cuando la pregunta es terminada, Natalia se encuentra fuera de su pequeño apartamento.
— No me gusta la idea, pero lo haré solo si me mantienes informada de cada cosa que hagas en aquel lugar, no me gusta la idea de que algo te pase.
— Nada malo va a pasarme, pelirroja.
Alianovna suelta una risa sarcástica mientras deja su nuevo libro en la mesa y cierra la puerta de su hogar.
— Eso dijiste la última vez, Wanda. Por favor, quiero saber que estas bien o no voy a ayudarte.
Un silencio incómodo llena la línea, pero Natalia no va a arrepentirse pues el recuerdo si bien es cruel, espera sirva para hacer entrar en razón a su fiel amiga.
— Prometo decirte todo lo que pueda, incluso si siento algo raro te llamaré inmediatamente.
— Eso espero, Maximoff o me encargaré que no te dejen salir el resto de tu vida.
— Alianovna, suenas como una señora y recién tienes veintidós.
— ¿Qué puedo decir? En dos años tal vez este usando bastón — ambas estallan en risas al ver lo ridícula que está siendo su conversación.
— Tengo que estar allá a las ocho y treinta de la noche, debo comenzar a alistarme.
Confundida, Natalia revisa la hora en su móvil apartando este de su oído por un momento.
— Recién son las cuatro, ¿no crees que exageras?
— Obviamente no, mi querida pelirroja. James estará ahí y ahora que Cárter se fue, puedo tener una oportunidad.
— ¿Sharon se fue? ¿A dónde? — Pregunta confundida pues recuerda haberla visto hace un par de días... O quizás semanas, lo cierto es que Natalia no recuerda el día en el que vive.
— Te explicó luego, rojita. Tengo una cita con el destino y yo aún no me veo aún más perfecta de lo que ya soy.
— Tu ego es más grande que tu cuerpo, Wanda.
Una risa fue todo lo que recibe, para después escuchar el sonido de la llamada siendo cortada. Romanova se encoge de hombros, toma su preciado libro mientras se sienta en su pequeño sofá.
Los minutos comienzan a volverse horas y ella lleva menos de la mitad del libro. Cada veinte minutos busca una nueva forma de sentarse para evitar algún calambre u otra cosa que llegue a incomodarla.
El sonido de su celular la saca de la historia, mira con fastidio el aparato pero al ver el nombre del contacto, puede apostar que su piel se vuelve aún más pálida de lo que ya es.
"Mierda, Wanda" piensa Romanova para después tomar aire, tranquilizarse y tomar la llamada.
— Pietro, ¿por qué no me extraña tu llamada? — La pelirroja se da palmadas imaginarias al escuchar su voz tan tranquila, sabe que no debe cantar victoria, pero es un milagro no haber tartamudeado.
— Natalia, cuanto tiempo sin saber de ti.
— Nos vimos la semana pasada.
— Cierto... ¿Mi hermana está por ahí?.
El tono suspicaz del chico la hace rodar los ojos, pues no disimula ni un poco su desesperación por saber si su hermana se encuentra bien.
— Si hubieses llamado hace cinco minutos, sí. Está en el baño. Pusimos una película que terminó por hacerla llorar, conoces a Wanda, es demasiado sensible.
— Tienes razón — Pietro se carcajea. Alianovna no puede evitar tapar la bocina para poder respirar tranquila, ya obligara después a la menor de los Maximoff a que le compre un libro por meterla en este problema.
— Cuando salga dile que pasaré mañana por ella, nuestro padre quiere vernos y ella es la única que me contiene de querer golpearlo.
— Claro, probablemente yo no esté porque debo trabajar pero aquí estará tu querida hermana.
— Bueno, las dejo. Espero Wanda no deje tu departamento lleno de lágrimas.
Ambos comienzan a reír, aunque la risa de ella es más bien histérica y cada vez se hace más evidente así que sin más cuelga la llamada.
—¡Mierda, mierda, mierda! — A Natalia poco le importa si alguno de sus vecinos se molesta por sus gritos, pues ahora está metida en un gran problema. Conoce a Pietro y sabe que su risa lo alertó.
Con algo de temor mira la hora en su teléfono solo para confirmar que es tarde, muy tarde y no tiene un solo mensaje de su amiga.
— Si ambas salimos de esta, voy a golpearla — Murmura.
Se calma un momento y se decide a llamarla, logrando que la poca calma que le quedaba saliera por la ventana pues su mejor, y única amiga, no responde la primer llamada, tampoco la segunda, la tercera y la cuarta.
— Por favor, Dios. Si me responde prometo llegar puntual al trabajo, no quejarme de nada y dejare de gastar tanto dinero en libros — Dice al borde del colapso. Vuelve a llamarla y para su fortuna está vez el teléfono es atendido.
— ¡Wanda Maximoff, trae tu maldito trasero para acá! ¡Tu hermano sospecha y si descubre que no estas aquí te espera un castigo de por vida!. ¡Te dije que me mantuvieras avisada de cada cosa que hicieras!.
Ella quiere seguir gritándole, pero una voz al otro lado de la línea la deja congelada.
— No soy Wanda, tu amiga acaba de quedarse dormida sobre el hombro de mi amigo... ¿Necesitas que la lleve?.
Romanova guarda silencio mientras piensa las opciones que tiene. Puede ir ella misma por su amiga, pero es muy tarde y seguramente está hasta las anginas de borracha, así que para cuando consiga traerla será demasiado tarde. Por otro lado, no encuentra atractiva la idea de que un desconocido traiga a su amiga.
— ¿Cuál es tu nombre completo?.
— Steven Grant Rogers, soy amigo de James. Igual si te sientes más segura te mandare mi ubicación en tiempo real y así veras que no soy un loco secuestrador.
Para ella eso era tentador pero ni de esa forma es capaz de fiarse de él, así que simplemente corre a su habitación para tomar un chaleco, sus llaves y así salir de su pequeño hogar.
— ¿Dónde es la fiesta? — Pregunta Alianovna, pues no sabe si es producto de sus nervios o si en realidad su amiga nunca le mencionó el lugar.
— ¿Sabes dónde es la casa de Carol Danvers?.
Ante aquella pregunta la pelirroja sonríe, pues la casa queda cerca de donde ella vive.
— Sí — responde mientras camina lo más rápido que sus pies le permiten al lugar ya mencionado.
— Pues ahí no es.
Natalia detiene sus pasos de golpe, esta a punto de insultar a la voz masculina cuando está rompe en risas.
— ¿Es o no es ahí?.
— Sí es aquí, solo era una pequeña broma, lo siento.
— Imbecil, seguro te escapaste del circo — murmura ella y para su buena suerte parece que no a sido escuchada.
— Te esperare en la entrada con tu amiga. Llamame si me necesitas.
— ¿Por qué no te quedas en la línea? — Cuestiona la pelirroja para volver a encaminarse al lugar.
— Tu amiga desperto, ahora esta cerca de una planta y parece que quiere vomitarla encima, el problema es que sí no le acierta a la planta, le acierta a mi amigo.
Alianovna quiere decir algo, pero el típico sonido que hace la llamada al ser finalizada se lo prohíbe.
Guarda el teléfono en uno de los bolsillo que tiene su chaleco.
Apresura el paso, pues cuanto más rápido se acabe esto ella podra respirar con tranquilidad.
— Solo para aclarar, Dios. Wanda no fue la que me respondió, así que no estoy obligada a cumplir lo que prometí hace un rato — Murmuró. Luego soltó una risa al saber que estaba siendo muy patética hablando sola.
Siete minutos pasaron, aunque para ella parecieron horas. Pero valió la pena pues ya puede ver aquella casa donde se escucha música a todo volumen.
Hay dos personas frente a aquella casa, a una la identifica, pues es su mejor amiga y supone que la persona a su lado es con quien estuvo hablando por teléfono.
— ¡Nath! ¿Desde cuándo ti-tienes una hermana gemela? — Las mejillas de Wanda tienen un tono rosado que delata lo ebria que está en aquellos momentos.
— Tú y tu amiga le deben una nueva camisa a James — Natalia mira al chico que tiene sostiene a su querida amiga.
— Ay por Dios, ¿Le vomito? — La cara de horror de la pelirroja aumenta cuando lo ve asentir.
— Pero tranquila, dudo que recuerde siquiera algo mañana. Será nuestro secreto — El rubio sonríe pero el gesto no es correspondido.
— ¿Seguirán coqueeteando o ya nos podemos ir? — Alianovna le dedica una mirada llena de reproche a su ebria amiga, la cual le causa cierta lastima pues arrastra las palabras mientras lucha por mantener sus ojos abiertos.
— Bien, Sven, muchas gracias por tu ayuda pero ahora de esa castaña me encargo yo — Dice mientras toma el brazo libre de Wanda y lo pasa por sus hombros.
— Es Steven, ¿Segura que puedes con ella? — Él duda en soltar a la castaña, pues al parecer está no tardará en dormirse, pero la pelirroja parece ignorar eso.
— Tranquilo rubio, puedo con esto.
Rogers no discute más y deja que la chica pelirroja cargue con el peso de su amiga.
Las carcajadas de parte de él no se hacen esperar al ver como ambas féminas caen al suelo.
— Imbécil, no es gracioso — Se queja Romanova.
— Para mí lo es.
Cuando el blondo logra contener su risa, ayuda a ambas a ponerse de pie, volviendo a sostener a la castaña.
— Creo que necesitas mi ayuda, así que yo la llevo.
Ella no está segura de querer que un desconocido conozca el lugar donde vive, pero nuevamente no hay muchas opciones.
<Maldita sea, Wanda. Me la voy a cobrar caro> piensa, para después soltar un suspiro.
— ¿No tendrás problemas al ayudarme?.
— No, de cualquier manera me haces un favor. No quiero regresar ahí — Grant nota como ahora la amiga de la pelirroja parece estar completamente dormida, así que la toma en brazos.
Romanova comienza a caminar de vuelta a su hogar seguida de él.
— Entonces, ¿Te diviertes más ahora que en la fiesta? — el rubio nota el tono burlón de ella, pero lejos de ofenderse le responde.
— ¿Quién no prefiere ayudar a una pelirroja con una amiga castaña ebria a llegar a casa?.
— Muchas personas.
—Bueno, yo no pertenezco a esas personas.
Ninguno vuelve a hablar haciendo que el resto del camino sea en un total silencio, que llega a resultar cómodo para ella e incómodo para él, sin embargo no se queja.
Los minutos pasan, y el frío cada vez se siente más. Natalia mira de forma constante para ver si el chico a su lado de muestra cansado de llevar a su amiga en brazos, pero no encuentra expresión de cansancio así que no dice nada.
La pelirroja suelta un suspiro de alivio al ver que llegan a su pequeño hogar. Le hace un gesto al rubio de que la siga, abre la puerta y se hace a un lado dejándolo pasar primero a él.
— ¿La dejó en el sofá o quieres que la lleve a alguna habitación?.
Ella piensa, y está a punto de decirle que la lleve a su habitación pero se detiene, pues es algo reencorosa y es justo que Wanda tenga un pequeño karma por todo lo que le hizo pasar.
— En el sofá, luego la despierto — miente. Pues no hará eso.
— Perfecto. Fue un placer ayudarte a ti y a la castaña. ¿Necesitas algo más?.
Natalia no dice nada, simplemente hace un moviento con su cabeza en señal de negación.
— Buenas noches y gracias por la ayuda.
Es todo lo que ella dice y él sabe que es momento de irse.
Agita sus manos en señal de despedida y se retira del lugar.
Alianovna pone seguro en la puerta principal y se recarga en ella mientras mira a su amiga la cual tiene un pequeño hilo de saliva corriendo por su labio.
Ya mañana hablara con ella y le pedirá una recompensa por tanto estrés.
Si les gusta la historia, por favor dejen su estrellita y su comentario, los que me leen desde hace mucho saben lo difícil que es para mí hacer capítulos largos y sin embargo me esforcé en este.
Si les gustó apreciaría que votarán y si quieren comenten. Los lectores fantasmas no son cool jsjs.
🌸Lena🌸
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