Nükhet siguió comiendo en completo silencio, Süleyman trabajaba a su lado sin decir ninguna palabra, se sentía abrumada por su indiferencia.

—Süleyman  -el nombrado la miro.

—¿Qué pasa?

—¿Por qué no me envió ninguna carta en estos años? - el soltó sus papeles y la miro.

—No había necesidad - ella le miró. —Todo te lo tenía que decir en persona.

—¿Y por eso le envío una carta cada mes a su amante? -él suspiro —Ya veo -murmuró, gracias ese motivo había conseguido un amante, sabía que el amor que Süleyman le tenía era poco —Debo irme ya, los niños me esperan.

—Nükhet  - ella se detuvo —Nada...

—Sí Süleyman, también te amo - suspiro y salió sin si quiera verlo — Idiota.

Firuze observo a Hürrem dar vueltas en sus aposentos, probaba cada vestido que veía y cada asesoría que le presentaban, se miraba nerviosa y ansiosa.

—¿Cuál te gusta Firuze? - la nombrada quiso reír ante su pregunta, si supiera que ella era la favorita de Süleyman la desbarataria ahí mismo.

—El azul -Hürrem asintió y se miro al espejo.

Nükhet se recostó en el pecho de Emin con un rostro pensativo, aquello llamó le atención al hombre.

—¿Qué sucede mi amor? - Nükhet soltó un suspiro, no lo amaba, solo lo hacia para sentir placer.

—Nada, ya debes irte - el rodó los ojos—Es una orden, si llegan a descubrir que no eres un eunuco habrá una matanza.

—No lo harán  - ella suspiro.

—Vete ahora mismo - Emin tomó sus ropas y se vistió, le dio un profundo beso a Nükhet y salió sin decir más — Atrevido. - ella comenzó a vestirse, una hora después las puertas fueron tocadas, Nürhan ingreso en silencio.

—Sultana, La sultana Raziye tiene fiebre - la joven se puso de pié y salió, al ingresar encontró a la pequeña con un paño en su frente.

—Mi amor ¿Qué sientes? -la menor señaló su garganta  —Bien querida, mamá está aquí  -la tomó entre sus brazos y la arrullo — Mamá siempre lo estará.

—La sultana es muy apegada a usted  -comentó la médica — Le daré unas medicinas, mañana amanecerá mejor.

—Gracias  -sonrió un poco y se centro en su pequeña hija.

Sus hijos mayores eran capaces de estar solos, pero sus dos últimos hijos aún exigían la atención de su madre.

Mahşah sultan había heredado los hermosos cabellos rubios casi blancos de su madre, aquellos ojos azules característicos de Süleyman y el carácter de ambos, era amada por Süleyman pero a las afueras de la hasoda todos hablaban mal de ella.

—¿Qué mal hábito es este? - se paro en medio del harén en donde las criadas ni si quiera le hicieron reverencia —Les he dado oro, joyas e incluso telas finas traídas desde el extranjero, no lo hice por ningún motivo en especial, pero muerden la mano que les da de comer - las criadas rieron a lo bajo, a Nükhet la respetaban a medias, incluso estando ella presente decían cosas a susurros bajos.

—Solo es hija de la zorra de circasia - Mahşa sonrió y se giro hacía ella.

—¿Puedes mantener lo que dijiste? -la hatun se mostró orgullosa —Bien, Adalet hatun que todas las que se atrevieron a hablar, reír y burlarse sean castigadas, que las azoten cien veces en la planta de los pies y a esta perra que le arranquen la lengua.

—No puede hacer eso -dijo la misma mujer —No es nadie  - Mahşa miro a Adalet de reojo, la mayor se acercó a los hagas y les ordenó tomarlas a todas, a gritos y jalones fueron llevadas al calabozo casi cincuenta criadas.

—Las que no dijeron o hicieron algo pueden pasar a mis aposentos por regalos  -las restantes se reverenciaron ante ella.

Süleyman recibió aquella tarde a Firuze, ambos se besaron apasionadamente y se unieron en uno solo, el deseo y pasión desbordaba por todo el lugar.

—Su Majestad- le llamo la mujer — Sabía que la sultana Mahşa ordenó torturas a cincuenta criadas.

—¿Qué dices?

—Sí, justo ahora deben de estar torturandolas  - Süleyman se puso de pié enfadado, salió sin decir más dejando a Firuze con una corta sonrisa.

Nükhet siguió dándole de comer a Raziye con toda la calma del mundo, pero repentinamente las puertas fueron azotadas y un furioso Süleyman ingreso.

—Explícame el por qué Mahşa dio la orden de torturas a las criadas de mi harén  - Nükhet alzó la ceja, se había ofendido pero prefirió no decir más.

—Asusto a la niña - Raziye temblo ligeramente  y abrazo a su madre la cual la cargo de inmediato —Y no se, algo le debieron de hacer.

—No es justificación  - Nükhet suspiro. —Traigan la ahora mismo - Nürhan salió rápidamente, Nükhet le tendió a la pequeña a Nur y segundos después ingreso la joven  —¿¡Explícame el por qué ordenaste torturar a mis criadas!? - los ojos de Mahşa se cristalizaron.

—Ellas se burlaban de mi y de mi madre... la llamaron zorra y a mi bastarda ¿Debí haberme quedado quieta? - Süleyman relajo su expresión —¿Debía?

—Mahşa regresa a tus aposentos - Süleyman la miro —Ahora - la joven se reverencio y salió —¿Ahora le gritas a nuestros hijos? Ninguno de ellos nunca te ha faltado al respeto y menos han hecho algo que perjudique al imperio, debiste entrar y preguntar tranquilamente que había pasado, Mahşa tuvo toda la razón con azotarlas y si hubiera sido yo las hubiera ejecutado, así que fue un castigo tranquilo.

—Nükhet...

—Vaya con su favorita fantasma, debo de seguir cuidando a Raziye.

—¿Qué tiene?

—No es su asunto  -paso por su lado rozando su hombro.

El tiempo era algo que todos tenían en contra casi siempre, mientras Nükhet pasaba sus días cuidando de sus hijos y con su amante, Firuze aprovechaba para estar en todo momento con Süleyman, Hürrem buscaba a la favorita desconocida y los demás esyaban en sus asuntos.

—Madre, su majestad no me pidió disculpas.

—No tiene porque pedirlas, es el sultán  - Mahşa suspiro —Solo olvídalo, lo que hiciste estuvo bien, nadie debe de burlarse de ti nunca, nadie, ni si quiera las hermanas de su majestad o tus hermanos, solo debes de saber una cosa y esa es que tu madre jamás ni nunca dejará que esas mujeres te menosprecien a ti o a tus hermanos, eres la hija de Nükhet sultan.

Después de horas de batallar finalmente me cargaron los gif y las imágenes.

Siento haber tardado mucho.

Mis redes.