𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐕: Es un don

𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐕: Es un don

Desde niña había sido condicionada a que su sensibilidad es un defecto más que un atributo. Hinata no conocía mucho del mundo y tal vez era la sobreprotección de su padre o probablemente su temperamento dócil que no le permitió conocer más, tener más confianza o ser más firme de lo que puede ser. Kiba solía decir -en sus primeros días como genin- que esa parte tan sumisa y comprensiva de ella no iba a llevar tan lejos, como siempre con su parte tan sarcástica y poco razonable; en realidad nunca lo tomó a mal porque Kiba solía ser así de irreverente pero dentro de sí sabía que en ese mundo no podía terminar bien alguien que fuese tan empático y comprensivo. Para su padre era y hasta la fecha es un terrible defecto que pone en vergüenza el status de su clan, de todo lo que conoce.

A veces se pregunta ¿por qué ella y no otra? ¿por qué tenía que ser ella la heredera de un clan que no la respeta? Tal vez si fuese una chica como Ino con un fuerte carácter y un carisma que no cualquiera tiene o un poco de su seguridad, tal vez sería la líder hecha y derecha que su padre desea y la que está destinada a ser la Yamanaka o quizás una chica más normal con una familia más sencilla como Sakura y no me mal entiendan la chica es excepcional en su control de chakra y ni hablar de su fuerza bruta, incluso aquel carácter forjado a base de trabajo duro aquel que ha logrado mantener enamorado a Naruto, aquello que por tanto tiempo ha anhelado y no tiene.

Hinata sube su mirada del piso, siempre mirando hacia abajo, siempre sintiéndose inferior.

—No lo hagas —la voz áspera y profunda cala en sus oídos, Hinata se sobre salta y gira para poder encararlo- no te conmiseres.

La Hyuga lleva inconscientemente sus manos hacia su boca, no esperaba que el hombre tendido en la cama despertara todavía porque si bien no es ninja médico la condición del Uchiha está mal o peor aún a punto de morir, no se necesita ser un genio para saberlo.

—L-lo lam-men... to —Hinata tartamudea y baja su mirada apenada, patética, la mirada de Itachi es pesada sin caer en lo tosco, no puede descifrar exactamente lo que él puede pensar no hay expresión en su rostro o algún indicio de incomodidad.

—No te disculpes —Itachi es frío y hasta cierto punto cruel que hace temblar hasta los huesos a Hinata.

—Yo... no...

Itachi la mira directamente y ella se sonroja, no necesariamente por lo atractivo más bien es como si él supiera todo de ella con solo verla como si tuviese el extraño poder de leer su mente como un Yamanaka sin necesidad de entrar en ella. Él es tan enigmático que asusta.

—No des explicaciones —la voz del Uchiha retumba las paredes del lugar pero más que un consejo es una orden, Itachi parece no tener mucha paciencia y menos con una chica tan poco segura de sí misma— no todos las necesitan.

Hinata no dicen palabra alguna porque en realidad Itachi tiene razón, otro signo de debilidad.

—¿Está bien? —la chica hace un descomunal esfuerzo para que su voz deje de temblar él la asusta un poco, Itachi está estoico esperando paciente ¿qué? No lo sabe—. Quiero decir, se encuentra mejor... sí mejor...

Itachi no la deja de observar sin parpadear a pesar de los movimientos nerviosos de manos o los pasos torpes que ella hace de un lugar a otro en la extraña habitación en la que se encuentran. Un refugio del clan Hyuga debajo de la tierra, un lugar simple.

—¿Por qué lo has hecho? —Itachi es demandante.

Hinata evita mirarlo.

En realidad, no tiene algo en contra de la chica tampoco la conoce mucho solamente sabe que es la heredera en sucesión del Clan Hyūga, pero hay algo de ella que le hace recordar a alguien y no sabe exactamente a quién. Tan torpe y queriendo ayudar, ingenua quizás.

—¿Salvarlo? —ella es paciente y al contrario de lo que muchos pensarían Hinata lo mira con verdadera empatía intentando descifrar porqué no la ha matado.

—Pude matarte —Itachi menciona y por el contrario, Hinata lo mira con verdadera curiosidad; sus grandes ojos blanquecinos se arquean ligeramente como sus cejas incluso inclina un poco su cabeza cual niña. Ella increíblemente no le cree.

—No... —es firme y con convicción, ella no cree, sabe que Itachi no la mataría.

—¿Por qué no?

A pesar de que Itachi está sentado en la pequeña pero cómoda cama siente su presencia tan cerca que logra asfixiarla, tiene una personalidad potente y muy fuerte digno de un Uchiha, tan orgullosos y feroces. La hace sentir más pequeña de lo normal.

—Porqué... est-tá agonizando... —el temor en las palabras de Hinata la hace ver mucho más frágil y compasiva— y...y lo sabe...

Por primera vez, en lo que han conversado Itachi se permite sentirse descubierto pero no sorprendido, por supuesto que alguien con esos ojos podría saberlo si fuese lo suficientemente meticuloso y comprensivo, nadie lo ayudaría de no ser por las ultimas cualidades. Él es un desertor, un asesino a sangre fría, nada en especial.

—Además... —Hinata no sabe exactamente de dónde ha sacado aquel tono de voz claro y conciso sin dejar de ser amable y tímido, lo que mayormente la caracteriza.

Y la verdad o al menos lo que siente es que recuerda a Naruto, porque el rubio ruidoso nunca se ha rendido y eso la ha inspirado al menos un millar de veces para poder inspirarla como nadie lo ha hecho. Hinata saca fuerzas de no sabe dónde.

—Mencionó a I-ino antes de caer inconsciente —expresa Hinata y por el contrario que Itachi piensa, ella no parece asustada o verdaderamente preocupada más bien un poco confundida con su ceño fruncido y su cabeza de lado, le hace recordar un poco a él mismo de joven.

Hinata no entiende qué tiene que ver su compañera en todo eso. Ino no es precisamente su amiga como lo es de Sakura, en realidad, no son siquiera compañeras tan cercanas como lo es de Tenten, es como si Hinata e Ino pocas veces han compartido misiones una con la otra y para ser sincera sus personalidades completamente opuestas no han permitido que tengan acercamientos más allá de una simple camaradería. No obstante, siempre tiene en mente a Naruto y todo aquel que se acerca a él, al que considera un compañero o amigo, aquel que ayuda a otros sin importar qué, los hechos que la han inspirado a ser más, a ser mejor.

Pero no es Ino a la que puede ayudar, sino Itachi.

El Uchiha no menciona una palabra y espera paciente a que ella hable.

—Ino —vuelve a nombrarla Hinata, Itachi la mira fijamente sin expresión alguna pero por un momento ella puede ver curiosidad, genuina curiosidad— usted la nombró.

—Estás preocupada por ella —afirma Itachi con un tono mucho más solemne y no tan profundo como suele hablar— no debería yo ser la razón por la que temes por su seguridad —Itachi hace una pausa prolongada intentando tomar el aire necesario para continuar— solo necesito saber de Ino.

Hinata abre los ojos de par en par y lleva su mano cerca de su boca, su gesto de sorpresa no pasa desapercibido por el Uchiha. La chica es bastante transparente en sus emociones y extrañamente le hace recordar a Ino, tal y como la recuerda.

Las palabras de Itachi, francamente, la toman por sorpresa; no esperaba que respondiera de esa forma tan directa y sin rodeos. Hinata desprende la curiosidad por los ojos, porque las palabras de el Uchiha tienen una doble intención, hay algo detrás de ellas, hay un interés detrás de aquellos ojos ónix pero es uno particular que traspasa el estoicismo de Itachi. Él no quiere decirlo pero sus orbes lo delatan.

—¿Quiere ayudarla? —Hinata intenta comprender qué es lo que pasa por la mente de Itachi, no puede pensar que el aniquilador del Clan Uchiha esté justo frente a ella, en una cama, con su semblante completamente pálido, las grandes ojeras y sobre todo la expresión neutra bien disfrazada.

—No deberías darme asilo.

Hinata baja la mirada nuevamente en busca de una respuesta al cambio de tema, no puede descifrar la intención detrás de las palabras, quizás no debió ayudarlo al caer frente a sus pies debido a su debilidad. Y no la pueden culpar, no realmente, en sus constantes luchas internas siempre había sido reprendida por ser tan débil y dócil respecto a sus decisiones, sus entrenamientos y lo más reciente, la forma en la que pretendía proteger a su pueblo.

Para todos —a excepción de su equipo— Hinata no es más que una chica con gran timidez y baja autoestima. Estas cualidades que para otros —en especial su padre— son un arma de doble filo, para una persona con malas intenciones para aquellos que solo quieren que el mundo shinobi caiga y poder apropiarse de él, Hinata es un peón movible que puede ser vulnerable por el catastrófico ambiente.

Algunos pueden decir que Itachi se ha aprovechado de Hinata y su enorme empatía, pero Hinata sabe que lo hace porqué es lo correcto, porqué no puede dejar de lado a Itachi y mucho menos si una compañera como Ino está involucrada.

—U-sted está muriendo —explica Hinata nuevamente sin importar que a Itachi no le interese su propio estado— no podría dejarlo así, no es correcto, usted no me hará daño, lo sé porqué puedo verlo —la Hyūga mira fijamente al hombre— usted no me hará daño porqué me necesita y en verdad necesita a Ino.

Itachi sonríe ligeramente ocultando el gesto con su cabello, su cabeza gacha y en especial aquella forma tan de él para esconderse detrás de un cuello alto que no viste.

Hinata tiene una lucha interna con sus principios, el odio o repudio que debe tenerle a Akatsuki o Itachi, a las bases o principios de proteger a su aldea como próxima líder del Clan Hyūga y, sin embargo, sabe perfectamente que hay una historia detrás de Itachi y todo lo que se dice de él.

Quizá sea traición para un régimen pero para Hinata es solo un poco de humanidad.

—¿Necesitar?

No es el tono de voz de Itachi o la máscara de soberbia que carga sobre sí mismo, es la palabra sobre las necesidades, porque no necesita a Ino Yamanaka, en realidad, no del todo. La naturaleza curiosa de Itachi —de la que siempre se jactó— lo ha mantenido hasta este entonces con vida, los primeros pasos de su vida shinobi sobre lo correcto o incorrecto, Sasuke y su vida, la decisión de aniquilar al Clan Uchiha, los planes de Madara y Akatsuki, básicamente, toda su vida se ha regido por una curiosidad acerca del hombre y sus decisiones. Y una vez más se encuentra ligeramente curioso sobre ella, sobre Ino.

—No soy ninja médico —explica Hinata con pesar como si aquella extraña situación la hiciera sentir mal, como si se sintiera mal por Itachi Uchiha, el desertor— Ino podría ayudar...

—¿Crees que verdaderamente la necesito?

Hinata retrocede un poco, el tono de voz del Uchiha es demandante, exige un respuesta pero hay algo dentro de ella que dicta un poco de duda en lo que ve y puede observar.

—No imagino... —Hinata está sorprendida, porque ella verdaderamente cree que Itachi Uchiha la necesita por su salud, pues, si bien Ino no es una erudito en el ninjutsu médico es bastante buena para poder ayudar en el campo de batalla, en cambio, ella es solo Hinata Hyūga— podría ayudar en su salud...

Hinata evita mirar a Itachi, las personas normalmente suelen ser transparentes en sus emociones, pero él no lo es, parece no sentir algún tipo de desagrado o agrado hacia sus palabras o acciones. Simplemente, está ahí acostado en la cama, sin algún tipo de comodidad o problema, es como si todo lo que pudiera aquejar su vida no existiera, no en realidad. Lo que lo hace —en general— bastante impredecible, lo hace peligroso y sobre todo capaz de tomar las situaciones de una forma tan exacta e impersonal.

Itachi es un asesino.

Uno que está muriendo y en decadencia. Solo basta ver lo terriblemente delgado que se encuentra y a pesar de ser un hombre joven en sus veintes, parece algunos años mayor, su piel tan pálida que asemeja a un pedazo de papel, sus orbes hundidos debajo de aquellas ojeras y en su cuerpo puede verse los huesos solo ser cubiertos por la fina capa de piel.

—No hay nada que pueda hacer —él está ¿resignado? De un destino que pronto lo alcanzará y será tan fortuito que siente merecerlo, por todo lo que ha hecho y lo que sigue haciendo.

Hinata lo sabe porqué conoce esa sensación, la resignación es uno de los sabores más amargos que puede tener en su corta y a la vez extensa vida, es una de las cosas que no puede evitar sentir. Quizás por eso admira a Naruto porqué ha tenido la suficiente consciencia y valor para enfrentar al destino mismo y poder ser algo más que lo que sus clanes les dictaron.

Ahora entiende porque Itachi no la ha atacado o en su defecto matado. Él no está en condiciones de aniquilar a alguien más a sangre fría, claro está que puede hacerlo en un momento, pero prefiere gastar ese tiempo en otras cosas, tal vez en encontrar a Sasuke o cazar a las bestias con cola, hay cosas mucho más importantes que matar a Hinata Hyūga.

Estaría ofendida, de no ser porqué se siente muy inferior.

En cambio, Itachi sabe las condiciones de su estado, el tiempo se agota y no encuentra una salida próxima y no se refiere a su estado salud (que fácilmente se arreglará cuando Sasuke logre matarlo) sino a lo que sucede con Ino Yamanaka. Hay algo siniestro detrás de todo eso, la desaparición de Ino, los movimientos en silencio de Akatsuki, Madara puede manejar las cosas desde las sombras y la más importante es el poco ruido que genera todo eso en el mundo shinobi. Bastante tranquilo a su parecer.

Pero confiar en la heredera del clan Hyūga no está en sus planes, y no es personal, la chica carece de algo llamado seguridad que puede hacerte depender de si tu vida puede estar o no en peligro, de una misión, de un ataque o de morir con honor. Hinata es sumamente empática, un arma de doble filo pero a diferencia de Ino (a quién curiosamente no conoce y, sin embargo, puede inferir) quién desarrolla su empatía como una forma de protección debido a las habilidades de su clan, Hinata parece hacerlo desde un lugar más comprensible. Es decir, la hereda del Clan Hyūga es capaz de ver el mundo shinobi menos podrido de lo que ya es.

Hinata lo ayuda por solidaridad y respeto al ser un ser humano, que si bien podría aprovechar, un genjutsu y caería como un arma perfectamente de espionaje para Akatsuki, no obstante, los planes de la organización criminal son completamente diferentes a los suyos, no empatiza con aquellos ideales.

—Pero... —interrumpe la chica aquel incómodo silencio— ella podría ayudarlo, usted está muriendo rápidamente —aquello lo susurra, sus cejas se arquean un poco y la tristeza la invade, porqué a pesar de ser un criminal clase S, es difícil ver morir a alguien— por lo menos... estabilizar su chakra, asciende y desciende. Y poder asegurarnos que ella esté bien...

Itachi levanta la vista de las sábanas blancas, acaricia un poco de ellas, se sienten tan frescas como puede recordar cuando su madre ponía unas limpias cada que regresaba de una misión de Raíz.

Entonces, comprende que Hinata Hyūga no sabe el paradero de la rubia, no tiene ni idea de dónde está y el hermetismo de Konoha lo deja sin opciones.

Al final, no servirá para localizar a Ino pero tiene otros planes para ella.

Lo último que recuerda Hinata es mirar aquellos orbes onix, transformarse en rojo y aspas negras moviéndose con agilidad a un ojo desconocido. Lo demás puede esperar, hay mucha información que necesita para encontrarla.




—No creo que estar aquí sea por un sermón —Hiruzen puede ser condescendiente si se lo propone.

Fugaku —el Quinto Hokage— ni siquiera mira a su lado para corroborar el estado de su predecesor, solo puede observar el tranquilo sonido del silencio, una pequeña mezcla del viento y los pocos murmuró de los aldeanos. Desde la cima de Konoha y acompañado por los rostros de los anteriores líderes puede observar casi con fascinación su hogar o lo que puede quedar de él.

¿Alguna vez observó la belleza en los detalles? Puede ser que no, el aroma a tierra húmeda, los gritos de los niños, el cielo extremadamente azul o el ruido de los aldeanos atravesar las calles para poder pasar su día. Todo lo anterior, nunca le dio importancia, o por lo menos un pequeño vistazo. Pero no podía culparse, no completamente, había vivido la guerra desde muy joven, las pérdidas y la muerte había sido algo con lo que tenía que vivir y nunca se había preocupado por admirar los detalles más allá de su misión. Eso había cambiado un poco cuando de casó con Mikoto, y cuando nació Itachi y Sasuke, Fugaku se había convertido en algo más que un shinobi, era un esposo y padre.

Una mala combinación si le preguntan.

Porqué Fugaku sabía la importancia de un shinobi para con su aldea y en especial con su clan, las responsabilidades de su entorno como líder pero también como un padre. Cuando vio por primera vez a Itachi y ser un pequeño bulto en los brazos de su esposa, pudo conocer ese sentimiento cálido en su pecho que nunca creyó merecer en ese mundo tan peligroso y lleno de muerte, produjo algo interno que nunca desapareció y que suele causar risa a Mikoto. Proteger a Itachi y posteriormente a Sasuke se volvió su misión más importante o por lo menos la más priorizada en los últimos años.

Por ende, él pensó que lo que hace es lo correcto, porqué quería proteger a su clan aún por encima de su aldea, pero también proteger a Itachi—-quién no lo necesita, al menos no de la forma común— y proteger a Sasuke, quién a su pesar es mucho más sensible que su hermano mayor, porqué Sasuke Uchiha parece ser fuerte pero no es más que un niño.

Ahora todo se siente diferente, casi como si su vida dependiera de un precipicio a lado del abismo.

—¿Alguna vez notó lo azul que es el cielo? —cuestionó Fugaku, pero Hiruzen no pudo olvidar el tono tranquilo y la manera en la que se refería usted, todavía siente respeto.

—Lo hago, sí, a veces lo olvidaba por tener tanto papeleo pero lo sabía —Hiruzen está calmado y su sucesor parece estar completamente de acuerdo.

—Hay muchas cosas que sabemos y no recordamos —el Uchiha está solo un poco nostálgico.

—No te sientas perdido —el Tecer Hokage toma asiento a su lado con su larga túnica blanca y su delicioso puro entre sus labios. A pesar de todo sigue teniendo aquella personalidad tan serena— haces lo mejor que puedes.

—No es suficiente.

Hiruzen Sarutobi ríe un poco, entre divertido y arrepentido.

—¿Esto tiene que ver con el Clan Hyūga?

Y todo tiene que ver con el Clan Hyūga. Por lo menos los últimos momentos, no era su intención exterminar a más de la mitad del prestigioso clan de la Aldea de la Hoja, a una gran parte de los aldeanos que habían visto aquella enorme injusticia y sobre todo las vidas inocentes de aquellos que solo iban pasando por el lugar. Si tan solo el Hiashi hubiera sido más precavido o si hubiesen sido el consejo de clanes más sensatos. Pero realmente eso no importa porqué había sido su decisión la que había tomado el rumbo de los clanes y el temor de todos.

¿Acaso esa sensación aguda en el estómago y el sabor amargo en la punta de la lengua es culpa?

—Eres sensato, Fugaku, siempre lo has sido —Hiruzen siente la ira del Uchiha, sus músculos tensos y la mirada sobre aquella hermosa aldea que los ha visto nacer y crecer— pero somos humanos y también nos equivocamos.

¿Fue un error o fue deliberado? Fugaku quiere creer que fue un error, porque cuando camina entre las calles del Distrito Uchiha algunos Uchiha lo miran como un héroe quién los ha salvado del famoso yugo y prejuicios de la Aldea que los vio nacer y del que fueron parte de la gran construcción, por otro lado, hay pocos quiénes se cuestionan si masacrar a un sector de la aldea era necesario.

—Todos hemos cometido errores —Fugaku lo mira.

Hiruzen se ve extrañamente paciente y sabio, aún está un poco —solo un poco ¿sí?— consternado de que el famoso Tercer Hokage esté ahí sentado tan tranquilo y pasivo fumando de su puro, en las condiciones en las que se encuentra tal delgado, con un semblante algo enfermo y una sonrisa en sus labios.

Tal vez necesitas saber algo más, había dicho Mikoto con una dulce sonrisa mientras preparaba el almuerzo de Sasuke, ella realmente pensó que él necesitaba de alguien más aún cuando ese alguien fuese Hiruzen Sarutobi. Por eso, su esposa había sido paciente y tolerante después de lo sucedido, por eso no le había preguntado o en su defecto comentado algo fuera de lugar. Porqué a pesar de todo Mikoto lo ama y está bien con eso.

—Yo sé de errores —Hiruzen suena nostálgico quizá un poco dolido— he tenido que tomar decisiones muy complicadas, sé que no se trata sobre mí pero si hubiese sido lo suficientemente firme y enfrentado al traidor de Danzō todo no hubiese pasado. El error fue mío, no tuyo.

—No sea condescendiente.

—No es condescendencia, el tomar decisiones por lo correcto a veces no es lo más sencillo pero cuando es lo correcto no debe de haber remordimiento —Hiruzen es sabio, ahora puede verlo— incluso Minato lo hizo, sacrificó a su hijo, por un bien mayor.

—Minato sabía que nadie más que Naruto podía con ese poder —Fugaku muy en el fondo siempre había admirado lo que hizo Minato Namikaze, era un hombre firme y con convicciones, que podía ver el valor de los seres humanos con solo un parpadeo.

—No hubo opción.

—Clan Hyūga... —No sabe exactamente cómo o porqué toma asiento a lado del Tercer Hokage. Hiruzen no es un desconocido, es un hombre al que siempre admiró y con el que siempre tuvo una relación bastante estrecha y de admiración, incluso su hijo lleva el nombre del padre de su predecesor. Quizá por eso se había sentido traicionado cuando dejó de Danzō tomara ciertas decisiones.

—Hiciste lo que pensaste que era correcto, cuidar a tu clan, a tu familia...

¿Realmente fue lo correcto?

—No voy a meterme en tus decisiones Fugaku, tampoco te diré si lo que hiciste es bueno o malo, eso no me corresponde a mí. —De un momento a otro el hombre se ha vuelto serio y el humo en sus labios baila al ritmo del viento. Fugaku Uchiha sabe que no necesita la aprobación de un viejo anciano, sin embargo, se confío—. Algunos habrían hecho lo mismo.

Pero Fugaku sabe que se confío del gran y prestigioso Clan Uchiha, confío ciegamente en que ellos habrían hecho las cosas diferentes, tal vez no de la misma forma que Danzō y Raíz junto a su sed de poder y control, pero definitivamente pensó que su clan iba a conducirse de otra forma, más leal y, sin embargo, la lealtad es a ellos mismos.

Serían diferente.

—Eso es relativo —deduce Fugaku— la debilidad puede costar todo.

El Tercero ríe ahora con gracia, parece ser que Fugaku sigue siendo el joven muchacho que conoció, a veces un poco ingenuo o inflexible, pero sigue siendo el mismo.

—La debilidad no es un defecto, cierto, puede provocar muchos problemas, pero no es un defecto, —explica el hombre tan tranquilo, ahora que lo piensa, pudo tomar demasiadas decisiones que evitará tanta... muerte—, puede hacernos sentir inseguros pero también una razón por la cuál sobrevivir en este mundo tan despiadado. Minato fue débil ante su hijo y salvo a la aldea, yo fui débil ante Danzō y estás aquí vivo, el clan Hyūga fue débil en creer mentiras e intrigas, Inoichi fue débil ante su hija y estás aquí frente a mí...

—Ino Yamanaka —habla Fugaku pero sin emoción alguna, no le sorprende que Hiruzen —quién tiene ojos en todos lados— supiese de la chica mucha antes que ellos.

—No puedes culparla por ser débil ante tu hijo —eso es más que una verdad, tal vez Fugaku lo había visto e incluso usado un poco a su beneficio— y tampoco culpar a Shisui y a Itachi por querer ser diferentes, no mejor o peor, solo un poco diferente. Eso nos hace humanos, Fugaku. Nosotros hemos tomado decisiones difíciles, invitamos a la guerra entre nosotros, matamos a sangre fría y aún así ellos tienen la esperanza de cuidarse los unos a los otros.

—Pueden fallar.

Hay algo dentro de Fugaku que siente no solo remordimiento o una culpa indescriptible. Sino la curiosidad nata de un Uchiha acerca de lo que puede ser y de lo que no.

—Hay gracia en sus fallas —Hiruzen fuma cuidadosamente y mira por primera vez al Uchiha, después de largos minutos observando la hermosura e infinidad de la Aldea de la Hoja— sólo intentan hacer lo mejor, igual que nosotros.

Y Fugaku Uchiha lo sabe, conoce la sensación que sintió Hiashi Hyūga junto a su clan, la ira, el coraje, la decepción y el deseo primitivo de protección a los suyos.

—Lo mejor... —Susurra el Uchiha.

—Todo esto es por eso. Y lo que sea que hay detrás de todo esto, nunca es tarde.

Entonces la ve, observa cuidadosamente la luna de sangre que comienza a crecer en el Este. Es grande e imponente y el tono rojizo le hace recordar mucho a sus propios ojos, asciende lentamente sobre las murallas de piedra de su hogar, iluminando perfectamente el lugar frente a un oscuro horizonte que abraza la infinidad del firmamento. Madara Uchiha está detrás de aquella luna.

—Siempre han sido excepcionales. —Fugaku escucha atentamente la voz del anterior líder, los pasos de Kakashi Hatake se escuchan sobre la piedra, tiene poco tiempo—. Gracias a ustedes la protección de la aldea nunca se vio comprometida, la decepción y el odio que inculcamos en ustedes es justificado, recuerda que la responsabilidad del caos está en nosotros. Y en los errores hay belleza, aún en los más crueles, me tomó una vida verlo.

—Lo sé —vuelve a murmurar Fugaku, entendiendo perfectamente la postura del Tercer Hokage, tiene poco tiempo.

Kakashi Hatake con su máscara de Raíz está detrás de aquel hombre que le dio protección después de la muerte de su padre y su maestro. Siempre tan leal.

—A veces la debilidad no es un castigo, es un don que usado de buena forma puede hacer mucho.

Pero Fugaku Uchiha recuerda las líneas escondidas, ellos están condenados a la maldición del odio, dependiendo de este sentimiento para tener poder, para tener el control y con ello la seguridad en ese caos llamado mundo shinobi. Es quizá por eso que puede observar desde la lejanía a sus compañeros líderes de los clanes, de una forma correcta o no, todos protegen sus intereses y el bien común. Unos a otros.

Tal vez la debilidad no es un defecto, pero para los Uchiha la debilidad en definitiva puede ser todo, menos un don.




Para Sasuke los últimos acontecimientos están bastante ligados entre sí, desde el extraño ascenso de su padre como Hokage hasta la incómoda visita de Ino Yamanaka. Si bien es solo un niño pero Sasuke Uchiha nunca pecó de ser estrictamente ingenuo. O al menos el ser lo suficiente callado puede pasar desapercibido.

Sasuke nunca había sido una persona que se cuestionaba la vida constantemente, a comparación de Itachi, Sasuke puede vivir con la incertidumbre del mundo shinobi, o al menos hasta ese momento. Lo cierto es, que las cosas habían cambiado en su vida de estudiante en la academia, sus compañeros lo empezaron a ver con mucho más respeto ahora es el hijo del Hokage, y sin embargo, no le importa mucho o su vida cambia constantemente, aumentando así la pequeña rivalidad con Naruto y el fanatismo de las niñas.

Naruto se volvió más reacio a convivir con él ¿le importaba? ¡Qué va! El Uzumaki no es mucha de su importancia o por lo menos interés, pero había algo dentro del otro niño que había cambiado los últimos meses. Naruto no es agresivo, puede ser idiota o mal educado, pero nunca fue agresivo, sus tratos son meramente de compañerismo, sin embargo, algo cambió. Todos lo asumieron a causa del nuevo cargo de su padre y la competencia que ellos mismos habían iniciado, no fue suficiente para que Naruto pasara desapercibido a los ojos de Sasuke.

Hay algo más torcido.

Más oscuro.

Pero nadie más lo nota.

Naruto Uzumaki mejoró en pocos días sus técnicas en ninjutsu, si bien no tienen un gran desarrollo en esas habilidades por ser tan jóvenes, sin embargo, lo había hecho las últimas clases, y ni hablar del taijutsu al que estaban apenas entrenando, Naruto es un poco más que sorprendente. Sasuke definitivamente se sentiría celoso de no ser porqué hay algo dentro de todo eso que lo hace sentir inseguro, y todo parecen alabar el nuevo potencial (que siempre tuvo) del Uzumaki.

Quizá está celoso o es su intuición la que está dirigiendo su vida. Tal vez un poco de ambas.

Definitivamente, para Sasuke las circunstancias de la masacre al Clan Hyūga se siente como un dejavú y su inquietante forma que lo hace temblar de las manos cuando mira a Hinata en los pasillos de la Academia; y no es por la noticia de un que un ninja de Raíz acabó con la vida de Neji Hyūga (un niño al que no conoció pero podía ver en el patio del lugar), tal vez es porque a pesar de todo Hinata Hyuga y el resto de los niños de su clan, siguen yendo a la Academia como si nada de lo anterior hubiese pasado.

A Sasuke le genera un poco de incomodidad.

Pero nada se compara a lo siguiente. Y no es por menos que las habilidades de Naruto que comenzaron a desarrollarse lo esté dejando un poco (solo un poco ¿verdad?) atrás. Sasuke realmente ha comenzado a desarrollarse más en tanto a su habilidad en la destreza y agilidad, por lo que, ha comenzado a entrenar donde Itachi entrena con Shisui o lo hace por cuenta propia. Porque no hay nada más egocéntrico que Sasuke Uchiha siendo desplazado por Naruto Uzumaki.

Lo que le sorprende no es que el lugar esté acompañado sino ambas personas que tiene mucho (bastante, gracias) que pisan ese suelo. Sabe perfectamente que no está bien espiar conversaciones pero algo le dice que lo haga. Esconde su presencia lo mejor posible que le ha enseñado Iruka-sensei en las últimas semanas. Porqué es importante saber esconder la presencia de un oponente, no queremos que nuestra misión falle ¿verdad? Y, los shinobi sensores pueden desarrollar las habilidades o nacer con ellas, es vital tener ese conocimiento. Puede hacer la diferencia.

Está Shisui sentado en la corteza de un gran árbol, esperando pacientemente, lo mira con toda la atención posible y encuentra la vestimenta de jōnin de Konoha, aquella que tenía bastante que no vestía y entonces comprende que Shisui ha vuelto a las filas del clan. Algunos rumores de traición había escuchado pero Sasuke sabía en ese momento que eso era imposible.

No obstante, su atención se fija completamente en la segunda persona que camina a pasos tranquilos, lo reconoce inmediatamente, encontrando así, a su hermano mayor. Pero lo sabe, puede sentirlo y no de un conocimiento lógico, es algún tipo de presión en el pecho que puede reconocer a Itachi, no es él mismo, está diferente. Itachi se ve más ajeno, más ensimismado, más serio y ligeramente más grande.

Sasuke reconoce a Itachi pero no es Itachi.

—Tiene tiempo que no veníamos a entrenar —Shisui es casual, se ve relajado y el pasto seco entre sus dedos parecen ser una especie de aliciente— parece una eternidad.

—Bastante —Itachi es cortante, no lo suficiente para sorprender a Sasuke pero sí a Shisui.

Itachi toma distancia entre él y su mejor amigo, a unos pasos justo frente a Shisui. Sasuke piensa que puede ser una de esas reuniones en la cual solían entrenar, era de admirarse la tenacidad y capacidad de ambos, siempre quedando empate y la belleza del combate reduciendo como un esplendor. El dichoso combate nunca inicia.

—Sorprendente el tiempo que te tomó.

Las palabras de Shisui suenan nuevamente casuales pero dentro hay un significado que Sasuke no comprende e Itachi parece entender. Su hermano mayor, ni siquiera parpadea mirando fijamente a su amigo.

—Hay cosas que tenía que arreglar —Itachi suena más profundo, y sin embargo, no mira a Shisui se esconde detrás del cuello alto y sus ojos parecen observar detenidamente los movimientos del otro— no es tan sencillo.

—¿Buscas a Ino?

Sasuke observa la postura de su hermano y es tan relajada como si nada de lo que dijera el otro fuese importante. Pero Itachi es un gran mentiroso que miente, uno que inhala y exhala verdades a medias y su basta existencia se ha dedicado a mentirle al mundo y talvez, solo tal vez, a él mismo.

—Entre otras cosas —Itachi es casi indiferente. Shisui arquea la ceja no confundido, más bien, interesado.

Ninguno de los dos lo dice pero hay una ligera tensión en ambos, Sasuke repentinamente se siente incómodo, algo que jamás había pasado entre ellos.

—¿Cómo es que estás aquí?

¿Para qué mentir? La única persona en la que Itachi (ahora como en el pasado-futuro) había confiado es siempre será Shisui, es decir, la única persona en la podría confiar su vida y existencia plenamente es su mejor amigo. Siempre, aunque ambos tuvieran ideas similares o diferentes, no es un acto egoísta es solo un poco de cortesía entre dos personas que se conocen a la perfección.

Itachi se acerca unos pasos a Shisui, lo suficiente para poder bajar la guardia. Shisui lo observa, es tan... diferente, a la persona que él conoce. No lo notó sino hasta estos momentos que está justo frente a él sin terceros que pudieran diferir de su atención. Ino realmente puede notar la diferencia, establece Shisui, porqué es casi asfixiante la forma en la puede haber dos personas en una.

—No fue particularmente difícil, —Itachi es descarado, resta importancia y esa no es la verdadera pregunta—, no cuando dejan un camino hasta aquí.

—Siempre con pocas palabras, Itachi —Shisui se ve un poco conmovido.

Es respeto, decide Itachi cuando Shisui sonríe un poco, no lo suficiente para reír pero definitivamente su presencia ahí lo tiene un poco incómodo. Por otro lado, Shisui tiene el conocimiento de que en algún momento Itachi encontraría la forma para estar en contacto con él, y no es ser presuntuoso, Ino es una gran distracción, para ellos, pero Itachi sabe que Shisui Uchiha es el único que puede intervenir de una forma más... específica.

—Quién hizo esto está fuera de tu control y del mío —explica Itachi, Shisui puede ver lo terriblemente solemne que se ha vuelto su amigo, es bastante pasivo— al menos no se puede hacer nada desde donde estoy.

—Entonces es algo mucho mayor —deduce Shisui, sí saben que la persona que tuvo acceso al tiempo es alguien con un poder inigualable, sin embargo, no tenían ni idea de cómo se construye todo lo que viven.

—Hay algo detrás, incluso de él —habla de la persona detrás de la máscara, y es que detrás de todos esos años en los que ha trabajado con él, sigue siendo un misterio, pobre Itachi— no está detrás de todo esto. No de forma tan completa.

Itachi está seguro que Madara Uchiha no está completamente seguro de lo que pasa o el objetivo real. Reconoce a la perfección los movimientos de un plan mayor, es similar a Akatsuki, con la diferencia en la que la organización criminal tiene movimientos poco certeros y ruidosos, hay un objetivo pero no es tan cuidadosa de cuidar a sus peones, en cambio, Madara está siendo calculador, en un nivel casi enfermo.

—No sabes dónde están —Shisui lejos de preguntar afirma, Itachi no tiene idea de dónde puede encontrarse Madara (Obito) y las condiciones en las que había desaparecido Ino.

Porqué Itachi es explicitamente bueno en ser un peón que puede sacrificarse, tiene la habilidad de tomar la decisión más difícil y aún así no inmutarse en las consecuencias, es como si Itachi Uchiha hubiese nacido únicamente para seguir órdenes.

—¿Por qué esmerarse tanto? —se pregunta Shisui con ese toque solemne y con una pizca de seriedad.

—Espejismos, —responde Itachi mirando el cielo que comienza a tornarse de un tono azulado más profundo y oscuro—, imagino que no sabes dónde está tu ojo.

Shisui no parece sorprendido, Itachi por supuesto está ligeramente consternado, a apesar de tanto tiempo aprendiendo a mentir, Itachi aún tiene un ligero problema con sus emociones. Pueden ser fingidas, no obstante, no quita el hecho de sentirlas.

—Danzō —dice el otro— desapareció hace unos meses, justo cuando tu padre lo envió a prisión, nunca llegó o si lo hizo alguien más acabó con él. Sabemos que Danzō es enemigo por sí solo del Clan, Madara tuvo que acabar con él.

—Y aún tenía tu ojo —la información es precisamente peligrosa porque a pesar de que Madara fuese mucho más hábil (y un poco desquiciado) pensar en el enmascarado con el ojo de Shisui es solo un poco más problemático—. Entonces todo depende de ella.

Shisui asiente en silencio, todo se siente tan surreal, y no es precisamente que no puedan sobrellevar las circunstancias, hubiese sido el plan original, aplicar un genjutsu a Fugaku Uchiha, sin la intervención de Danzō y todo eso hubiese acabado antes de lo previsto. Sin embargo, las condiciones no son las mismas, Shisui sigue siendo igual de habilidoso y poderoso (tal vez no tanto) pero definitivamente están entrando en un terreno mucho más caótico que lo que fue detener a su propio clan, ese terreno es el de la fuerza militar. Un pequeño terreno que ahora no puede prever, porqué a pesar de ser el Clan Uchiha uno de los más fuertes, el Clan Hyūga (recientemente masacrado, gracias) tenía la fuerza suficiente para poder recibir un ataque directo y al ser los especialistas en combate cuerpo a cuerpo, ahora la Aldea de la Hoja está un poco débil en sus filas.

La importancia ahora es cuidar a Konoha.

La estancia de Ino Yamanaka solo marca una de las tantas cosas que no saben que conocen.

—¿Cómo es que estás aquí? —Shisui se ve curioso. No es su culpa, todo ahí es curioso—. La cantidad de chakra debe ser bastante agotador.

—Lo es —Itachi se ve cansado, está cansado, algo dentro de Shisui se remueve, se siente un poco culplable— al principio fue difícil entender la diferencia entre ambos —Shisui observa a su mejor amigo con toda la atención posible, tiene el semblante serio y mira a la nada, está recordando, pero la ambigüedad con la que habla es lo que más llama su atención, Itachi es mucho más silencioso— encontré la forma de llegar, tuve un poco de ayuda, si es lo que preguntas.

Shisui sonríe.

—No dura mucho.

—No, en esencia.

—Si hay salida, hay entrada —el pensamiento básico de la lógica surge, si Itachi puede entrar a su conveniencia, ¿por qué no salir? Ino y su padre lo han planteado—. La pregunta es... ¿Por qué nada ha cambiado?

Itachi asiente en completo silencio, esa es la verdadera pregunta, la que no ha dejado dormir al Uchiha: ¿Por qué existe algo que no debería de existir?

Shisui siempre fue la mente detrás de ambos (y no es que Itachi fuese idiota) pero la naturaleza de líder del mayor (en el pasado, bien) es lo que hace la clara diferencia y siempre la hizo entre ambos. Shisui puede ver más allá de lo que otros tienen la capacidad, tal vez, por eso Danzō quiso matarlo, porqué Shisui es capaz de ver la respuesta sencilla a un problema, por otra parte, Itachi puede ver el problema en la respuesta sencilla y tomar la decisión más compleja.

—El golpe definitivo —Itachi habla con una extraña sabiduría— tiene que haber algo que falte para concretarlo.

—Ino —susurra Shisui.

Itachi asiente nuevamente, esta vez con su  atención puesta en su amigo, tal vez, solo tal vez, estén en lo correcto. Lo cierto es que la poca conciencia en el tema puede hacerlos tener todo o nada.

—Y no, no puedo hacer que salga —explica Itachi antes de que Shisui vuelva a tomar la palabra— no si estoy agonizando.

Shisui lo mira pero esta vez no con su mirada llena de comprensión sino de  dolor. Una cosa es haber querido saltar de un acantilado para salvar a su pueblo y dejar que Itachi pudiera gestionar el dolor a su manera y otra cosa, completamente diferente es, escuchar la muerte no solo de quién es su mejor amigo casi un hermano. Puede ser que no haya sido la forma correcta de dejar que su vida acabará y de una manera egoísta dejar que Itachi hiciese solo que estuviera en sus manos, pero definitivamente ha comenzado a sentir lo que probablemente sintió el otro, la rabia y el dolor de perder a su única familia.

—Si Ino —por primera vez Itachi nombra a Ino por su nombre, hay algo en su tono que es ligeramente tembloroso o dubitativo— desea salir, debe encontrar la forma de irse de aquí, yo no puedo hacer mucho en mis condiciones y tú tienes otras prioridades.

Shisui no lo escucha.

—Lo lamento —murmura Shisui mirando el anochecer, su pecho se siente apretujado, de haber sabido que su amigo iba a pasar por eso, tal vez hubieran hecho más— no debí dejarte con el peso de todo esto, a ti solo.

¿Dónde había quedado su promesa? Él siempre cuidaría la espalda de Itachi, aún cuando las cosas no fuesen lo correcto, él estaría ahí como un camarada y un hermano mayor.

—Las cosas son como tienen que ser. —Itachi está tan serio como siempre lo ha estado en los últimos años—. No siempre hay opciones, a veces la única salida parece ser la correcta.

Itachi habla de su suicidio.

—A pesar de todo, nos estás dando tiempo.

—A mí no me queda demasiado, Sasuke me debe estar buscando —Shisui escucha paciente, así que su plan fue acabar con el Clan Uchiha y dejar a Sasuke para que no odiara a su amada aldea, una cosa fue escucharlo de las palabras de Ino y otra es escucharlo desde el lado más racional de Itachi, como si hubiese sido la respuesta más sencilla, la única que tuvo— en realidad, creo que se ha tardado —Itachi vuelve a tener (después de mucho pero mucho tiempo) un poco de sentido del humor— así que, si hay una oportunidad...

Shisui con el entrecejo fruncido y todo el dolor de su pecho relaja un poco su expresión. ¿Acaso él está insinuando...?

—¿Qué es... tás d-diciendo...? —la pregunta queda en el aire, las mejillas de Shisui se han tornado de un tono rojizo y aquella actitud tonta que suele tener aparece en el momento correcto.

—A nosotros —Itachi está ocupado observando el cielo estrellado, sintiendo el aire fresco y recordando un poco de él— no nos dieron opción, yo no le di opción a Sasuke de ser más o de ver más.

Itachi recuerda a Izumi, a la chica de quién estuvo enamorado durante parte de su adolescencia, ella era tan viva, directa y divertida con una apasionante forma de verlo. Izumi podría tener la capacidad de quererlo y ver a una persona que no era pero no importaba porqué él lo hubiese sido sin importar; pero el mismo se arrebató esa oportunidad con ella. También recuerda un poco a Sakura Haruno, Kakashi y a Naruto, las personas que acobijaron a Sasuke durante un par de años y que de no ser por el odio apoderándose de él pudo haber sido más que un simple equipo, una familia para Sasuke. Una que lo amara.

Ámala —Itachi ordena como si fuese un acto tan rápido como lo es lazar un arma o romper un genjutsu— sólo hazlo, el tiempo me ha demostrado que realmente nunca es el suficiente.

Shisui se siente un poco mareado y no es el posible poder de su amigo o alguna técnica, es el malestar de Itachi el que puede palparse con solo verlo tan serio sin siquiera mirarle directamente. Itachi le habla al aire y es el verdadero efecto de toda una vida.

—Pero tú...

—Lo entiendo —Itachi habla de él mismo como si nada de lo que pasa fuese completamente extraño o ligeramente bizarro— no hay necesidad de que lo digas, yo siempre tuve a mi madre, a mi padre y a Sasuke...

—En cambio, yo sólo te tuve a ti.

Itachi asiente en completa calma. Esa es la diferencia en ambos, la muerte de los padres de Shisui fue a edad temprana, nunca había sido una persona con muchos amigos pero Itachi siempre fue como un hermano, no puede depender de una sola persona e Itachi parece saberlo.

Quizá es la sabiduría de la muerte lo que hace a Itachi más susceptible. O es la sangre seca de Ino entre sus dedos, aquella que no ha podido quitar en largo tiempo a pesar de lavar sus manos.

—Sé que la amas —Itachi sonríe por primera vez en todo el rato en el que han hablado, parece estar en calma con la situación— y ella también lo hace.

—Cuando termine todo esto... —Shisui se refiere a cuando ella regrese a cuando tenga que regresar.

—Tendrás la satisfacción de haberlo hecho.

Shisui lo mira verdaderamente sorprendido. ¿Esos son los estragos de Itachi? Se siente culpable y el amargo sabor de la culpabilidad lo recorre hasta la boca del estómago.

—¿Es como dos personas en una? —Cuestiona Shisui con una sonrisa en su rostro e intentando mostrar su lado más cómico. Todo está tan tenso.

Itachi sonríe un poco y se esconde detrás de su cabello.

—Es más como dos mentes —responde divertido.

—No creí que los Yamanaka te enseñarán tan bien —Shisui abraza a su amigo por los hombros, Itachi se sorprende pero no puede ocultar un poco el alivio de estar ahí. Porqué una cosa es Kizame y su nada hilarante personalidad, es buen compañero pero nunca llegó a tener una amistad o cercano a eso. Olvidó por completo lo que era estar con Shisui, no recuerda que le hiciera falta, de hecho hay muchas cosas que no recuerda— si sigues así me pondré celoso.

—Te sorprendería lo mucho que sé de Ino.

Ino.

Itachi intenta olvidar su nombre. Por su propio bien.

Solo necesita que ella regrese y después de todo se encargará el destino. Únicamente el paradero del ojo de Shisui, el paradero de Madara y hacer salir a Ino de todo ese desastre. ¡Ja! Pan comido. 

Sin embargo, para Sasuke que hasta el momento ha escuchado cada una de las palabras, no comprende absolutamente nada de lo que sucede, el comportamiento de Itachi tiene una respuesta, la confusión de Shisui y sobre todo el inminente caos que ha traído Ino Yamanaka.

Sasuke no lo comprende en su totalidad y tampoco se esfuerza en hacerlo, no para un niño de nueve o diez años, el sacrificio no es algo que se pueda considerar porque a su edad todo es tan simple que tiene solución. El menor no entiende porque Itachi debe sacrificarse para que Shisui pueda estar con Ino o para que todo en su totalidad esté en un orden que alguien más creó. El sacrificio que Itachi podría hacer no tiene mucho sentido. Sasuke lo sabe.

La mente de Sasuke no concibe la idea del sacrificio como un don que permite la creación de más o el beneficio de otros, Sasuke lo considera como una pérdida de tiempo e incapaz de solucionar los problemas. Pobre Sasuke.

Sasuke comienza a sentir un extraño enojo no hacia su aldea, a Itachi o Shisui, comienza a sentirlo a quién trajo el caos mismo a sus pies, nadie más y nada menos que Ino Yamanaka. La única razón por la que siente hueco cada vez que ve a Hinata Hyūga arrastrar los pies de la pena que siente, la razón por la que Naruto lo supera a pasos agigantados y la razón por la que Itachi (su gran héroe) puede ver en Shisui como un contrincante sin tener algún propósito aparente.

Sasuke ahora lo sabe.

¡Oficialmente llegamos a la mitad de la primera parte!
Vengo a explicarles un poco de Itachi. Principalmente, porque está agonizando lo cuál como ya sabemos lo vuelve muy débil y susceptible. Personalmente, creo que Itachi es un personaje bastante inteligente, sí, pero de haber visto más allá o encargarse de investigar lo necesario (que no es su prioridad) se hubiese encargado de ver quién era realmente Tobi, creo que es un punto importante para volverlo más flexible a verlo como un humano más y no solo volverlo un genio, un humano con carencias como cada uno de los personajes y no enaltecerlo. De igual, Shisui es un genio, sí, es alguien que está creado que pudiese investigar a Madara pero sus convicciones planteadas priorizan más a la aldea o lo que queda de ella.
Intento plantear que, a pesar, de ser buenos shinobis o soldados, son humanos, teniendo carencias y actúan desde ellas.
Espero se haya entendido. 
Gracias por leerme.
Nos leemos:D.  

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