𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐈𝐈𝐈: La parte de un todo
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐈𝐈𝐈: La parte de un todo
—No, no lo haremos.
Está claro que las palabras del uno de los miembros Uchiha son fuertes. Hasta Kakashi con su inigualable flojera se sobresalta un poco ante las palabras del hombre.
La mirada del Uchiha da a entender que no piensa escuchar más y que no cambiará de opinión. El Clan Uchiha es más peligroso que nunca y su poder está sobrepasando muchos límites incluso para ellos mismos.
—Es inconcebible, —entre otros está un miembro de la policía aprieta su puño con fuerza, no puede pensar en que el destino del mundo dependa de los aldeanos, ellos son la fuerza bruta de la aldea.
—Ya lo hemos dicho —el Quinto Hokage tiene un timbre de voz profundo como si una advertencia se tratase; Kakashi mira con algo de pena a Itachi se ve desgastado y preocupado detrás de aquella máscara, a pesar de no ser muy expresivo ha aprendido a conocerlo de formas que ni siquiera pensó. Está de acuerdo con él, no obstante, Fugaku tiene un buen punto:— no hemos trabajado para obtener este cargo para que nuevamente se inicie una guerra, no necesitamos más conflictos innecesarios.
Es absolutamente la verdad, la situación social de la Aldea Oculta entre las Hojas no solo había decaído con la policía Uchiha. Estos habían comenzado a usar ciertas artimañas debajo de la manga, cobrando impuestos que no sabían que existían, abusando de su autoridad con aquellos ojos tintados y en unos unos rumores que costaban un poco de trabajo entender o al menos la malicia de estos.
—Lo dijeron con sus palabras —reprocha Sishui, todos los pares de ojos van hacia él— fueron abusadas, la policía están cayendo en la miseria humana.
Los ojos oscuros como la noche del hombre soltaron furia bien disfrazada porque dentro de sí Fugaku sabe que no es mentira, que las chicas a quienes habían llevado al departamento de tortura por un colapso mental, habían dicho la verdad. Eran solo unas jovencitas que se dedicaban al comercio, inofensivas y por supuesto con sueños. Se supone que iban a ser mejores.
Todos a su alrededor miran a Shisui de una forma en la que está más que acostumbrado, desde su regreso que nadie dio una explicación pues Fugaku únicamente había desechado la idea de vigilar al Uchiha, no necesitamos más de sus servicios, Shisui sabe que es lo mejor para nosotros, había dicho al equipo de shinobis que estaban a cargo de la búsqueda de Shisui. No obstante, no fue lo suficiente para que las personas alrededor del Quinto Hokage estuvieran satisfechas con los resultados; Shisui camina por las calles del Distrito Uchiha y de la aldea sin tapujos, como si su traición no hubiera existido, todavía hay ciertas miradas llenas de resentimiento y es que a pesar de las palabras del jefe del clan hay ciertas disputas entre ellos.
—¿Y por qué deberíamos confiar en ti? —habla Jun con una sonrisa en el rostro— probablemente las chicas que estuvieron involucradas están mintiendo.
—Son acusaciones muy graves —añade Shisui con la vista fría en los hombres— nadie quiere mentir sobre un asunto tan preocupante como ese.
—¿Ahora eres el salvador? —Jun no planea dar un paso sin que Shisui salga librado.
—Fue uno de tus equipos —Shisui con el ceño fruncido y una expresión de asco logra iluminar su sentir— estás cometiendo varios delitos.
—Ellos han negado todo contacto con esas mujeres —Jun miente, el equipo ni siquiera había hablado con él— en todo caso también deberíamos de cuestionarlas a ellas.
—Ya fueron llevadas a un hospital —habla Itachi con la voz profunda— y al departamento de interrogación, muestran señales de trauma.
Jun aprieta el puño completamente molesto, no es posible que le recriminen, su equipo es incapaz de hacer algo así, tan bajo. Ambos jóvenes no están en condición de reclamar los hechos justo cuando fueron casi inculpados de traición o en el que a menos la gran mayoría de los Uchiha piensan.
—Debe haber una investigación —menciona Shisui dando un paso hacia enfrente, Inoichi había aceptado el hecho gracias a su división— las personas comienzan a temernos.
—¿No era lo que queríamos? —habló Tekka Uchiha fiel compañero de la Policía Militar de Jun— ¿El respeto que el Clan Uchiha se merece?
—El respeto no es miedo —habla Fugaku por primera vez desde que las pequeñas quejas llegaron a sus oídos. Sabe perfectamente que el actuar de algunos miembros siempre fue un poco cuestionable, no moralmente bien visto, no obstante no pensó que aquello pasara.
—No puede hacer algo en contra de mi equipo, es inaceptable, cómo saber que ellas no los sedujeron —algunos abren sus ojos con sorpresa por lo dicho, otros saben que no es lo correcto— un error podría cometerlo cualquiera, la traición y el deambular con los enemigos, ¿no cuenta?
Itachi mira directamente a Jun, el hombre regresa la mirada pero algo dentro de los ojos del joven Uchiha llama su atención, es aquella frialdad que había tenido hacía unos meses cuando planeaban el golpe de estado.
—Tomaré cartas en el asunto.
Itachi asiente al igual que los presentes, resignados salen unos cuantos de la casa del jefe del Clan Uchiha. Y dentro de sí sabe la verdad, Hiruzen Sarutobi ha perdido todo el poder político que ha podido tener, las cosas han cambiado y con ello la baja de valores ¿Cómo pueden confiar en una policía militar que ultraja a las personas? Porqué esa es la jodida verdad, no solo es el caso de un par de chicas abusadas en todos los sentidos, también hay otros tantos de extorsión a los comerciantes y violencia a aquellos que no se someten a sus órdenes.
Y lo más doloroso de todo es que Fugaku Uchiha puede traicionar a su propia gente pero el bienestar de la aldea es primero, dos posiciones completamente contrarias.
—No hagas una estupidez suficiente tenemos con los problemas internos.
Shisui se ve asqueado y a pesar de haber regresado relativamente hace poco tiene un semblante más cansado de lo normal. Está indeciso.
—No es necesario —Itachi sonríe un poco, no hay momento mejor que ser comprendido por su mejor amigo, por alguien al que ama y está dispuesto a dar su vida por lo justo— solo es una misión de espionaje.
Y vaya que Itachi es astuto, dentro de sí tiene la pequeña curiosidad de porque Ino y Shisui iniciaron una relación amorosa, si bien no lo han dicho formalmente pero solo basta ver lo estúpidamente jóvenes que se sienten como si nada pasara. Itachi lo entiende, muy a su pesar.
—Ten cuidado, no queremos personas indeseadas —las palabras están serias y no hay una doble intención, realmente debe cuidarse— solo regresa intacto.
Itachi asiente cuando Shisui desaparece tras una nube de humo, lo cierto es, que se siente un poco abrumado por los últimos acontecimientos: su versión futura que no sabe cómo mierda ha llegado hasta ahí, está presente sin avisar lo cual lo ha llevado a pensar que si las cosas están mal en su presente, lo están peor en su futuro.
—Vamos, tenemos un trabajo.
La voz de Kakashi lo distrae de sus pensamientos, siempre alerta e ideando pasos para su siguiente movimiento. El hombre lo observa detenidamente, hay algo diferente en Itachi, quiere creer que es la situación política de la aldea no obstante, hay algo más pero está lo suficientemente ocupado pensando en cuanto puede empeorar las cosas.
El viaje es largo no piensa demasiado en ello únicamente porque el objetivo es mucho más lejano de lo que pensó o al menos recuerda por vagas misiones que prefiere no tener en mente.
El frío viento golpea su cuerpo haciéndolo temblar sólo un poco, las nubes negras han aparecido en el largo firmamento y el aroma a petricor es cada vez más potente. Están a las fueras de la Aldea Oculta entre la Lluvia y el silencio lo corrobora una vez más acerca de la aldea, solitaria y con un deje de desconfianza a sus alrededores. La lluvia pronto hace sus estragos, las gotas frías golpean su cuerpo con fuerza haciéndolo estremecer, el agua es casi insoportable debido a su temperatura. El viento sigue su curso veloz inundando el aroma a petricor, el delicioso olor inunda su nariz y no sabe porqué recuerda a Ino. Entonces, la sensación llega golpeando sus oídos escuchando un pequeño pitido, Kakashi lo mira esperando a que se mueva francamente aquel acto tan inesperado es llamativo. Itachi nunca pierde la concentración y menos en una misión.
—Estamos cerca —susurra el hombre, no espera a que Itachi hable— debemos actuar.
La misión no es más que —la mente retorcida de Fugaku— un pequeño golpe para desestabilizar a los estados en especial la Aldea Oculta entre la Lluvia, es quizás un reto para el Uchiha pero nunca nadie ha pasado detrás de las barreras de la aldea. Solo necesitan encontrar el punto débil para adentrarse a ella y saber si es un enemigo o un aliado, en ambos casos ya hay un plan trazado.
Kakashi asiente ante Itachi, de un rápido movimiento casi imperceptible a cualquier ojo recorren con gran velocidad los alrededores de aquel lugar tan sombrío y oscuro; los grandes muros parecen nunca terminar ante tal espectáculo, entre más cerca de las grandes paredes la lluvia se intensifica y el espacio entre murmullos cada vez aparecen más para poder escuchar la brisa correr. Los árboles carecen de sonido entre sus hojas, las carentes voces y actividades del día aparecen, los tonos grises suben su intensidad para dar paso a grandes masas de agua.
—Perímetro asegurado —la voz de Kakashi se oye por el auricular.
Hatake lo sabe, es como si la vida no existiera en el lúgubre lugar, no hay sonido de animales, de la flora y de lo más importante: las personas.
—Ningún espacio —repite Kakashi, Itachi también lo ha notado no hay ningún tipo de entrada clandestina o un hueco en la barrera. Konoha suele tener huecos hechos por algunos prisioneros o personas que huyen de sus destinos sin embargo, los ninjas sensores saben si hay alguna intromisión. Amegakure carece de las fisuras. Nadie entra, nadie sale.
—Entradas completas —asegura Itachi para poder retirarse y comenzar su espionaje de lejos, antes de dar un paso y escuchar el crujir de un hoja bajo sus pies, pero no es cualquier hoja, es una de papel—. ¿Por qué no sales de ahí? Sabes que no vengo a atacar.
Con el sharingan activo mira de soslayo a la figura femenina detrás de él, un movimiento acertado si le preguntan. Ella parece vagamente familiar con sus cabellos azules y aquellos orbes ámbar; reconoce las ropas ceñidas y aquel tono grisáceo en ellas. Konan.
—No esperé a que tú vinieras —la voz de la mujer es profunda, hay un poco de familiar en todo eso— pensé que vendría ella.
Ino, espera a Ino. Pero debajo de ese rostro serio y perfilado Itachi puede ver la expectativa del acto.
—Pero no te sorprende —Itachi es tan frío que Konan piensa que si hubiesen sido otras circunstancias probablemente lo habría reclutado— sabías que no vendría.
—Ino —Konan asegura— tal como tú y yo solo somos una parte de algo más, la única forma de poder acabar con todo esto es sabiendo los movimientos de todas partes —la mujer divaga en círculos alrededor de Itachi, no como una presa sino como un igual— no somos más que peones dentro de esto.
—Ayudaste a Ino, —Uchiha está seguro que Konan lo hizo no solo por un mal en común, algo dentro de aquellos orbes ámbar que hay un poco de benevolencia en ella—, ¿eso es parte de ser un peón?
Konan guarda silencio, no, no era parte del plan, y la verdad es que Madara Uchiha está provocando más caos del que Izanami había pensado, subestimo a un hombre que ha perdido la cabeza completamente. Aquella Diosa comienza a temer por las decisiones que ha tomado.
—No es mi tarea principal.
—¿Cuál es tu tarea?
—Cuidar de esta aldea que tu pueblo y los demás han querido masacrar —Konan no duda en sus palabras, Itachi reconoce ese rencor en su mirada.
—Y sin embargo, no piensas atacar.
Konan cierra los ojos tranquilamente, tal y cómo lo pensó Itachi Uchiha es precavido.
—No, pero tengo algo que probablemente te interese.
La mujer camina hacia un lado y como si fueses un montón de papel crujiendo aparece un cuerpo. Itachi abre los ojos con impresión, es decir, un hueco en su estómago aparece combinado con un temblor que puede pasar desapercibido, sin embargo, un recuerdo aparece en su mente al igual que la escena que tiene enfrente. Es Izumi llena de sangre con una terrible herida en su estómago, sus ropas están un poco gastadas, sus manos pálidas y su bonito cabello tan opaco que parece carecer de vida. No queda nada de la reluciente kunoichi que adora los dangos y siempre logra hacerlo sonreír, con aquellos orbes brillantes y un carisma que puede envolver a cualquiera.
—Itachi —susurra ella cuando sus ojos se encuentran con los de él.
El joven Uchiha siente una sensación vagamente familiar, ha vivido un escenario similar.
Itachi toma entre sus brazos a la muchacha, su cuerpo frío y sus manos temblorosas, sus mejillas pálidas y un dolor seco que comienza a surgir desde sus adentros. Porque ama a Izumi, con su bonita sonrisa y aquellos brillantes ojos siempre llenos de vida, como su cada dia fuese un día completamente nuevo y una oportunidad naciera.
—No fuimos nosotros —indica Konan con naturalidad— ella llegó aquí hace unos días.
Itachi mira de soslayo a la mujer, no ayudó a Izumi, quería que él viera que supiera la verdad.
—Admito que ella es fuerte —Konan está tranquila, no le afecta en lo absoluto— se ha mantenido en esas condiciones durante días.
El Uchiha entrecierra los ojos con el corazón estrujado ante las condiciones de la joven en sus brazos, con sangre entre sus dedos y el cuerpo magullado de Izumi.
—Itachi —vuelve a susurrar Izumi entre quejidos, su voz está completamente destrozada cual hubiese gritado durante largos tiempos.
—Sé lo que estás pensando —Konan camina en círculos con su vista puesta en Itachi— si la ayudaba como lo hice con Ino puede considerarse una traición —ciertamente lo es, suficiente hizo por Ino— sin embargo he accedido a que la veas, estaba merodeando por lo alrededores pero no lo suficiente para acercarse a nuestra aldea. Después desapareció su rastro, supuse que tu líder la habría mandado, no ha sido ni la primera ni la última en ser mandada por otros y sin embargo regresó.
Itachi está sorprendido y molesto pues eso es casi imposible, Izumi apenas es una chunnin teóricamente no es relevante que la chica pueda acceder fácilmente a una misión de ese rango mucho menos sin compañía.
—Estaba sola —asegura Itachi toma el pulso de Izumi, es escaso pero puede mantenerse aun con vida.
—En efecto —contesta Konan.
La mujer observa al joven shinobi y a la joven en el suelo, algo dentro de Itachi siente que no será la última vez que verá a Konan, está seguro que cuando Ino regrese a su tiempo la Akatsuki no se detendrá en ningún momento.
—Esto tendrá un precio —Itachi menciona con el semblante inexpresivo, claro que toda ayuda tiene uno.
—No por ahora —no miente— la información que Ino nos ha dado es importante para nosotros, —la peculiar forma de llamarla por su nombre de pila hace estremecer a Itachi y entonces sabe que Konan lo hace exactamente para que sepa que ellos lo saben todo, absolutamente todo— tómalo como un favor de agradecimiento todos estamos de acuerdo con la elección, sé que serás lo suficientemente inteligente para no volver a venir a menos que la guerra lo amerite. Dile a tu líder que la ignorancia es la mejor arma en estos momentos.
Los pasos de Kakashi y el crujir del papel indica la desaparición de la única mujer de Akatsuki, Hatake los observa a ambos, la piel pálida de Izumi da a conocer que ya ha perdido suficiente sangre y no pasa desapercibido aquel brazo dislocado ni los cortes en las piernas de la chica al igual que la falta de banda shinobi. Kakashi posa sus ojos sobre Itachi se ve completamente diferente, es aquella chica, sonríe debajo de su máscara entonces sus pequeñas sospechas son ciertas, Izumi siempre fue inexplicable al Uchiha.
—Está muriendo.
—Regresemos, capitán.
Ante las palabras de Itachi, Kakashi sabe que las cosas lejos de mejorar aceleran a un paso increíble. Detener una guerra ya no es el objetivo, es saber cómo sobrevivir.
Estar desquiciado no es un palabra que lo ofenda, es una parte de su extraña y compleja naturaleza. Pero hasta él tiene sus propios límites que han desafiado porque lo han traicionado y parece ser algo que su persona siempre debe vivir, aún puede recordar cuando Izanami le dijo acerca de la traición de Zetsu, la voluntad de Kaguya de cómo lo utilizaría para poder despertarla a él y a Madara; como también la no tan directa traición de Kakashi al matar a Rin, la de Minato sobre él es parte de lo que construye a su persona. Lo que lo ha construido en cada minuto de vida que tiene.
Todo debe pasar exactamente como debe hacerlo.
Todo es parte de un propósito para detener el tiempo mismo.
El enemigo.
La llave de la inmortalidad siempre ha sido el tiempo, la llave que buscó para no terminar muerto, la llave que le abrió los ojos ante los hechos escritos. Sin embargo, para todo existe un precio que está dispuesto a pagar. No pueden culparlo cuando su razón comenzó a ser víctima del cruel poder que no podría tener; alguna vez se preguntó porqué tuvo que sufrir como nadie olvidando quién era en el proceso pero pronto eso fue disuelto en cuanto la llave cayó en sus manos, justo cuando Ino abrió la puerta que durante un tiempo eterno buscó.
—Debes jugar menos —la voz del hombre retumba en el Santuario Nakano— debes concentrarte.
Obito miró la inmensa nada cubierta de neblina bajo sus pies, una helada ráfaga de viento golpeo su cuerpo, la gran inmensidad del mar justo debajo de él lo distrajo. El lugar es más frío de lo que recuerda, es la tormentosa naturaleza del ultraje en el tiempo, una extraña relación que desconoce hasta estos momentos y por el contrario a lo que Izanami llegue a creer, hay cosas que todavía no ha entendido.
—No juego —Obito es casi honesto— Itachi lo sabe.
Madara acerca sus pasos firmes y aunque no le dirige la mirada sabe que ese semblante ácido cuestiona y los cabellos oscuros bailan a la par de la enorme luna que acaricia sus poros con suavidad. Su majestuosidad tiene control sus cuerpos.
—¿Itachi? Es casi un niño —Madara suele ser bastante confiado con sí mismo.
—No me refiero a él —Obito observa al otro Uchiha— Itachi siempre es un dolor de cabeza, no importa el tiempo o el espacio, él lo sabe y no descansará hasta que ella vuelva o terminemos con todo.
Madara mira detenidamente a quién en algún momento llegó a considerar como un aprendiz, alguien que pudiera seguir sus pasos y planes, que no lo traicionara o en el peor de los casos lo matara como lo hizo Zetsu. Obito no ha sido el mismo desde aquello no está completamente en la razón, cuando manipuló a Nagato una parte de la humanidad de Obito había muerto y con cada paso que daban en la historia el porcentaje del más joven iba perdiendo, pero había regresado cuando se enfrentó a Naruto, aquel chiquillo molesto y torpe que fue tan similar a su casi hijo, recobró esa parte perdida como también enmendó sus errores tal vez no arreglándolos pero sí apoyando a sus camaradas. No obstante, ahora es diferente pues Obito desde la muerte de Rin se convirtió en un hombre calculador, sin errores y seguía los planes al pie de la letra; ya no es así, se muestra ante los demás, insiste en acercarse a su peón de prueba —Ino— y sobre todo no conoce los límites de sus movimientos.
—Dejaste que lo supiera —Madara es jodidamente demandante.
—La buscaba a ella —la voz gutural del Uchiha parece no querer aceptar su error, uno no tan pequeño, porque lo tenía en mente, Itachi lo sabría tal vez mediante sueños en los que no tendría el empacho de desechar de su mente con su pequeño hermano menor pisando sus talones para matarlo y su condición enfermiza.
—Tendremos que adelantarnos.
—¿Qué podría hacer ella? Ni siquiera sabe dónde está parada.
—Lo mismo dijiste la vez pasada con el nueve colas y míranos, buscando hueco en el tiempo para sobrevivir, retirándonos sin dignidad de nuestros trágicos destinos y todo para qué para ser expulsados de nuestra grandeza —Madara está más que molesto, sabía que aquella chica por la que están ahí no iba a salir de todo, recuerda en el momento que Obito había narrado que esa chiquilla se había logrado infiltrar en su cabeza durante la Cuarta Gran Guerra Ninja.
—Las cosas ahora serán diferentes —el menor de los Uchiha no se inmuta en sus palabras, tiene la certeza de que las cosas serán así esta vez.
El curso del tiempo ha cambiado para su beneficio, el mundo shinobi solo necesita un pequeño movimiento para que pueda colapsar, siempre ha sido así es por eso que todos son tan cuidadosos con sus decisiones. Admite —pero no en voz alta— que es un mérito que Tsunade tiene muy a su favor y por eso no le preocupa en absoluto Itachi, claro que le molesta porque el interés del otro no es para nada tranquilizador, por lo tanto, pero la Quinta Hokage ha demostrado ser más inteligente y el futuro está seguro dónde está.
—Tus debilidades son lo que nos trajo hasta aquí, —Obito piensa que Madara ha tenido esas palabras en su garganta por demasiado tiempo—, no olvides tu lugar.
—Y tú no olvides el tuyo.
El negro abre una brecha infinita entre ambas miradas. Ahora que lo nota, Madara está rejuvenecido, bastante a su parecer es el mismo físico de su última batalla, su cabello tan oscuro como la noche eterna que los rodea, sus orbes no son negros como aquella vez son tan vívidos como supuso que alguna vez lo tuvo o al menos las leyendas que escuchaba de niño, también tiene una extraña incertidumbre en su rostro, desconfía de él.
—No te equivoques Obito —el aludido lo observa fijamente sin parpadear— no somos iguales.
—Estás aquí gracias a mí.
—No. —Madara es firme como un roble—. Tú estás aquí gracias a mí, fui yo quién te recogió agonizante, no olvides que fui yo quién te abrió la puerta en el basto tiempo, comparado con la persona que eras, fui yo quién te creó.
El puño cerrado de Obito tiembla sin parar, es ligeramente irónico como esas mismas palabras ha dicho acerca de Ino, su preciosa y querida Ino. Las solas y únicas palabras de Madara logran hacer eco en su cabeza, es verdad las condiciones en las que lo había encontrado: estaba muriendo, con un enorme hueco en su pecho, el dolor había desaparecido, su vista estaba nublada y solo esperaba el momento en el que el eterno frío que había desarrollado toda su vida desapareciera en un santiamén sin embargo no fue así escuchó un golpe hueco retumbar en su mente y cuando menos lo supo aquella voz tan profunda como lúgubre sonó en sus oídos.
—No es el final —podía ver los pies de Madara gusto frente a su rostro— no todavía.
Entonces en ese momento lo supo, en realidad no existía un final como los seres humanos lo solían hacer, todo era parte de un enorme ciclo como lo había llamado el anciano justo cuando lo llevó de aquel lugar con aroma a sangre, metal, polvo y muerte. Ellos no tenían un final, no uno tan simple como el de los mortales.
Habían aprendido a burlar a la muerte y volverse uno con el uno, donde no habría dolor o sufrimiento como el que el mundo shinobi vivía todo el tiempo, no habría guerras, no habría traición y aunque ese fue su sueño, ahora es posible no con una técnica tan simple como el Tsukuyomi Infinito o un árbol con un fruto prohibido. No. Ahora es posible ser la parte de un todo en una enorme paz que brinda el universo mismo: la nada.
—Cuida tus pasos, Obito —Madara parece no necesitar parpadear— y aléjate de ella. No olvides que uno es la parte de un todo.
El amargo sabor en su boca y el dolor en su estómago golpea con fuerza, sus piernas temblaron hasta hacerla casi caer, sus oídos casi explotan, su mirada nublada, no es cierto lo que sus oídos escuchan de los labios de su padre, no es posible lo que escuchó claro que no, es inaceptable, ella estaba bien o bueno lo había estado. Inoichi intenta tomar su hombro en señal de apoyo y sin embargo Ino se mueve rápidamente para no ser tocada, siente su respiración acelerarse acompañado de un terrible dolor en el pecho que reconoce casi de un sueño.
—¿Cómo pasó? —pregunta en un susurro e Inoichi dirige su vista seria hacia Fugaku quien no pretende mirarlos y está más enfocado en la inmensidad de la aldea, y por muy extraño que parezca no se encuentran en la oficina del Hokage sino en el hospital.
—Izumi tuvo una misión —Fugaku no está consternado e Inoichi entiende que no podrá saber mucho de la dichosa misión.
—Es chunnin —alega el Yamanaka— sabes perfectamente que no está capacitada para ese tipo de misiones, no cerca del País de la Lluvia.
—Es una Uchiha.
—Es una niña —responde Inoichi ante el tono demandante del Uchiha. Aunque quiera aparentar lo contrario, Fugaku sabe que la chica que está tendida sobre la camilla ha sido importante para la vida de su hijo, no debería tomarlo con tanta calma pero lo hace— no por ser Uchiha puede hacerlo todo, eso lo sabes.
—Cuida tu volumen —expresa el Uchiha con los brazos cruzados como si nada de lo que pasa le importara— si estás aquí no es para dar tu opinión, necesito que accedas a la mente de Izumi.
Ino observa al padre de Itachi, ella no es más que una jovencita que no tolera que le hablen de esa forma a su padre, está a punto de reprochar cuando Inoichi se adelanta.
—Está es un estado delicado —comienza a hablar el Yamanaka, el semblante duro por las acciones anteriores de los Uchiha, está impotente con la situación reciente— su mente está en un rincón aprisionada, su chakra sigue intacto pero no logro encontrarla... Lo que sea que le hayan hecho o fue traumatizante o están en otro nivel que no logro comprender.
Ino puede ver en el rostro de su padre algo extraño, está incómodo pero no precisamente por dar la condición de Izumi.
—¿No dejaron una marca de chakra? —cuestiona Fugaku con su vista puesta en Inoichi.
—No, es un trabajo bastante bien hecho, se aseguró que no lo pueda encontrar. —Inoichi es sincero al respecto, quién quiera que lo haya hecho, es imposible rastrearlo, Ino está triste, muerde su lengua para no pensar demasiado en ello, sus manos tiemblan de la repentina ira que corre por sus venas, las imágenes de Sakura ensangrentada pegan en su mente, no quiere perder una amiga más—. Si ella no regresa estará...
—Muerta —la voz de Itachi hace sobresaltara a Ino.
El azul y el negro crea un hueco en el estómago de la Yamanaka, el Uchiha se ve quizá diferente con un semblante serio, su entrecejo fruncido y las venas de sus brazos tan marcados que parece estar apretando algo con tanta fuerza, le recuerda vagamente a la fotografía del libro bingo en el que se veía joven pero no tanto como lo había mencionado Sakura. Pronto el hueco incrementa con intensidad, sintiendo sus piernas flaquear, su pulso acelerar y sus mejillas tornarse de un ligero tono carmín.
¿Cómo es que ahora se ve tan maduro?
—No está muerta —corrige Inoichi— es como si lo estuviera, si sigue así puede tener muerte cerebral. Quiénquiera que lo haya hecho está esperando a que ella no despierte.
Ino siente la sangre bajar hasta sus pies dejando el resto de su cuerpo completamente helado, el par de orbes se han abierto de par en par y su mente se ha completado en un caos. Probablemente es la imagen de Sakura agonizante o en el peor de los casos el haber generado un vínculo con Izumi, quien a pesar de todo la había tratado como una amiga y nunca olvidar que la ayudó. Izumi no lo merece, es una chica despistada, con un gran corazón y una muy buena kunoichi. ¿Quién le pudo hacer aquello? O solo son las consecuencias de u mal augurio.
Inoichi mira a su hija, está completamente rígida y es por eso que es justo que a veces simplemente desea que ella no esté en ahí, que no viva todo lo que se avecina o al menos esté acompañada de su equipo, de los hijos de sus amigos y no verla pasar por el dolor que siente en sus entrañas.
—¿Hay forma de despertarla? —Inoichi niega— ¡¿Cómo es eso posible?! Su chakra sigue intacto, es como si estuviera soñando.
La Yamanaka se acerca al cuerpo de Izumi, su energía está intacta tal vez con pequeños desbalances pero lo no lo suficiente para estar en esa condición.
—Ella está pero no está, su mente no la encuentro.
—¿Ya intentaste de todo? —pregunta Fugaku únicamente se abstiene de escuchar al igual que su hijo mayor, parece ser que los Yamanaka son más habladores que de costumbre.
—Absolutamente todo —Inoichi está ofendido, es el mejor en lo que hace y parece que el Uchiha no lo toma en cuenta. La mente de Izumi no está en el plano de consciencia que los humanos tienen, tampoco hay registro de recuerdos, vivencias, emociones o pensamientos. No obstante, en una fracción de segundo comparte mirada con Ino— lo único que podemos hacer es esperar a que despierte, es mi recomendación para no transgredir su cuerpo, mente y espíritu.
—Suena a genjutsu —concluye Fugaku— alguien se ha infiltrado, Itachi, que Raíz se encargue del rastreo, necesito a la policía en las calles y nadie entra o sale sin que yo lo sepa.
La postura de Fugaku se relaja considerablemente, lo que menos necesita es un momento como esos, el consejo de clanes, los demás Kages y el Señor Feudal están esperando respuestas además de un sin fin de papeleo, no es para nada agradable.
—¡Señor! —un joven perteneciente al Clan entra por la puerta, su rostro está desencajado y pequeñas gotas caen por su frente, la preocupación y la incertidumbre pueden leerse en sus ojos—. Hay un problema, el Clan Hyuga ha atacado a la policía.
Parece ser que el joven shinobi ni siquiera es capaz de reconocer a Inoichi ni a Ino, su atención está puesta en los hechos que han comenzado a surgir. Itachi por su parte está alarmado no ha dicho ni una sola palabra esperando la condición de Izumi pero sabe mejor que nadie que las palabras de su compañero es solo el inicio de la caída de Konoha.
—Llévalos a mi oficina —ordena el Uchiha al joven muchacho— Inoichi, necesito de ti y de Shikaku en mi oficina.
—Sí, Lord Hokage.
Y sin más ambos líderes desaparecen en una nube.
Ino observa a Izumi, se ve tan tranquila como si en un sueño se tratase, su cuerpo tiene ligeros moretones y pequeñas vendas a lo largo del cuerpo, su cabello está opaco y su piel se mantiene pálida; su padre tiene toda la razón el chakra de la Uchiha se mantiene intacto pero hay algo dentro de ella que no logra descifrar. En realidad, no tiene sentido que haya sido atacada por el enmascarado, cierto, es una Uchiha pero no es el modus operandi del hombre ¿por qué la atacaría alguien? No es por ser irreverente pero... ¿Qué podría conseguir alguien atacándola y no matándola?
La atención de Ino se ve afectada cuando Itachi no despega su vista de ella, sus piernas vuelven a temblar como cuando era una adolescente enamorada, y sus mejillas comienzan a enrojecer.
—Tr... Tranquilo —expresa Ino con una gran sonrisa, extrañamente se siente cómoda y recuerda esa sensación de comodidad que solía tener con Shikamaru y Chōji, Itachi desvía su mirada cuando ella se percata de su examinar en su persona— haz tu trabajo, yo cuidaré de Izumi.
Itachi guarda silencio solo asintiendo y desapareciendo al igual que los otros dos hombres.
Sin cuestionarse mucho toma asiento frente a la chica, leyó el reporte que su padre le comentó, las heridas de Izumi Uchiha no son superficiales como se explica, son únicamente cortes que con un poco de ninjutsu médico puede sanar pero no lo han hecho, sus heridas sigue abiertas e incluso han aparecido otras. Algo inexplicable pero que su padre puede tener una hipótesis.
Algunos murmuros se oyen por el pasillo al igual que el sonido de las camillas o de personas pasar de aquí a allá, a paso lento y sin que alguien más la vea de entre las personas corriendo auxiliando a personas heridas, cierra la puerta con seguro.
—Jutsu Transferencia de Mente.
No siente su cuerpo caer o el pitido que oye cuando su mente deja su cuerpo. A continuación lo que su mente escucha es el viento chocar contra los árboles provocando el movimiento de las hojas, las aves cantar cerca de sus oídos y la risa aguda que le causa estragos en su cuerpo. Parpadea un par de vez para poder vislumbrar la luz del sol golpeando su cuerpo, su rostro y el cabello chocando sobre su cuello, la silueta frente a ella la hace querer vomitar de la impresión.
Sus cabellos largos rosados, su estruendoso timbre de voz y ni hablar de su figura esbelta que danza en pequeños pasos como una niña.
—Es increíble la nueva misión en la que por supuesto no me tomaron en cuenta, ¿será algo personal? Digo, me he preparado como Naruto y Sasuke pero desde que Sasuke regresó de con Shisui y Naruto de Nagato, siento que ellos están con un camino más que yo —Sakura habla, su voz resuena en sus oídos— pero cuéntame, ¿cómo estuvo tu entrenamiento?
—Bien —responde, Sakura la mira un poco confundida— quiero decir, bien, fue genial Shikamaru me ayudó a mejorar mi velocidad, a papá le habría encantado.
Sin saber exactamente porqué hay un pequeño recuerdo de Shikamaru intentando escapar de su jutsu además de un gran tristeza que invade su mente al recuerdo de su padre. No es posible.
—Imagino —Sakura se encuentra un poco triste— por cierto, gracias por acompañarme a visitar a Sasuke, ya sabes que él... bueno tú sabes... —las mejillas de su amiga se pintan de un color rosado tan peculiar, Ino solo sonríe y lo único que desea en abrazar a su amiga.
Está consciente que Sakura está muerta pero su cuerpo reacciona de otra forma, como si todo lo que pasara fuese solo un pequeño sueño, uno horrible que forma parte de ese nuevo mundo.
—No debes agradecer, para eso somos las amigas ¿no? —guiña un ojo y Sakura sonríe.
—¡Itachi! ¡Izumi! —la voz de Sakura la hace sobresaltar en su lugar.
Itachi se encuentra justo frente a ella caminando junto a Izumi, y no es para nada la chica bonita que recuerda, ha crecido y su cuerpo se ha desarrollado, su cabello es ligeramente más corto que el de ella, su vestimenta chunin la hace resaltar aún más y sobre todo aquello orbes grandes y brillosos que la acompañan. Ella se ve tan radiante y feliz que resulta contagioso. No obstante, su propia atención se centra en Itachi, su traje ANBU lo hace ver bastante bien, su rostro es idéntico al que ha visto en el libro Bingo con la diferencia de la sonrisa plasmada y sus orbes en ella, Ino comienza a sentirse mareada.
—¡Sakura! —habla Izumi con familiaridad como si nada de lo que haya pasado existe— ¡Ino!
—Hola Sakura —habla Itachi, su voz es tan profunda que hace sonrojar a Sakura— Ino.
Ino no puede soportar y desliza su mirada hacia abajo intentando esconderse de ambos Uchiha, es la edad que ellos tendrían en su tiempo, tan adultos, tan buenos ninja, tan Uchiha.
—Yo... quería visitar a Sasuke, pero veo que ya ha partido hacia su misión con el Hokage —habla Sakura.
Ino la mira con incertidumbre en los preciosos ojos azules, ¿desde cuando Sakura e Izumi son amigas? ¿Por qué están vivos? Algo queda claro, no es el futuro, en teoría es la mente de Izumi, ha accedido a ella pero nada de eso tiene algún sentido, porque si fuese un genjutsu habría un control de Izumi sobre la realidad en su mente y en cambio Ino está siendo ella misma con Sakura a su lado. Ella debería entrar como un externo, como un elemento que no coexiste y sin embargo, ella está ahí con recuerdos suyos sin entender qué pasa.
—Lo lamento, Sakura —Itachi sigue mirando a Ino a pesar de hablarle a su amiga, Izumi mira al Uchiha y después a la Yamanaka— regresará en tres días, puedo decirle que te busque.
—¿En verdad? —Cuestiona Sakura emocionada, Ino pretende seguir en su papel sonriendo cuando su amiga lo hace, olvidaba lo que se sentía compartir un sentimiento con una ella, lo que era tener una mejor amiga.
—Tú y Sasuke hacen una linda pareja —habla Izumi— es genial que en estos tiempos de paz todo vaya de maravilla.
—Ellos no son pareja —explica la rubia con el semblante serio, siente la mirada de Sakura sobre su persona, está molesta pero no exactamente por Sasuke y Sakura.
—Lo lamento —responde la Uchiha— últimamente estoy un poco distraída, he tenido sueños, hay una guerra y soy enviada a ella pero cuando despierto, creo que morí.
Las nauseas regresan al cuerpo de Ino, su mente recuerda el cuerpo tendido de Izumi sobre una camilla, el aroma a hospital, la mirada perdida de Itachi respecto a su la chica Uchiha. Su corazón duele y no sabe si es por la tristeza que siente por Sakura y su bonita sonrisa, emocionada por Sasuke o por el indudable carisma de Izumi que proyecta o simplemente por el brillo de Itachi en sus ojos cuando la otra habla.
—¿Sueños? —Izumi parece confundida ante las palabras de Ino— ¿Genjutsu?
Su respiración se siente acelerada, las manos le tiemblan y parece que todo el autocontrol en las misiones ha desaparecido.
—¿Te sientes bien? —pregunta Sakura tomando su temperatura en la frente, repentinamente está pálida.
—Sí...
—Ino... —Llama Izumi preocupada, aquel semblante feliz que vio por primera vez ha desaparecido.
—¿Segura estás bien? —la voz de Sakura y asiente sin siquiera notarlo.
Su cabeza da vueltas, la mano cálida de Itachi toca su mejilla y siente estas arder con fuerza. El rostro del Uchiha está a centímetros del suyo, toca su cintura desnuda, la piel se ha erizado y puede sentir el aroma a roble con más intensidad, su calor es exactamente igual a cuando lo conoció pareciera que no ha cambiado a pesar de no estar en el mismo punto. Ino abre sus ojos tan grandes al sentir la mano de Itachi sostener su mejilla con más fuerza y limpiar un poco de ella.
—No deberías estar deambulando en estas condiciones —Ino poco entiende de las palabras de Itachi pues su vista se nubla, siente líquido salir de su nariz cuando toca y puede sentir la sangre fresca sobre sus dedos.
—Itachi —susurra.
El pitido en sus oídos regresa, siente su cuerpo temblar, el sudor caer por su espalda y no puede olvidar la felicidad que Izumi reflejaba en su rostro, la cercanía de Itachi con ella, ni la extraña paz que había en la mente de la chica. Ino está triste, porque parece que la mente de Izumi se encuentra en un sueño, en uno que ella anhela, en uno donde la ha tomado en cuenta y todos son felices pero entonces ¿por qué se siente tan triste?
—Ella no está ahí —la voz de su padre la hace sobresaltarse, la luz que entra por la ventana apenas ilumina el cabello rubio de su progenitor.
Es de noche, han pasado horas.
—Lo está, pero no estoy segura que solo sea un coma.
—Lo mismo pensé —concluye Inoichi— pero no tenemos tiempo para saber qué le pasó.
—¿Por qué? —Ino mira fijamente a su padre.
—Porqué debemos hacer que salgas de aquí —Ino se cuestiona el cambio tan repentino de su padre, si bien siempre estuvo de acuerdo en ayudarla a salir pero está ansioso— el Clan Hyuga se retira de Konoha y puede declararnos la guerra.
Debe regresar, piensa con pesar, sabe que siempre ha sido un peón uno muy pequeño que se puede sacrificar pero lo que no sabe es que es el más importante.
Hola, lamento la demora, espero les haya gustado este capítulo.
Ya estamos entrando al terreno peligroso, solo un poco, lamento no poner tantas escenas itaino o shisuino porque hay conflictos politicos que los sobrepasan, sin embargo el siguiente capítulo veremos un acercamiento entre dos personajes que no se imaginan.
Cuéntenme sus teorías respecto a lo que sucede, me encantaría saber:D
Sin más me despido.
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