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-QuiΓ©n se cree que es, Lady Stark?- comenta Otto Hightower burlΓ³n -usted no estΓ‘ en ningΓΊn derecho de negociar con sus superiores- ignora las condiciones.

Eaddelyn suela una carcajada sarcΓ‘stica mientras baja la mirada -supongo que tomarΓ‘n la primera opciΓ³n- responde -Aemond, mi prΓ­ncipe, deseo partir a Invernalia- pide.

Aemond asiente -como usted ordene, milady- acto seguido, iba a dar ordenes en Alto Valyrio a Vaghar para partir de King's Landing sino fuera por el grito de la reina.

-Esperen!!- exclama asustada buscando quΓ© decir a continuaciΓ³n -no puedo romper mΓ‘s promesas- confiesa -acepto la uniΓ³n por matrimonio entre mi hijo el prΓ­ncipe Aemond y la dama de Invernalia- afirma finalmente.

-Alicent...!- se quejaba la mano del rey.

-Nunca cuestione las decisiones de una reina!- defiende Alicent aΓ±adiendo otras palabras mΓ‘s susurrando para que no nadie los escuche.

Eso ya no importaba, Eaddelyn Stark y Aemond Targaryen obtuvieron por lo que estaban deseando desde que se conocieron -lo hicimos- solloza Eda.

-No- el tuerto toma a la norteΓ±a por sus mejillas -tΓΊ lo hiciste. Todo este plan fue tuyo de pies a cabeza, mi hermano y yo solo te ayudamos- niega dejando que su amada se lleve todo el crΓ©dito.

No se contiene y se abalanza a la boca de Aemond para plantarle un apasionante beso en esos labios que siempre la volvΓ­an loca y hambrienta. El platinado forma primero una sonrisa en sus labios antes de seguirle ese delicioso beso que siempre tenΓ­a con su castaΓ±a.

Una vez resuelto este gran percance, por fin proceden a organizar la boda entre los enamorados. Llevaron a Lady Stark a probarse los vestidos que le tenΓ­an listos para el dΓ­a y con ello, se llevΓ³ la sorpresa de encontrarse con la princesa Helaena.

Al verla, cierta culpa llenΓ³ a la lobo pues gracias a la norteΓ±a, la princesa Helaena se estarΓ­a casando con el demacrado de su hermano mayor Aegon.

-Princesa- saluda Eda mientras ingresa a la habitaciΓ³n.

La platinada sΓ³lo la mira de reojo -felicidades en tu dΓ­a- dice con delicadeza y en voz baja.

Eaddelyn se fija que estaban vistiendo a Helaena con un vestido de bodas -tambiΓ©n te casas?- cuestiona sorprendida.

-Mi madre asΓ­ lo quiere, no puedo abstenerme. Dice que es para mantener la sangre de dragΓ³n que tenemos- revela.

-Milady, la reina ha sugerido que use este vestido- interrumpe uno de los sastres.

La castaΓ±a no desprendΓ­a su vista de la princesa -te entiendo, princesa Helaena. Lamentablemente las mujeres de Westeros no controlamos nuestro puto destino- intenta apoyar y ahora si gira su atenciΓ³n a los vestidos que tenΓ­a como opciones. Sin embargo, se dirigiΓ³ a uno en especifico que le recordaba a su vieja Invernalia.

El vestido era de un tono gris sin escote que cubrΓ­a desde la mitad de cuello, los brazos, hasta llegar a la parte de la falda donde estaba con gran volumen llegando hasta por debajo de los pies. El ateneo contaba con leves detalles rojos decorado el vestido y haciendo ver muy elegante. -Yo quiero ese- indica la norteΓ±a.

-Oh no! Ese no es vestido para bodas- niega el sastre.

-No me importa- niega Eda -este vestido representa el Norte y deseo casarme con ese mismo- afirma.

Mientras ayudaban a vestir a Lady Stark, Helaena se dejaba llevar por el esbelto y marcado cuerpo que mostraba la norteΓ±a. JamΓ‘s habΓ­a visto a una dama de todo Westeros tener un cuerpo fornido y tonificado, aΓ±adiendo que tenΓ­a una que otra leve cicatriz pequeΓ±a alrededor de su cuerpo. Cuando cruzΓ³ miradas con la castaΓ±a, se sonroja levemente ante el hecho de que la estaba mirando fijamente.

Del otro lado, Eaddelyn se le hizo tierna la reacciΓ³n de la princesa Targaryen y sonriΓ³ ante el hecho de ver las mejillas de Helaena tornarse de un rojo carmesΓ­ tan notorio gracias a la piel pΓ‘lida de la chica. Es preciosa, pensaba la lobo. ReconocΓ­a que la sangre de los Targaryen era una muy atractiva y difΓ­cil de quitarles la vista de encima. Especialmente los ojos morados tan caracterΓ­sticos de la casa de los dragones.

Todo estaba listo, Eda lucia toda una princesa, los sirvientes, sastres y Helaena le decΓ­an que lucia muy hermosa poniendo nerviosa a la norteΓ±a, una sensaciΓ³n que jamΓ‘s habΓ­a sentido. Finalmente ella caminΓ³ directo a la gran sala donde se llevarΓ­a a cabo el festΓ­n de la boda y mΓ‘s tarde el casamiento.

Una vez que pisa la gran sala, los ojos de todos se postran ante Eaddelyn Stark. Las piernas de la lobo le querΓ­an fallar, pero se mantuvo firme en todo momento. No obstante cuando empezΓ³ a caminar en direcciΓ³n a la mesa de la realeza, se dio cuenta que su prΓ­ncipe Aemond no estaba presente. Se dio la idea de que quizΓ‘ aΓΊn no estaba listo y en cualquier momento llegarΓ­a su amado.

Se acercΓ³ a sentarse junto a Daeron quien sonrΓ­o al verla. Luego su vista se dirige al rey Viserys quien tambiΓ©n le tenΓ­a el ojo puesto. Su alteza se acerca a la norteΓ±a -Lady Gilliane?- cabe resaltar que el rey poco a poco estaba perdiendo la conciencia ante su enfermedad.

-No, mi rey- niega con delicadeza -soy su hija, Eaddelyn Stark- aclara.

-Ah... ya veo- jadeaba -eres muy idΓ©ntica a tu madre- resalta -pero tus ojos son los de un Stark.

-ConociΓ³ a mi madre?- desea saber curiosa.

Viserys intentaba mantenerse estable -lo hice- dice pausadamente -conocΓ­ de Lady Gilliane y Lord Rickon Stark. Γ‰ramos muy cercanos de muy jovenes- relata -tuvimos muchas aventuras junto con Aemma, pero luego de mi coronaciΓ³n, se me dificultaba irlos a visitar hasta Winterfell- confiesa recuperando su respiraciΓ³n -me alegra poder conocer a uno de sus hijos y me da mucho gusto saber que estarΓ‘s casada con mi primogΓ©nito.

Esto hizo que la sonrisa de Eaddelyn se borrara de inmediato. Primero se tranquilizΓ³ ante el hecho de que el pobre rey quizΓ‘ se haya equivocado con tantas cosas que ha vivido. Sin embargo, se le vio completamente honesto platicando con la norteΓ±a. Su futuro esposo era Aemond, no el demacrado de Aegon.

-Mis disculpas, su alteza- interrumpe Eda -pero creo que se equivoca. Me voy a casar con su hijo Aemond.

-Con Aemond?- se extraΓ±a -si mi mano me dijo que estabas prometida con Aegon- reclama confundido y precisamente entra Aegon II Targaryen a la sala.


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