Las rutinas mañaneras de Eaddelyn Stark consistían en salir a cazar animales considerando que ese sería parte de su desayuno y agregando que le encantaba estar al intemperie para olvidarse de todas sus obligaciones sintiéndose libre en el campo. Así iniciaba sus días desde que tenía memoria, por lo que una vez que estaba buscando atajos en el castillo para no ser descubierta, escucha unas voces familiares que la hacen detenerse para ponerles atención ya que hablaban de ella.

-Prometí a mi hijo que se casaría con la norteña!- reclama la reina Alicent.

-Su majestad, nos conviene que Lady Stark contraiga matrimonio con Aegon para conseguir la alianza de Invernalia- revela una voz de hombre -Lord Bennard le prometió eso y a Lady Stark, que mejor que sacar provecho de ello.

Se produce una pausa antes de que Alicent vuelva a hablar -se supone que la pretendiente de Aegon era Helaena- contesta.

-Los sucesores de Aegon seguirán siendo Targaryen, de eso no hay duda. Hazme caso, mi Reina, nos conviene que Lady Eaddelyn de la casa Stark se case con tu hijo mayor.

-Todo ya estaba haciendo planeado...

-No duele hacer un par de ajustes al plan original, querida- convence el hombre y con ello, Alicent y compañía se van alejando de la posición de Eaddelyn.

No se podía creer lo que acababa de oír. Esto ahora se había salido de control. Acaso Aemond ya sabía de esto?! Qué iba a pensar su amado? Lo iba a buscar para pedirle que huyera con ella y así escaparse con el objetivo de casarse en secreto sin que nadie más se interponga en ellos.

Regresó a su cuarto para idear un plan de fuga con el príncipe tuerto. Sin embargo, escucha voces que indican que buscaban de ella, recalcando que era demasiado tarde. Se le ocurre la idea de esconderse por fuera de la ventana para no ser descubierta; una vez que guardias entran a su habitación y no hacen el mínimo esfuerzo en encontrar de Eaddelyn, se asegura que se hayan ido para volver a entrar al cuarto.

El problema ahora era a dónde ir? Devolverse a Invernalia le tomaría un mes de viaje poniendo en riesgo que la encuentren durante el camino. Tampoco podía salir del castillo por temor a llamar la atención de los habitantes de King's Landing y convertir a las personas en su contra. Así que la única esperanza era quedarse dentro del castillo de manera que le diera más tiempo para profundizar su idea de irse de fuga con Aemond.

La única persona en la que Eda confiaba en estos momentos era del pequeño Daeron, teniendo en cuenta que la reina Alicent iría con Aemond para revelarle la noticia. Esperó el momento indicado para ir hasta su cuarto y el menor de los Targaryen se sorprende al ver a la lobo en su habitación -todos te están buscando!- dice una vez que cierra la puerta.

-Tienes que ayudarme, Daeron- pide Eda desesperada.

El platinado asiente -qué necesitas?

-Ocupo que busques de Aemond y lo traigas aquí- organiza primero.

Daeron traga saliva -eso estará difícil.

-Por qué?- cuestiona preocupada -dónde está Aemond?

-Mi madre lo encerró en su cuarto bajo la vigilancia de ser Criston.

-Por los siete demonios!!- suspirar Eda -tengo que ir a rescatarlo- dice sin pensarlo.

-Eaddelyn, espera!- detiene el príncipe -tienes que reflexionar mejor.

La norteña niega con su cabeza -sera sencillo, rescato a Aemond, derrotamos a Cole y así escapamos del reino en busca de que alguien nos conceda culminar nuestro matrimonio- revela.

Quedaba claro que Daeron se había encariñado con rapidez de la castaña luego de que esta lo defendiera de Aegon -no quiero que te pase nada- confiesa.

Esto provoca que Eda sonría por primera vez desde que vio a Aemond ayer en la noche -no me pueden hacer nada. Tú mismo lo mencionaste, me necesitan viva- dice con la intención de sacar provecho. Así que le cuenta una idea que tenía para poder deshacerse de Cole.

El joven príncipe procede con el plan yendo al cuarto de Aemond. Una vez que abren de la puerta, alcanza a ver que su hermano mayor estaba atado de los tobillos, muñecas y boca, lo ignora para hablar con ser Criston -he encontrado a Lady Stark, pero necesito tu ayuda para contenerla- miente Daeron.

-Dónde la dejaste?- cuestiona el escudero.

-Está en mi cuarto, logré darle un golpe para que cayera en un profundo sueño pero no se en cuánto despierte- lanza la advertencia.

-Hiciste bien, mi príncipe. Lo siguiente es que avises a la reina y...

-No encuentro a nadie!- interrumpe -apenas y corrí con la suerte de encontrarlo a usted- ser Criston desvía la mirada -tiene que ayudarme antes de que escape de nuevo!!- apresura.

Suelta un bufido -bien! Vamos!- cierra la puerta de Aemond con seguro y momentos después que se hayan ido, Eaddelyn logra entrar al cuarto de su amado.

Al encontrarse con los ojos del otro, Eda dice lo siguiente: -resulta que quien debe ser rescatado eres tu- dice sarcásticamente cariñosa.

Aemond sonríe -eres fantástica...- suspira enamorado.

Logra desatarlo con rapidez -dijiste que tu mismo se secuestrarías si nos encontrábamos en esta situación, espero que hayas hablado enserio- recuerda Eaddelyn.

-Por supuesto que me he adelantado, milady- la jala por la cintura para besarla en corto y luego la toma de la mano para llevarla fuera del castillo sin llamar la atención -buena idea de requerir la ayuda de mi hermano Daeron- halaga.

-Estoy muy agradecida con él- comenta y con ello logran salir por detrás llegando justamente a la sala donde estaban resguardados los dragones. Corren hasta donde Vaghar dormía cómodamente.

El tuerto despierta a su dragona mientras que Eaddelyn liberaba a la bestia de sus cadenas -está lista!- avisa el príncipe -tenemos que...

Justamente se escuchan pasos aproximándose a los enamorados -Aemond! No te atrevas a huir!- exclama a lo lejos Alicent Hightower.

La pareja ya estaba montada en Vaghar a punto de despegar -te lo advertí, madre. Te lo advertí- confronta Aemond.

-Mi príncipe, si llega a casarse con la prometida de su hermano Aegon, pagará muy caro las consecuencias- advierte la mano del rey.

-Eso nunca detuvo al rey Jaehaerys de casarse con su hermana Alysanne, o debo recordarles que también ese matrimonio estuvo prohibido- defiende el príncipe Targaryen.

-Si llegas a consumar el matrimonio con Lady Winterfell, le haremos saber al rey Viserys que has cometido crímenes y removeremos tu título de príncipe- amenaza Otto.

Dicho aquello, Eaddelyn no quería ser la culpable de que despojaran a su amado Aemond, definitivamente no se lo merecía -entonces háganlo!- suelta Aemond -sólo espero que estén consiente que perderán un aliado feroz y fuerte como yo- voltea a mirar a su madre -perderás a un hijo- resalta.

No lo podía creer, Eda quedó conmovida ante el hecho de que su príncipe estaba dispuesto a dejarlo todo por la norteña. Esto sin duda solo reafirmaba el infinito y profundo amor que se tenían. La reina Alicent habla en bajo con su padre Otto para que no oigan los enamorados ante la toma de su decisión, esto lo aprovecha la castaña -hablas enserio...?- le pregunta a Aemond.

Se gira para mirarla directo a los ojos -por supuesto. No permitiré que nada irrumpa en nuestro destino- afirma.

El discurso de su amado inspira a la norteña -estoy segura que no desea más drama!- alza la voz directo a los Hightower -o que esta situación llegue a boca de Westeros o peor aún, el rey- insinúa -me imagino que su alteza tiene problemas de mayor importancia que el casamiento de sus hijos- describe desafiante -tienen dos opciones, me casaré con el príncipe Aemond sin su permiso ocasionando perder a su mejor guerrero acompañado del dragón más grande de los Siete Reinos. Nos iríamos a Invernalia y formaremos nuestras vidas alejados del control de Desembarco del Rey- dice la opción uno. -U organizan la boda como la reina acordó y prometió a su hijo Aemond desde un principio y nos olvidaremos de que esto pasó alguna vez evitándonos futuros conflictos y problemas. Su decisión- finaliza.

Al igual que Eaddelyn, el príncipe Aemond Targaryen había quedado sorprendido y asombrado ante la valentía y coraje que demostró su chica.