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     EL PRÍNCIPE DAEMON SE ENCONTRABA FRUSTRADO. Tras mandar a los Gold Cloaks castigar y encerrar a todo ladrón, asesino y violador en King's Landing, no pudo bajar el estrés.

Todo comenzó desde que vio a la hija menor de Otto Hightower. Para ser una chica de 16 años, sabe como manipular a los hombres; sabe como hacerlos sucumbir ante el deseo y después dejarlos con ganas de más.

Daemon Targaryen no fue la excepción.

La conoció desde que era una niña y, desde que la vió, supo que sería alguien muy astuta. Alguien de pocas palabras que prefiere escuchar y prestar atención a cada mínimo detalle para usarlo a su favor.

Desde que empezó a desarrollarse, notó como la empezaban a ver con otros ojos, como el príncipe empezó a verla con otros ojos. La veía con placer y deseo.

Davina no quería esperar hasta el matrimonio, pero quería que su primera vez con un hombre sea especial.

Esa noche que la chica dejó en la pasillo a príncipe, no esperaba que el la siguiera y le haya escuchado mientras se daba placer.

El sonido de sus gemidos seguía en su cabeza. Así que, después de hablar con la corte, fue al burdel que constantemente iba cuando esta en King's Landing, para tratar en quitarse la frustración y el coraje que tenía.

Muchas mujeres observaban con deseo como el príncipe penetraba a su, prácticamente, prostituta personal, Mysaria.

Frustrado, se apoyó en ella sin poder quitarse la cabeza a aquella chica castaña que lo traía loco. Apartándose de Mysaria, tomó un manto y se cubrió mientras se sentaba junto a la ventana.

—¿Qué te inquieta, mi príncipe?—habla la chica acercándose, aún desnuda, a él—. Podría traer a otra. Tal vez a una doncella. Tengo a varias. Podría encontrar a dos chicas, una con el cabello plateado y a otra castaña—al ver que no respondía, siguió hablando—. Eres Daemon Targaryen, jinete de Caraxes, empuñado de Dark Sister. El rey no puede reemplazarte.

Lo acercó a ella dejando un beso en su frente y recostarlo sobre su pecho.

•••

Gritos de dolor era lo único que podía escuchar Davina, veía sangre, un vientre abierto y una mujer muerta en una cama.

Davina despierta de un salto, llena de sudor y lágrimas. No era la primera vez que soñaba algo así.

Se levanto y tomó un baño, no se preparó mucho para el torneo porque no se sentía con ganas de asistir. Quería estar junto a la reina Aemma.

Desde que su madre falleció, la reina y ella se hicieron muy cercanas, fue como una madre para ella y espera poder estar con ella cuando de a luz, pero tenía un mal presentimiento, aún más con el sueño que tuvo.

Ya vestida, se dirigió a los aposentos de la reina, donde vio a muchas doncellas salir y entrar del lugar. La reina se encontraba acosta en su cama, y por su expresión, pudo notar que faltaba casi nada para que entre en labor de parto.

—Mi reina, ¿cómo se encuentra?—se acercó a la cama sentándose junto a la peli blanca.

—Estoy en la peor parte de un embarazo—su voz se escuchaba cansada—. ¿No deberías estar en el torneo?

—Prefiero estar con usted y ayudarla en lo que necesite.

—No te preocupes por mi, todo va a salir bien.

—Todo va a salir bien—repitió Davina, pero sabía que algo malo iba a pasar.

—Ambas sabemos que no—susurra Aemma después de un largo silencio—. Por favor, cuida a Rhaenyra. No dejes que nada malo le pase. Hazla feliz sin importar lo que piensen los demás—la mirada de la castaña mostraba confusión y sorpresa—. La manera en que la miras... es como yo miro a mi esposo-

—No se de que habla, mi reina—trata de interrumpirla.

—Y ella te mira igual manera, solo que aún no lo entiende. Ambas son una de las mujeres más fuertes que conozco y se que podrán con todo—los ojos de Davina empiezan cristalizarse—. Habla con Viserys, se que el té escuchará y hazlo entrar en razón sobre su heredero—iba a seguir hablando, pero el dolor empeoró.

Había pasado un buen rato desde que los gritos de la reina eran más altos, el dolor era peor y mandaron a llamar al rey. Davina no soltaba la mano de la reina desde que escuchó las complicaciones que estaba teniendo.

—¿Qué está pasando?—habló el rey entrando a la habitación.

—El infante esta volteado, majestad—le responden—. Todo intento de girar al bebé ha fallado.

—¡Hagan algo por ella!—les ordena.

—Le hemos dado tanta leche de amapola como podemos sin arriesgar al bebé. La reina es una mujer fuerte. Lucha contadas sus fuerzas, pero tal vez no baste.

Davina trata de animarla diciéndole que todo va a estar bien y acaricia su frente. Cuando ve al rey Viserys acercarse a ellas, se levanta y deja que el se ponga donde ella estaba, tomando la mano de su esposa.

—Ya no puedo—habla la reina.

—Aemma, aquí estoy.

—Ayúdame, por favor—le ruega—. No quiero hacer esto.

Los gritos pararon de a poco y el rey seguí sujetando la mano de su esposa. La chica Hightower estaba junto a la entrada observando.

—Mellos—llama en rey.

—Majestad. Si me permite—Viserys se aleja dejando un beso en la mano de Aemma y empieza a hablar en voz baja con Mellos.

Con solo observar la ubicación expresión del rey, la chica pudo saber que algo malo pasará. Después de su corta charla, el pelo blanco vuelve junto a su esposa.

—Viserys—dice la reina.

—Van a sacar al bebé ahora—con solo decir eso, la castaña supo lo que iba a pasar y contuvo un sollozo.

El rey vio como lágrimas rodaban por el rostro de Davina. Ella solo asistió con la cabeza y se retiró del lugar porque sabía que se derrumbaría si se quedaba más tiempo.

Apenas se alejó, escuchó los gritos de dolor de la reina Aemma. Tuvo que apoyarse en un pared y cubrir sus boca para que no se escuchen sus sollozos.

Siguió avanzando por el castillo y pudo notar que casi todos empezaban a salir lo que había pasado.

Era oficial.

La reina había muerto.

Al igual que su hijo recién nacido.

•••

Todos se encontraban vestidos de negro, parados enfrente del cuerpo de la reina y el bebé.

Davina sentía que ya no tenía lágrimas para llorar. No se acercó a Rhaenyra hasta ese momento, tratando de darle su espacio.

Ambas chicas se encuentran juntas, cuando sienten que el príncipe Daemon se acerca a ellas.

—Te están esperando—le dice a Nyra.

—Me pregunto si, con esas pocas horas de vida de mi hermano—empieza a hablar en Valyrio—, mi padre finalmente encontró la felicidad.

—Tu padre te necesita—responde el príncipe—, más de lo que jamás a hecho.

—Yo nunca seré un varón—avanza unos pasos, soltando la mano de Davina. Le da una mirada a su padre y habla decidida—. Dracarys.

Haciendo que Syrax avance y suelte fuego hacia los cuerpos.

Rhaenyra vuelve a su puesto, abrazando de contado a Davina para llorar en su hombro. La castaña la abraza de vuelta y siente la mano de Daemon posarse en su hombre, sabiendo que a ella también le duele la muerte de la reina Aemma.

•••

La peliblanca y la castaña se encontraban en el cuarto de la princesa, acostadas en la cama. Nyra seguía abrazada a su amiga, recostada en su hombro. Ya había parado de llorar hace un buen rato.

—Prométeme que tú nunca me vas a dejar—murmura la princesa en el cuello de Davina.

—Te lo prometo—le responde.

—¿Con su vida?—levanta la cabeza quedando frente a frente.

—Con mi vida—le susurra devuelta. Sus miradas no se apartan y sus narices empiezan a rozarse.

La mirada de Rhaenyra baja a los labios de Davina, ocasionando que la otra haga lo mismo. La castaña no pudo contenerse y junto sus labios con los de la princesa.

Davina había deseado hacer eso desde hace mucho tiempo. Desea probar sus labios, pero tenía miedo que la rechazara.

Claramente no le rechazó. De hecho, sujetó el rostro de la castaña y sentó a horcajadas de ella. El lugar se sentía más caliente.

Dav pasaba sus manos por la si fuera de Nyra, acercándola más a ella. Pero algo la detuvo.

—Para—se apartó de manera un poco brusca—. No podemos hacer eso—cierra sus ojos intentando calmar su respiración.

—¿Por qué?—pregunta confundida—. Ambas queremos esto—trató de volver a acercarse para besarla.

—Si... pero no quiero nuestra primera vez sea así. Quiero que sea porque en verdad lo deseas, no porque quieras olvidar lo qué pasó hoy. Porque siento que solo me estarías usando para eso—un lágrima cae por la mejilla de Davina.

—Está bien—asiente—. Quiero olvidarlo todo, pero también quiero todo contigo. Yo nunca te usaría.

La chica Hightower iba a responder, pero escucha como golpean la puerta de la habitación. Ambas se levantan rápido, porque Nyra seguía sobre Dav.

—Adelante—grita la princesa.

—El rey requiere su presencia, princesa.

•••

—Ninguna mujer a reinado nunca los Siete Reinos—habla en rey Viserys sentado en un sillón frente la maqueta que tiene de todo King's Landing—. Siempre han sido hombres Targaryens. Haciéndoles creer que son superiores... solo por ser hombres. Pero aún así, también somos débiles. O eres suficiente para el trono o para tu familia—se queda en silencio—. Es complicado mantener ambas. Yo lo intento... mucho, pero parece no ser suficiente. Hoy perdí a mi esposa y a mi hijo, solo por un capricho, por un heredero varón sin haber notado que he tenido al heredero frente a mi hace mucho—dirige su mirado a su lado, donde se encuentra la menor de lo Hightower sentada.

—¿Y que se supone que harás, Viserys?—pregunta la chica.

—Ser un buen rey... y un buen padre.

Sorry, pero yo dejaría que Rhaenyra me use todo lo que quiera.

Voy a extrañar las Rhaenyra y Alicent jovenes (Milly y Emily). Pero le tengo muchas esperanzas a Emma y a Olivia. Esas mujeres me hace dudar de mi sexualidad.

¿Qué les pareció el capítulo 5 de la seria?

Vieron que ya salió la canción UNHOLY de Sam Smith. En si, el nombre de este libro no es totalmente puesto por la canción. Es porque lo que hacen aquí es muy unholy.

Ayúdenme con ideas para el libro, porque es complicado escribir sin saber que pasará en el siguiente capítulo y tengo miedo que nada tenga sentido.

Nos leemos en el siguiente capítulo.

Besos.


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