CAPITULO CUATRO




𝐀𝐂𝐓𝐎 𝐔𝐍𝐎 ──── ❛ 𝗍𝗁𝖾 𝟣𝟢𝟢 ❜
CAPITULO CUATRO
ATADO


—OYE, ¿Y CÓMO SABEMOS que es por aquí?—preguntó Murphy mientras caminaba junto a la frustrada Adella.

—No sabemos. El Caminante se siente rastreador—.Contestó Bellamy, señalando a Finn con el ceño fruncido.

—Se llama captar señales, cuarto año de Habilidades Terrestres—.Wells tomó la palabra. Adella tarareó de acuerdo.

—Y no ayuda cuando estás pisando fuerte como un elefante. Los terrestres pueden oírte a kilómetros si no dejas de hacerlo—.Adella se giró hacia Bellamy, con una sonrisa en la cara al notar su mirada molesta.

—¿Quieren callarse o les pinto un blanco en la espalda?—.Finn se giró para mirarlos a todos y Adella señaló a Bellamy, que apartó la mano, reprimiendo una sonrisa ante sus travesuras infantiles.

Finn se detuvo y miró al suelo, Clarke a su lado lo que hizo que Adella levantara una ceja.—¿Ves? Eres invisible—.Bellamy le dijo a Wells, lo que la hizo fruncir el ceño.

Antes de que pudiera preguntar, se oyó un grito que hizo que todos miraran a su alrededor.—¿Qué rayos fue eso?—Murphy preguntó.

—Ahora es buen momento para sacar el arma—.Clarke le dijo a Bellamy mientras todos caminaban hacia adelante.

Todos salieron de entre los árboles para ver a Jasper atado a un árbol.—¡Oh por Dios! Jasper—.Clarke jadeó mientras caminaban hacia adelante, sólo para que ella cayera.

Bellamy la atrapó rápidamente, mirándola. Dudó un momento, lo que Finn y Adella notaron, y luego gritó.—¡Súbela!—Adella se estremeció al ver las puntas debajo de Clarke y se agarró a su brazo.

Adella agarró a Bellamy con la otra mano, al igual que todos los demás, y le ayudó a levantar a Clarke. Clarke cayó delante de Adella, que aún la sujetaba del brazo, mirándola con ojos preocupados.—¿Estás bien?—preguntó Adella mientras Clarke jadeaba, asintiendo con la cabeza.

Todos se giraron hacia el árbol, el corazón de Adella se desplomó al ver a Jasper... ensangrentado y atado al árbol.

—Voy a subir a cortar las lianas—.Finn les dijo a todos mientras Adella asentía.

—Te ayudo.—Le dijo, sacando su cuchillo mientras Finn asentía, la pareja caminó hacia el árbol.

—Sí, sí, voy con ustedes—.Wells habló pero Finn le cerró el paso.

—No. Quédate con Clarke. Y vigílalo—.Finn miró a Bellamy. Finn se volvió hacia Murphy.—Tú. Vamos—.

Adella se levantó primero, con su navaja en la boca, trepando hasta arriba, donde tenía las muñecas atadas. Miró hacia abajo para verlos a ambos abajo. Se sacó la navaja de la boca.—Vamos, entonces.—Adella les dijo y ambos asintieron, subiendo.

Adella comenzó a cortar los nudos alrededor de sus muñecas mientras que Finn se encargaba de su cintura y Murphy de sus piernas. Todos levantaron la vista cuando oyeron un gruñido.—¿Qué demonios fue eso?—preguntó Murphy.

—¿Terrestres?—

—No creo que los terrestres gruñan, Murphy. Es un gruñido animal—.Adella le dijo mientras continuaba cortando más rápido, sujetando cuidadosamente el brazo de Jaspers.

—¡Bellamy, arma!—Clarke gritó cuando el animal se acercó, rugiendo mientras se escondía entre los arbustos.

Adella no estaba prestando atención mientras continuaba cortando las ataduras. Oyó que disparaban una última bala y miró para ver que el animal estaba muerto.

—¿Seguro puedes matar a un animal así?—.Adella miró a Murphy, que ahora tenía una mirada insegura.

—Cállate, Espinosa—.Fue todo lo que dijo mientras terminaba de cortar las cuerdas, lo que la hizo reír para sus adentros.

—Sí, señor—.Imitó mientras terminaba de cortar las cuerdas.—Ahora, bajemos a Jasper—.

Raven llamó a la puerta.—¿Alguien llamó a un mecánico?—La puerta se abrió para revelar Abby.—¿Usted envió la orden de trabajo?—

—Tenemos que hablar—.Abby le dijo mientras Raven entraba.

—Escuche, ya le dije que no voy a decir nada, ¿sí?—.Raven le dijo a Abby, cruzando sus manos sobre el pecho.

—Y te creo, y no estás en problemas. Sígueme—.Abby caminó mientras Raven la seguía.

—No lo estoy todavía—.Raven suspiró.—Este nivel está fuera del límite para gente como yo—.

—No, ya no. Sabes que enviamos a los cien al suelo. Lo que no sabes es por qué. El Arca está muriendo. El soporte de vida está fallando. Tengo diez días para probar que la Tierra es habitable o van a empezar a reducir la población. Trescientas veintinueve personas inocentes morirán—. Abby explicó.

—No entiendo. ¿Por qué está diciéndome eso?—Raven sacude la cabeza.

—Miré tu expediente. Eres la mecánico cero gracia más joven en el Arca en cincuenta años, lo mismo que Adella Espinosa pero ella formaba parte de los cien.—Le dijo Abby mientras Raven asentía con la cabeza.

—Cincuenta y dos, pero, ¿y eso qué?—.preguntó Raven.

—Esto...—Abby quitó la sábana para revelar una pequeña cápsula.—Tienes nueve días para arreglarla y que yo pueda sobrevivir a la caída—.

—Dios, es una basura. Deben haber hallado esto cuando salvaron el Mir en dos mil doce. ¿Quiere que tenga una cápsula de escape de ciento treinta años lista para soportar el infierno de reentrada en nueve días?—.pregunta Raven mientras camina a su alrededor.

—¿Puedes hacerlo o no?—le pregunta Abby.

—Sí, claro que sí, pero iré con usted. No es la única con alguien a quien ama en el suelo. Son mis términos. Tomelos o déjelos—.Raven le dijo.

—Está bien. Vendrás conmigo—.Abby asintió con la cabeza.

—Ya tiene mecánico—.Raven sonríe mientras se aleja. Ella necesitaba ver a Finn y Adella.

Toda la gente estaba de pie, esperando a que les dieran algo de comida. Los obligaban a quitarse los brazaletes para poder recibir algo de comida.

Adella negó con la cabeza.—No me voy a quitar el brazalete—.Le dijo a Fox.—No voy a asustar a mi papá de esa manera—.

—Entonces no lo hagas.—Fox le dio una sonrisa, girando una ramita en su mano.

—Voy a buscar una. ¿Vienes?—Le preguntó a Fox mientras se levantaba de un salto y Fox tarareaba mientras caminaban hacia el fuego.

Fox le mostró la mano a Murphy para mostrarle que no tenía y tomó un palo. Adella la siguió y tomó un palo. Murphy le agarró la mano, pero no demasiado fuerte.

—Todavía llevas el brazalete, 'dela—.Le dijo mientras ella le sonreía y le retiraba la mano. Ella ignoró el apodo.

—Púdrete, John. Como dijeron Bellamy y tú, 'lo que queramos'—.Ella le dio un mordisco a la carne, tomando rápidamente otro cuando él se dio la vuelta y se alejó, volviendo de nuevo al lado de Fox.

—Te dejó salirte con la tuya—.Fox rió entre dientes mientras Adella sonreía.

Adella se encogió de hombros.—No son dueños de nosotros, además, él y Bellamy no mataron al animal, fue Wells. Sólo se llevaron los créditos—.Sonrió mientras miraba el otro palo de carne.—Espera aquí, tengo que ir a darle esto a Monty—.Fox sonrió a la chica, asintiendo con la cabeza mientras Adella entraba en la nave.

Rápidamente subió la escalera mientras golpeaba la escotilla, escuchando la voz de Monty mientras subía, sonriéndole suavemente. Miró con tristeza a Jasper, que dormía.—¿Tienes hambre? Santa llegó temprano—.Adella trató de aligerar el ambiente, tendiéndole el palito de carne a Monty.

Monty se giró hacia la chica con una sonrisa, aceptando la carne.—Gracias. Te lo agradezco. ¿Cómo has conseguido dos trozos de carne si aún llevas puesto el brazalete?—.Señaló su muñeca mientras ella sonreía, sentándose a su lado.

—Simplemente me acerqué, ignoré la irritante voz de Murphy y tomé dos. Habría traído uno para Jasper, pero no creo que sea capaz de comer ahora mismo—.Dijo Adella tristemente mientras miraba fijamente a Jasper.

—Él apreciaría que pensaras en él—.Monty sostuvo una sonrisa genuina, encontrando a Adella admirable por cuánto se preocupaba por una persona que apenas conocía.

La esquina de los labios de Adella se movió hacia arriba mientras miraba fijamente a Jasper, con una mirada de simpatía en su rostro mientras apartaba el pelo de la cara de Jasper. Le gustaba Jasper y su personalidad, desde la clase sobre la Tierra. No quería que le ocurriera nada a aquel paquete de alegría llamado Jasper Jordan.

Adella se sentó junto a Clarke y miró a Jasper.—Su pulso es débil—.Clarke habló mientras miraba su reloj.

Jasper empezó a gemir de dolor y los delincuentes no lo toleraron. Lo hicieron callar mientras Adella se daba la vuelta y les devolvía el grito.

—No los oigas. Vas a salir de esto, ¿está bien? Te lo prometo.—Le dijo Clarke con una sonrisa.

—¿Ya te moriste?—Alguien habló lo que hizo que Adella apretara la mandíbula.

Vuelve a dormir y no te despiertes—.Les siseó, sabiendo que no la entenderían.—Absoluto idiota—.

—Voy por agua limpia. Cuídenlo bien—.Clarke les dijo a Adella y Monty, apretando el hombro de Adella y ambos asintieron mientras ella salía.

Se sentaron en silencio un rato, Adella comprobando su temperatura con el dorso de su mano y luego hasta que Monty habló.—Gracias, otra vez.—Él dijo, que la hizo mirar para arriba.

—¿Por qué?—Ella preguntó suavemente, inclinándose hacia atrás para mirar a Monty, su mano moviéndose para sostener la mano floja de Jasper.

—En realidad no conocías a Jasper, pero no dudaste en ir a buscarlo y ayudarlo. Sé que eso significaría mucho para él, como para mí—.Monty sonrió a lo que Adella devolvió la sonrisa.

—Oye, no te preocupes. Es lo menos que puedo hacer. Estamos todos juntos aquí abajo. Tenemos que cuidarnos los unos a los otros—.Adella habló mientras Monty asentía. Siguieron sentados en un cómodo silencio hasta que Clarke volvió a subir.—Si tú o Jasp necesitan algo, estoy aquí—.

Adella estaba de pie, apoyada en un árbol. Quería practicar su lanzamiento de cuchillo y se encontró con Murphy intentando lanzar el suyo y fallando. Ambos estaban lejos del campamento. Adella sostenía su mochila, viendo como Murphy fallaba enormemente.

No paraba de maldecir cada vez que fallaba, lo que le hizo gracia a Adella. Fue a recoger su cuchillo de nuevo cuando Adella lanzó el suyo, golpeando el árbol con facilidad.

Se dio la vuelta y se encontró con una Adella sonriente.—¿Quién te enseñó a lanzar cuchillos?—.Ella rió entre dientes mientras agarraba su cuchillo, sacándolo del árbol.

—Nadie—.Se encogió de hombros, volteando hacia el árbol y de nuevo hacia Adella.

—Me doy cuenta—.Ella se giró hacia él, sonriendo ante su rostro ofendido.—Pensé que tal vez Bellamy te enseñó, porque ya sabes, tú y su grupito son sus perras—.Ladeó la cabeza.

Él se burló mientras negaba con la cabeza.—No soy la perra de Bellamy—.

—Lo que tú digas, John—.Ella suspiró mientras se ponía de pie sobre un tronco.—Entonces, ¿qué tal una lección de lanzamiento de cuchillos, para mantener tu mente alejada de los gritos—.Ella señaló a la nave, hablando de Jasper.

—Sé cómo lanzar un cuchillo—.Murphy le dijo y saltó del tronco.

—Claro.—Ella asintió con una ceja levantada.—Adelante entonces.—Señaló el árbol.

Asintió con la cabeza mientras lanzaba el cuchillo, pero éste rebotó en el árbol y cayó al suelo. Adella se mordió la lengua, rascándose la parte inferior del labio.

—Relaja los hombros—.Le dijo, caminando hacia él. Murphy hizo lo que ella decía, relajando los hombros.—Ponte un poco de lado y concéntrate—.Ella le agarró de los hombros y le giró un poco.—No muevas la mano al soltarla, deja que se deslice fuera de tu mano—.

—Y lanza—.Ella le dijo y él lo hizo, el cuchillo golpeó el árbol. Adella sonrió mientras Murphy ponía cara de satisfacción.—Ves, es fácil, sólo tienes que proponértelo—.

Empezó a alejarse cuando oyó la voz de Murphy.—Gracias.—La llamó.

Ella se giró con una sonrisa en la cara.—¿John Murphy dando las gracias? Estoy sorprendida—.Se burló.—Por fin he conseguido algo en la vida—.

—Ahora me retracto—.Él se rió mientras ella ponía los ojos en blanco. Estaba a punto de seguir caminando cuando sintió algo en sus pies.

—Pero qué...—Comentó mientras se sacudía los bichitos de los pies. Entonces se dio cuenta de que había un montón de ellos, cubriendo el suelo del bosque. Parecía como si estuvieran huyendo de algo.—Uhm, John.—

El chico se giró hacia ella, confuso, hasta que notó algo detrás de ella. Era humo amarillo, abriéndose camino hacia ellos. Por su aspecto, parecía mortal. No perdió ni un segundo, corrió hacia Adella y la agarró del brazo. Entonces se dio cuenta de lo que había detrás de ellos, haciéndola abrir los ojos de par en par.—¡Corre!—Gritó mientras los dos corrían.

—Estamos demasiado lejos del campamento; nunca llegaremos a tiempo—.Murphy le dijo, a lo que ella maldijo para sus adentros.

Los dos no paraban de correr, a saber, a dónde iban, pero por suerte para ellos, Murphy notó algo debajo de él.—¡Espera!—Llamó a Adella mientras se daba la vuelta.

—¡No tenemos tiempo para esperar! Hay niebla mortal literalmente detrás de nosotros!—Ella habló rápidamente, sin darse cuenta de lo que él estaba haciendo hasta que tiró de algo, revelando una escalera.

Murphy la miró mientras corría hacia él, bajando primero. La oscuridad era total cuando Murphy cerró la trampilla, siseando mientras le escocía el brazo.

Adella sólo podía ver un poco cuando sus ojos se posaron en una linterna colocada sobre una mesa. Exhaló mientras la tomaba, rezando para que le quedara algo de carga.

Un suspiro de alivio salió de sus labios cuando se encendió. Sonrió mientras giraba, iluminando la cara de Murphy con la luz brillante, haciendo que se tapara los ojos, apartando su brazo.—¿Te importa? ¿Estás intentando dejarme ciego?—Preguntó él mientras ella miraba tímidamente hacia otro lado.

—Lo siento—.Murmuró ella antes de darse la vuelta, buscando una luz más brillante.—Genial. Ahora estoy encerrada aquí contigo hasta que pase esa mierda de niebla rara—.

—Bueno, no eres la única que preferiría estar en otro lado en vez de aquí—.Se ofendió por su comentario.

—Hm.—Tarareó mientras le ignoraba, buscando algo útil. Se giró para ver una lámpara en el mismo escritorio. La encendió, lo que iluminó el lugar en el que estaban atrapados. No era pequeño pero tampoco grande. Tenía una cama, un escritorio y algunos cajones.

Apagó la linterna y la colocó junto a la lámpara, mirando a su alrededor. Al no encontrar nada, exhaló y se sentó en la cama. No prestó atención a Murphy, que también miraba a su alrededor.

Murphy se sujetaba el brazo, ocultando el dolor que le causaba. Pero Adella se incorporó y lo miró.—¿Estás bien?—Inclinó la cabeza, señalando su brazo.

—Sí, esa niebla me ha dado en el brazo; viviré—.Murphy se encogió de hombros mientras Adella ponía los ojos en blanco, recostándose contra la pared, agarrando su mochila y sacando una cantimplora de agua.

—Siéntate—.

Murphy se giró hacia ella con el ceño fruncido, observando cómo le hacía sitio. Adella abrió la cantimplora, rasgó la parte inferior de su camisa y lo miró.—¿Estoy hablando otro idioma, o...?—.Adella ladeó la cabeza mientras Murphy exhalaba, moviéndose para sentarse a su lado.

Adella se giró a su lado, levantándole las mangas, haciéndole soltar un siseo. Adella hizo caso omiso y vertió un poco de agua en su camisa rasgada antes de colocársela sobre las quemaduras, sin avisar.

Murphy dejó escapar un siseo de dolor, cerrando los ojos mientras Adella fruncía los labios.—Lo siento—.Pronunció, desinfectando cuidadosamente la quemadura (como Clarke le había enseñado) antes de atarle la tela alrededor del brazo.—Ya está, de nada—.

—Gracias—.Murphy se aclaró la garganta, observando cómo Adella se limpiaba las manos, cerraba la cantimplora y la colocaba en la mesa junto a ella.

Murphy decidió levantarse y mirar a su alrededor mientras Adella rebuscaba en su mochila.—Eh, mira lo que he encontrado—.Ella giró la cabeza, viéndolo sosteniendo una botella de algo.—Y está llena—.Era una botella de vino.

—Voy a necesitar más de una botella de eso para no apuñalarte aquí abajo—.Comentó sarcásticamente mientras se levantaba de un salto, arrebatándole la botella de las manos.—Vino tinto—.Tarareó.—¿Has bebido alcohol alguna vez?—

Murphy se puso rígido ante la mención, negando con la cabeza.—Bueno, sólo lo he probado una vez. Finn y yo tomamos a escondidas un poco de mi padre una vez. La noche acabó conmigo corriendo por el arca y mi padre persiguiéndome—.Comentó, con una sonrisa en la cara mientras abría la botella y le daba un gran sorbo, haciendo una mueca después de tragárselo.—Toma, prueba—.Extendió el brazo con la botella en las manos.—No vas a morir por un sorbo de alcohol, John. Si lo hicieras, creo que sería muy gracioso—.

Él parecía inseguro mientras se la quitaba de la mano. Empezó a beber antes de darle un sorbo, tosiendo después de tragar, lo que la hizo reír un poco, tomando la botella de nuevo.—No está mal, ¿verdad?—rió Adella, tomando otro sorbo de alcohol.

Murphy hizo una mueca.—No sé cómo puede gustarle a alguien—.Sacudió la cabeza mientras Adella sonreía.

Adella no contestó mientras se sentaba de nuevo en la cama.—¿Crees que algo aquí será útil para llevarlo de vuelta?—Ella preguntó como ella miró alrededor.

—Nope.—Suspiró mientras se sentaba a su lado.

Hubo un silencio incómodo que llenó el aire, Adella sorbiendo el vino, hasta que Murphy habló.—Entonces, ¿cuál es tu historia? ¿Cómo te encerraron? ¿Robo? ¿Incendio provocado?—Empezó a enumerar los delitos.

Ella negó con la cabeza.—Caminata espacial—.Dijo mientras bebía un sorbo de vino.

Sus ojos se abrieron ligeramente, incorporándose un poco.—¿Caminata espacial? ¿También arrestaron a Finn por eso?—.

—Sí, pero Finn no hizo la caminata espacial. Fuimos su novia y yo. Lo hicimos por su cumpleaños. Ella tenía 18 años y Finn y yo todavía 17, así que la habrían hecho flotar de inmediato. Así que Finn la cubrió, pero yo no tuve tiempo de quitarme el traje. Me costó dos meses de oxígeno, pero valió la pena—.Explicó, extendiendo la botella a Murphy. Él se la quitó de las manos mientras ella continuaba.—¿Y tú?—

—Prendí fuego al cuarto del oficial que arrestó a mi padre—.Dijo antes de dar un sorbo al vino.—Yo era sólo un niño cuando lo flotaron—.

—Vaya, no me lo esperaba—.Soltó mientras se giraba ligeramente para mirarlo.—¿Por qué lo arrestarían?—Su rostro se suavizó ligeramente al hablar, al igual que su voz.

—Por robar medicamentos—.Murphy hizo una pausa.—Para mí. Yo estaba enfermo y necesitaba la medicina, así que él salió y la robó para mí, pero lo atraparon—.

Adella no sabía qué decir, no era de las que consolaban a la gente, diablos, ni ella misma podía consolarse. Pero Adella, al crecer, ella y su familia tenían acceso a cualquier cosa, debido a que su padre era una persona importante en el arca, así que nunca se preocuparon por no tener medicinas ni nada, lo que la hacía sentir culpable.

Jugueteó con las manos mientras Murphy se aclaraba la garganta tras dar un trago al vino. Miró a la chica un momento, después de que ella no contestara ni hablara. Se dio cuenta de lo incómoda que parecía y aprovechó la oportunidad para animar el ambiente. Sus ojos se posaron en su gorra.—¿Qué pasa con esa gorra? La llevas puesta las veinticuatro horas del día—.Le sacudió la gorra, haciéndole apartar la mano.—Estoy seguro de que te duermes con ella puesta—.

—Era de mi madre—.reveló Adella, frunciendo los labios mientras se giraba hacia él.—Mi padre me la regaló cuando tenía cinco años y la conservo desde entonces. Es lo único que me queda de ella—.Habló en voz baja. Murphy maldijo para sus adentros... obviamente haciendo el momento más triste.

—¿Qué le pasó?—Preguntó con cuidado. Sabía que la chica podía estallar en cualquier momento. Tenía una pequeña mecha con la gente que no le gustaba. Ella era como una bomba, en su opinión, experimentándolo de segunda mano cuando pateó su silla.

Pero ella hizo lo contrario. Acercó las piernas mientras apoyaba la barbilla en las rodillas y rodeaba las piernas con los brazos.—Mi madre murió al dar a luz. Sabía que existía la posibilidad de que no sobreviviera y corrió ese riesgo. Así que nos quedamos solos mi padre y yo—.Explicó, sin apartar los ojos del suelo. Normalmente no se sinceraba con una persona que acababa de conocer, así que probablemente era la bebida la que hablaba. Pero Murphy también era así: cerrado, no le gustaba mostrar emociones.

Los dos eran iguales en algo, de lo que no se daban cuenta. Ambos eran personas intensas que podían estallar en cualquier momento. Ambos protegerían a las personas que amaban, incluso si eso significara arriesgarse a sí mismos en el proceso.

Pero no volvieron a hablar, se quedaron sentados en un cómodo silencio, compartiendo el vino y murmurando algunos comentarios al azar que no podían traducir. Pero habían hablado durante un pequeño momento, hablando de lo que les gustaba del arca, Adella expresando su amor por la lectura y la escritura y el color azul. Pero también su amor por la lluvia. Sólo la había experimentado una vez, pero le fascinaba, al igual que el océano, por lo que rezaba para poder experimentar la experiencia de meterse en él.

Adella se había quedado dormida al cabo de un rato, con la cabeza incómodamente apoyada en la pared. Murphy pensó un segundo antes de acomodarla con cuidado, apoyando la cabeza en la almohada.

No se preocupaba por ella, por supuesto, sólo intentaba ser amable. Porque no quería que se despertara con dolor de cuello y resaca. O tal vez sólo se estaba mintiendo a sí mismo. No se veía cuidando de nadie, y menos de Adella Espinosa.

Pero se admiró de lo tranquila que parecía cuando dormía. No se le arrugaban las cejas como de costumbre. No había fuego en sus ojos. Parecía tranquila, probablemente soñando mientras sus ojos se movían bajo los párpados.

No pudo evitar admirarla.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top