𝟎𝟏 | 𝐏𝐈𝐋𝐎𝐓𝐎
♪ ── 𝖫𝖾𝗍 𝖧𝖾𝗋 𝖦𝗈 ━━ 𝗣𝗮𝘀𝘀𝗲𝗻𝗴𝗲𝗿
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──── ¿Estás segura de que irás? ──── preguntó Alyson, mi hermana mayor, con un tono suave, aunque la preocupación era evidente en su rostro.
──── No porque ella vaya al mismo lugar que yo significa que tengo que renunciar a la universidad de mis sueños por su culpa. ──── Respondí, llevándome la taza de té a los labios, como si así pudiera restarle peso a la conversación. Pero dentro de mí, la incomodidad ya había comenzado a instalarse.
Me faltaban dos semanas para mudarme a Cambridge, Inglaterra. Y, para mi "suerte" ─── aunque no me sorprendía ─── mi exnovia, Alejandra Villarreal, también asistiría a la misma universidad. La noticia había llegado a mí por casualidad, gracias a mi hermana y a su mejor amiga, Daniela, la hermana mayor de Alejandra.
La relación con Alejandra había sido un torbellino en mi adolescencia. Intentamos construir algo juntas desde los 15 años, pero todo terminó abruptamente a los 18, cuando un malentendido ─ uno que ninguna de las dos supo manejar ─ nos separó. Después de eso, el vínculo que compartíamos se transformó en algo incómodo, casi insoportable. Ahora no podíamos compartir un espacio sin terminar en una discusión.
Mi hermana Alyson, a pesar de todo, mantenía una estrecha relación con Daniela. De hecho, Dany era como de la familia; amable, graciosa y siempre dispuesta a escuchar. La quería genuinamente, y, aunque me doliera, nuestra relación seguía intacta. Lo mismo ocurría con Paulina, la otra hermana Villarreal, con quien solía tener una relación cercana incluso después de mi ruptura con Alejandra. Pero había una línea que no podía ignorar: entre Ale y yo había una tensión latente que se hacía evidente cada vez que alguien mencionaba su nombre.
Volviendo al pasado, recuerdo cuánto me dolió verla en los pasillos de la escuela los primeros días después de la ruptura. No sabía si era por el vacío que dejó o por la rabia de no haber podido explicarle lo que realmente pasó. Pero había algo que me dolía más: Alejandra nunca estuvo dispuesta a escucharme. Y cuando intenté seguir adelante, ella me devolvió el golpe con la misma frialdad. Fue una espiral que no supimos frenar.
Ahora, años después, parecía que el destino quería ponerme a prueba. ¿Meses, quizá años, compartiendo la misma universidad con ella? El pensamiento me carcomía. Pero no podía rendirme. Cambridge era mi sueño desde que era una niña. Alyson había estudiado allí y siempre había querido seguir sus pasos. Renunciar significaría traicionar esa pequeña parte de mí que aún luchaba por encontrar algo propio, algo significativo.
──── Tienes dos semanas para cambiar de opinión, Samy. ──── dijo Alyson con suavidad, meciendo a su bebé en brazos. ──── Sea lo que decidas, estará bien. Sabes que te apoyo, ¿verdad?
──── Sí, lo sé, Aly. ──── Me levanté para abrazarla, y, como si entendiera que lo necesitaba, mi sobrino de dos meses alzó sus bracitos hacia mí.
──── ¿Me quieres a mí? ──── pregunté, hablando con voz aguda mientras extendía mis manos hacia él. ──── Ven aquí con la tía Samy, niño.
Aly me lo entregó con cuidado, y enseguida, el bebé soltó una risa que me llenó de ternura. Había algo especial en los niños, esa inocencia que parecía envolverlo todo. Desde que Alyson llegó a mi vida de nuevo, junto a su hijo, algo dentro de mí había cambiado.
──── Serías buena madre, Samy. ──── murmuró mi hermana de repente.
Antes de que pudiera responder, el clic de su teléfono me tomó por sorpresa. Había capturado el momento.
──── Me gustan los niños ajenos. ──── bromeé, acariciando la cabecita pelirroja del bebé. ──── ¿Te imaginas a mí teniendo un hijo? Qué horror.
Ella soltó una risita mientras se dejaba caer en el sofá.
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𝖯𝖮𝖵 𝖠𝖫𝖤𝖩𝖠𝖭𝖣𝖱𝖠
──── Déjenme tranquila, chicas. ──── Dije alzando la voz, irritada por la insistencia de mis hermanas.
──── Ella irá, y te hará la vida imposible, Alejandra. ──── replicó Daniela, cruzándose de brazos con gesto severo.
──── ¿Acaso no lo entiendes? ──── intervino Paulina, gesticulando exageradamente, como si tratara de enfatizar lo obvio.
──── ¡No! ¿Por qué ustedes no entienden? ──── exploté, sintiendo cómo mi voz temblaba entre la rabia y la frustración. ──── Es mi decisión ir a Cambridge. Y me importa una porquería si Samantha está allá. Estaré centrada en mis estudios, y ella no será alguien importante en mi vida. ¿Quedó claro?
Mis palabras resonaron en el cuarto. Mi corazón latía con fuerza, y mis hermanas simplemente se miraron entre sí, sorprendidas.
──── ¿Quedó claro? ──── repetí, esta vez con más firmeza.
──── Sí, Ale. ──── Paulina cedió, alzando las manos en señal de rendición.
──── Solo nos preocupamos por ti, ¿está bien? ──── Dany se acercó, poniendo una mano en mi hombro.
──── Además, Dick estará allá, y me dará un recorrido, ¿recuerdan? ──── mencioné, esperando que el nombre de mi mejor amigo calmara un poco las tensiones. Ellas parecieron relajarse, aunque sus rostros aún mostraban cierta preocupación. ──── Él ya sabe lo de Samantha y se encargará de mantenerla lejos de mí.
──── Supongo que eso está bien. ──── murmuró Pau, suspirando.
Cuando por fin salieron de mi habitación, dejándome sola con mis pensamientos, me desplomé sobre la cama. Sabía que tenía razón en mi decisión, pero, aun así, algo en mi interior seguía inquieto.
Pensar en Samantha era abrir una vieja herida que creía cerrada. Quizá esta sería mi oportunidad para sanar de verdad, para perdonarla y, sobre todo, para perdonarme a mí misma. Pero otra parte de mí sabía que no sería fácil.
Cambridge era una nueva etapa, un nuevo comienzo. Pero había un miedo latente, una voz que me susurraba que, si no tenía cuidado, todo lo que construyera allá podría derrumbarse si Samantha volvía a entrar en mi vida.
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