𝟏𝟓: ¿enamorada?

El agua caliente caía sobre ellos como una cascada, llenando la ducha con el sonido suave y constante. Elena cerró los ojos por un momento, sintiendo cómo el vapor la envolvía, mientras el calor de la corriente la relajaba. La presión de sus hombros, la tensión que había estado acumulando, comenzaba a desvanecerse, como si cada gota de agua se llevara una pequeña parte de la ansiedad que había estado cargando.

A su lado, Klaus estaba igualmente sumido en el mismo bienestar, pero la presencia de él, cerca de ella, seguía siendo un recordatorio constante de lo que estaba sucediendo entre ellos. Elena podía sentir el ritmo de su respiración, el ligero movimiento de su pecho mientras se sumergían en la sensación de la ducha.

Al principio, ninguno de los dos habló. El silencio estaba lleno de palabras no dichas, de pensamientos que flotaban en el aire sin necesidad de ser expresados. Todo parecía más simple ahí, bajo el agua, donde las barreras físicas y emocionales se desvanecían con el vapor.

Elena se giró hacia él, mirando su rostro reflejado en el vidrio empañado de la ducha. Klaus tenía los ojos cerrados, su expresión tranquila, casi vulnerable, como si todo lo que había mostrado en el exterior fuera solo una máscara que se desvanecía cuando estaban a solas. La suavidad de su mirada la hizo sentir algo profundo, algo que no lograba identificar con palabras.

Klaus abrió los ojos lentamente al sentir su mirada. No dijo nada, pero su expresión se suavizó un poco, mirándola fijamente.

La niebla de la ducha se elevaba a su alrededor, creando una atmósfera casi onírica. Elena, sin pensarlo, dio un paso más cerca de él, perdiéndose en la intensidad de sus ojos. Klaus no se movió, pero algo en su postura cambió. Fue como si todo el espacio entre ellos se desvaneciera, dejando solo la tensión palpable de sus cuerpos cerca.

Elena levantó una mano, temblorosa, tocando su pecho desnudo. Sintió la calidez de su piel bajo sus dedos. Era un contacto sencillo, pero para ella, en ese momento, era todo lo que necesitaba.

Klaus no dijo nada, pero su mirada se intensificó, como si estuviera esperando algo, como si buscará una señal en ella. Elena no sabía qué exactamente la impulsó, pero en ese instante, el aire entre ellos parecía cargar con una energía que no podían ignorar. Se acercó más, hasta que casi podían sentir el calor de la piel del otro, y en un movimiento lento, como si todo estuviera en cámara lenta, sus labios se encontraron.

El beso fue suave al principio, exploratorio, como si ambos estuvieran probando el agua tibia de la conexión que compartían. Pero pronto, la presión aumentó. El calor del agua se mezclaba con la calidez de sus cuerpos.

Klaus la rodeó con una mano, atrayéndola más cerca de él, mientras con la otra acariciaba suavemente su rostro, como si fuera un gesto de ternura que contradecía la feroz atracción que sentían el uno por el otro.

Elena correspondió al beso, sintiendo cómo la barrera entre ellos se disolvía. En ese momento, todo parecía sencillo, casi perfecto, como si el mundo pudiera desvanecerse fuera de esa pequeña burbuja de agua y calor. Su mente dejaba de luchar, y en su lugar, el corazón hablaba con más claridad.

Klaus la abrazó con más fuerza, girándola ligeramente para que el agua cayera directamente sobre ella. La sensación del agua en su piel, combinada con el calor de su cuerpo, era embriagadora. Elena cerró los ojos, entregándose completamente a la sensación, al momento, a él.

El tiempo parecía detenerse. El ruido de la ducha se convirtió en una melodía que acompañaba sus respiraciones y sus suaves caricias. Ninguno de los dos hablaba. No había necesidad de hacerlo. En esos pequeños gestos, en esos toques fugaces, estaba todo lo que necesitaban decirse.

Elena nunca imaginó que algo tan simple como una ducha podría ser tan profundo, tan lleno de emociones que iba más allá de la atracción, más allá de la pasión. Era un momento entre ellos, un momento en el que el mundo parecía desaparecer, y solo existían ellos dos.

Elena se apartó ligeramente de Klaus, pero solo lo suficiente como para mirarlo a los ojos, con una expresión que reflejaba una mezcla de emoción y vulnerabilidad. Su respiración era acelerada, como si su corazón fuera a salirse de su pecho.

Había algo en el aire, una calma tensa que solo ellos podían sentir, un entendimiento tácito de que este momento era único.

─ Debería odiarte. Quiero odiarte ─ murmuró Elena, su voz temblorosa ─ ¿Por qué no lo hago? ─ preguntó con frustración.

Las palabras salieron de su boca sin pensarlo, y un nudo se formó en su estómago al pronunciarlas. No podía evitarlo, era la verdad. Después de todo el caos y sufrimiento que Klaus le había causado, lo único que debería sentir por él era odio. Pero no lo hacía. Lo deseaba de una manera que sabía que no estaba bien.

Klaus no respondió de inmediato. En lugar de eso, deslizó una mano por su cabello, apartándolo de su rostro con suavidad. Su mirada era intensa, pensativa, como si estuviera considerando cada palabra que iba a decir.

─ Porque no sabes cómo detenerlo ─ respondió finalmente, su voz baja y cargada de un tipo de sinceridad que rara vez mostraba ─ porque te enamoraste de mí.

Elena tragó saliva. Las palabras de Klaus la golpearon como una ola. No podía negarlo, él tenía razón, y eso la consumía. Se odiaba por sentir lo que sentía, y lo odiaba a él por hacerla sentir de esa manera.

El agua seguía cayendo sobre ellos, pero el aire a su alrededor estaba cargado de una energía palpable, como si ambos estuvieran a punto de dar un paso más en algo que ninguno de los dos podía prever. Klaus estaba tan cerca que podía sentir la calidez de su cuerpo, la seguridad que emanaba de él, pero a la vez, había algo en su mirada que la dejaba desarmada, vulnerable ante él.

Elena se acercó un poco más, como si su cuerpo lo hiciera sin pensarlo, guiada por una necesidad que no sabía cómo definir. Su aliento se mezcló con el de él, creando una cercanía tan perfecta que parecía que nada podría separarlos. Y, sin embargo, había una pregunta flotando en su mente, algo que no podía ignorar.

─ ¿Qué significa esto, Klaus? ─ su voz tembló mientras decía las palabras, aunque había algo en su interior que sabía que esa pregunta era inevitable. ¿Qué era lo que sentían el uno por el otro? ¿Era solo un momento de pasión, o había algo más profundo, algo que podría cambiar todo?

Klaus no respondió de inmediato. Solo la miró, sus ojos fijos en los suyos, como si estuviera intentando leer su alma. Luego, con una sonrisa pequeña, casi imperceptible, pasó sus dedos por el contorno de su rostro.

─ Significa lo que tú quieras que signifique, Elena ─ dijo con suavidad, como si intentará suavizar la intensidad de lo que acababa de decir ─ no puedo ofrecerte respuestas, no ahora... Pero lo que quiero... lo que quiero es estar aquí contigo. No hay nada más importante para mí en este momento.

Elena no sabía cómo reaccionar a esas palabras. El peso de todo lo que había sucedido entre ellos, de todo lo que habían compartido, y la conexión que parecía seguir creciendo, la sobrecogió. No podía ser tan sencillo. No podía ser solo eso, ¿verdad?

Pero cuando Klaus la miró de esa manera, cuando sus ojos brillaron con una mezcla de ternura y deseo, ella supo que no había forma de evitarlo. No podía negar lo que sentía, lo que él le hacía sentir. Y tal vez, por una vez, no necesitaba tener todas las respuestas.

Elena cerró los ojos, dejando que el agua siguiera cayendo sobre ellos, sintiendo el roce de las gotas en su piel. No dijo nada más. No había palabras que pudieran expresar lo que estaba pasando en su interior. Solo cerró la distancia entre ellos y, con una suavidad que casi la sorprendió, besó a Klaus de nuevo. Está vez, el beso fue más lento, más profundo, lleno de una pasión que no necesitaba ser explicada.

Klaus respondió con la misma intensidad, pero también con una calidez que la hizo sentir más conectada que nunca. Sus manos se movieron por su espalda, abrazándola más cerca, mientras las gotas de agua continuaban cayendo sobre ellos, como una especie de bendición silenciosa. En ese momento, todo lo que existía era la sensación de estar allí, juntos, en ese espacio que solo pertenecía a ellos.

¡ 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟓 !

En el próximo capítulo estaré detallando más los síntomas del embarazo de Elena, y sus sospechas.

¿Creen qué Klaus es honesto o solo la manipula para su conveniencia, para tenerla a su merced?

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