Etapa I.

—No puedo creerlo— dijo Liam algo asustado al mismo tiempo que observaba sus manos.

—¡Apúrate Liam, sal de la cueva! Ya está anocheciendo y hay que regresar a casa— dijo Judy preocupada.

Cuando salieron del bosque Liam se cubrió el rostro con su mano derecha, pues la luz de la luna se reflejó en sus ojos en ese momento, dejándolo algo enceguecido.

—¿Qué te pasa Liam? — preguntó Judy.

—Lo siento, por un momento sentí que mis ojos se quemaban.

—¡Deja de decir sandeces! La luna no es como el sol.

Mientras subían la colina para llegar a una solitaria cabaña que quedaba a las afueras del bosque, Liam se cuestionaba en su mente si era real lo que había visto.

Al llegar a su hogar la puerta estaba abierta y un perro negro de gran tamaño que se encontraba en la sala lo recibió con ladridos agresivos.

—¡Hola ¿Cómo estás?!— dijo María, la amiga de la madre de Liam.

—Toby ¿Acaso no me reconoces? Yo vivo aquí— pronunció Liam a la vez que caminaba cuidadosamente a su alrededor para llegar a la cocina y saludar a Cecilia, su madre.

Mientras tanto, en la parte trasera de la cabaña, Judy por unas escaleras entraba a escondidas por una ventana a la habitación de Liam que quedaba en el segundo piso.

Después de que Liam saludara a su mamá se dirigió rápidamente a su habitación, de inmediato María se acercó a Cecilia.

—Cecilia ¿Quién es Toby?

—No te preocupes María, ya sabes que le sucede a mi hijo. Toby es el perro de porcelana que se encuentra de decoración en la sala.

Cuando Liam se reunió con Judy en su habitación, esta con curiosidad le preguntó.

—¿Sabes? Desde que llegué aquí la única voz que llega al segundo piso es la de tu mamá, y hace días que escucho nombrar a María ¿María quién es?

—No te preocupes Judy, ya sabes que le sucede a mi mamá. María es un retrato que está colgado en la pared de la sala.

A la mañana siguiente Judy y Liam salieron a escondidas de la cabaña para dirigirse nuevamente a la cueva del bosque, pero cuando bajaban la colina se cruzaron a lo lejos con el lechero.

—¡¿Para dónde vas Liam, con tanta prisa?!— preguntó el lechero al ver al niño solo.

—¡Voy al bosque con mi amiga Judy! — respondió Liam a la vez que seguía corriendo agarrado de la mano de Judy.

El lechero continuó su camino mientras se preguntaba quién era Judy. Al llegar a la cabaña, Enrique, el lechero, lo recibió con alegría un perro negro.

—¡Oh, Toby! ¿Quieres leche? Ten un poco— dijo Enrique consistiendo al animal.

Mientras tanto en el bosque Liam junto a Judy se adentraban a la cueva cuando de repente... 

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