✶Ventitré

–Bien, Decklan. Déjalos caer.

Los pantalones acabaron en el suelo. La fuerte luz acentuaba sus esculpidos músculos bajo la piel impregnada de aceite. Los calzoncillos cubrían las partes críticas y dejaban el resto de su cuerpo al descubierto con orgullo. La mente de Jimin era una vorágine de ideas sobre la mejor forma de realizar la sesión, y no paraba de analizar y descartar posibilidades mientras calentaba. Estaba trabajando con un grupo de modelos nuevos propuestos por el diseñador Italiano de la ropa interior y los chicos estaban un poco verdes.

Cómodo en su papel, dejo que la magia de la cámara tomara el control. Durante un tiempo dejó de pensar, cautivado por el momento. Siempre había sido más feliz detrás de la cámara, que delante del objetivo, como si él mirón que llevaba dentro se desatará y obtuviera permiso para invadir la intimidad de otra persona al tiempo que mantenía una distancia prudencial. Le gustaba derribar barreras y poner aprueba los límites de los demás para conseguir la foto perfecta, y nunca abandonaba hasta que conseguía lo que quería.

Sudando bajo los focos, les ordenó hacer una pausa y se bebió una botella de agua. Su maquilladora se había llevado a Jihoon a transformarlo. Aún se reia al recordar la cara que había puesto cuando vio a los chicos medio desnudos en el plató; la misma cara que pondría cualquier omega en el outlet de un diseñador famoso. Con un poco de suerte, conseguiría más confianza en sí mismo, se divertiria y se lo devolvería a Yoongi de mejor humor.

El recuerdo de Yoongi cuando lo atrapó contra la pared, le desabrochó la camisa de un tirón y le lamio los pezones lo estremecio. Sintió una oleada de deseo entre los muslos. ¿Que le pasaba? Jamás había reaccionado de forma tan intensa con un Hombre. Había sentido atracción, sí. Pero ¿un ansia arrolladora por tirarselo? No.

Aunque había sido tonto. Lo había pillado por sorpresa. Yoongi lo distrajo con su tierno abrazo. Los hombres creían que detestaba que lo abrazaran, cosa que solía ser verdad, pero ¿cuando había intentado un hombre abrazarlo sin que hubiera sexo de por medio?

El beso de la noche anterior fue todavía peor. Dulce, tierno y cargado de promesas.

Tal vez si se acostaba con él, el deseo desaparecería. Era lo que siempre sucedía. Tal vez se lo sacaría de la cabeza después de una noche de pasión y así podría continuar con el resto de la semana sin tener que lidiar con sus hormonas desatadas.

Apuró el agua y miró a los tres modelos. Todos con un cuerpo perfecto. Untados en aceite. ¿Qué le faltaba a la imagen?

La ropa interior era rompedora y saltaba a la vista que era de diseñador. Pero, si no hacia bien su trabajo, sería como cualquier prenda de Calvin Klein u otra marca similar. No destacaría. Ni de coña iba a decir que su trabajo era de segunda categoría. Frustrado, se mordio el labio inferior.

La expresión de los tres chicos cambió de repente. Jimin hizo una pausa y después miró por encima del hombro.

Vaya–exclamó.

Jihoon estaba delante de él. La maquilldora debía estar orgullosisima.

Jimin admiró en silencio la imagen de un cachorro convertido en lobo. La piel de Jihoon brillaba como si tuviera luz propia, con una ligera base de maquillaje y un sutil tono melocoton en las mejillas. El maquillaje de sus ojos era un ahumado muy suave. Le había aplicado una capa de brillo en los labios que le confería un aire tentador y virginal a la vez . El pelo largo y desaliñado había pasado a un color castaño y corto que le enmarcaba el rostro, dándole ese extra que obligaba a los demás a prestar atención. Aun llevaba los jeans negros, pero se había cambiado la camiseta básica por una músculosa con botones, dejandole ver la delicada piel levemente palida, lo hacía ver sexy pero le daba un aire recatado a la vez.

Sintió una oleada de placer mientras Jihoon se acercaba a él con pasó seguro. Y a juzgar por la reacción de los tres chicos del escenario... En fin, había dado en el clavo.

–Estas hermoso–dijo acariciando un mechon del omega– ¿Te gusta? – El omega asintió con la cabeza.

–No puedo creer que tenga este aspecto.

El mayor sonrio.

–Pues yo sí. Y creo que mis chicos también.

El menor se sonrojo y cambió de postura antes de lanzarles una miradita a los modelos. De repente, los tres parecian embobados contemplando al omega a la que nisiquiera habían mirado antes de su transformación. Jimin sospechaba que la expresión del Jihoon, una mezcla de sensualidad e inocencia una mezcla muy inusual, y el hecho de que se sintiera mucho mas seguro de si mismo resultaba tan irresistible para los hombres como el canto de una sirena. Nada resultaba más atractivo que un omega que se gustaba. Había algo en la cara de los modelos que lo atraía, una emoción rara vez captaba en el rostro de un Alfa y que...

Se le encendió la bombilla.

Jimin se desentendió de su corazón, que se le había subido a la garganta con el subidon de adrenalina. La imagen perfecta. Justo delante de sus ojos.

–Ven conmigo– tomó a Jihoon de la mano y lo arrastro hasta el escenario con movimientos rápidos, reorganizó el decorado, cambio la cámara de sitio y ajustó las luces –Decklan, Roberto, Paolo, les presento a Jihoon. Ahora es su nuevo compañero.

–¿Qué?– chillo el omega.

Dejo que Jihoon a un lado del escenario, oculto por las sombra.

–Cruza tus brazos sobre tu cabeza– Ajusto la postura del omega y desprendió algunos botones, dejando solo uno prendido, mostrando su vientre, los dos Alfas y un beta soltaron un jadeo al ver su pequeña cintura. Lo instó a apoyarse contra la pared en una pose relajada– Ahora, mira por la ventana. No te preocupes tu cara saldrá borrosa y tu cuerpo quedará en la sombras.

–Pero no puedo...

–Por favor.

El omega ahora pelicastaño, se estremecio, pero acabo asintiendo con la cabeza. Con expresión tensa, intento darle a Jimin lo que quería. El fotógrafo se volvió hacia los modelos y los puso en una fila irregular. Los bultos de los calzoncillos no lo avergonzaban; de hecho, eso era justo lo que le hacía falta a la sesión.

–Presten atención. Ese hermoso omega es su objetivo. –Señaló al omega, que parecía tieso e incómodo– Imaginen lo que sería acercase a él, darle su primer beso, hacerlo suyo, marcarlo. Eso es lo que quiero. Ahora.

Tomó la mano y la encendió. Sin dejar de dar órdenes, comenzó a moverse como un loco para capturar ese elemento esquivo, lleno de inocencia, de pasión, de tentación... Era algo más que una sesión de fotos con ropa interior bonita. Se trataba de vender una emoción.

Según avanzaba, perdió la noción del tiempo. Al final algo cambió en la cara de Jihoon. Había esbozado una pequeña sonrisa. Los chicos cambiaron de postura la contemplaron y después...

Clic.

Lo tenía.

La satisfacción lo embargó y su cuerpo se relajo con alivio.

–Terminamos. Esto es todo.

Los modelos y el personal gritaron para celebrar la victoria. El omega sonrio encantado, se dio vuelta y se topó con su marido.

Huy huy

Lo tenía delante con un traje armani. La aparente relajación de su cuerpo contrastaba con el hervidero de emociones en sus ojos negro. Lo miró arriba abajo antes de desviar la vista hacia el plató. La carcajada de Jihoon flota en el aire, y Jimin no tuvo que volverse para saber que seguramente estaban hablando y coqueteando con Decklan, un supermodelo con calzoncillos minúsculos.

Lo llevaba muy crudo.

El miedo se apoderó de él e hizo que enderezara la espalda, si bien se reveló contra la dichosa emoción.

–Puedo explicártelo – dijo en voz baja que apenas se entendió, cosa que le puso los nervios de punta.

–Seguro que sí.

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