✶Trentauno

El alfa levantó a su segundo sobrino en el suelo y lo dejó en la bañera. Después puso los brazos en jarras, consciente de lo que le esperaba. Joder, ¿por qué estaba tan tierno así de desastroso, mojado y oliendo a jugo?, se preguntó él.

–Podemos hacerlo–dijo él, frotándose las manos, tras los cual se arrodilló junto a la bañera y cogio la esponja– ¿Me haces el favor de echarle un vistazo a Ryan?

Jimin se cambio el bebé a la otra cadera y le saco el dedo de la boca. Thomas lo miro con los ojos muy abiertos y una sonrisa babosa, y el corazón le dio un vuelco. La inocente confianza que le transmitían sus ojos lo retó a ser merecedor de ese premio. ¿Qué le estaba sucediendo?

Entró en el dormitorio del niño.

–Ryan, ¿donde estás?

–¡Aquí! –El niño salio del armario con la camiseta de la locomotora Thomas levantada sobre la barriga y se llevó las manos a la cabeza con orgullo– ¡He hecho plastilina!

Ajá. Había hecho plastilina. Jimin se percató de la sustancia roja y verde que le cubría gran parte del cuerpo y de la cara. Thomas chilló de placer y le restregó las manos por el pelo a él. Jimin sintió que estaba a punto de soltar una carcajada, pero no sabía si se trataba de la risa de una persona que estaba enloqueciendo, como el Joker, o si era la forma de lidiar con la locura.

–Lo has hecho genial, colega. Ven conmigo. Es hora de bañarse.

–¡Al baño!

Salió corriendo del dormitorio hacia el cuarto del baño.

Jimin lo siguió. Con un chasquido decidido, cerró la puerta al entrar y atrapó a todos los niños en el diminuto baño. El vapor de agua flotaba en el aire y empañaba los espejos.

–Les diste las plastilinas, ¿Verdad?

El omega asintió con la cabeza.

–Ajá. En mi defensa debo decir que la creía inofensiva. Nunca te acostarás sin aprender algo nuevo. He pensado que si los metíamos aquí a todos, evitaremos que pase algo más. –Lo miro, preocupado– ¿Verdad?

–Esperemos que sea así– Yoongi desnudo a Ryan con eficiencia y lo metió en la bañera con sus hermanos– Creo que necesito ayuda. Ya lo he bañado dos veces, pero la loción sigue sin desaparecer. ¿Puedes encargarte de Ryan?

–¿Y que hago con el bebé? –Thomas rio en ese momento, levantó las manos y le cogio un mechón de pelo que se metió en la boca. Comenzó a chupetearlo y puso cara de estar en la gloria. –¡Puaj! –exclamó él, intentando que le soltara.– ¿Puedo dejarlo en el suelo?

–Si. Pero antes comprueba que no haya nada en su alcance.

El omega echó un vistazo por el cuarto del baño, asegurándose de que no hubiera nada en el suelo las burbujas salpicadas desde la bañera. Tras tomas dos toallas pata entenderlas en el suelo, dejo a Thomas encima. El bebé se aferró a su pelo y gritó, negándose a apartarse de él.

–¡Ay, ay! Yoongi, ayúdame.

Las manos firmes del Alfa apartaron las manitas del bebé de su dolorido cuero cabelludo. Vio que su labio inferior comenzaba a temblar. El chillido que siguió resonó en la reducida estancia, poniéndola de los nervios. Con razón decían que el llanto de un bebé podía enloquecer a una persona, pensó. Sería capaz de hacer cualquier cosa con tal de que se callara.

–¡Ay, Diosa! Ya esta llorando otra vez. Dame el patito de goma –le dijo a Yoongi.

Él se lo pasó sin pérdida de tiempo y Jimin se lo coloco a Thomas en las manos. El bebé se lo llevó a la boca y comenzó a mordisquear el juguete de goma a toda pastilla.

–Bien pensado– le dijo el Alfa.

Jimin sonrio con orgullo, gateó hasta bañera y tomó una esponja. Trabajaron en eficiente silencio hasta que por fin comenzó a atisbar la preciosa piel morena que había debajo de la plastilina y el agua cambió de color. Los niños charlaban por los codos y su acento italiano era muy melodioso a los oídos de Jimin.

–Tío Yoon, ¿quién es el mejor superheroe de todos? Yo creo que es Batman.

Luke jadeo.

–¡A mi también! Batman mata a los malos.

–Pero no puede volar –Señaló Robert.

–Sí que puede –le contradijo Yoongi– Utiliza su equipo para volar como un murciélago. Y tiene unos chistes fantásticos, y el mejor coche del mundo.

Robert se quedó pensando mientras su hermano miraba a Yoongi con evidente adoración.

–Eso –dijo Luke– Tío Jimin, ¿Cuál es tu favorito?

Él miro a Yoongi con expresión picarona.

–Thor.

–¿Por que?

–Me gustan su melena rubia y su martillo.

El Alfa soltó una carcajada y meneó la cabeza.

–Eres un caso perdido. Típico de Omegas.

–Típico de Omegas.–Repitió Robert, imitandolo.

–Ahora mismo no me siento muy omega –murmuró él. Uso el antebrazo para apartarse el pelo mojado de la cara. Sabía que hacía mucho rato que el maquillaje había desaparecido de su rostro. Con razón las madres y el sexo no se llevaban buen, ¿Quién querría un orgasmo si lo más apetecible era una noche de sueño?, se preguntó–Estoy hecho un desastre.

Estaba apunto de echarse a reir por ese comentario, tan típico de un omega, cuando vio que Yoongi lo miraba. Esos ojos tan negros como el carbón lo atravesaron, derrumbando todas las barreras a su paso. Algo vibró entre ellos, lo cual era ridículo a tenor del ambiente doméstico que los rodeaba, pero fue algo real e intenso. Sintió un hormigueo en la piel mientras le devolvía la mirada, incapaz de romper la conexión.

–Yo creo que estas precioso– murmuró Yoongi.

El omega sintio que todo se derrumbaba en su interior, dejándolo expuesto.

Y se rindió. Levantó la mano para tomar la del Alfa, para pedirle perdón por lo mal que se había comportado con él, para contarle todos y cada uno de los secretos que guardaba en lo más hondo.

Pero, de repente, Robert se levantó y se cogio el pene. Luke lo imitó y se echó a reir, mientras su hermano comenzaba a moverselo como si estuviera jugando al ping pong.

–¡Pito! ¡Los niños tienen pitos y las niñas tienen vajilla!–exclamó.

Robert se detuvo y soltó un suspiro frustrado.

–Luke, las niñas no tienen vaina –Lo corrigio– Vagina.

La magia del momento entre Jimin y Yoongi se esfumó. Ambos miraron a los dos niños mientras el omega luchaba para no ruborizarse. Tal vez fuera obra del destino, que había decidido intervenir. O de la Diosa Luna. Fuera quien fuese, decidió aprovechar la distracción.

–Sí, en fin, vamos a dejar de tocarnos las partes íntimas. Aquí están las toallas.

Se negó a dejarse avergonzar por un par de niños pequeños. ¡Por la Diosa, si se pasaba la vida trabajando con material masculino bien crecido sin fijarse siquiera!

Los niños pasaron de él.

–Tío Jimin, ¿por qué las niñas no tienen pito? –le preguntó Luke.

Miro a Yoongi en busca de ayuda, pero vio que él sonreía de forma malévola. De todas maneras, se negó a retroceder ante semejante desafío. Era capaz de hablarles a los niños con sinceridad. Sin problemas.

–La Diosa nos ha hecho diferentes. Y tienes razón, Robert, las niñas tienen vagina–Miro a Yoongi con expresión ufana.

Chupate esa– pensó.

–Pero si no tienen pito, ¡no tienen nada que tocarse! ¿Qué se tocan las niñas?

De repente, se hizo el silencio. Yoongi se llevó un puño a la boca en un intento por contener la risa.

Joder, pensó el omega. Al final se rindió y comenzó a agitar la bandera blanca.

–Pregúntale a tu Tió.

Levantó a Thomas del suelo con la poca dignidad que le quedaba se marchó.

Imbecil–pensó.

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