✶Tredici

Yoongi carraspeó.

–¿Es aceptable? Si no, puedo echar alguna manta en el suelo.

El menor puso los ojos en blanco.

–Yoongi, no soy un niño, limítate a dormir en tu lado. Me quedo con el izquierdo.

–Como quieras.

–No roncas, ¿Verdad?

En sus ojos apareció un brillo guason.

–Jamás he recibido quejas al respecto.

–Bueno, te lo confirmaré para que sepas si te mienten en el futuro.

Yoongi señaló con la mano el cuarto de baño y las cristaleras por las que se accedía al balcón.

–¿Por qué no te refrescas un poco y bajas cuando estés listo? Te enseñaré la propiedad y el resto de la casa. ¿Cuando tienes que estar en Milán para la sesión de fotos?

–Mañana. Pasaré casi todo el día.

–Muy bien. Te recogeré por la tarde e iremos al consulado para presentar el Atto Notorio y la Nulla Osta. Ya tengo los testigos. Que no se te olvide la documentación... He tenido que mover unos cuantos hilos para que mi madre no sospechara que deseábamos cierto retraso.

Jimin trago saliva.

–¿No dijiste que seria imposible conseguir un cura para que nos casara?

–Es difícil conseguir uno dispuesto a celebrar la ceremonia de hoy para mañana, y mi madre solo aceptará que sea una boda eclesiástica. Es imposible que el papeleo esté listo antes de una semana.

–Bien.

Se miraron unos momentos en silencio. Yoongi pasó su peor de una pierna a otra y el movimiento hizo que los jeans se ciñeran a su entrepierna, marcandole bien la ereccion. La camiseta negra de manga corta que llevaba hacia bien poco por disimular la anchura de sus hombros y de su torso. Tampoco se podía decir que ocultara la musculosa presencia de sus brazos. El cuerpo traicionero del omega respondió a esa actitud confiada excitandose sl instante. Sintió un repentino ardor entre sus muslos y se le endurecieron los pezones.

¿Cuando fue la última vez que alguien lo había excitado tanto?, se preguntó. Tal vez, fuera de la emoción de lo prohibido. Las personas siempre deseaban a los hombres o mujeres prohibidos. Sobre todo si estaba coladitos por otra mujer.

¿O no?

-¿Jimin?. ¿Te pasa algo?

Trato de liberarse de la reacción de su cuerpo y lo achacó al desfase horario.

–Nada, estoy bien. Voy a ducharme. Te veré abajo.

El Alfa asintió y cerró la puerta al salir.

Jimin gimió mientras buscaba en la maleta algo de ropa. Solo tenía que aguantar una semana sin hacer el ridículo más espantoso y se libraría de Min Yoongi para siempre. Ya no tendría que preocuparse por la posibilidad de encontraserlo en la casa de Taehyung, y podría tener a su familia para él solo.

La amargura de la imagen fue una burla para la satisfacción que debía sentir, y le dejo bien claro que se estaba engañando. Se había acostumbrado a la presencia del Alfa durante el último año. Demasiado. Y cada vez que miraba esos pícaros ojos rasgados, se retorcía a causa de la humillación.

El cuarto de baño era pequeño, pero contaba con una bañera profunda del mármol y una ducha. Decidió darse prisa y dejó el baño para más tarde. El agua a presión y el calor relajaron sus tensos músculos. Acostumbrado a sufrir citas a ciegas organizadas por sus colegas, Jimin ni lo pensó cuando Taehyung le juro que había encontrado al hombre perfecto para él. Recordaba muy bien el momento en el que entró al pequeño y exclusivo restaurante italiano, pensando que iba a encontrarse con cierto tipo de persona. Un poco chulo. Muy zalamero. Demasiado atractivo.

Se equivoco.

Salvo por lo de atractivo.

Se frotó la piel e intentó desterrar el recuerdo. Sin embargo, las imágenes siguieron pasando frente a sus ojos. La conexión instantánea que sintieron nada más tomarse, como si los hubiera atravesado un rayo recién caído del cielo. Estuvo a punto de apartarse de él con un brinco. A puntísimo. Los muros que lo defendían eran firmes, pero la conversación y aroma de Yoongi lo envolvió como si fuera un cálido abrazo. Si, era un hombre zalamero, simpático y gracioso, pero no era un pose. Resultaba evidente que no fingía, y eso lo atrajo muchísimo.

Cuando llegó el postre, pensó que no quería que la velada acabase, algo que hacía años no sucedía. Y sintió que a él le pasaba lo mismo.

La experiencia había ayudado al omega a seguir un lema básico; controla la cita y controlarás el resultado. Por algún extraño motivo, se desnudo ante él y le mostró un atisbo de su alma. La atracción sexual era intensa, y le recorrió una especie de euforia. Tal vez estuviera preparado para algo más. Tal vez Taehyung había estado en lo cierto desde el principio. Tal vez había descubierto el arcoiris o una cascada en ese camino oculto, o algo que por fin lo había sorprendido y podría llenar el vacío de su interior.

Me encantó la velada– dijo en voz baja– A lo mejor lo podemos repetir.

Al escucharse pronunciar la impulsiva invitación mientras disfrutaba del delicioso tiramisú, estuvo a punto de morderse la lengua, pero ya era demasiado tarde.

Yoongi lo observo en silencio.

No creo que sea buena idea, Jimin

Su nombre sonó como una caricia a sus oídos, pero sus palabras la hicieron como una dentellada. No esperaba el rechazo.

–Lo siento, cara. Eres un omega muy hermoso y me atraes muchísimo. Pero creo que esto podría acabar muy mal.

La euforia disminuyó hasta desaparecer por completo y su lobo se entristeció. Si, sabía que la situación era un poco peliaguda, pero por primera vez en su vida había estado dispuesto a arriesgarse. Debía de haber malinterpretado todo. Se había equivocado al ver la química que se había producido entre ellos. Casi se echó a reir, pero se percató de que aquellos ojos negros lo miraban con algo parecido al miedo, de modo que se contuvo.

El Alfa sonrió, pero su incomodidad fue evidente por su modo de removerse en la silla mientras tomaba de su copa de vino. Parecía que algo le impedía acompañarlo a casa.

Como si...

En su mente se encendió una bombilla. Las piezas del rompecabezas encajaron al instante. Sintió una punzada dolorosa en lo más hondo y susurró a duras penas;

–Es Tae, ¿verdad? Sientes algo por él.

–¡No! Taehyung es solo mi amigo, nada más.

Su negativa tenía algo de mentira, sobre todo cuando lo vio desviar la mirada. Un rubor abrasador se extendio por su cuerpo, y la humillación lo dejó al borde de las náuseas. Ansiaba salir corriendo del restaurante. Con razón Yoongi no quería quedar con él. Su mente rememoró la conversación que habían mantenido durante la cena palabra por palabra, deteniéndose en los comentarios que había dejado caer sobre Taehyung. Lo maravilloso que era. Lo cariñoso. Lo listo. Incluso le había preguntado a ver como se habían conocido y él le había descrito su primer encuentro en el autobús escolar, con una discusión que acabó en pelea, si bien después se hicieron grandes amigos. El Italiano no estaba interesado en él. La cita era un medio para conseguir información sobre otro omega.

Estaba enamorado de Taehyung.

Se desentendió de la humillacion y se juró que saldría de ese sitio con el orgullo intacto.

–De acuerdo– replicó, con un deje gélido en la voz; consiguió apartar el plato sin que le temblaran las manos y se levantó.

–Tae, vamos a aclarar este tema. No quiero que te vayas con una impresión errónea.

Él río entre dientes, aunque el sonido tal vez fue un tanto brusco.

-No seas ridículo. Soy un hombre hecho y derecho, capaz de asimilar un rechazo. Eso sí, ten presente que no voy a quitarte la vista de encima. Especialmente cuando estés cerca de Taehyung.

Él resopló, pero Jimin lo había calado.

–Te he dicho.

–¡Una mierda! –tomó su bolso y se lo coloco al hombro, tras lo cual lo miró con los ojos entrecerrados– Nos vemos, Conde.

Yoongi lo llamo de nuevo, pero él hizo oídos sordos y salió del restaurante.

El omega cerró el agua de la ducha y cogio una toalla. Todavía le dolía su rechazo, aunque pudiera resultar ridículo. Porque por su culpa se había visto arrastrado a la pesadilla de su juventud.

Nunca seré lo bastante buenopensó y su lobo lloriqueo.

Furioso por los pensamientos y con sus terribles recuerdos, se puso unos pantalones marrones, un sueter verde y unos tenis blancos. Rememorar el pasado no tenía sentido. Él controlaba sus relaciones personales, su sexualidad y sus decisiones. Y Jamás era el segundo plato de nadie.

Mucho menos de Min Yoongi Rizzo.

Se pasó el cepillo por el pelo húmedo y se aplico un bálsamo en los labios. Después, tras desterrar los inquietantes pensamientos al fondo de su mente, bajó para encontrarse con su nueva familia.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top